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EL CAMINO A LA CRUZ, LOS EVANGELIOS CORROBORADOS EN LA HISTORIA Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Por muchos años muchos nos hemos preguntado
de qué forma podemos estudiar la historia de tal forma que se corroboren los
Evangelios. En el libro “La Biblia tenía razón”, Werner Keller se esfuerza
por demostrar con hechos que ratifican los que se lee en la Biblia. Este
libro fue muy leído por los años 1955. Su lectura me ha motivado a este
pequeño trabajo que hago llegar a ustedes, acompañado de algunos comentarios
inspirados por la Lectura de la Palabra de Dios. “Cuaresma, tiempo de conversión” I.) JESÚS VA HACIA JERUSALEN Evangelio
según san Lucas 18: 31-34 Tomando aparte a los Doce, les dijo: Mirad,
subimos a Jerusalén y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas
del Hijo del hombre, que 32 será entregado a los gentiles, y escarnecido, e
insultado, y escupido, 33 y después de haberle azotado, le quitarán la vida,
y al tercer día resucitará. 34 Los tres Evangelios sinópticos ponen este
tercer vaticinio. Es la tercera vez que Jesús hace este anuncio a los
apóstoles, camino de Jerusalén, donde morirá. Es la descripción más
minuciosa. Lucas es el único que en los tres anuncios cita que va a tener
lugar, con su pasión, muerte y resurrección, el cumplimiento de las
Escrituras. De todos los caminos que siguió Jesús en su
vida hay uno que puede trazarse con toda exactitud: su último camino a través
de Palestina, la ruta desde Cafarnaúm a Jerusalén. El camino más corto entre Galilea y la
Ciudad Santa se extiende a través de las montañas de Samaria, exactamente en
dirección Sur, ruta que incluye las alturas pasando junto a las cumbres del
Garitzim y del Ebal, donde está situado el antiguo Siquem, y después,
cruzando por Bet-el, llega al corazón de Judea siguiendo el ancestral camino
de las alturas que Abraham había ya seguido con su familia y sus rebaños. Este viaje de Galilea a Jerusalén realizado
a pie, dura tres días. Evangelio
de san Lucas 9:51-56 Sin embargo, a través de este fragmento del
Evangelio, nos damos cuenta de que
Jesús en un momento pensó elegir como ruta el camino de Samaria, esto lo
podemos entender a través si así se entiende esta lectura: 51 Estando para
cumplirse los días de su ascensión, se dirigió resueltamente a Jerusalén. Sólo Lucas trae este pasaje. Ya en el
primer verso, omitidos por Lucas otros relatos, presenta “el viaje a
Jerusalén.” Es Cristo quien determina su ida definitiva, para terminar en la
pasión. Se van, en la perspectiva literaria de Lucas, a cumplir para Cristo
los días de su “ascensión”, es decir, su “éxodo,” como expone Lucas en la
Transfiguración, su muerte. El camino normal para ir de Galilea a
Jerusalén era pasar por Samaría. Pero los samaritanos eran los enemigos más
hostiles de los judíos, ya de muy atrás, sobre todo por sus diferencias
religiosas y su templo cismático en el Garizím. Era frecuente el obstaculizar
el paso de judíos por su territorio, máxime para ir a cumplir las fiestas
preceptivas a Jerusalén. Como era conocida la enemistad de los
samaritanos contra los judíos, le pareció poco conveniente atravesar aquel
país con el pequeño cortejo de sus seguidores. Para informarse hizo que los
discípulos Santiago y Juan se adelantasen. 52 y envió mensajeros delante de sí, que en
su camino entraron en una aldea de samaritanos para prepararle albergue. 53
No fueron recibidos, porque iban a Jerusalén. Antes de su llegada envió por delante
“mensajeros” Posiblemente eran gentes afectas y conocedoras de los
samaritanos, que les pudiesen disponer bien a su paso y acaso preparar el
terreno para la predicación. Pero el odio racial y cismático lo impidió,
porque “iban a Jerusalén” a las fiestas.
Santiago y Juan, al saberlo, acaso al acercarse a esta aldea es cuando
se lo comunican sus enviados, vieron la ofensa al Maestro, pero brotaba
también en ellos algo del fondo humano y del poso judío contra los enemigos
tradicionales. Y, habiéndose visto dotados de poderes sobrenaturales, querían
hacer bajar fuego del cielo que los consumiese. 54
Viéndolo los discípulos, Santiago y Juan dijeron: Señor, ¿quieres que digamos
que baje fuego del cielo que los consuma? Y, efectivamente, los samaritanos no
quisieron darles paso libre. 55 Volviéndose Jesús, los reprendió, 56 y se
fueron a otra aldea. Dice san Marcos 10,1 Partiendo de allí,
vinieron a los confines de la Judea y de la Perca. San Marcos da una pequeña
ubicación geográfica, Keller dice que es donde el camino atraviesa el amplio
y cálido valle, río abajo, allí donde las orillas están cubiertas de un frondoso
verdor, y se encuentran pequeños bosques de tamariscos y árboles de ricino y
de regaliz. Solitario y tranquilo resulta el camino a través del “esplendor
del Jordán” (Jer. 12:5). Pues el valle, en el cual hace un calor tropical
durante nueve meses del año, está poco poblado. Por el antiguo vado que ya los hijos de
Israel habían atravesado bajo la dirección de Josué, pasó Jesús el Jordán y
llegó a Jericó 1 Entrando, atravesó Jericó. (Lc. 19:1). La escena es en la
Jericó herodiana, a Zaqueo, que significa “el puro,” “el
justo,” o, si es abreviatura de Zacarías, “Dios se acordó,” es presentado por
Lc en dos caracteres íntimamente unidos entre sí. Es “jefe de publícanos” y
hombre “rico.” Los publícanos eran los recaudadores de los
impuestos de Roma a Israel. Por eso eran aborrecidos por los judíos, como
coautores de la dominación romana. Esta no es ya la ciudad defendida por poderosas
murallas del antiguo Canaán. Al sur de la colina se extiende una nueva ciudad
construida por Herodes el Grande, una verdadera joya edificada a estilo
grecorromano. Al pie de la ciudadela de Cipris se había levantado un
magnífico palacio. Adornados con hermosas columnas se ven un teatro, un
anfiteatro apoyado en la vertiente del monte y un hipódromo. En exuberantes
jardines llenos de flores funcionan bellos juegos de agua. Ante la ciudad se
extienden las más espléndidas plantaciones de todos los países del
Mediterráneo: son las plantaciones de árboles balsámicos, mientras las
palmeras procuran sombra y frescor. II.) EN CASA DE ZAQUEO, EL PUBLICANO DE
JERICÓ Jesús pernocta en Jericó, lejos de estos
esplendores, en casa del jefe de publícanos llamado Zaqueo san Lucas
19:2-6 Había allí un hombre llamado
Zaqueo, jefe de publícanos y rico. 3 Hacía por ver a Jesús, pero a causa de
la muchedumbre no podía, porque era de poca estatura. 4 Corriendo adelante,
se subió a un sicómoro para verle, pues había de pasar por allí. 5 Cuando
llegó a aquel sitio, levantó los ojos Jesús y le dijo: Zaqueo, baja pronto,
porque hoy me hospedaré en tu casa. El bajó a toda prisa y le recibió con
alegría.. El buen deseo se ve en este hombre de
“estatura pequeña,” por lo que se sube a un árbol, y no tiene reparo en
“correr” para situarse por donde Cristo ha de pasar. A su paso, Cristo lo
miró, lo llamó, y dijo que bajase “pronto”
— en esta palabra hay un ansia espiritual de ganarle —, porque “hoy tengo que
hospedarme en tu casa.” El bajó “con toda prisa.” Este rasgo de Lucas
corresponde al ansia que Cristo tiene de él. Y lo recibió en su casa “con
alegría.” No había podido evitar el paso por Jericó,
que era un centro de vida greco-pagana, dado que el camino a Jerusalén
atraviesa dicha ciudad. De Jericó a Jerusalén hay Este camino es seguido por Jesús y sus
apóstoles una semana antes de la fiesta de la Pascua. Es el tiempo en que los
judíos afluyen desde lejos para celebrarla en la Ciudad Santa. III.) JESUS OBSERVA JERUSALEN DESDE EL MONTE DE
LOS OLIVOS Llegados al punto más alto y casi al final
de su camino, surge, detrás de la cumbre del monte de los Olivos — cual
aparecida como por encanto entre las montañas — la Ciudad Santa El espectáculo que Jerusalén ofreció a
Jesús y a sus discípulos podemos apreciarlo por las descripciones que
poseemos de aquella época: “Quien no ha visto a Jerusalén en su belleza, no
ha visto ciudad bella y grande en su vida; y quien no ha visto el edificio de
su segundo templo, no ha visto en su vida una construcción impresionante,”
escribían con orgullo los rabinos judíos de aquel tiempo. Las investigaciones realizadas sobre la
antigua Jerusalén las resumió el inglés Garstang en las siguientes frases: “En ningún momento de su historia pueden
haber ofrecido el santuario y la ciudad un aspecto más seductor. El ritmo y
la armonía del arte grecorromano, que de manera tan maravillosa destacaba
sobre el cielo de Oriente, dejaban atrás las exageradas tendencias
constructivas de Herodes y llevaban el orden y el buen gusto al caos
tradicional de la ciudad.” A Exactamente enfrente del monte de los
Olivos, está situado, en primer lugar, el templo, que sobrepuja en esplendor
a todos los demás edificios. Su amplia fachada de Junto a la parte noroeste del templo se
levanta, sobre la cumbre de una montaña, la fortaleza llamada “Antonia.” Cada
una de las poderosas torres que flanquean sus cuatro esquinas tiene Una atmósfera de inexpugnabilidad se
respira en esta ciudad con sus muros de defensa, fortificaciones y torres que
rodean el templo. Al que la contempla le sugiere la idea de cosa firme,
inconmovible, sin posibilidad de claudicación. Y esa firmeza y esa inconmovibilidad
y esa voluntad de no claudicar fueron lo que ayudó a Israel a persistir
durante más de un milenio contra todas las potencias del mundo. Y esto fue,
al propio tiempo, lo que, un día, ocasionó la destrucción de Jerusalén y la
expulsión fuera de la tierra de sus progenitores. IV.) JESUS LLORA AL VER JERUSALEN Evangelio
según san Lucas 19; 41-44 41 Así que estuvo cerca, al ver la ciudad,
lloró sobre ella, diciendo: 4 ¡Si al menos en este día conocieras lo que hace
a la paz tuya! Pero ahora está oculto a tus ojos. 43 Porque días vendrán
sobre ti, y te rodearán de trincheras tus enemigos, y te cercarán, y te
estrecharán por todas partes, 44 y te abatirán al suelo a ti y a los hijos
que tienes dentro, y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber
conocido el tiempo de tu visitación. Al bajar el monte de los Olivos, ya
acercándose a Jerusalén, y contemplarla, y enfrente el templo herodiano,
“lloró” a causa de la ciudad. Lo acompañaban la aclamación de sus discípulos
y gentes galileas y algunos judíos. Pero veía lo que le aguardaba a Él y a
ella. ¡Si Jerusalén hubiese conocido “en este día,” como extrema tabla de
salvación, toda la misión de paz mesiánica que El le traía! Pero eran muchas
las pasiones que estaban en juego contra El. Y la historia de un pueblo que
esperaba al Mesías para su gloria y su paz, cuando éste llegó., lo va a
crucificar. Es lo que el Señor ve y por lo que derrama sus lágrimas. Pero con
ellas, como garantía de su verdad, da la profecía de su castigo. Es la
catástrofe de Jerusalén en el año 70. V.) JESUS ES ARRESTADO Evangelio
según San Marcos 15: 1-15 1 En cuanto amaneció celebraron consejo los
príncipes de los sacerdotes con los ancianos y escribas, es decir, todo el
Sanedrín; después, atando a Jesús, le llevaron y entregaron a Pilato. 2 Le
preguntó Pilato: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le respondió,
diciendo: Tú lo has dicho. 3 E insistentemente le acusaban los príncipes de
los sacerdotes. 4 Pilato de nuevo le interrogó, diciendo: ¿No respondes nada?
Mira de cuántas cosas te acusan. 5 Pero Jesús ya no respondió nada, de manera
que Pilato quedó maravillado. 6 Por la fiesta solía soltárseles un preso, el
que pedían. 7 Había uno llamado Barrabás, encarcelado por sedicioso, que en
sedición había cometido un homicidio; 8 y subiendo la muchedumbre, comenzó a
pedir lo que solía otorgárseles. 9 Pilato les preguntó diciendo: ¿Queréis que
os suelte al Rey de los judíos? 10 Pues conocía que por envidia se lo habían
entregado los príncipes de los sacerdotes. 11 Pero los príncipes de los
sacerdotes excitaban a la muchedumbre para que les soltase a Barrabás. 12
Pilato de nuevo preguntó, y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de este que
llamáis Rey de los judíos? 13 Ellos otra vez gritaron: ¡Crucifícale! Pero
Pilato les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho? 14 Y ellos gritaron más fuerte:
¡Crucifícale! 15 Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a
Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, le entregó para que le
crucificasen. Marcos, que relató el proceso “nocturno” del
Sanedrín para condenar a Cristo, vuelve, como Mateo, a destacar que el
Sanedrín tuvo también un consejo “matutino” para condenar a Cristo. Este
debió de ser el acto oficial de la condena, como se exigía por la
jurisprudencia judía. El proceso es presentado a Pilato sólo bajo
el aspecto político de un competidor del Cesar, al hacerse el Rey Mesías.
Omite, como Mateo y Juan, el envío a Antipas. San Marcos elimina la escena de burla de
los soldados para darle una mayor extensión, aunque fue antes de la condena.
Esto sucede “dentro del atrio,” y precisa que “es el pretorio.” Las descripciones del juicio, de la condena
y de la crucifixión, que figuran en los Evangelios, han sido examinados y
comprobados por numerosos eruditos con objetividad científica y han podido
ser confirmados hasta en sus menores detalles como relatos fieles desde el
punto de vista histórico. Los principales actores que tomaron parte en el
proceso han sido bien establecidos por un tercer testimonio y el sitio en que
aquél tuvo lugar identificado con toda exactitud en unas excavaciones. Las
incidencias que se produjeron durante el desarrollo del proceso pudieron ser
comprobadas por testimonios contemporáneos de aquella época y por las
investigaciones llevadas a cabo en tiempos modernos. Con la prisión empieza la enorme tragedia.
Jesús, en el monte de los Olivos, ha reunido en su alrededor a sus discípulos
penetrando en el huerto de Getsemaní. San Marcos 14: 43 43 En aquel instante,
cuando aún estaba El hablando, llegó Judas, uno de los Doce, y con él un
tropel con espadas y bastones, de parte de los escribas y de los ancianos. 44
El traidor les había dado esta señal, diciendo: A quien besare yo, ése es;
cogedle y conducidle con seguridad. Marcos detallará que Judas, al dar la
contraseña a los soldados, no sólo dice que lo “prendan” (Mateo), sino que da
orden de que lo conduzcan con precaución. Este adverbio significa
estabilidad, firmeza, y este significado es el que pide aquí (Hech 16:23). Se
explica ante el temor de que El lo pudiese evitar con sus milagros — ¿qué
interpretación les daría en aquella ocasión Judas? — o ante el temor de una
posible e insospechada emboscada. VI.) LAS BASTONES (“PORRAS) DEL SUMO
SACERDOTE Sobre los “bastones” de los sumos
sacerdotes betusianos que privaban desde el tiempo de Herodes nos habla una
canción del Talmud: “¡Pobre de mí ante la casa de Betuso!
¡Pobre de mí ante sus golpes! ¡Pobre de mí ante la casa de Anás! ¡Pobre de mí
ante sus denuncias!..” Y termina: “Pues son sumos sacerdotes y sus
hijos, los tesoreros, y sus yernos, los administradores, y sus siervos azotan
al pueblo con bastones.” VII.) EL SACERDOTE ANÁS Entre los sumos sacerdotes cuyos nombres se
citan, hay uno conocido: “Hannás,” el Anás del Evangelio según san Juan 18:
13-14 13 Y le condujeron primero a Anas, porque era suegro de Caifás,
pontífice aquel año. 14 Era Caifás el que había aconsejado a los judíos:
“Conviene que un hombre muera por el pueblo.” Juan es el único evangelista que recoge
este llevar a Cristo prisionero “primeramente” a casa de Anas. ¿Cuál es el
motivo y finalidad de esto? Anas, hijo de Set, fue nombrado sumo
sacerdote por Sulpicio Quirino, legado de Siria, permaneciendo en este puesto
unos diez años, del 6-15 d-C., en que fue depuesto por Valerio Grato. Pero
logró que fuesen luego sumos sacerdotes cinco hijos, un nieto y Caifás, su
yerno. Esto hace ver la gran influencia que Anas
tuvo sobre la política judía y sus hábiles relaciones con los legados y
procuradores romanos. Ni sería improbable que su extraordinario prestigio en
Israel, hasta llamársele “hombre felicísimo” precisamente por su influjo
social, haya sido uno de los iniciadores de la persecución contra Cristo (Hech
4:6ss). Jn da la razón de haberlo llevado a Anas:
“porque era suegro de Caifás.” Esta razón parece orientar el pensamiento en
el sentido dicho. El sumo sacerdote José ben Caifás 1 había
sido nombrado por el procurador romano Valerio Grato. Continuó ejerciendo el
cargo bajo el sucesor de éste, Poncio Pilato. Después de la prisión fue conducido Jesús
ante el “Gran Consejo,” el “Sanedrín,” que en aquel tiempo era la autoridad
jurídica suprema de los judíos, y que reunía en sí todo poder temporal y
espiritual. Al mismo tiempo funcionaba como tribunal supremo de los judíos.
Ejercía su misión debajo del templo, cerca del puente que, de allí, conducía
a la ciudad alta. ¿Cuáles fueron los motivos que indujeron al
Consejo a condenar a muerte a Jesús? “La esperanza que tenían los viejos
profetas judíos de un futuro Mesías rey — escribe el profesor Martin Noth —
se había convertido a través del largo tiempo de dominación extranjera en una
firme esperanza de que llegaría un libertador de carácter político; y cuanto
mayor era la irritación por estar sometido el país al régimen romano, tanto
más se iba fortaleciendo la idea de un Mesías que alcanzaría la victoria
sobre la potencia extranjera. Desde este punto de vista Jesús de Nazaret no
podía ser el esperado Mesías... Y si Jesús de Nazaret no era el Mesías, el
“Cristo,” tenía que ser forzosamente un impostor. Y si era un peligroso
impostor tenía que ser eliminado para la seguridad y la tranquilidad del
culto de Jerusalén... El hecho de que Jesús, en el interrogatorio a que fue
sometido, se declarara el Mesías, lo cual, a tenor de las palabras del Antiguo
Testamento, equivalía a Hijo de Dios, era suficiente para condenarle como
culpable de una notoria ofensa a Dios.” VIII.) SOBRE EL PROCURADOR PONCIO PILATO. Según el derecho vigente en aquella época,
la sentencia tenía que ser confirmada por el procurador romano, a quien
correspondía el llamado ius gladii; sólo él podía permitir ejecutarla. El
procurador de Judea era entonces Poncio Pilato. Contemporáneos como Flavio Josefo y Filón
de Alejandría lo describen como tirano, vejador y corrompido: “Era cruel y
tan duro de corazón, que no conocía la misericordia. En su tiempo reinaban en
Judea el soborno, el latrocinio, la opresión, la ejecución sin previo proceso
y una crueldad sin límites. Que Pilato odiaba a los judíos y los despreciaba,
fue cosa comprobada repetidas veces y de forma indubitable. Pilato comprendió en seguida que la
acusación contra Jesús era un caso de odio agudo por los fariseos. Solamente
esto tenía que ser para él motivo suficiente para desestimar la demanda y
dejarle en libertad. En realidad le declaró sin titubear inocente. Evangelios
según san Lucas 23: 1-4 1 Levantándose todos, le llevaron a Pilato,
2 y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos encontrado a éste pervirtiendo a
nuestro pueblo; prohíbe pagar tributo al Cesar y dice ser El Mesías rey. 3
Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? El respondió y
dijo: Tú lo dices. 4 Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes y a la
muchedumbre: Ningún delito hallo en este hombre. Los cuatro evangelistas recogen que la
primera acusación que se hace contra Cristo ante Pilato no es la divinidad,
que es por lo que le condena el Sanedrín, sino la realeza: el proclamarse
Mesías. Confesión que Cristo había hecho en su vida, pues era su misión. Pero
deformado, por deformación involuntaria o maldad, que prohibía pagar tributo
al Cesar, cuando era todo lo contrario. Pilato, del examen de Cristo, no ve
nada punible. Pilato confiesa tres veces la inocencia de Cristo. Pero la muchedumbre, instigada y acuciada
por los hombres del Consejo, insisten ruidosamente en su demanda: Evangelios según san Lucas 23: 5 Pero ellos insistían, diciendo: Subleva al
pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí. IX.) PILATOS ACCEDE A CRUCIFICAR A JESÚS Evangelios
según san Lucas 23: 20-24 De nuevo Pilato se dirigió a ellos,
queriendo librar a Jesús. 2I Pero ellos gritaban diciendo: Crucifícale,
crucifícale. 22 Por tercera vez les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Yo no encuentro
en El nada digno de muerte; le corregiré y le soltaré. 23 Pero ellos a grandes
voces instaban pidiendo que fuese crucificado, y sus voces prevalecieron. 24
Decidió, pues, Pilato, acceder a su petición. 25 “ ¿Cómo fue que el tirano Pilato, enemigo de
los judíos, cedió a sus requerimientos? El evangelio de San Juan 19: Desde entonces Pilato buscaba librarle;
pero los judíos gritaron diciéndole: Si sueltas a ése, no eres amigo del
César; todo el que se hace rey va contra el César. Para Pilato constituía una peligrosa
amenaza que claramente venía a decir: “Daremos aviso a Roma de que descuidas
el ejercicio de tu cargo dejando en libertad a un revolucionario.” “Hacerse
rey” equivalía a una traición contra el César romano; según la ley Julia,
merecía pena de muerte. Pilato, ante amenaza tan significativa, cedió. No
había olvidado aún que los judíos la habían ya realizado una vez. Según afirma Filón de Alejandría, Poncio
Pilato había llevado a Jerusalén el escudo de oro con el nombre del César y
lo había hecho colgar en el palacio de Herodes, en medio de la ciudad. Esto
era una grave inculcación de los derechos que Roma había reconocido a la
comisión de hombres sabios que fue a dicha ciudad. El ruego de que sacara el
escudo de oro de la Ciudad Santa lo denegó despreciativamente. En vista de
ello los judíos se dirigieron a Roma y allí se les dio la razón. El emperador
Tiberio ordenó personalmente que el escudo de oro fuese retirado. Debido a
esta y a otras genialidades que eran contrarias a la política colonial de
Roma, el concepto de Poncio Pilato en dicha capital había ya descendido mucho
en aquella época. X.) EL PADRE VINCENT DESCUBRE EL “LITÓSTROTO
(EMBALDOSADO) Evangelio
según san Juan 19: 13… 16 13 Cuando oyó Pilato estas palabras, sacó a
Jesús fuera y se sentó en el tribunal, en el sitio llamado “lithóstrotos,” en
hebreo “gabbatha.”,,,,,,,,,, 16a Entonces se lo entregó para que le
crucificasen. De la casa de Pilato, donde se desarrolló
esta escena, sobrevivió a la destrucción de Jerusalén del año 70 después de
J.C. el “litóstroto,” “el embaldosado.” El hallazgo ha de agradecerse a los
trabajos realizados durante muchos años por el arqueólogo padre L. H.
Vincent. Lo consiguió gracias a los datos precisos contenidos en el Evangelio
de San Juan. La palabra lithostroton quiere decir
“embaldosado.” El arameo “gabbatha” equivale a “altura.” XI.) FLAGELACIÓN EN EL PATIO DE LA TORRE
ANTONIA. En tiempos de Jesucristo, junto a las
murallas del templo, en dirección noroeste, sobre un promontorio, es decir,
en un lugar elevado, “se alzaba la formidable torre denominada “Antonia.”
Herodes I la había hecho construir y le había dado el nombre de un amigo
suyo. La guarnición romana había instalado allí sus cuarteles, en el año 70
después de J.C., Tito, al conquistar Jerusalén, hizo demoler dicha fortaleza.
Sobre sus ruinas se realizaron más tarde nuevas construcciones. Exactamente allí donde estaba situado el
patio de esta fortaleza encontró Vincent un pavimento liso de Aquí es donde Jesús compareció ante Pilato
mientras, fuera, la multitud vociferaba. Sobre este pavimento es donde fue
azotado: 1 Tomó entonces Pilato a Jesús y mandó azotarle (Jn. 19:1), cosa que siempre precedía a la
crucifixión, cual hace constar reiteradamente Josefo. Para ejecutar tan
horrible castigo, el cuerpo era desnudado y azotado hasta que la sangre
manaba de las heridas. XII.) LA “MAS HORRIBLE PENA DE MUERTE.” Después, los soldados romanos se apoderaron
de Jesús para dar cumplimiento a la sentencia, es decir, a la crucifixión.
Cicerón la califica de la “más cruel y espantosa sentencia de muerte.” Josefo
la reputa como la más lastimosa de todas las muertes. Esta típica forma
romana de dar cumplimiento a una pena capital no la conocía el régimen
penitenciario de los judíos. Ni en la propia casa de la justicia depone
la malicia de la soldadesca hacia Jesús: Evangelio
según san Marcos 15:17-20 Y le vistieron una púrpura y le ciñeron una
corona tejida de espinas, 18 y comenzaron a saludarle: Salve, Rey de los
judíos. 19 Y le herían en la cabeza con una caña, y le escupían, e hincando
la rodilla, le hacían reverencias. 20 Después de haberse burlado de El, le
quitaron la púrpura y le vistieron sus propios vestidos. XIII.) LA CORONA DE ESPINAS DE SIRIA Respecto a la planta que se utilizó para
confeccionarla, los botánicos no han conseguido ponerse aún de acuerdo. Lo
único que se sabe de cierto es que la planta que hoy día, tanto en Europa
como en América, se conoce con el nombre de “corona de espinas de Cristo” 4
nada tiene que ver con la corona de espinas citada por la Biblia. “Es oriunda
de Madagascar y era completamente desconocida en tiempos de Jesucristo,”
opina el botánico americano Dr. Harold Moldenke. Otros muchos hombres de
ciencia creen que la corona de espinas fue confeccionada con el llamado
“espino de Cristo” que crece en Siria, y de ahí su nombre. El espino de
Cristo es un arbusto o pequeño árbol de San Marcos 15:22: 22 Le llevaron al lugar
del Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera. El camino que conducía desde la cárcel al
Gólgota era, afortunadamente, corto; “porque el sitio donde fue crucificado
Jesús estaba cerca de la ciudad” (Jn. 19:20), junto al camino principal que
desde el Noroeste llevaba a Jerusalén. Un peregrino de Burdeos que visitó
esta ciudad el año 333 menciona expresamente “la pequeña colina del Gólgota”,
donde el Señor fue crucificado.” XIV.) BEBIDA QUE ALETARGA San Marcos 15:23: 23 y le dieron vino
mirrado, pero no lo tomó. Actos de compasión como éste vienen manifestados en
ocasiones similares. Así, se dice en una antigua “baraita” judía: “Aquel que
es subido arriba para dar cumplimiento a su sentencia de muerte, se le da a
beber un poco de mirra disuelta en vino para que pierda el conocimiento. “...Las mujeres dignas de Jerusalén la
proporcionaban voluntariamente.” Moldenke, el investigador de la flora
bíblica, dice a este respecto: “El vino mezclado con mirra fue ofrecido a
Jesús inmediatamente antes de la crucifixión a fin de aliviar sus dolores,
tal como, antes de conocerse la anestesia, se administraban bebidas
embriagadoras a los pacientes que tenían que ser objeto de graves
operaciones.” Pero Jesús rechazó la bebida y soportó con
pleno conocimiento los acerbos dolores al ser clavado en la cruz. XV.) LA HORA DE LA MUERTE DE JESUS Evangelio
según san Marcos 15:25: 33-37 25
Era la hora de tercia cuando le crucificaron. Referida a la división del
tiempo actualmente en vigor, la “hora tercia” del Antiguo Oriente corresponde
a las nueve de la mañana. 33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad
sobre la tierra hasta la hora de nona. 34 Y a la hora de nona es decir, a las
tres de la tarde, se consumó la tragedia y gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí,
Eloí, ¿lama sabachtaní?” Que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?” 35 Algunos de los presentes, oyéndole decían: Mirad, llama a
Elías. 36 Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se
la dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle. 37 Jesús,
dando una voz fuerte, expiró. San Marcos cita con exactitud un hecho que
en san Mateo se ha cambiado, posiblemente por diversos motivos. También
existe una divergencia entre Marcos y Juan con relación a la hora de la
crucifixión. Para Juan era “como la
hora sexta”; para Marcos era la hora “tercia.” Para algunos, la lectura de Juan debería
ser la hora “tercia”. Otros interpretan en Marcos “hora” como equivalente a
“vigilia”. Así interpretado, vendría a coincidir con la hora”quasi sexta” de
Juan; casi al mediodía. Generalmente se admite la división usual judía en
cuatro horas. En este caso no habría dificultad. Pero en Juan las horas son
más particularizadas (Jn 4:52). En Marcos las horas son las en uso entre los
judíos. Así, “tercia” es el período que va desde las nueve hasta el mediodía. XVI.) ¿DE QUÉ MURIÓ JESÚS? Las investigaciones realizadas en estos
últimos años en Colonia han tratado de dar una contestación a esta pregunta
desde el punto de vista médico. En una persona colgada por ambas manos la
sangre se acumula muy rápidamente en la mitad inferior del cuerpo. Al cabo de
XVII.) EL “CRURIFRAGIUM” PARA ACELERAR LA MUERTE. Se asegura que algunos crucificados morían
al cabo de dos días y aún más tarde. En la rama vertical de la cruz se solía
poner a menudo un pequeño apoyo llamado “sedile” (asiento) o también “cornu”
(asta). Si el colgado en la cruz, en sus dolores, se apoyaba a ratos en él,
la sangre volvía a subir a la parte alta del cuerpo y el colapso desaparecía.
Si era cuestión de poner fin al dolor experimentado por el reo, se procedía
al “crurifragium”; por medio de golpes de garrotes, se le rompían las
articulaciones inferiores. Entonces ya no le era posible descansar los pies
en el apoyo y la muerte por insuficiencia cardiaca se producía rápidamente. El “crurifragium” no le fue aplicado a
Jesús. Evangelio
según san Juan 19: 32-34 32 Vinieron, pues, los soldados y rompieron
las piernas al primero y al otro que estaba crucificado con El; 33 pero
llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, 34
sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al
instante salió sangre y agua. Los judíos habían pedido a Pilato que le
fuese aplicado el crurifragium, pues era “la víspera del sábado” (Mc. 15:42;
Lc. 23:54) y también el día de la Parasceve. Según la ley judaica, los
crucificados no debían permanecer colgados durante la noche (Dt. 21:23). Y a
las seis empezaba el sábado de la semana de Pascua en la cual queda prohibido
el cumplimiento de toda sentencia. La proximidad de las grandes festividades
hace comprensible la necesidad que tenían de imprimir una gran celeridad a
todo el proceso, y explica la detención durante la noche, el juicio, la
ejecución y el sepelio de Jesús en un plazo de pocas horas. XVIII.) TUMBA AISLADA DEBAJO DE LA IGLESIA DEL
SANTO SEPULCRO. La distancia que hoy separa el arco del
Ecce Homo, el sitio donde fue juzgado Jesús ante Pilato, de la iglesia del
Santo Sepulcro, pasando por la vía Dolorosa, es de mil pasos. El emperador Constantino hizo levantar en
el año 326 una magnífica tumba sobre el sitio en el cual estuvo el sepulcro
de Jesús, descubierto en aquel entonces. Unas columnas ricamente adornadas
sostenían un techo de vigas doradas, según atestiguan los libros de memorias
de los peregrinos y las obras ilustradas de los primeros siglos de la era
cristiana. Hoy día, en la iglesia del Santo Sepulcro, hay una mezcolanza de
oscuras capillas. Cada confesión cristiana se ha procurado un pequeño espacio
en los Santos Lugares de la Cristiandad para poder realizar en él sus cultos. En la capilla del Santo Sepulcro, una
escalera muy gastada baja a lo profundo de una cueva cavada en la peña donde
se halla abierto un gran sepulcro de Unas mil tumbas de aquella época fueron
halladas en Palestina, todas ellas necrópolis; tumbas de familias. Pero ésta
es una tumba individual. Según la descripción de los Evangelios, Jesús fue el
primero en ser enterrado en una gran cámara mortuoria. Evangelio
según san Mateo 27: 57-60 57 Llegada la tarde, vino un hombre rico de
Arimatea, de nombre José, discípulo de Jesús. 58 Se presentó a Pilato y le
pidió el cuerpo de Jesús. Pilato entonces ordenó que le fuese entregado. 59
El, tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia 60 y lo depositó en
su propio sepulcro, del todo nuevo, que había sido excavado en la peña XIX.) TÁCITO MENCIONA A “CRISTO.” En tiempos antiguos se hizo repetidamente
esta pregunta: ¿Cómo es posible que, fuera de los Libros del Nuevo
Testamento, ningún comunicado contemporáneo dé razón de los sucesos de
aquellos días? “La Historia Universal no da noticia alguna sobre Él (Jesús de
Nazaret) — escribe el profesor Martin Noth en su notable Historia de Israel—.
Durante unos instantes su presencia había excitado las conciencias en
Jerusalén; después, este episodio quedó relegado al pasado y las gentes
tenían cosas, al parecer, más importantes en que ocuparse. Y sin embargo allí
se tomó una última y definitiva decisión en la historia de Israel. Sólo
cuando sus partidarios se dieron a conocer al mundo, se empezó a mencionar su
nombre.” Flavio Josefo en las Antigüedades judaicas,
que escribió en los últimos decenios del primer siglo después de J.C., al
citar la primera comunidad cristiana de Jerusalén, habla de “Jesús llamado el
Mesías” 8. También el historiador romano Tácito menciona especialmente a
Jesús en los Anales 9 para explicar el nombre de “christiani”; dice así:
“Cristo, de quien se deriva su nombre, fue condenado a muerte en tiempos del
cesar Tiberio por el procurador Poncio Pilato.” XX.) EL TESTIMONIO DE SUETONIO. Gaio Suetonio Suetonio fue uno de los
grandes historiadores de la época romana, nació el año 69, recibió una
esmerada educación que le llevó a ejercer como abogado durante el reinado de
Trajano mientras que con Adriano formó parte de la burocracia imperial. Muy
interesado por la cultura griega, aprendió a la perfección esa lengua,
dedicándose a la investigación. Realizó compendios de ciencias naturales y de
biografías -que por desgracia se han perdido- siendo su obra más famosa la
"Vida de los doce césares" donde narra las biografías de los emperadores
desde Julio César hasta Domiciano, empleando un estilo analítico y fluido.
Suetonio describe un movimiento mesiánico durante el reinado de Claudio, que
fue emperador de Roma desde el año 41 al 54. De él dice Suetonio en su libro
Los Doce Césares: “Los judíos que, a causa de un tal Cristo, metían mucho
ruido, fueron arrojados por él de Roma.” El escritor Orosius refiere que esa
expulsión tuvo lugar en el año 9.° del imperio de Claudio, es decir, en el
año 49 después de J.C., lo cual demuestra que, no más tarde de Estos testimonios romanos quedan a su vez
confirmados en los “Hechos de los Apóstoles.” En efecto: cuando San Pablo fue
a Corinto procedente de Atenas, encontró “allí a un judío llamado Aquilas,
originario del Ponto, recientemente llegado de Italia con Priscila, su mujer,
con motivo de haber Claudio ordenado que todos los judíos abandonasen a Roma”
(Hech. 18:2). EL
SEÑOR LES BENDIGA Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Fuentes
y Bibliografía La
Biblia Tenía Razón, Werner Keller 1955 Textos
Bíblicos de Nacar-Colunga Comentarios
a los Evangelios de Pedro S. A. Donoso Brant Cuaresma
2002 |
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