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El
Sagrado Corazón de Jesús P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. |
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Este año,
la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús coincide con la clausura del Año Santo
Sacerdotal, convocado por Benedicto XVI. Con este motivo, Roma está llena de
sacerdotes católicos, llegados de todos los rincones del mundo, para
participar en diversos actos: conferencias, momentos de oración, retiros…
Quiera el Señor, en su misericordia, darnos sacerdotes santos, según su
Corazón. No los merecemos, pero los necesitamos. Él tenga piedad de los que
han realizado actos contrarios a su vocación y les conceda la conversión,
para que puedan reparar el daño que han causado y encontrar la paz. En Se
conservan numerosos testimonios de devoción al corazón de Jesús en autores
medievales, como San Bernardo de Claraval († 1153)
y Santa Gertrudis de Helfta († 1302), pero sin
repercusiones litúrgicas. La fiesta surgió por obra de San Juan Eudes († 1680), que compuso misa y oficio propios, y por
las revelaciones de Santa Margarita María de Alacoque
(† 1690). Clemente XIII la autorizó en 1765 y Pío IX la hizo obligatoria para
toda Santa
Teresita compuso una preciosa poesía al Sagrado Corazón de Jesús, para cantar
con una melodía popular. La presento en prosa, porque aquí sólo nos interesan
las ideas que en ella expresa: Junto al
sepulcro santo, María Magdalena, deshecha en lágrimas, se arrodilló en el
suelo, buscando a Jesús. Los ángeles vinieron a consolarla, pero no lo
consiguieron. No era vuestro brillo, luminosos arcángeles, lo que esta alma
ardiente buscaba, sino al Señor de los ángeles, al que amaba más que a sí
misma. El viernes, ella se quedó la última junto al sepulcro. Y el domingo
marchó al sepulcro la primera. Su Amado se hizo presente. No pudo ella vencerle
en la lid del amor... Cuando la llamó por su nombre, devolvió a María la
alegría y la paz. Como ¡Corazón
de Jesús, tesoro de ternura, tú eres mi dicha, mi única esperanza! Tú que
supiste hechizar mi tierna juventud, quédate junto a mí hasta que llegue la
última tarde de mi día en la tierra. Mi Señor, te entrego mi vida entera. Tú
ya conoces todos mis deseos. Quiero perderme en tu tierna bondad, Corazón de
Jesús. Sé que
todos nuestros méritos y nuestras obras buenas carecen de valor a tus divinos
ojos. Para darles un precio, quiero echar todos mis sacrificios en tu
inefable corazón. ¡Oh corazón sagrado, yo me
escondo en tu seno y no tengo miedo a nada, porque mi virtud eres tú! Para
poder un día contemplarte en tu gloria, hay que pasar antes por el fuego. En
cuanto a mí me toca, escojo por purgatorio tu amor consumidor, corazón amado.
Al dejar esta vida, quisiera hacer un acto de purísimo amor y luego,
dirigiendo mi vuelo hacia la patria, ¡entrar para siempre en tu corazón...! Para
escuchar una preciosa canción (tanto la letra como la música) en honor del
Sagrado Corazón, basta con hacer click en esta
dirección: http://www.youtube.com/watch?v=tXxhKlUUsaA&feature=related Y aquí
otra ¡impresionante! cantada por niños en inglés y latín, con subtítulos en
español (No importa donde vaya, tú siempre estás conmigo, a mi lado). http://www.youtube.com/watch?v=hKDoCatFlzk&feature=related P.
Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d. 11-06-2010. [1] Oración colecta opcional. [2] Primera propuesta de oración colecta. [3] Prefacio. |
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Caminando con Jesús Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant |
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