LOS SANTOS DE CARTAGENA DE INDIAS San Pedro
Claver y Santa Maria Bernarda Bütler Crónica
para mis amigos y hermanos Con
cariño Pedro y
Anita |
||||||||||||||||||||||
A
partir de su fundación en el siglo XVI y durante toda la época colonial
española, Cartagena de Indias fue uno de los puertos más importantes de
América. De esta época procede la mayor parte de su patrimonio artístico y
cultural. El 11 de noviembre de 1811, Cartagena se declaró independiente de
España. Con
el paso del tiempo, Cartagena ha desarrollado su zona urbana, conservando el
centro histórico y convirtiéndose en uno de los puertos de mayor importancia
en Colombia, así como célebre destino turístico. La población total de su
cabecera es cercana al millón de habitantes. Su centro histórico, la “Ciudad
Amurallada”, fue declarado Patrimonio Nacional de Colombia en 1959 y por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984 En el año 2007
su arquitectura militar fue galardonada como la cuarta maravilla de Colombia. En
pocas palabras, por su gente, encantadora y amable, los visitantes son muy
bien tratados, por sus playas, sus costumbres, sus tradiciones, sus calles y
todo cuanto ofrece, es una ciudad encantadora. Vine por primera vez el año
1974, luego en 1990 y ahora en el final del 2011. Pero,
lo que deseo comentar, es que en esta
ciudad, se han canonizado dos grandes santos, héroes que pasaron por el mundo
haciendo el bien, en un lugar, que a parte de su encanto, es un lugar de
muchos contrastes. Ayer fue una ciudad de grandes sufrimientos ya que fue uno
de los mas importantes puertos por donde se comercializaron hombre, mujeres y
niños como esclavos, llegado a esta ciudad arrancado por la fuerza desde sus
casas en el continente africano y hoy sigue siendo de grandes divergencias,
por un lado grandes y populosos barrios de gente trabajadora con servicios
muy mínimos y por otro un bonito sector turístico con nuevos y destacados
edificios de altura, hoteles, casinos y puntos de diversión. Siempre
he pensado, que para amar más y mejor a las personas, hay que conocerlas, y
el conocer gente de otros países, me ayuda a quererlos mucho. Pero
siempre que visito algún lugar, es importante pasar a visitar a los dueños de
casa, en mayo estuve en Lima y visite a Santa Rosa de Lima y a San Martín de
Porres, comentario que está en la sección Crónicas y Comentarios de mi pagina
WEB www.caminando-con-jesus.org
, ahora me correspondió visitar a los dueños de casa de Cartagena de Indias,
San Pedro Claver y Santa María Bernarda Bütler,
ambos de esta ciudad y con santuarios en Cartagena. Visita al Santuario de Claver
viajó hasta Tarragona para unirse a otros religiosos y seguir hacia Valencia
y Sevilla, donde otros jesuitas se sumaron al grupo. Embarcó en el galeón San
Pedro (perteneciente a la flota mandada por don Jerónimo de Portugal y
Córdoba) que zarpó del puerto andaluz en abril del mismo 1610, y arribó a
Cartagena en 1616 recibió el diaconado y la ordenación sacerdotal. El
nuevo jesuita fue enviado a ayudar al padre Sandoval, que tenía a su cargo la
catequización de los negros. El 3 de abril de 1622 hizo Claver su profesión.
Al pie de la fórmula de los votos consignó de su puño y letra “Petrus Claver, aethiopum semper servus” (“Pedro Claver,
esclavo de los negros para siempre”). Era lo que quería ser y lo que siempre
fue. El
padre Claver ejerció su apostolado con total dedicación, El religioso pasaba
con ellos al buque negrero, al que llevaba regalos como naranjas, limones,
tabaco, pan o aguardiente. Bajaba a las bodegas y decía a los esclavos que
estaba allí para cuidar de que los blancos les trataran bien; les aseguraba
que no iban a matarlos, como a menudo creían, y les alentaba a abrazar la fe
cristiana, para lo que debían instruirse. Luego preguntaba por los enfermos y
los niños nacidos en la travesía, a quienes dedicaba sus cuidados de
urgencia. El
padre Claver cuidaba también de los negros que vivían usualmente en Cartagena
y hasta de los de la provincia, a los que dedicaba una misión anual por
Pascua. Manifestaba especial preocupación por los enfermos, lisiados e
indigentes, a los que hacía objeto de sus desvelos. Diariamente acudía a los
dos hospitales de San Sebastián y San Lázaro, donde consolaba y curaba a los
internados. En las cárceles atendía no sólo a los negros, sino también a
presos diversos, como los protestantes de la isla de Santa Catalina, que procedían de capturas realizadas por las
naves españolas. El proceso de su beatificación empezó en 1658. En 1747 fue
declarado Venerable por Benedicto XIV; fue beatificado en 1851 por Pío IX, y
canonizado en 1888 por León XIII. Su fiesta se celebra el 9 de septiembre.
Cuando
Mons. Pedro Schumacher, obispo de Portoviejo (Ecuador), escribió relatando el
total abandono en que vivía la gente de aquellas tierras y ofreciendo su
diócesis como campo misionero, María Bernarda tuvo el convencimiento de que
aquella invitación era una clara llamada de Dios a anunciar el Evangelio y a
fundar una casa filial del monasterio de Altstätten
en tierras ecuatorianas. Tras vencer la resistencia inicial de las
autoridades eclesiásticas y obtener el permiso pontificio para dejar el
monasterio, el 19 de junio de 1888, se dirigió, con seis compañeras, a Le
Havre, Francia, donde embarcaron las siete rumbo a
Ecuador, viajando por mar en pésimas condiciones por mas de 90 días. En
1895 la madre María Bernarda y más de 15 hermanas tuvieron que huir de
Ecuador, a causa de una violenta persecución contra la Iglesia. En el puerto
de Bahía se embarcaron rumbo a Colombia. Durante la travesía recibieron la
invitación de Mons. Eugenio Biffi, obispo de
Cartagena de Indias, a trabajar en su diócesis. El día 2 de agosto de 1895
llegaron al puerto de Cartagena. Mons. Biffi las
atendió paternalmente y les asignó como residencia un ala del hospital de
mujeres, llamado Obra Pía, donde María Bernarda murió años más tarde. El
número de las hermanas creció y la congregación fundó casas en Colombia,
Austria y Brasil. La madre Bernarda permanecía temporadas con las hermanas en
los diversos lugares, compartía con ellas su trabajo y su vida, era ejemplo
vivo de sencillez evangélica, edificaba y animaba a todas. Atendía con
ternura y misericordia a todos los necesitados en el alma o en el cuerpo,
pero sus predilectos eran los pobres y los enfermos. Oraba, exhortaba,
escribía y evangelizaba con asombrosa entrega e intensidad. Dirigió
su congregación durante 32 años. Y cuando renunció con gratitud y humildad a
este servicio, continuó animando a las hermanas con su ejemplo, su palabra y
sus innumerables escritos, que son una mina de doctrina y de fecundidad
espiritual. Falleció
el 19 de mayo de 1924, en la Obra Pía, a los 76 años de edad, 56 de vida
religiosa franciscana y 36 de misionera en América Latina. El 29 de octubre
de 1995, Juan Pablo II beatificó a tres hijas espirituales de san Francisco:
María Bernarda Bütler, María Teresa Sherer (cf. 16 de junio) y
Margarita Bays (cf. 27 de
junio).
El Señor les bendiga Pedro y Anita Cartagena de Indias, diciembre de 2011 |
||||||||||||||||||||||
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |