EL
CUIDADO Y DE
LOS ENFERMOS Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant “Estuve enfermo y fueron a visitarme” (San Mateo 25,36)” |
X CATECISMO CATOLICO CAPÍTULO SEGUNDO LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN CAPITULO 5, 1499 “Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los
presbíteros , toda FUNDAMENTOS EN 1500 La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los
problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre
experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede
hacernos entrever la muerte. 1501 La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre
sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios.
Puede también h acer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vida
lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia,
la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a él. EL ENFERMO ANTE DIOS 1502 El hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a
Dios. Ante Dios se lamenta por su enfermedad (cf Sal 38) y de él, que es el
Señor de la vida y de la muerte, implora la curación (cf Sal 6,3; Is 38). La
enfermedad se convierte en camino de conversión (cf Sal 38,5; 39,9.12) y el
perdón de Dios inaugura la curación (cf Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12). Israel
experimenta que la enfermedad, de una manera misteriosa, se vincula al pecado
y al mal; y que la fidelidad a Dios, según su Ley, devuelve la vida: “Yo, el
Señor, soy el que te sana” (Ex 15,26). El profeta entreve que el sufrimiento
puede tener también un sentido redentor por los pecados de los demás (cf
1s53,11). Finalmente, Isaías anuncia que Dios hará venir un tiempo para Sión
en que perdonará toda falta y curará toda enfermedad (cf Is 33,24). CRISTO, MÉDICO 1503 La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas
curaciones de dolientes de toda clase (cf Mt 4,24) son un signo maravilloso
de que “Dios ha visitado a su pueblo” (Lc 7,16) y de que el Reino de Dios
está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también de
perdonar los pecados (cf Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y
cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2,17). Su compasión hacia
todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: “Estuve enfermo y me
visitasteis” (Mt 25,36). Su amor de predilección para con los enfermos no ha
cesado, a lo largo de los siglos, de suscitar la atención muy particular de
los cristianos hacia todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta
atención dio origen a infatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren. 1505 Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar
por los enfermos, sino que hace suyas sus miserias: “El tomó nuestras
flaquezas y cargó con nuestras enfermedades” (Mt 8,17; cf Is 53,4). No curó a
todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de
Dios. Anunciaban una curación más radical: la victoria sobre el pecado y la
muerte por su Pascua. En “SANAD A LOS ENFERMOS...” 1506 Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su
cruz (cf Mt 10,38). Siguiéndole adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y
sobre los enfermos. Jesús los asocia a su vida pobre y humilde. Les hace
participar de su ministerio de compasión y de curación: “Y, yéndose de allí,
predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con
aceite a muchos enfermos y los curaban” (Mc 6,12-13). 1507 El Señor resucitado renueva este envío (“En mi
nombre...impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”; Mc
16,17-18) y lo confirma con los signos que 1508 El Espíritu Santo da a algunos un carisma especial de curación
(cf 1 Co 12,9.28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado.
Sin embargo, ni siquiera las oraciones más fervorosas obtienen la curación de
todas las enfermedades. Así 5. Pablo aprende del Señor que “mi gracia te
basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza” (2 Co 12,9), y que
los sufrimientos que tengo que padecer, tienen como sentido lo siguiente:
“completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de
su Cuerpo, que es 1509 “Sanad a los enfermos!” (Mt 10,8). 1510 No obstante I SACRAMENTO DE LOS ENFERMOS 1511 Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro
Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho,
insinuado por Mc (cf.Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por
Santiago, apóstol y hermano del Señor [cf. St 5,14-15] (Cc. de Trento: DS
1695). 1512 En la tradición litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente,
se poseen desde la antigüedad testimonios de unciones de enfermos practicadas
con aceite bendito. En el transcurso de los siglos, 1513 El sacramento de II QUIÉN RECIBE Y QUIÉN ADMINISTRA ESTE SACRAMENTO En caso de grave enfermedad 1514 La unción de los enfermos “no es un sacramento sólo para
aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno
para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por
enfermedad o vejez” (SO 73; cf 010, can. 1004,1; 1005; 1007; CCEO, can. 738).
1515 Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en
caso de nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso
de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se
agrava. Es apropiado recibir “...llame a los presbíteros de 1516 Solo los sacerdotes (obispos y presbíteros) son ministros de la
unción de los enfermos (cf Cc. de Trento: DS 1697; 1719; 010, can. 1003;
CCEO. can. 739,1). Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los
beneficios de este sacramento. Los fieles deben animar a los enfermos a
llamar al sacerdote para recibir este sacramento. Y que los enfermos se
preparen para recibirlo en buenas disposiciones, con la ayuda de su pastor y
de toda la comunidad eclesial a la cual se invita a acompañar muy
especialmente a los enfermos con sus oraciones y sus atenciones fraternas. III 1517 Como en todos los sacramentos, la unción de los enfermos se
celebra de forma litúrgica y comunitaria (cf 50 27), que tiene lugar en
familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo
de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de 1518 Palabra y sacramento forman un todo inseparable. 1519 La celebración del sacramento comprende principalmente estos
elementos: “los presbíteros de Estas acciones litúrgicas indican la gracia que este sacramento
confiere a los enfermos. IV EFECTOS DE 1520 Un don particular del Espíritu Santo. La gracia primera de este sacramento
es un gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades
propias del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez. Esta
gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios
y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente tentación de
desaliento y de angustia ante la muerte (cf. Hb 2,15). Esta asistencia del
Señor por la fuerza de su Espíritu quiere conducir al enfermo a la curación
del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios (cf Cc.
de Florencia: DS 1325). Además, “si hubiera cometido pecados, le serán
perdonados” (St 5,15; cf Cc. de Trento: DS 1717). 1521 La unión a 1522 Una gracia eclesial. Los enfermos que reciben este sacramento,
“uniéndose libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyen al bien del
Pueblo de Dios” (LG 11). Cuando celebra este sacramento, 1523 Una preparación para el último tránsito. Si el sacramento de la
unción de los enfermos es concedido a todos los que sufren enfermedades y
dolencias graves, lo es con mayor razón “a los que están a punto de salir de
esta vida” (“in exitu viae constituti”; Cc. de Trento: DS 1698), de manera
que se la llamado también “sacramentum exeuntium” (“sacramento de los que
parten”, ibid.). V EL VIÁTICO, ÚLTIMO SACRAMENTO DEL CRISTIANO 1525 Así, como los sacramentos del Bautismo, de RESUMEN, UNCIÓN DE LOS ENFERMOS 1526 “,Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de
1527 El sacramento de 1529 Cada vez que un cristiano cae gravemente enfermo puede recibir 1530 Sólo los sacerdotes (presbíteros y obispos) pueden administrar
el sacramento de 1531 Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la
unción en la frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o en otras
partes del cuerpo (en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del
sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento. 1532 La gracia especial del sacramento de como efectos: — la unión del enfermo a Iglesia; — el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los
sufrimientos de la enfermedad o de la vejez; — el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por
el sacramento de la penitencia; — el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud
espiritual; —
la
preparación para el paso a la vida eterna. |
La
oración, bella oportunidad para dialogar con Dios. Estén
siempre alegres, oren si cesar, (1 Tes 5,15) Unidos
en la Oración Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |