Caminando
con Jesus Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
AVISOS ESPIRITUALES SAN JUAN DE LA CRUZ 2. Puntos de amor, reunidos en Beas |
1. Refrene mucho la lengua y el pensamiento y traiga de ordinario el afecto
en Dios, y calentársele ha el espíritu divinamente. 2. No apaciente el espíritu en otra cosa que en Dios. Deseche las
advertencias de las cosas y traiga paz y recogimiento en el corazón. 3. Traiga sosiego espiritual en advertencia de Dios amorosa; y cuando
fuere necesario hablar, sea con el mismo sosiego y paz. 4. Tenga ordinaria memoria de la vida eterna, y que los que más
abatidos y pobres y en menos se tienen, gozarán de más alto señorío y gloria
en Dios. 5. Alégrese ordinariamente en Dios, que es su salud (Lc. 1, 47), y
mire que es bueno el padecer de cualquiera manera por el que es bueno. 6. Consideren cómo han menester ser enemigas de sí mismas y caminar
por el santo rigor a la perfección, y entiendan que cada palabra que hablaren
sin orden de obediencia se la pone Dios en cuenta. 7. Intimo deseo de que Dios la dé lo que Su Majestad sabe que le
falta para honra suya. 8. Crucificada interior y exteriormente con Cristo. Vivirá en esta
vida con hartura y satisfacción de su alma, poseyéndola en su paciencia (Lc.
21, 19). 9. Traiga advertencia amorosa en Dios, sin apetito de querer sentir
ni entender cosa particular de él. 10. Ordinaria confianza en Dios, estimando en sí y en las Hermanas lo
que Dios más estima, que son los bienes espirituales. 11. Entrese en su seno y trabaje en
presencia del Esposo, que siempre está presente queriéndola bien. 12. Sea enemiga de admitir en su alma cosas que no tienen en sí
sustancia espiritual, porque no la hagan perder el gusto de la devoción y el recogimiento.
13. Bástele Cristo crucificado, y con él pene y descanse, y por esto
aniquilarse en todas las cosas exteriores e interiores. 14. Procure siempre que las cosas no sean nada para ella, ni ella
para las cosas; mas, olvidada de todo, more en su recogimiento con el Esposo.
15. Ame mucho los trabajos y téngalos en poco por caer en gracia al
Esposo, que por ella no dudó morir. 16. Tenga fortaleza en el corazón contra todas las cosas que le
movieren a lo que no es Dios, y sea amiga de la pasión de Cristo. 17. Traiga interior desasimiento a todas las cosas y no ponga el
gusto en alguna temporalidad, y recogerá su alma a los bienes que no sabe. 18. El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa. 19. Al pobre que está desnudo le vestirán, y al alma que se desnudare
de sus apetitos, quereres y no quereres,
la vestirá Dios de su pureza, gusto y voluntad. 20. Hay almas que se revuelcan en el cieno, como los animales que se
revuelcan en él, y otras que vuelan, como las aves que en el aire se
purifican y limpian. 21. Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre
en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma. 22. Los trabajos los hemos de medir a nosotros, y no nosotros a los
trabajos. 23. El que no busca la cruz de Cristo, no busca la gloria de Cristo. 24. Para enamorarse Dios del alma, no pone los ojos en su grandeza,
mas en la grandeza de su humildad. 25. El que tuviere vergüenza de confesarme delante de los hombres,
también la tendré yo de confesarle delante de mi Padre, dice el Señor (Mt.
10, 33). 26. El cabello que se peina a menudo estará esclarecido y no tendrá
dificultad en peinarse cuantas veces quisiere; y el alma que a menudo
examinare sus pensamientos, palabras y obras, que son sus cabellos, obrando
por amor de Dios todas las cosas, tendrá muy claro su cabello, y mirarle ha
el Esposo su cuello, y quedará preso en él y llagado en uno de sus ojos, que
es la pureza de intención con que obra todas las cosas. El cabello se
comienza a peinar de lo alto de la cabeza, si queremos esté esclarecido;
todas nuestras obras se han de comenzar desde lo más alto del amor de Dios,
si quieres que sean puras y claras. 27. No comer en pastos vedados, que son los de esta vida presente,
porque bienaventurados son los que han hambre y sed de justicia, porque ellos
serán hartos (Mt. 5, 6). Lo que pretende Dios es hacernos dioses por
participación, siéndolo él por naturaleza, como el fuego convierte todas las
cosas en fuego. 28. Toda la bondad que tenemos es prestada, y Dios la tiene por
propia obra; Dios y su obra es Dios. 29. La sabiduría entra por el amor, silencio y mortificación. Grande
sabiduría es saber callar y no mirar dichos ni hechos ni vidas ajenas. 30. Todo para mí y nada para ti. 31. Todo para ti y nada para mí. 32. Déjate enseñar, déjate mandar, déjate sujetar y despreciar y
serás perfecta. 33. Cinco daños causa cualquier apetito en el alma: el primero, que
la inquieta; el segundo, que la enturbia; el tercero, que la ensucia; el
cuarto, que la enflaquece; el quinto, que la oscurece. 34. La perfección no está en las virtudes que el alma conoce de si,
mas consiste en las que nuestro Señor ve en el alma, la cual es carta
cerrada, y así no tiene de qué presumir, mas estar el pecho por tierra acerca
de sí. 35. El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener grande
desnudez y padecer por el Amado. 36. Todo el mundo no es digno de un pensamiento del hombre, porque a
sólo Dios se debe; y así, cualquier pensamiento que no se tenga en Dios, se
le hurtamos. 37. Las potencias y sentidos no se han de emplear todas en las cosas,
sino lo que no se puede excusar, y lo demás dejarlo desocupado para Dios. 38. No mirar imperfecciones ajenas, guardar silencio y continuo trato
con Dios, desarraigarán grandes imperfecciones del alma y la harán señora de
grandes virtudes. 39. Las señales del recogimiento interior son tres: la primera, si el
alma no gusta de las cosas transitorias; la segunda, si gusta de la soledad y
silencio y acudir a todo lo que es más perfección; la tercera, si las cosas
que solían ayudarle le estorban, como es las consideraciones y meditaciones y
actos, no llevando el alma otro arrimo a la oración sino la fe y la esperanza
y la caridad. 40. Si un alma tiene más paciencia para sufrir y más tolerancia para
carecer de gustos, es señal que tiene más aprovechamiento en la virtud. 41. Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que
se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su
naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene
determinado color; la quinta, que canta suavemente. Las cuales ha de tener el
alma contemplativa: que se ha de subir sobre las cosas transitorias, no
haciendo más caso de ellas que si no fuesen; y ha de ser tan amiga de la
soledad y silencio, que no sufra compañía de otra criatura; ha de poner el
pico al aire del Espíritu Santo, correspondiendo a sus inspiraciones, para
que, haciéndolo así, se haga más digna de su compañía; no ha de tener
determinado color, no teniendo determinación en ninguna cosa, sino en lo que
es voluntad de Dios; ha de cantar suavemente en la contemplación y amor de su
Esposo. 42. Los hábitos de voluntarias imperfecciones que nunca acaban de vencerse,
no solamente impiden a la divina unión, pero para llegar a la perfección,
como son: costumbre de hablar mucho, algún asimientillo sin vencer, como a
persona, vestido, celda, libro, tal manera de comida y otras conversaciones y
gustillos en querer gustar de las cosas, saber y oír y otras semejantes. |
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