SAN JUAN DE LA CRUZ "¡Qué sabe el
que no ha padecido!". Disertación al Carmelo Seglar de Matanzas, Cuba, Panamá y Republica Dominicana Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Queridos
hermanos del Carmelo Seglar: Me han pedido ustedes le
hable de nuestro santo padre San Juan de la Cruz, y cuál fue su paso por esta
tierra, por eso he preparado una síntesis biográfica que nos muestra una vida
que no tuvo exenta de padecimientos. Estas lágrimas fueron llevadas por el
santo con; “humildad y padecimiento por amor a Dios y con resignación de toda
retribución; porque estas mercedes no se hacen al alma propietaria, por
cuanto son hechas con muy particular amor de Dios que tiene con la tal alma,
porque el alma también se le tiene a él muy desapropiado.” (Cfr. 2S 26,10) 1.
NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA Jesús volvió a Galilea por
la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. Él iba enseñando
en sus sinagogas, alabado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado y,
según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para
hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando
el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor sobre
mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha
enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”
Lc 4, 14-19 y por decir esto lo echaron de la ciudad, en incluso trataron de
lazarlo desde arriba de un monte, por es el Señor dijo; “Señor En verdad os
digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.” LC, 4,24, es decir,
nadie es profeta en su tierra. Y a mi parecer, Juan de la Cruz aún no lo ha
sido todavía. Pero espero que lo sea, aunque no alcance a verlo. Nuestra amada Iglesia,
fundada por el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, a pesar de que han
pasado dos mil años, parece que aún sigue en sus comienzos, me imagino que en
los tiempos que vivió el santo padre san Juan de la Cruz aún había muchas
cosas sin surgir, había muchas ideas sin comenzar. No obstante, el santo ya
es un hombre de ideas brillantes, y a muchos de los que comenzamos a leerle,
desde sus primeras letras comienza a deslumbrarnos. San Juan de la Cruz, es
un luminoso, aunque vivió en la oscuridad. 2. HUÉRFANO, MENDIGO Y CON FUERTES
EXPERIENCIAS Juan, desde niño es
huérfano y pobre, entonces muy tempranamente experimenta la dureza de la
vida. Se sabe que su madre, Catalina Alvarez, era al parecer de origen muy
sencilla, seguramente morisca, y fue injustamente desheredada por ello. Ella
viuda, se vio forzada a emigrar con sus tres hijos. Hay antecedentes que
Luís, el segundo de sus hijo habría muerto de hambre. Ellos procedían de un
lugar llamado Fontiveros, que era y aún es, una localidad bastante necesitada de Ávila, por esa razón luego se
trasladaron luego a Medina del Campo, en la provincia de Valladolid, ciudad
menos pobre y ya en esa época con vida comercial que permitía mayores
posibilidades de subsistir. Juan viene al noviciado
con cierta formación recibida en el colegio de los Jesuitas, donde ha cursado
retórica y humanidades, mientras ha trabajado en diversas necesidades. Quizá
pudo entrar en este colegio gracias a su anterior preparación, entre otras,
su oficio de monaguillo. Se sabe que entre los años 1551 y 1552 había sido
recibido en los doctrinos como niño huérfano. Pidió limosna, aprendió a leer,
escribir, oraciones y según aclara el P. Marciano ocd, un buen amigo de
grandes conversaciones, en ese tiempo Juan aprendió a ver la verdad de la
vida reflexivamente. Instalados en aquel lugar,
el pequeño Juan de Yepes y Alvarez trabajo en el Hospital de la Concepción,
para enfermos graves, y allí comenzó sus estudios, los que luego continuará
en la Universidad de Salamanca, donde le han matriculado los Superiores del
Carmen. Juan de Yepes crece en Medina del Campo y vive allí desde el año 1551
al 1563. En ese tiempo su familia se debatía entre muchas necesidades y
mendicidad. 3. LOS PADECIMIENTOS ENSEÑAN San Juan, había profesado
en la Orden del Carmen como Fray Juan de Santo Matías, pero parece ser que él
no encontró lo que buscaba. Su alma descontenta, necesita un lugar de mayor
recogimiento que el que ofrece su Orden religiosa. Se dice que su lema era
"religioso y estudiante, y el religioso, delante". Fray Juan, no logra estar bien frente a la
indiferencia de las cosas bien razonadas, con inteligencia y tampoco con la
suficiencia transformada en soberbia. Muchos siglos antes había escrito San
Bernardo: "La piedad sin ciencia, hace inútiles; la ciencia sin piedad
hace soberbios". Entonces Fray Juan era considerado casi como un
"bicho raro" entre sus compañeros. Es así como él tiene una idea
distinta, y sale en la búsqueda de un lugar más adecuado para un alma
contemplativa y reflexiona hacerse cartujo. 4.
LLAMADO POR SANTA TERESA DE JESUS Estaba Fray Juan
planificando esas nuevas ideas, cuando por otra parte Santa Teresa de Jesús
andaba en la búsqueda de hombres para que le ayudasen en la tarea de comenzar
la Reforma de los Carmelitas. Ciertamente, ella necesitaba hombres como el
que fue San Juan de la Cruz, para hacer prosperar la reforma que planificaba
para las mujeres. Es así como Pedro de Orozco, le sugiere el nombre de Fray
Juan, condiscípulo suyo, que acaba de llegar de Salamanca para celebrar, su
primera misa en Medina del Campo, donde vive su pequeña familia. Entonces
Teresa le pide que venga al locutorio y, sin mayor rodeo, le propone la
empresa, apremiándole a que deje su plan de ir a la Cartuja. Teresa ve en
Juan una persona útil en la Reforma de los hombres carmelitas. Teresa, mujer
que sabe persuadir, le convence, lo gana para la Reforma. Hoy podemos decir
con certeza que fue un encuentro propiciado por el cielo. Fray Juan de la
Cruz será, no sólo el primer Carmelita Descalzo, sino también el padre de la
madre Teresa y su teólogo preferido. Fray Juan fue el hombre providencial que
sistematizará la doctrina, experiencias e intuiciones con las que Teresa de
Jesús, Madre Fundadora de Carmelo, mujer sin las letras y la ciencia de Fray
Juan, está cimentando el Carmelo reformado para las mujeres. En ese tiempo, Fray Juan
no es esplendoroso a lo humano. Al revés. Desconocido y humillado. Era
demasiado grande para entrar en mentes superficiales; demasiado fino, para
ser tolerado por vidas ordinarias y mediocres; demasiado cristalino y
elegante, para que le perdonaran los vulgares y los perversos; demasiado
noble y entero, para ser aceptado; demasiado roble, para que no se ensañaran
con él las cañas volubles y vacías; demasiado inteligente y modesto, para que
no se sintieran postergados ante él, los obtusos presumidos y eclipsados por
su luminosidad espontánea, Y, fatalmente, apareció como una serpiente negra,
la envidia, ese bicho rastrero viscoso que todo lo corrompe y emponzoña. El
tributo que la mediocridad paga al genio.
5. MUCHOS SE HAN
ENCANTARON CON ÉL San Juan de la Cruz, fue
encarcelado por sus propios hermanos, malamente calumniado y desprestigiado
hasta su muerte. El eligió incluso el convento donde sabe que el Superior
fray José Crisóstomo, le malquiere, para ir a curarse de unas calenturillas,
que le llevarán al sepulcro. Pero él fue un hombre celestial y divino, una
llama de amor viva, "no hay otro que fervores tanto en las cosas del
cielo en toda Castilla", dijo de él Teresa de Jesús. Pero ya dije al
principio de esta exposición, nadie es profeta en su tierra. Con todo, hoy el
Carmelo y otras instituciones religiosas, hay muchos santos modernos que se
encantaron con él y llevan su huella, santos tales como Teresita de Lisieux,
ya Doctora de la Iglesia; santa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Santa
Isabel de la Trinidad, el Beato María Eugenio del Niño Jesús (Recientemente
Beatificado), otros como el Beato Carlos de Foucauld y filósofos como
Maritain y su esposa Raisa, judía convertida, y mística, que formaron un
matrimonio excepcional, y constituyeron en este siglo, una academia, que
integraba a los más conspicuos pensadores de Francia, entre ellos Garrigou
Lagrange, profesor en el Angelicum de Karol Woytila a quien dirigió la tesis
para su doctorado de la fe en San Juan de la Cruz. San Juan Pablo II, le debe
el sacerdocio y su hondura mística y se declara sin complejos, "hijo
espiritual de España", por Juan de la Cruz, su padre. En fin, se conocen
religiosos católicos como el polacos Kalinowski; evangélicos, como Schering;
anglicanos, como Ramsey y Trueman Dicken; luteranos, como Rotger Schutzs,
fundador y prior de Taizé; ortodoxos, como Atenágoras; agnósticos, como Jean
Baruzi; hinduistas, taoistas, suamis de Yoga y de Zen, como Suami
Sid-deswarananda, que le consideran un gran místico. Incluso, filósofos y
judíos, como Bergson, y hasta marxistas, como Garaudy, han declarado que son
sus lectores. 6.
LA LECTURA DE LA NOCHE Quizá el momento más
adecuado para emprender con provecho su lectura es el de la Noche, cuando se
han recibido tres o cuatro desgarrones en la vida; creo que entonces se da una
asociación con él, como de alma gemela. El sufrió tanto que, después
escribirá por experiencia: "¡Qué sabe el que no ha padecido!". Pero
para él el sufrimiento no es un fracaso, tampoco masoquismo, sino fuente y
manantial de sabiduría. Un día, había encontrado en un desván del convento de
Segovia, fundado por él, un cuadro de Jesús con la cruz a cuestas, cubierto
de polvo y de telarañas. Sintió pena. Que lo vean los fieles en la iglesia, y
¡ojalá les conmueva tanto como a mí me ha llegado al alma! Dicho y hecho.
Limpió con cariño el cuadro abandonado, y con reverente delicadeza, lo colgó
en la pared, y va el Señor y le habla: "Fray Juan: Estoy contento de lo
que has hecho con mi imagen, dime qué recompensa quieres por ello. Sin
pensárselo dos veces, contestó Fray Juan: "Domine, patti et contemni pro
te". "Señor, padecer y ser despreciado por Vos!". Sufrió mucho
porque él mismo lo había pedido. Y lo había pedido, porque sabía la riqueza y
la grandeza que engendra el sufrimiento. Por eso dice que el que no ha
sufrido, sabe muy poco. 7.
TIEMPOS DE DIFAMACIÓN Al morir Juan de la Cruz a
los 47 años, Diego Evangelista, hombre rencoso, resentido y revanchista, difama a San Juan de la Cruz, incluso dijo esta
frase: "Si no hubiera muerto, el hábito le hubiera quitado". Decía
esto por el proceso difamatorio que, con toda saña, y como suplantador del
Vicario General, Nicolás Doria, fraile de rompe y rasga, que hasta el nombre
de la Madre Teresa, intentó usurpar para detentar él el protagonismo de
fundador, llevaba adelante. Y como sólo a medias lo consiguió con la Santa,
fulminó a sus almas predilectas: Jerónimo Gracián, a quien expulsó de la
Orden; y María de San José, Priora de Sevilla, a quien encarceló y excomulgó,
habiéndola involucrado en un execrable proceso similar. ¡Cómo cambian los
hombres! Son como camaleones. Enaltecen a unos, rebajan a otros, según les
convenga a su afán de protagonismo que, en el fondo, y subconscientemente, es
lo que persiguen. Y todo, naturalmente, faltaría más, con el signo de la
gloria y de la voluntad de Dios, de la que se sienten guardianes infalibles,
y mesías monopolizadores, encargados de promocionarla en exclusiva y
contabilizarla. Nicolás Doria profesó
carmelita descalzo atraído por la legislación teresiana y, cuando ya es él
legislador, quiere destrozar lo que dispuso la Madre Teresa, con Gracián,
María de San José y San Juan de la Cruz, sus más fieles colaboradores,
quemando la excelencia por la superficialidad de la larvada apariencia. ¿Resistirá Fray Juan? El
resistió una carrera de obstáculos, no lo doblegan ni frente a Calzados que
le encarcelaron, le mataron de hambre y de piojos, le amenazaban con
empozarle y en el refectorio le azotaban en rueda circular uno detrás de
otro, no le dejaban celebrar misa, a él que era todo Misa, ni siquiera el día
de la Asunción de Nuestra Señora, lo que le inspiró escribir el dolorido y
nostálgico poema de la Fonte: "¡Qué bien se yo la
fonte que mana y corre, aunque es de noche. Aquesta eterna fonte está
escondida En este vivo pan por darnos
vida, aunque es de noche. Aquesta viva fonte que
deseo En este pan de vida yo la
veo, aunque es de noche" ¿Cómo no va a resistir los
ataques de sus propios hermanos descalzos, hijos todos de la misma Madre
Teresa, que pretenden cambiar lo que él profesó, el fraile rebelde, tildado
de "lima sorda"? No va a permitir ni con su silencio, ni con su
palabra, que la autoridad competente pase sobre las carmelitas como una
apisonadora. Sabía discernir Juan de la Cruz, sabía penetrar hasta lo hondo
las intenciones y no se le convencería de nada para apartarse de su camino.
Le nombran provincial de una provincia que no existía, la de México, es
decir, le hacían obispo "in partibus", para sacárselo de encima.
"Con tus superiores no partas peras, de bromas ni de veras". El
refrán quedaba para quienes buscan las peras, o no las quieren perder. El
nadó siempre contracorriente. 8.
CATORCE DE DICIEMBRE DE 1591 Juan de la Cruz vino a
Úbeda asegurando que allí no le conocían; pero su fama se extendió enseguida
por toda la ciudad en los dos meses y medio en que estuvo en ella; y según
los eruditos en el santo, dicen que casi sin salir ni una sola vez a la calle
o a visitar a nadie. Pero se interesó por él un gran número de personas. Cada
uno aporta lo que puede para alivio del enfermo. Hay quienes lavarán las
vendas, quien envía sábanas nuevecitas para la cama, quien trae la comida
para el enfermo… Desde su lecho y desde su
soledad llega fray Juan con sus consejos a conectar con diversas personas. No
pocos seglares acceden a su habitación para ver aquel modelo de paciencia y
de mansedumbre. El padre Antonio, su
compañero de Duruelo, le visitó otras veces, además de aquella en que vino
requerido por el enfermero y puso un poco de orden. El 27 de noviembre,
miércoles, llegó acompañado de otro religioso. Saluda al enfermo y le dice:
«Padre, mañana hace 24 años [eran 23] que comenzamos la primera fundación».
Los presentes le piden que cuente cómo fue aquello. Fray Juan le suplica que
no lo haga; ahí se corta la conversación; y le advierte: «Padre, ¿es esa la
palabra que nos hemos dado de que en nuestra vida no se había de tratar ni
saber nada de eso?». Al poco rato Antonio va diciendo alguna cosa y fray
Juan, con fina ironía: «Él se lo irá diciendo poco a poco» ¿Qué día es? Cosa de ocho días antes de
su muerte, probablemente desde el 6 de diciembre, no hace más que preguntar:
¿qué día es? Son los días más plenos de
su existencia, y los acaricia en su mente y se regala con la respuesta que se
le da; el viernes, sí que es el día
más pleno de la vida de fray Juan de la Cruz. Vamos a fijarnos en un
manojo de datos acerca de los tres últimos días: miércoles día 11: El
enfermo pide por la tarde los auxilios espirituales y “recibió los
sacramentos de la Penitencia y Eucaristía con grande devoción y con
profundísima humildad y amor, y pidió perdón a los que estaban
presentes”. Jueves día 12: llama al
Padre Bartolomé de San Basilio, “y pidiéndole lumbre, rasgó y quemó todas las
cartas que tenía en un fardelillo
debajo de su cabecera, que eran en cantidad”, Y quemó hasta los sobrescritos.
No quería que quedase rastro de aquella correspondencia en la que lo más
seguro se le hablaba de la persecución de Diego Evangelista contra él. Nadie
tenía que saber quién acusaba a su perseguidor. viernes día 13: por la
tarde recibió la Unción de enfermos atentísimo, rezando y contestando al preste con los demás del convento. Por
la tarde habla con el padre Prior y
le pide afectuosamente que le traiga
el Santísimo Sacramento para adorarle. Y una vez que entró el Señor en
su celda dijo muchas cosas de ternura y devoción al
Santísimo Sacramento, de modo que a todos los circunstantes les movió
a devoción. Y despidiéndose dijo: “Ya Señor no os tengo de volver a ver con los ojos mortales”. Otra vez llama fray Juan al Padre Prior y le dice, después de
pedirle perdón por todo el trabajo que haya dado a la comunidad con su
enfermedad: “Padre nuestro, allí está el hábito de la Virgen, que he traído a
uso; yo soy pobre y necesitado y no
tengo con qué enterrarme; por amor de Dios suplico a vuestra reverencia que
me le dé de limosna”. Y el dicho padre
Prior le echó la bendición y se salió de la celda”, enternecido y llorando”. Este día ya no pregunta
¿qué día es? sino ¿qué hora es? ¿Qué hora es? ¿Las
nueve?:” ¡Que aún me quedan tres horas!” Cuando llega el momento de
la recomendación del alma y el prior echa mano del Ritual, el enfermo le
dice: «Dígame, padre de los Cantares, que eso no es menester» (13, 426). El
prior le obedece, «haciendo intervalos a cada sentencia, porque percibía cómo
aquella alma se inflamaba en aquellos retornos amorosos místicos que pasaban
entre ella y Dios, porque repitiendo el santo padre algunas de aquellas
amorosas sentencias decía: “¡Oh, qué preciosas margaritas!”. Horas antes,
oyendo que eran las nueve, besando el crucifijo que tiene consigo, “al que le
decía, de rato en rato, palabras muy tiernas y devotas”, dice: “¡Que aún me
faltan tres horas!” ¡Ay de mí cómo se prolonga mi peregrinación!». ¿Qué hora es? ¿Las diez?
¿A qué tañen? “Son las monjas de la
Madre de Dios que tocan a maitines”. Y fray Juan: “Y yo
también, por la bondad del Señor, los tengo de decir con la Virgen nuestra
Señora, al cielo”. ”Gracias os doy infinitas, Reina y Señora mía, por este
favor que me hacéis en querer salga de esta vida en vuestro día de
sábado” ¿Qué hora es? ¿Las once?
“Ya se nos acerca la hora de los
maitines que diremos en el cielo”. Y
en enfermo pone toda el alma en los besos que da al crucifijo que tiene en la
mano. ¿Qué hora es, vuelve a
preguntar? Las once y media. Y él: ”Ya se llega mi hora; avisen a los
religiosos” que él había mando a descansar a las diez ¿Qué hora es? Todavía no
son las doce. Y él: “A esa hora estaré yo delante de Dios Nuestro Señor diciendo
maitines”. Al poco rato “tomó el crucifijo que tenía encima de la cama y
comenzó a hacer algunos actos interiores” “Dio el reloj las doce de media
noche; y tañeron la campana de maitines, y el dicho Santo preguntó: “¿A qué
tañen?”, a Maitines; y fray Juan
exclamó: “¡gloria a Dios, que al cielo los iré a decir!”. Bartolomé de San Basilio,
testigo presencial, añade algunos detalles deliciosos: “En dando el reloj de las
doce, tocó en casa la campana a maitines. Y entonces abrió el Santo los ojos
y nos miró, pasando los ojos por todos, como despidiéndose de sus hijos” y besando los pies del crucifijo, dijo: In
manus tuas, Domine, commendo spiritum meum”,
“y dio su alma al Creador con
grande serenidad y paz a la entrada del sábado, 14 de diciembre del año 1591,
quedando su rostro muy sereno y hermoso y alegre, que parecía estaba
durmiendo”. Palabras de fray Juan:
Como quien describiera anticipadamente su propia muerte comenta que en ese trance ”vienen en uno a juntarse
todas las riquezas del alma y van allí a entrar los ríos del amor del alma en
la mar, los cuales están allí ya tan anchos y represados que parecen ya
mares; juntándose lo primero y lo postrero de sus tesoros, para acompañar al
justo, que va y parte para su reino, oyéndose ya las alabanzas desde los
fines de la tierra, que, como dice Isaías (24, 16), son gloria del justo” “Quiero que vivas siempre
con Dios en el fondo de tu alma... Tienes que poseer a Dios para darlos a las
almas”. (c 160) Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Matanzas, Cuba, febrero 2017 Ciudad de Panamá, (Panamá) julio de
2017 La Habana, (Cuba) octubre de 2017 Santo Domingo, (República Dominicana) Octubre
de 2017 |
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