EL
CUIDADO Y DE
LOS ENFERMOS Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant “Estuve enfermo y fueron a visitarme” (San Mateo 25,36)” |
IX Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro
Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho,
insinuado por Marcos (Marcos 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado
por Santiago, Apóstol del Señor (Santiago 5,14). “Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se
volviera a Dios. También expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos
enfermos ungiéndolos con aceite” (Marcos 6,12-13). “Si alguno está enfermo, que llame a los presbíteros de Varios datos del texto merecen consideración. Primeramente se trata
de una enfermedad de relativa importancia, que impide al enfermo salir de
casa, pues hace llamar a los presbíteros. Los presbíteros acuden, oran sobre
el enfermo y lo ungen en el nombre del Señor. Esa oración y esa unción tienen
como efectos un alivio del enfermo y un perdón de sus pecados. Nos hallamos
claramente con todas las características de un sacramento: signo sensible
(Materia: unción; forma: oración) y efectos espirituales (perdón de los
pecados) sin que se desdeñen en ese caso los corporales (alivio). La materia remota es el aceite de oliva bendecido por el Obispo en El Catecismo Romano señala las razones de conveniencia sobre el uso
del aceite en este sacramento: “Así como el aceite sirve mucho para aplacar los dolores del cuerpo,
así también la virtud de este sacramento disminuye la tristeza y el dolor del
alma. El aceite además restituye la salud, causa dulce sensación y sirve como
de alimento a la luz; y, por otra parte, es muy a propósito para reparar las
fuerzas del cuerpo fatigado. Todo lo cual da a entender los efectos que se
producen en el enfermo por virtud divina cuando se administra este
sacramento”. La forma del sacramento son las palabras, prescritas por el ritual y
pronunciadas por el sacerdote: “Por esta santa unción y por su bondadosa
misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que,
libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu
enfermedad”. Efectos del sacramento: 1) Aumento de gracia santificante 2) Consuelo, paz y ánimo para vencer las dificultades propias del
estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez. 3) El perdón de los pecados veniales y la desaparición de las
reliquias del pecado. 4) La salud corporal cuando conviene a la salvación del alma. 5) Secundariamente, puede producir el efecto de remitir los pecados
mortales. Este sacramento no es necesario por sí mismo para la salvación del
alma, pero a nadie le es lícito desdeñar su recepción, y por tanto ha de
procurarse con esmero y diligencia que los enfermos lo reciban cuando están
en plenitud de sus facultades mentales. Es obligación de todo cristiano prepararse del mejor modo para la
muerte, y los que rodean a un enfermo tienen el deber (que es grave), de
darle a conocer su situación peligrosa y de sugerirle la conveniencia de
recibir el sacramento. Pero el sacramento de Desde que se conozca que una enfermedad es de condición grave, es
aconsejable Otras situaciones que son propicias, son al someterse a operaciones
quirúrgicas, los alumbramientos, los accidentes, las alteraciones de la
tensión arterial, las enfermedades crónicas y enfermedades de origen
desconocido. El Sacramento de |
La
oración, bella oportunidad para dialogar con Dios. Estén
siempre alegres, oren si cesar, (1 Tes 5,15) Unidos
en la Oración Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |