|
|
Las
antífonas mayores, típicas de la liturgia de estos últimos días de Adviento P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. |
|
Según el concilio de Zaragoza (año 380), el 17 de diciembre era el día
inicial del Adviento. Las oraciones presidenciales hacen continuas referencias a la cercanía
de Navidad y a las actitudes necesarias para celebrarla cristianamente: «Al
acercarse las fiestas de De todas formas, los elementos más característicos de los últimos días
de Adviento son las “antífonas mayores”, que se cantan en Vísperas, antes y
después del Magníficat. Todas ellas comienzan por
la exclamación admirativa “O” (en latín, en español comienzan por “Oh”) y van seguidas por los títulos divinos del Verbo
encarnado. Boecio (s. V) hace una breve referencia a las antífonas mayores de
Adviento, por lo que podrían remontarse a su época (al menos, en una primera
redacción). Parece ser que adquieren la forma actual a lo largo del s. VII.
Posteriormente, en algunos lugares se añadieron varias más, llegando hasta 10
o 12, según las zonas. La liturgia romana contemporánea conserva las 7 más
primitivas. En la antigüedad, se cantaban con especial solemnidad en las
catedrales y monasterios, reservando una antífona para cada una de las
dignidades de la comunidad, que la entonaba solo. Después le respondía el
coro, repitiéndola. Son un magnífico compendio de la cristología y, a la vez,
un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto
del Israel del Antiguo Testamento como de Estas antífonas mayores son breves oraciones dirigidas a Jesucristo,
que condensan el espíritu del Adviento y Continúan las antífonas con una comprensión cada vez más profunda del
misterio de Cristo, sirviéndose de títulos y expresiones de Después de aclamar a Cristo con títulos diversos, todas las antífonas
terminan con la súplica: “ven” y una indicación de los efectos que se esperan
de su venida: la liberación del pecado y de la muerte, la enseñanza de la
verdad, la salvación eterna. Además de cantarse en Vísperas, se proponen,
algo resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de Día 17: Oh Sabiduría, que brotaste de los
labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con
firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación. Día 18: Oh Adonai, Pastor de la casa de
Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le
diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo. Día 19: Oh Renuevo del tronco de Jesé, que
te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y
cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más. Día 20: Oh Llave de David y Cetro de la casa
de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y
libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Día 21: Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que
viven en tinieblas y en sombra de muerte. Día 22: Oh Rey de las naciones y Deseado de
los pueblos, Piedra angular de Día 23: Oh Emmanuel, rey y legislador
nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a
salvarnos, Señor Dios nuestro. En el original latino, comienzan de la siguiente manera: O Sapientia = sabiduría, Palabra de Dios
dirigida a los hombres. O Adonai = Señor poderoso (así se nombra a Dios en el Antiguo
Testamento). O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de
David). O Clavis = llave de David, que abre y
cierra. O Oriens = oriente, sol, luz. O Rex = rey de paz. O Emmanuel = Dios-con-nosotros. Leídas en sentido inverso, las iniciales latinas de la primera palabra
después de la “O”, forman el acróstico “ero cras”, que significa “seré
mañana, vendré mañana”. Estamos, finalmente, ante la respuesta del Mesías a
la súplica de sus fieles, que le dicen: “Ven pronto”. Esta idea, escondida en
las antífonas, se formula con claridad en los textos litúrgicos del día 24
por la mañana: «Hoy sabréis que viene el Señor, y mañana contemplaréis su
gloria»; «Mañana será el día de vuestra salvación, dice el Señor de los
ejércitos»; «Mañana quedará borrada la maldad de la tierra y será nuestro Rey
el Salvador del mundo»; «Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra y
sobre vosotros reinará el Salvador de mundo». Por la tarde, P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. Teresianum Piazza San Pancrazio
5/A 00152-ROMA (Italia) |
|
Caminando con Jesús Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |