“LA PALABRA AMOR” EL AMOR HUMANO EN
LOS HOMBRES El amor a través de
la Biblia. El amor humano en los hombres, el amor al prójimo y el amor de
Dios y a Dios Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds |
PRIMERA PARTE: EL AMOR HUMANO EN LOS
HOMBRES En la
Biblia hallamos una amplia y significativa presentación del amor humano,
el amor como lo vieron y lo sintieron
los hombres. En este articulo, la idea es hacer un recorrido por las Sagradas
Escrituras y luego poder reflexionar cual es el amor humano que debe guiar mi
vida, a la luz las verdades expuesta, por que la verdad nos hace libre, y “si
decimos: No tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros”
(Juan 1,8). “Pues nada podemos contra la verdad, sino sólo a favor de la
verdad”. (Corintios 13, 8). Los
textos Bíblicos, están tomado de la Sagrada Biblia de Jerusalén, y es
conveniente seguir este articulo con la Biblia a la vista, a fin de
confrontar lo que se expone. 1. AMOR,
UNA PALABRA TIERNA EN NUESTRO LENGUAJE Los
términos amor, amar son de las palabras más comunes y más tiernas del
lenguaje, accesibles a todos los hombres. No hay nadie en la tierra que no
haya realizado o no realice la experiencia de la realidad significada por
estos vocablos. En efecto, el hombre vive para amar y para ser amado; viene a
la existencia por un acto de amor de sus padres y su vida está desde el
comienzo bajo el ritmo de los gestos de ternura y de amor. El deseo más
profundo de la persona es amar. El hombre crece, se realiza y encuentra la
felicidad en el amor; el fin de su
existencia es amar. 2. EL
AMOR ES UNA REALIDAD DIVINA Ciertamente,
el amor es una realidad divina: ¡Dios es amor! El hombre recibe una chispa de
este fuego celestial y alcanza el objetivo de su vida si consigue que no se
apague nunca la llama del amor, reavivándola cada vez más al desarrollar su
capacidad de amar. Por consiguiente, el amor es uno de los elementos
primarios de la vida, el aspecto dominante que caracteriza a Dios y al
hombre. Un tema
tan fundamental para la existencia no podía estar ausente en la Biblia. En
realidad, el libro de Dios, que recoge y describe la historia de la
salvación, reserva un lugar de primer plano al amor, describiéndolo con toda
la gama de sus manifestaciones, desde la vertiginosa caridad del Padre
celestial hasta las expresiones del amor humano en la amistad, en el don de
sí, en el noviazgo, en el matrimonio, en la unión sexual. En efecto, la
Sagrada Escritura narra cómo amó Dios al mundo y hasta qué punto se manifestó
a sí mismo como amor; además, muestra cómo reaccionó el hombre ante tanta
caridad divina y cómo vivió el amor. Así pues, la Biblia puede definirse
justamente como el libro del amor de Dios y del hombre. 3. EL
AMOR NATURAL. La
Biblia es un cántico al amor de Dios a sus criaturas, y de manera especial a
su pueblo; pero no ignora el amor del hombre en sus múltiples expresiones
naturales y religiosas. En la Sagrada Escritura encontramos una interesante
presentación del amor humano, que evidentemente no está separado de Dios y de
su palabra, y que por tanto no debe ser considerado siempre como simplemente
profano; pero este amor es vivido con sus manifestaciones de la existencia en
la esfera natural, como la familia, la amistad, la solidaridad, aun cuando
estas realidades sean consideradas como sagradas. Además, la Biblia habla
también del amor egoísta, con sus manifestaciones eróticas. Así pues, por
necesidad de una mayor claridad en nuestra exposición podemos y debemos
distinguir entre el amor religioso o sobrenatural y el amor simplemente
natural. 4. El
AMOR FUENTE DE FELICIDAD El
Eclesiastés, expresión de la sabiduría humana que ha conseguido dominar las
pasiones, presenta el amor natural con cierto
despego, considerándolo como uno de los momentos importantes y una de
las expresiones vitales de la existencia junto con el nacimiento y la muerte:
“Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la
paz”. (Eclesiastés (Qohélet) 3,8), para mostrar que todo es vanidad: ¡Vanidad
de vanidades! - dice Cohélet -, ¡vanidad de
vanidades, todo vanidad! (Eclesiastés
(Qohélet) 1,2) y que en el fondo el hombre no
conoce, esto es, no realiza la experiencia profunda ni del amor ni del odio:
“Pues bien, a todo eso he aplicado mi corazón y todo lo he explorado, y he
visto que los justos y los sabios y sus obras están en manos de Dios. Y ni de
amor ni de odio saben los hombres nada: todo les resulta” (Eclesiastés (Qohélet)
9,1). No todos los autores del Antiguo Testamento, sin embargo, resultan tan
pesimistas; más aún, algunos sabios presentan el amor como fuente de gozo y
de felicidad. La siguiente sentencia sapiencial es muy significativa a este
propósito: "Más vale un plato de legumbres, con cariño, que un buey
cebado, con odio”. (Proverbios 15,17). El secreto de la felicidad humana
radica en el amor, y no en la abundancia de bienes, en la riqueza o en el
poder; por esta razón se declara bienaventurados a aquellos que mueren en el
amor: “Felices aquellos que te vieron y que se durmieron en el amor, que
nosotros también viviremos sin duda” (Eclesiástico (Sirácida) 48.11) 5. EL
AMOR EGOISTA Pero no
todas las manifestaciones concretas del amor humano llevan consigo gozo y
felicidad, puesto que no siempre se trata de la actitud nobilísima de la
apertura y del don de sí a otra persona; algunas veces los términos
examinados indican placer, erotismo, pasión carnal, y por tanto egoísmo. No
obstante, La Biblia conoce, igualmente, estas expresiones del amor humano. 6. AMOR
DE HOMBRES A LA COMIDA En la
historia de los patriarcas, cuando se describe la escena de la bendición de
Jacob por parte de su padre, se habla varias veces del plato sabroso de
carne, amado por Isaac “Luego me haces un guiso suculento, como a mí me
gusta, y me lo traes para que lo coma, a fin de que mi alma te bendiga antes
que me muera”. (Génesis 27,4); “Ve al
rebaño y tráeme de allí dos cabritos hermosos. Yo haré con ellos un guiso
suculento para tu padre como a él le gusta”
(Génesis 27,9) 7. AMOR
DE AL DINERO. En
otros pasajes bíblicos se alude al amor al dinero. El profeta Isaías
denuncia la corrupción de los jefes de Jerusalén, puesto que aman los regalos
y corren tras las recompensas, cometiendo por ello abominaciones e
injusticias: “Tus jefes, revoltosos y aliados con bandidos. Cada cual ama el
soborno y va tras los regalos. Al huérfano no hacen justicia, y el pleito de
la viuda no llega hasta ellos” (Isaías 1,23). Eclesiastés estigmatiza el
hambre insaciable de dinero y de riquezas, el que ama esas realidades, nunca
se ve pagado: “Quien ama el dinero, no se harta de él, y para quien ama
riquezas, no bastas ganancias. También esto es vanidad”. (Eclesiastés (Qohélet) 5,9). 8. AMOR
DE A LOS PLACERES. El sabio
anónimo del libro de los Proverbios sentencia: "Se arruina el hombre que
ama el placer, no será rico el aficionado a banquetes” (Proverbios 21,17) Por
su parte, el Eclesiástico declara que el amor al oro es fuente de injusticia,
y por tanto de perdición: “El que ama el oro no se verá justificado, el que
anda tras el lucro se extraviará en él”. (Eclesiástico (Sirácida) 31,5). 9. EL
AMOR SEXUAL. En el
Antiguo Testamento, no sólo encontramos un lenguaje rico y variado sobre el
amor sexual, no raras veces de carácter erótico, sino que se describen
escenas de amor carnal y pasional. En estos casos el amor indica la atracción
mutua de los sexos con una muestra evidente de su aspecto espontáneo e
instintivo. No pocas veces, sin embargo, el vocabulario erótico es utilizado
por los profetas en clave religiosa, para indicar la idolatría del pueblo de
Dios. En la
historia de la familia de Jacob se nos informa de la pasión de Rubén, que se
une sexualmente a una concubina de su padre: “Sucedió por entonces, mientras
Israel residía en aquel país, que fue Rubén y se acostó con Bilhá, la
concubina de su padre, e Israel se enteró de ello. Los hijos de Jacob fueron
doce”. (Génesis (SBJ) 35,22), También se narra detalladamente la escena del
enamoramiento de Siquén por Dina; éste raptó y violentó a la hija de Jacob,
luego se enamoró de la joven y quiso casarse con ella; pero los hermanos de
Dina, para vengar la afrenta, mataron con una estratagema a todos los varones
de aquella ciudad cananea: “Dina, la hija que Lía había dado a Jacob, salió
una vez a ver a las mujeres del país. Siquem, hijo de Jamor el jivita,
príncipe de aquella tierra, la vio, se la llevó, se acostó con ella y la
humilló. Su alma se aficionó a Dina, hija de Jacob, se enamoró de la muchacha
y trató de convencerla. Siquem dijo a su padre Jamor: “Tómame a esta chica
por mujer.”Jacob oyó que Siquem había violado a su hija Dina, pero sus hijos
estaban con el ganado en el campo, y Jacob guardó silencio hasta su
llegada. Jamor, padre de Siquem, salió
a donde Jacob para hablar con él. Los hijos de Jacob volvieron del campo al
oírlo, y se indignaron los hombres y les dio mucha rabia la afrenta hecha por
Siquem acostándose con la hija de Jacob: “Eso no se hace”…….. (Génesis 34
1-29). 10. AMOR
PROHIBIDO Si la
acción de Siquén es considerada como una infamia, ya que fue violada una
doncella de Israel, la pasión de Amnón por su
hermanastra Tamar es realmente aborrecible. Pero la acción violenta y carnal
de Siquén dio origen a un amor profundo, mientras que en el caso del hijo de
David el acto violento contra la hermana engendró el odio después de la
satisfacción sexual, por lo que Tamar fue echada del lecho y de la casa
después de sufrir la afrenta, a pesar de que le suplicó al hermano criminal
que no cometiera tal infamia, peor aún que la primera: “Sucedió después que
Absalón, hijo de David, tenía una hermana que era hermosa, llamada Tamar, y Amnón, hijo de David, se prendó de ella. Estaba Amnón tan atormentado que se puso enfermo, porque su
hermana Tamar era virgen y le parecía difícil a Ammón hacerle algo….…... Amnón le dijo: “Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi
hermano Absalón”. Yonadab le dijo: “Acuéstate en tu lecho y fíngete enfermo y
cuando tu padre venga en verte le dices: Que venga, por favor, mi hermana
Tamar a darme de comer; que prepare delante de mí algún manjar para que lo
vea yo y lo coma de su mano……… pero él la sujetó y le dijo: “Ven, acuéstate
conmigo, hermana mía” Pero ella respondió: “No, hermano mío, no me fuerces,
pues no se hace esto en Israel. No cometas esta infamia. ¿A dónde iría yo
deshonrada?........ (Leer y confrontar
2 Samuel (SBJ) 13 1-18) El comportamiento desvergonzado de Amnón constituye uno de los ejemplos más elocuentes de un
amor sexual pasional, sin el más mínimo elemento espiritual; se trata de un
amor no humanizado, expresión únicamente libidinosa, y por tanto destinado a
un desgraciado epílogo. 11. AMOR
CARNAL En la
historia de la familia de David el autor sagrado no aprueba los amores de
Salomón por las mujeres extranjeras; no tanto por su aspecto ético, es decir,
el hecho de tener demasiadas mujeres y concubinas (en total, mil mujeres),
sino más bien por las consecuencias religiosas de tales uniones, que fueron
causa de idolatría y de abandono del Señor, el único Dios verdadero: “El rey
Salomón amó a muchas mujeres extranjeras, además de la hija de Faraón,
moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias, hititas, de los pueblos de los que
dijo el Señor a los israelitas: “No os uniréis a ellas y ellas no se unirán a
vosotros, pues de seguro arrastrarán vuestro corazón tras sus dioses”, pero
Salomón se apegó a ellas por amor; tuvo setecientas mujeres con rango de
princesas y trescientas concubinas”.
(1 Reyes 11 1-13) 12. AMOR
LIBIDINOSO En este
contexto de amor libidinoso hay que aludir a la pasión de la mujer de
Putifar; esta egipcia, enamorada locamente de José, guapo de forma y de
aspecto, le tentó varias veces, invitándole a unirse con ella. Ante las
sabias respuestas del joven esclavo, el amor libidinoso se transformó en odio
y en calumnia, por lo que fue la causa del encarcelamiento del casto hebreo:
José era apuesto y de buena presencia. “Tiempo más tarde sucedió que la mujer
de su señor se fijó en José y le dijo: •”Acuéstate conmigo”. Pero él rehusó y
dijo a la mujer de su señor: “He aquí que mi señor no me controla nada de lo
que hay en su casa, y todo cuanto tiene me lo ha confiado. ¿No es él mayor
que yo en esta casa? Y sin embargo, no me ha vedado absolutamente nada más
que a ti misma, por cuanto eres su mujer. ¿Cómo entonces voy a hacer este mal
tan grande, pecando contra Dios?”. Ella insistía en hablar a José día tras
día, pero él no accedió a acostarse y estar con ella. Hasta que cierto día
entró él en la casa para hacer su trabajo y coincidió que no había ninguno de
casa allí dentro. Entonces ella le tomó de la ropa diciéndole: “Acuéstate
conmigo” Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió huyendo afuera……… (Génesis (SBJ) 39, 6-20) 13. LA
EMBRIAGUEZ DEL AMOR ERÓTICO. Los
libros sapienciales hablan en más de una ocasión del amor libertino,
presentándolo en toda su fascinación, para invitar a mantenerse lejos de él,
ya que es causa de muerte. La descripción de la seductora, la mujer infiel;
la cortesana, astuta y bulliciosa, que invita al joven inexperto a
embriagarse de amor con ella, se presenta como un boceto pictórico de gran
valor artístico. Esta mujer sale de casa en medio de la noche y, acechando en
las esquinas de la calle, aguarda al incauto, lo atrae hacia sí, lo abraza y
le dirige palabras seductoras y que ha preparado su lechos con tapices, con
finas telas de Egipto, ha perfumado su cama etc. y con expresiones acarameladas
e insistentes embaucan al joven y lo seducen con el cumplido de sus labios;
“Estaba yo a la ventana de mi casa y miraba a través de las celosías, cuando ví, en el grupo de los simples,
distinguí entre los muchachos a un joven falto de juicio…….pasaba por la
calle, junto a la esquina donde ella vivía, iba camino de su casa.......de
repente, le sale al paso una mujer, con atavío de ramera y astucia en el
corazón……. en las calles como en las plazas, acecha por todas las esquinas.
Ella lo agarró y lo abrazó, y desvergonzada le dijo: Tenía que ofrecer un
sacrificio de comunión y hoy he cumplido mi voto….Ven, embriaguémonos de
amores hasta la mañana, solacémonos los dos, entre caricias. Porque no está
el marido en casa, está de viaje muy lejos;…..Con
sus muchas artes lo seduce, lo rinde con el halago de sus labios……no se
desvíe tu corazón hacia sus caminos, no te descarríes por sus sendero……porque
a muchos ha hecho caer muertos, robustos eran todos los que ella mató…..Su
morada es camino del seol,(Infierno) que baja hacia las cámaras de la muerte.
Léase y confróntese (Pr 7,6-27). 14. EL
AMOR TENTADO Y LIBERTINO El
Eclesiástico exhorta no solamente a estar en guardia ante los celos por la
mujer amada, sino también a evitar la familiaridad con la mujer licenciosa y
con la mujer ajena; sobre todo invita calurosamente a evitar a las
prostitutas y a no dejarse seducir por la belleza de una mujer, ya que su
amor quema como el fuego. No tengas celos de tu propia mujer, para no
enseñarle a hacerte mal. No te entregues del todo a tu mujer, no sea que te
llegue a dominar. No vayas al encuentro de una mujer prostituta, no sea que
caigas en sus redes. Con cantadora no frecuentes el trato, para no quedar
prendido en sus enredos. No te quedes mirando a doncella, para que no incurras
en su propio castigo. A prostitutas no te entregues, para no perder tu
herencia. No andes fisgando por los calles de la ciudad, ni divagues por sus
sitios solitarios. Aparta tu ojo de mujer hermosa, no te quedes mirando la
belleza ajena. Por la belleza de la mujer se perdieron muchos, junto a ella
el amor se inflama como fuego. Junto a mujer casada no te sientes jamás, a la
mesa con ella no te huelgues con vino, para que tu corazón no se desvíe hacia
ella y en tu ímpetu te deslices a la ruina. (Si 9,1-9) 15. EL
AMOR A SÍ MISMO. En el
Nuevo Testamento se pueden observar rigurosas advertencias a ponerse en
guardia ante el amor desordenado a la gloria terrena, al egoísmo, a las
ambiciones de este mundo. Jesús condena la actitud de los hipócritas, que sólo
desean el aplauso y la vanagloria, que realizan obras de justicia con la
única finalidad de obtener la admiración de los otros; “Por tanto, cuando
hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas
en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los
hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga”. (Mateo 6,2), “Y cuando
oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en
las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en
verdad os digo que ya reciben su paga”. (Mateo 6,5); “Cuando ayunéis, no
pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que
los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga”. (Mateo 6,16). Este amor a la publicidad y a
los primeros puestos es típico de los escribas y de los fariseos: “quieren el
primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas”
(Mateo 23,6); “¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las
sinagogas y que se os salude en las plazas!” (Lucas 11,43); “Guardaos de los
escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las
plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas, y los primeros puestos
en los banquetes” (Lucas 20,46). 16. EL
AMOR AL MUNDO Y A SUS CONCUPISCENCIAS. Todavía
parece más severa la condenación del amor al mundo y a sus concupiscencias,
es decir, la carne, la ambición y las riquezas; esta búsqueda ávida de las
realidades mundanas para fomentar el egoísmo impide la adhesión al Dios del
amor: "No améis al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, las
pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia, no provienen del
Padre, sino del mundo" (1Jn 2,15-16). El mundo ama y se deleita en esas
realidades, expresión del egoísmo y de las tinieblas: “Su fuerais del mundo,
el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros
os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo”. (Juan 15,19). Santiago
proclama que el amor al mundo, y particularmente el adulterio, hacen al hombre
enemigo de Dios: “¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es
enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se
constituye en enemigo de Dios” (Santiago 4,4). 17. EL
AMOR HACIA LA PERDICION. San
Pablo deplora que Demás lo haya abandonado por amor al siglo presente, o sea,
al mundo; “apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú,
en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza
la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio…….
Apresúrate a venir a mí cuanto antes, porque me ha abandonado Demas por amor
a este mundo y se ha marchado”. (2 Timoteo 4,10). El que se deja seducir por
el mundo, expresión de la iniquidad, se encamina hacia la perdición, ya que no
ha acogido el amor a la verdad, es decir, la palabra del evangelio; El autor
de la segunda carta de Pedro presenta a los falsos profetas esclavos de la
carne, sucios e inmersos en el placer; sufriendo daño en pago del daño que
hicieron. Tienen por felicidad el placer de un día; hombres manchados e
infames, que se entregan de lleno a los placeres mientras banquetean con
vosotros. (2 Pedro 2,13). Estas personas egoístas serán excluidas de la
Jerusalén celestial, es decir, del reino de la gloria divina, drásticamente
lo expresa el Apocalipsis; “¡Fuera los
perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras, y todo el
que ame y practique la mentira!” (Ap
22,15). 18. GUARDARSE
DEL PELIGRO DEL AMOR A LA PROPIA PERSONA En los
evangelios Jesús invita a sus discípulos a guardarse del peligro del amor
exagerado a la propia persona: el que pone su vida en primer lugar y la
considera como el bien supremo que hay que salvaguardar a toda costa, aunque
sea en contra de Cristo y de su palabra, ése está buscando su propia ruina:
"El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la
guardará para una vida eterna”. (Juan 12,25). Para salvar la propia vida hay
que estar dispuestos a perderla en esta tierra por el Hijo de Dios y por su
evangelio; “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda
su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”. (Marcos 8,35). Los mártires
de Cristo han hecho esta opción, y por eso viven en la gloria de Dios; Ellos
lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra de testimonio que
dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte.” (Apocalipsis 12,11). El Señor les Bendiga y les haga uno en
el amor. Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds Escrito
de paso (vacaciones) en Colombia, Tiempo de Navidad, diciembre de 2011 Fuentes utilizadas para este articulo Este
articulo esta apoyado en el Nuevo Diccionario de Teología Bíblica de Rossano,
Ravasi y Girlanda, Editorial San Pablo, los textos Bíblicos están tomados de
la Sagrada Biblia de Jerusalén (SBJ). Revisado por Anita Luz Núñez Farias
ocds Este tema está publicado en el Link de mi pagina
WEB www.caminando-con-jesus.org
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Pedro Sergio Antonio
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