….

…..

 

“Una buena ama de casa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas”.

Proverbios 31,10-13

Autor Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

www.caminando-con-jesus.org

 

PRIMER LECTURA DEL DOMINGO 33 DEL TIEMPO ORDINARIO

La mujer que describe el libro de los Proverbios, es un prototipo de servicio cotidiano, en la familia y en la sociedad. Dios creó la familia y para que esto sea una gran bendición, es necesario que cada miembro de la familia desempeñe su rol de acuerdo a la Voluntad de Dios. Los esposos cristianos debemos entregar nuestra vida en servicio amoroso a nuestras esposas para que el servicio de ella se dé voluntariamente, “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia” (Efesios 5, 25)

Lectura del libro de los Proverbios 31,10-13. 19-20. 30-31

Una buena ama de casa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas. El corazón de su marido confía en ella y no le faltará compensación. Ella le hace el bien, y nunca el mal, todos los días de su vida. Se procura la lana y el lino, y trabaja de buena gana con sus manos. Aplica sus manos a la rueca y sus dedos manejan el huso. Abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente. Engañoso es el encanto y vana la hermosura: la mujer que teme al Señor merece ser alabada. Entréguenle el fruto de sus manos y que sus obras la alaben públicamente.

Palabra de Dios.

REFLEXION

El libro de los Proverbios finaliza con una composición, cantando la valía de la mujer, esposa y buena administradora, y la alegría con la que sabe llenar su casa. ¿Quién es esta mujer fuerte, tan alabada? Hay diversas interpretaciones. Para algunos, estamos frente a una valiente esposa y fiel madre, que tiene irresistiblemente fascinados al esposo y a los hijos; para otros, es la personificación del pueblo de Israel, que rinde homenaje a Dios, su esposo, con su trabajo cotidiano y su renovada fidelidad; sin embargo, para otros, el texto nos presenta el retrato de la sabiduría con los rasgos y detalles de esta mujer- símbolo.

¿A quién se refiere el texto bíblico? “su marido confía en ella y no le faltará compensación” El autor evidencia las cualidades esenciales de la grandeza femenina: “trabaja de buena gana con sus manos”,  el trabajo como fuente de bienestar; la buena administración; la caridad con los desvalidos y los indigentes “Abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente”; la prudencia al hablar sabia y amorosamente con todos. Por eso, la mujer perfecta, ama del hogar, difunde la felicidad, la irradia. El marido está gozoso con ella, encuentra sosiego y descanso y se beneficia de su apoyo y vigor. Los hijos la elogian y le felicitan por su sabiduría e iniciativa, por lo “que merece ser alabada”. La esposa y madre, ciertamente, enriquece la personalidad del hombre, desarrollándola y haciéndola madurar.

El poema acaba con una alusión al temor de Dios, superior a la gracia natural y a la belleza, porque es la virtud espiritual que ilumina toda la vida de la mujer, madre y esposa.

MEDITACION

El mensaje del libro de los Proverbios es actual. Pensemos, por un momento, todo lo que se escribe, se dice y se habla sobre la promoción de la mujer. Y no tenemos por menos que apreciar la ponderada opción de la Escritura en favor de la mujer y de sus derechos. La constitución pastoral La Iglesia en el mundo contemporáneo, del Vaticano II, no duda en tomar partido, afirmando que la mujer es la verdadera compañera del hombre, con total igualdad de derechos, incluido, cómo no, el de la participación en la vida socio-cultural. La lectura de la Palabra de Dios nos hace pensar. La mujer cada vez pasa menos tiempo en el hogar. En parte, porque trabaja fuera de casa, pero también hay mujeres que abandonan deliberadamente y por desamor las tareas domésticas. Una negligencia que amenaza con debilitar los lazos de unión entre los miembros del hogar y, al mismo tiempo, con hacer vacilar el edificio socio-religioso sobre el que se establece la familia.

Sólo la verdadera sabiduría merece elogios, una vez superados posibles envanecimientos y vanaglorias. En el mundo moderno, es lícito que las mujeres realicen, al servicio del bien común, un mayor número de actividades que en el pasado. Y es verdad que su cooperación, ya, se revela muy fructuosa en el mundo intelectual, no menos que en otros campos, como en la gestión empresarial o en el gobierno de un país. Estas reflexiones quieren ser un reclamo que ayude a descubrir la vocación profunda de la mujer, una llamada para hacer fructificar sus talentos.

SAN PEDRO

De igual manera vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo. (1 Pedro (SBJ) 3, 7)

SAN PABLO

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo......................En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido. (Efesios (SBJ) 5, 25-28.33)

BENEDICTO XVI

 “De hecho, el amor conyugal se describe dentro de un proceso global que no se detiene en la división entre alma y cuerpo ni depende sólo del sentimiento, a menudo fugaz y precario, sino que implica la unidad de la persona y la total participación de los esposos que, en la acogida recíproca, se entregan a sí mismos en una promesa de amor fiel y exclusivo que brota de una genuina opción de libertad. ¿Cómo podría ese amor permanecer cerrado al don de la vida? La vida es siempre un don inestimable; cada vez que surge, percibimos la potencia de la acción creadora de Dios, que se fía del hombre y, de este modo, lo llama a construir el futuro con la fuerza de la esperanza”. Ante los participantes de un congreso que se tuvo en Roma, Benedicto XVI 10 de mayo de 2008.

JUAN PABLO II

Dar gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en el mundo se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad.

Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.

Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.

Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.

Te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.

Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta « esponsal », que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.

Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas.

Que María, Reina del amor, vele sobre las mujeres y sobre su misión al servicio de la humanidad, de la paz y de la extensión del Reino de Dios.

CARTA DEL PAPA JUAN PABLO II A LAS MUJERS, 29 DE JUNIO DE 1995

ORACION

Padre bueno, tú que sigues realizando grandes obras en los pequeños y en los humildes, ayúdanos a valorar la hermosa vocación de las esposas y madres de nuestras familias. Te encomendamos, Padre, haciendo de tu Palabra oración, a todas las mujeres del mundo, especialmente a las vilipendiadas y ultrajadas por su condición de mujer. Queremos tener presente a María, que bajo la cruz recibió del Hijo moribundo el nombre humilde e inefable de “mujer” (Jn 19,26) y que antes de Inmaculada, Virgen y Madre de Dios, fue, como ellas, y todavía lo es, mujer.

Protege a todas las jóvenes, para que no se encierren en una vida sin sentido, sino que tengan el coraje de afrontar aquellas responsabilidades diarias que construyen comunidad, un hogar en la paz y en la justicia.

Padre bueno, te pedimos por las familias faltas de amor, para que sepan aceptarse mutuamente y asuman el reto educativo de los hijos, fundamento de la nueva humanidad.

Muchas Bendiciones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

caminandoconjesus@vtr.net

Fuentes:

·   www.caminando-con-jesus.org

·   Oración Tomada de la Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.)

·   Biblia de Jerusalén

·   CARTA DEL PAPA JUAN PABLO II A LAS MUJERS, 29 DE JUNIO www.vatican.va

 

 

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

www.caminando-con-jesus.org

www.caminando-con-maria.org

caminandoconjesus@vtr.net