¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado! (Reflexión al verso de Llama de Amor
Viva, canción 2°, verso 3, 16-20) Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant He dicho
antes, que no me deja indiferente leer al santo Padre San Juan de la Cruz.
Ciertamente cada verso, siempre da para reflexionar mucho. Esta meditación,
personal, es del verso “¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!” del poema Llama
de Amor Viva y corresponde al verso tercero de la segunda estrofa, comentarios
16 al 20. Canta San
Juan en este verso a la misericordia de Dios con los hombres. Dios tiene una
mano blanda para regalarse a los hombres y un toque (El Hijo) delicado. “Porque
mi yugo es suave” (Mt 11:30) El mismo santo dice en Noche Oscura, “siendo la
mano de Dios de suyo tan blanda
y suave” (2N 5,7). El sabio comenta; “Un
alfarero trabaja laboriosamente la tierra blanda y modela diversas piezas,
todas para nuestro uso; unas van destinadas a usos nobles, otras al
contrario, pero todas las modela de igual manera y de la misma arcilla.” (Sab
15,7) Y canta el profeta Isaías; “Pues bien, Señor, tú eres nuestro Padre.
Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos
nosotros.” A la hechura de su blanda mano, para; “que, al juzgar, tengamos en
cuenta tu bondad y, al ser juzgados, esperemos tu misericordia.” (Sab 12, 22) San Juan de
la Cruz, explica el sentido del verso; “¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!”
La mano es el Padre, el toque es el Hijo. Es toque, que sana, cura y hace ver
la luz; “le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver
perfectamente y quedó curado” (Mc 8,22). Pero es el mismo santo quien nos
revela quien es la “mano blanda” y quien es el “toque delicado” en esta
poesía diciendo: 16. “La cual
mano, según habemos dicho, es el piadoso y omnipotente Padre.” Reconoce en
esta mano de Dios, lo mucho que nos quiere dar diciendo; “La cual habemos de
entender que, pues es tan generosa y dadivosa cuanto poderosa y rica, ricas y
poderosas dádivas (regalos) da al alma, cuando se abre para hacerla mercedes
(obsequios); y así llámala mano blanda, que es como si dijera: “¡Oh mano
tanto más blanda para esta mi alma, que tocas asentando (golpeando)
blandamente, cuanto si asentases (golpease) algo pesada hundirías todo el
mundo, pues (como canta el salmista) de tu solo mirar la tierra se estremece
(Se lee en el salmo; “El que mira a la tierra y ella tiembla, toca los montes
y echan humo.” Sal. 103,32) y luego refiriéndose a lo dicho por profeta
Habacuc, expone el santo; ¡las gentes se desatan y desfallecen y los montes
se desmenuzan! (Se lee en las Escrituras; “Se planta él y hace temblar la
tierra, mira y hace estremecerse a las naciones; se desmoronan los montes
eternos, se hunden los collados antiguos, ¡sus caminos de siempre!” (Hab 3,6)). Continua el
santo alabando la mano misericordiosa del Padre; “¡Oh, pues, otra vez grande
mano!, pues así como fuiste dura y rigurosa para Job (Se lee en las
Escrituras; “¡Piedad, piedad de mí, vosotros mis amigos, que es la mano de
Dios la que me ha herido!”19,21), tocándole tan mala vez (un poco)
ásperamente, para mí eres tanto más amigable (dócil) y suave que a él fuiste
dura, cuanto más amigable y graciosa y blandamente de asiento tocas en mi
alma! Porque (se acuerda del Deuteronomio) tú haces morir y tú haces vivir, y
no hay quien rehúya de tu mano (Dice la escritura; “Ved ahora que yo, sólo yo
soy, y que no hay otro Dios junto a mí. Yo doy la muerte y doy la vida, hiero
yo, y sano yo mismo, y no hay quien libre de mi mano”. Dt. 32, 39). Sigue el
santo refiriéndose a la misericordia de Dios; “Mas tú ¡oh divina vida!, nunca
matas sino para dar vida, así como nunca llagas (no produces heridas) sino
para sanar. Cuando castigas, levemente tocas, y eso basta para consumir el
mundo; pero cuando regalas, muy de propósito asientas, (permitas) y así del
regalo de tu dulzura no hay número. David también
alaba la gran mano de Dios; “¡Bendito tú, oh Señor, Dios de nuestro padre
Israel, desde siempre hasta siempre! Tuya, oh Señor, es la grandeza, la
fuerza, la magnificencia, el esplendor y la majestad; pues tuyo es cuánto hay
en el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Señor, es el reino; tú te levantas por
encima de todo. De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas
todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo lo
engrandece y a todo da consistencia” y sigue más adelante; “Porque todo viene
de ti, y de tu mano te lo damos” (1 Crón 12-17) Sigue el
santo; “Llagásteme para sanarme ¡oh divina mano!, y mataste en mí lo que me
tenía muerta sin la vida de Dios en que ahora me veo vivir.” Me parece (deliberación
personal) que el santo predica el evangelio de San Marcos capítulo 6;
“recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en
camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos,
ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que
tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban
salvados.” (Mc 6,55-56), heridos, pero sanados por la “divina mano” Continua
explicando; Y esto hiciste tú con la liberalidad de tu generosa gracia, de
que usaste conmigo con el toque que me tocaste de (se refiere ahora a
hebreos) resplandor de tu gloria y figura de tu sustancia (Dice la Escritura;
“el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, y el que
sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la
purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas” Hb 1,3), y continua el santo; “que es tu Unigénito Hijo, en el cual,
siendo él tu Sabiduría, tocas fuertemente desde un fin hasta otro fin (Dice
el sabio; “Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduría, todo lo
atraviesa y penetra en virtud de su pureza.” Sab 7,24); Continúa el santo; “y
este Unigénito Hijo tuyo, ¡oh mano misericordiosa del Padre!, es el toque
(Hijo) delicado con que me tocaste en la fuerza de tu cauterio (Espíritu
Santo) y me llagaste.” No dice el santo dónde le hieren ni donde le queman,
no obstante suponemos que es en el alma, que se siente mirada por la
delicadeza del Hijo y con la fuerza de Espíritu Santo. 17. Continua San Juan de la Cruz:
“¡Oh, pues, tú, toque delicado, Verbo Hijo de Dios, que por la delicadez
(finura) de tu ser divino penetras sutilmente la sustancia de mi alma, y,
tocándola (acariciándola) toda delicadamente, en ti la absorbes toda en
divinos modos de deleites y suavidades (utiliza el santo un versículo del
libro de Baruc) nunca oídas en la
tierra de Canaán, ni vistas en Temán!” Dice el Libro de Baruc; Señor
omnipotente, Dios de Israel, mi alma en angustia, mi espíritu abatido es el
que clama a ti. Escucha, Señor, ten piedad,
porque hemos pecado ante ti. Pues tú te sientas en tu trono eternamente; mas
nosotros por siempre perecemos.” (Baruc 3, 1-3) y más adelante; “Otros más
jóvenes que ellos vieron la luz, y vivieron en la tierra; pero el camino de
la ciencia no lo conocieron, ni
comprendieron sus senderos. Sus hijos tampoco se preocuparon de ella,
quedaron lejos de su camino. No se oyó hablar de ella en Canaán, ni fue vista
en Temán.” Bar 3, 21-22). Sigue el santo; “¡Oh, pues, mucho, y en grande
manera mucho delicado toque del Verbo, (delicado Hijo) para mí tanto más
cuanto, (y recuerda al profeta Elías en un versículo del Libro de Reyes, )
habiendo trastornado los montes y quebrantado las piedras en el monte Horeb
con la sombra de tu poder y fuerza que iba delante, te diste más suave y
fuertemente a sentir al profeta en silbo de aire delgado! (Dice la Escritura;
Le dijo: « Sal y ponte en el monte ante el Señor. » Y he aquí que el Señor
pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebrantaba
las rocas ante el Señor” 1Re 19, 11 12). Y sigue el santo; “¡Oh aire
delgado!, (fino, brisa suave) como eres aire delgado y delicado, di: ¿cómo
tocas delgada (suavemente) y delicadamente, Verbo, Hijo de Dios, siendo tan
terrible (fuerte) y poderoso? ¡Oh dichosa y mucho dichosa el alma a quien
tocares delgada (fina, suave) y delicadamente, siendo tan terrible (fuerte) y
poderoso!” Comenta el santo en Noche Oscura (N 11,4) explicando la idea de
“terrible”; “Por el cual camino, por ser tan estrecho, oscuro y “terrible”
(que no hay comparación de esta noche de sentido a la oscuridad y trabajos de
aquélla, como diremos allí), son muchos menos los que caminan por él, pero
son sus provechos sin comparación mucho mayores que los de ésta.” No
obstante, más adelante en este mismo comentario (18) junta las dos palabras;
“fuerte y poderoso” Sigue el santo; “Di esto al mundo; mas no lo quieras
decir al mundo, porque no sabe de aire delgado y no te sentirá, porque no te
puede recibir ni te puede ver.” El santo se refiere al versículo del Evangelio
de San Juan; “el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir,
porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros.” (Jn 14, 17); Y sigue; “sino aquellos, ¡oh Dios mío y vida mía!,
verán y sentirán tu toque (Hijo) delgado (fino, sutil), que, enajenándose del
mundo, se pusieren en delgado” Declara el santo en Cantico Espiritual; “le
llama la Escritura silbo de aire delgado, porque de la sutil y delicada
comunicación del espíritu le nacía la inteligencia en el entendimiento” (CB
14,15) Sigue San Juan de la Cruz; “conviniendo delgado con delgado” Comenta
el santo en Subida a Monte Carmelo; “Verdad es que el delgado es más fácil de
quebrar; pero, por fácil que es, si no le quiebra, no volará.”, y sigue; “y
así te puedan sentir y gozar; a los cuales tanto más delgadamente
(sutilmente) tocas cuanto por estar ya adelgazada y pulida y purificada la
sustancia de su alma, enajenada de toda criatura y de todo rastro y de todo
toque de ella, estás tú escondido morando muy de asiento en ella.” Y se
acuerda el santo del “Y en eso los escondes a ellos en el escondrijo de tu
rostro, que es el Verbo, de la conturbación
de los hombres” (Canta el Salmista; “Tú los escondes en el secreto de tu
rostro, lejos de las intrigas de los hombres; bajo techo los pones a cubierto
de la querella de las lenguas.” Sal 30, 21). 18. Continua San Juan de la Cruz:
“¡Oh, pues, otra vez y muchas veces delicado toque, (delicado Hijo) tanto más
fuerte y poderoso, cuanto más delicado, pues que con la fuerza de tu
delicadez deshaces y apartas el alma de todos los demás toques de las cosas
criadas, y la adjudicas (las reserva para sí, ganarlos, en el comentario de
la canción 3° añade el santo; Porque ¿quién habrá como san Pablo (1 Cor 9,
22), que tenga para hacerse todo a todos, para ganarlos a todos? Ll 3,59) y
sigue; “y unes sólo en ti, y tan delgado efecto y dejo dejas (refiriéndose a cuánto
dura el efecto, el santo también escribe en Subida de Monte Carmelo; “que se
purifique del dejo que han dejado en el alma” (1S 5,7) y sigue; “en ella, que
todo otro toque de todas las cosas altas y bajas le parece grosero (Por
grosero en Subida escribe el santo; “porque si algún espíritu se siente, será
muy sensible y grosero, poco espiritual y poco interior y recogido,
consistiendo más en gusto sensitivo que en fuerza de espíritu” (3S 22,2) y
sigue; “y bastardo, ( en Llama de Amor Viva A, dice; bastardo si al alma
toca) y le ofenda aun mirarle y le sea pena y grave tormento tratarle y
tocarle!” Sobre esta palabra “tormento” En Cantico Espiritual; “da aquí a
entender que padece en dos contrarios, que son vida natural en cuerpo y vida
espiritual en Dios, que son contrarios en sí, por cuanto repugna (rechaza) el
uno al otro; y, viviendo ella en entrambas por fuerza ha de tener gran
tormento, pues la una vida penosa le impide la otra sabrosa, tanto que la
vida natural le es a ella como muerte, pues por ella está privada de la
espiritual” (CB 8,3) 19. Continua San Juan de la Cruz: “Y
es de saber que tanto más ancha y capaz es la cosa, cuanto más delgada es en
sí, y tanto más difusa y comunicativa es, cuanto es más sutil y delicada. El
Verbo es inmensamente sutil y delicado, que es el toque que toca al alma; el
alma es el vaso ancho y capaz por la delgadez y purificación grande que tiene
en este estado. Para entender
en parte este uso de la palabra “delgada”, el sano en Noche Oscura, nos dice
que; “alguno de los sabrosos efectos
que va ya obrando en el alma esta contemplación......quedándose seca la
voluntad, quiero decir, sin unión actual de amor, con una serenidad y
sencillez tan delgada y deleitable al sentido del alma, que no se le puede
poner nombre, unas veces en una manera de sentir de Dios, otras en otra.” (2N
13,1) Sigue el
santo; “¡Oh, pues, toque delicado!, que tanto copiosa y abundantemente te
infundes en mi alma, cuanto tú tienes de más sustancia y mi alma de más
pureza.” En Subida del
Monte Carmelo, el santo nos explica un poco es uso de la palabra delicada y
delicadez; “Está una imagen muy perfecta con muchos y muy subidos primores y
delicados y sutiles esmaltes, y algunos tan primos y tan sutiles, que no se
pueden bien acabar de determinar por su delicadez y excelencia.” (2S 5,9) 20. Y también es de saber, que tanto
más sutil y delicado es el toque y tanto más deleite y regalo comunica donde
toca, cuanto menos tomo y bulto tiene el toque.” Relata el evangelio; “se
decía para sí: Con sólo tocar su manto, me salvaré. Jesús se volvió, y al
verla le dijo: « ¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado. » (Mt 9,21). Sigue el santo; “Este toque
divino ningún bulto ni tomo tiene, porque el Verbo que le hace es ajeno de
todo modo y manera, y libre de todo tomo de forma y figura y accidentes, que
es lo que suele ceñir y poner raya y término a la sustancia; y así este toque
de que aquí se habla, por cuanto es sustancial, es a saber, de la divina
sustancia, es inefable.” ¡Oh, pues,
finalmente, toque inefablemente delicado del Verbo, pues no se hace en el
alma menos que con tu simplicísimo y sencillísimo ser, el cual, como es
infinito, infinitamente es delicado, y, por tanto, tan sutil y amorosa y
eminente y delicadamente toca, que a vida eterna sabe!” Dice el Señor; “El
que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el
último día.” (Jn 6,54) Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Escrito en
el CITeS, Ávila, durante la fiesta de la Santísima Trinidad 2016 Subida a
Monte Carmelo = S Noche
Oscura = N Cantico
Espiritual B = CB Llama de
Amor Viva = LlB Los textos bíblicos son de
la Sagrada Biblia de Jerusalén |