EL
PENSAMIENTO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II Edición Nº 6 Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant |
Catequesis de Su Santidad Juan Pablo II 24
de julio de 1885 1. En las catequesis del ciclo anterior he tratado de explicar qué
significa la frase 'Yo creo'; que quiere decir 'creer como cristiano'. En el
ciclo que ahora comenzamos deseo concentrar la catequesis sobre el primer
artículo de la fe: 'Creo en Dios' o, más plenamente: 'Creo en Dios Padre
todopoderoso, creador.'. Así suena esta primera y fundamental verdad de la fe
en el Símbolo Apostólico. Y casi idénticamente en el Símbolo Niceno-
Constantinopolitano: 'Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador.'.
Así el tema de las catequesis de este ciclo será Dios: el Dios de nuestra fe.
Y puesto que la fe es la respuesta a 2. De este Dios trata el primer artículo del 'Credo'. De el hablan
indirectamente todos los artículos sucesivos de los Símbolos de la fe. En
efecto, están todos unidos de modo orgánico a la primera y fundamental verdad
sobre Dios, que es la fuente de la que derivan. Dios es 'el Alfa y el Omega'
(Ap 1, 8): El es también el comienzo y el término de nuestra fe.
Efectivamente, podemos decir que todas las verdades sucesivas enunciadas en
el 'Credo' nos permiten conocer cada vez más plenamente al Dios de nuestra
fe, del que habla el artículo primero: Nos hacen conocer mejor quién es Dios
en Sí mismo y en su vida íntima. En efecto, al conocer sus obras -la obra de
la creación y de la redención-, al conocer todo su plan de salvación respecto
del hombre, nos adentramos cada vez más profundamente en la verdad de Dios,
tal como se revela en 3. El Dios de nuestra fe. Aquel que profesamos en el 'Credo', es el
Dios de Abrahán, nuestro Padre en la fe (Cfr. Rom 4,12-16). Es 'el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob' (Mc 12, 26), es decir, de Israel, el Dios de Moisés,
y finalmente y sobre todo es 'Dios, Padre de Jesucristo' (Rom 15, 6) Esto
afirmamos cuando decimos 'Creo en Dios Padre.'. Es el único e idéntico Dios,
del que nos dice 4. Así, el Dios de 5. Este Dios, el Dios de nuestra fe, Dios y Padre de Jesucristo, Dios
y Padre nuestro, es al mismo tiempo el 'Señor del cielo y de la tierra', como
Jesús mismo lo invocó (Mt 11, 25). En efecto, El es el creador. Cuando el Apóstol Pablo de Tarso se presenta ante los atenienses en el
areópago, proclama: 'Atenienses,. al
pasar y contemplar los objetos de vuestro culto (Las estatuas de los dioses
venerados en la religión de la antigua Grecia), he hallado un altar en el
cual está escrito: 'al Dios desconocido' Pues ese que sin conocerle veneráis
es el que yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay
en él, ese, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos
hechos por mano de hombres, ni por las manos humanas es servido, como si
necesitase algo, siendo El mismo quien da a todos la vida, el aliento y todas
las cosas. El fijó las estaciones y los confines de las tierras por ellos
habitables, para que busquen a Dios y siquiera a tientas le hallen, que no está
lejos de cada uno de nosotros, porque en El vivimos, nos movemos y
existimos.' (Hech 17, 23-28). Con estas palabras Pablo de Tarso, el Apóstol de Jesucristo, anuncia
en el Areópago de Atenas la primera y fundamental verdad de la fe cristiana.
Es la verdad que también nosotros confesamos con las palabras: 'Creo en Dios
(en un solo Dios), Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra'. Este
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