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P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. |
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Origen de la fiesta. Las primeras referencias a una fiesta de Epifanía
el 6 de enero provienen del s. II. En el norte de Egipto, la secta gnóstica
de los basilidianos celebraba el bautismo de Jesús. Desde principios del s.
IV, a la vez que se generalizó La realeza de Cristo. El Evangelio del día es el de la adoración de
los Magos. En la antigüedad, se pensaba que siempre que nacía un personaje
importante, especialmente un rey, un astro se manifestaba en el cielo. Así lo
interpretaron los Magos, que «al ver la estrella, se dijeron: Éste es el signo
del gran Rey; vamos a su encuentro y ofrezcámosle nuestros dones». Al ver la
estrella en tierras de Israel, se dirigieron directamente a la corte de
Jerusalén, para preguntar por el rey al que pertenecía. La primera lectura de
la misa anuncia que todos los pueblos, con sus reyes a la cabeza, acudirán a
Jerusalén para ofrecer dones al Dios verdadero y a su Mesías: «Caminarán los
pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora» (Is
60,3). Por eso, la respuesta del salmo responsorial canta: «Se postrarán ante
ti, Señor, todos los reyes de la tierra». De esta manera, se afirma que el Niño que nació en la pobreza de una
gruta es el Rey del mundo, al que todos los reyes deben veneración, tal como
anunciaron los profetas: «Esta estrella resplandece como llama viva y revela
al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y ofrecieron sus dones al
gran Rey». Desde antiguo, en los dones de los Magos, se vio una manifestación
de la identidad del Niño: el oro se ofrecía a los reyes, el incienso a Dios y
la mirra era utilizada para ungir los cadáveres antes de la sepultura. La universalidad de la salvación. Los Santos Padres vieron en los
Magos de Oriente un anticipo de los pueblos no judíos, llamados a encontrar
la salvación en Cristo. Así lo interpreta San León Magno: «Que todos los
pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas […] Que todas
las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo,
y que Dios sea conocido […] en el mundo entero». Si en Una fiesta de extraordinaria riqueza. Aunque los otros aspectos
quedaron algo apagados, nunca se olvidaron totalmente, tal como se puede
comprobar en los textos litúrgicos, hasta nuestros días: «Veneremos este día
santo, honrado con tres prodigios: hoy la estrella condujo a los magos al
pesebre; hoy el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná;
hoy Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán, para salvarnos». Estos
variados acontecimientos son distintos momentos de una única realidad: la
“manifestación” de nuestro Señor Jesucristo. El anuncio de las fiestas pascuales y otras
tradiciones. En el concilio de Nicea, las Iglesias acordaron celebrar P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. Teresianum Piazza San Pancrazio
5/A 00152-ROMA (Italia) |
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Caminando con Jesús Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |