MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

26 años en Internet

La edición de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más antigua de Internet, comenzó en el año 1998. Si desea comunicar algo, escriba al correo electrónico: caminandoconjesus@vtr.net

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20-06-2024

Edición Nº 9.643

LITURGIA DE   LAS HORAS 

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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 7. 9

Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.

ORACIÓN COLECTA

Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha con bondad nuestros ruegos, y ya que sin ti nada puede la debilidad humana, concédenos siempre la ayuda de tu gracia para que, cumpliendo tus mandamientos, te agrademos con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA Eclo 48, 1-14

Lectura del libro del Eclesiástico.

El profeta Elías surgió como un fuego, su palabra quemaba como una antorcha. Él atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? Tú despertaste a un hombre de la muerte y de la morada de los muertos, por la palabra del Altísimo. Tú precipitaste a reyes en la ruina y arrojaste de su lecho a hombres insignes; tú escuchaste un reproche en el Sinaí y en el Horeb una sentencia de condenación; tú ungiste reyes para ejercer la venganza y profetas para ser tus sucesores; tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego. De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob. ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida! Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. Durante su vida ningún jefe lo hizo temblar, y nadie pudo someterlo. Nada era demasiado difícil para él y hasta en la tumba profetizó su cuerpo. En su vida, hizo prodigios y en su muerte, realizó obras admirables.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: La vida de Elías no sólo se recuerda en los libros de los Reyes, sino también se ha transformado en canto y leyenda popular, como un modo de mantener viva la memoria, la historia y los valores que germinaron en el mismo pueblo.

SALMO Sal 96, 1-7

R. ¡Alégrense, justos, en el Señor!

¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.

Un fuego avanza ante él y abrasa a los enemigos a su paso; sus relámpagos iluminan el mundo; al verlo, la tierra se estremece. R.

Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Se avergüenzan los que sirven a los ídolos, los que se glorían en dioses falsos; todos los dioses se postran ante él. ¡Alégrense, justos, en el Señor! R.

ALELUYA Rom 8, 15

Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Aleluya.

EVANGELIO Mt 6, 7-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO: La oración del Padrenuestro se ubica, en el evangelio de Mateo, en el contexto de las enseñanzas sobre la piedad y sus expresiones tales como la limosna, la oración y el ayuno. Así Jesús transmite a sus discípulos un modo familiar de relacionarse con Dios, pero además, presenta una nueva relación entre los que oran: son hermanos que tienen un Padre común.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que nutres al hombre con el alimento de estos dones y también lo renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y el cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4

Una sola cosa pido a Dios y por ella suspiro: Habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos Padre, que así como la comunión que hemos recibido es signo de la unión de los creyentes en ti, también se realice la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Ustedes oren de esta manera”

Mt 6, 7-15

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

1.      CUANDO OREN, NO HABLEN MUCHO, COMO HACEN LOS PAGANOS

Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: Jesús expuso una censura y una forma correcta al orar y de orar, a través de esta enseñanza nos expuso cual debe ser el espíritu cristiano en la oración.

La oración cristiana exige como una condición la sinceridad y sencillez, dejando que hable el corazón, con actitud humilde, no como el practicado por los gentiles, que piensan que por mucho hablar serán escuchados. Lo que estamos aprendiendo, que al orar no hay que utilizar vanas palabras, no se debe farfullar, es decir hablar muy deprisa y de manera atropellada o confusa y tampoco decir muchas cosas inútiles. En otra palabras, no pretender la charlatanería en la oración, sea diciendo cosas vanas o inútiles, sea pretendiendo recitar unas fórmulas largas o calculadas, como si ellas tuviesen una eficacia mágica ante Dios.

Es así como Jesús dijo: No hagan como ellos. En el judaísmo, en general, gustaba de prolijas oraciones y, en especial, acumular en ellas títulos a los nombres divinos. Pero Jesús no enseña que no es ésta la actitud cristiana en la oración, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Pero no se excluye la minuciosidad, porque no se estima como requisito semimágico, cuando viene de la sinceridad del corazón. La oración no es locuacidad, sino el corazón volcado en Dios.

No pretende Jesús con esta enseñanza condenar la oración larga. No es éste el propósito de su enseñanza. La censura va contra la mecanización formulista o semimágica de la oración. Tampoco Jesús va contra la extensión de la oración. El mismo, cuando estuvo en Getsemaní, dio ejemplo de oración larga, al permanecer en la misma una hora de oración (Mt 26:39.42.44, par.), lo mismo que pasarse, en ocasiones, la noche en oración.

2.      PADRE NUESTRO

Hermosa oración nos enseñó Jesús, El Padre Nuestro, es irremplazable, es una oración perfecta, en ella está toda una enseñanza; que orar, como orar y como dirigirse a Dios como Padre.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre. Comienza esta oración dirigiéndose a Dios con una alabanza que nos hace grato el orar. Es encantador saber el verdadero sentido de paternidad y filiación divina que tenemos al ser hijos de Dios, al decir Padre Nuestro, además nos involucramos todos como hermanos, Dios es Nuestro Padre, uno solo y nuestro, de todos nosotros.

Decir Padre nuestro es la mejor ocasión para entrar el alma dentro de sí, y hacer el giro hacia la contemplación perfecta. Apenas se encuentra santa Teresa con la palabra “Padre nuestro” entre las manos, estalla en un “oh” de asombro contemplativo. Que Cristo se humille tanto para tratar con nosotros, que nos dé al Padre: “¡Cómo dais tanto junto a la primera palabra! Tan amigo de dar, que no se os pone cosa delante” (C 27,2).

Y cuando nos dirigimos al Padre en oración, levantamos los ojos a Él, nuestro corazón se inflama y se apasiona porque nos dirigimos a quien más nos ama, y decimos tiernamente “Padre”, porque somos sus hijos, él nos ha creado, somos de su patrimonio, y con gran convicción, decimos Padre Nuestro, en plural, de este modo nos involucramos todos porque para El somos hermanos, y deseamos.

3.         QUE ESTÁS EN EL CIELO

Levantamos los ojos y rezamos “Que estas en los cielos”, porque “los cielos publican la gloria de Dios"; (Sal 18,2), el cielo es donde ya no hay culpa y donde no hay ningún temor a la muerte, entonces nos elevamos a Él y lo separamos de las cosas terrenas. San Agustín decía: Dios, habita en el corazón de los hombres justos, complementado con la idea del cielo, es entonces el cielo una idea más allá de todo lo que el hombre puede imaginar.

4.      SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Luego rezamos “Santificado sea tu nombre”; Porque Dios es santidad pura, incorruptible, principio de todo lo bueno, y pedimos que sea santificado en nosotros su nombre, como auxilio para abstenernos de toda maldad y para que la santificación pueda venir en nosotros. Por tanto, esta es una expresión que nos compromete a buscar la santidad, para que Dios tenga hijos dignos recordando al salmista que dice: “Sea conocida tu santidad en todo el mundo, y te alaba dignamente, porque alabarte es de justos (Sal 32,1)

5.      QUE VENGA TU REINO

Y es hora de pedir y rogamos: “que venga tu reino”; Para que el poder y la seducción y el reino de este mundo pasajero sean desterrados, sobre todo, el pecado, que reina en nuestra vida terrenal. De este modo también pedimos a Dios que nos libre de la corrupción y nos preserve de la muerte. También queremos decir venga el Espíritu Santo sobre nosotros para que nos purifique. El Reino de Dios viene cuando alcanzamos gracia; porque El mismo dice (Lc 17,21): "El reino de Dios está dentro de vosotros". Para que Dios reine en nuestras vidas, así entonces en todos nuestros pensamientos, palabras y acciones.

6.         QUE SE HAGA TU VOLUNTAD

Y sin entristecernos por el Plan de Dios en nosotros, le pedimos al Padre que se hágase su voluntad aquí en la tierra como en el cielo; Es una súplica para que nos permita imitar la vida del cielo, y porque nosotros deseamos aceptar lo que Él quiere. Le pedimos de este modo, que nuestra vida humana sea buena y semejante a la que tendremos después de la resurrección, por tanto ya queremos disponernos a llevar un modo de vida en este mundo, que esté conforme con la que esperamos en el otro.

7.         DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

Suplicamos a continuación “Danos hoy nuestro pan cada día”: Jesucristo es el Pan de Vida Eterna. El pan de nuestras almas es la virtud divina, que trae sobre ellas la vida eterna del mismo modo que el pan que nace de la tierra conserva la vida temporal. El pan divino que ha venido y el que ha de venir, le rogamos nos conceda hoy, con todo su sabor. También concédenos esto haciendo que el Espíritu Santo habite en nosotros, produciendo una virtud que aventaja a toda virtud humana, como la humildad, la bondad y el amor.

8.         PERDONA NUESTRAS OFENSAS

Y reconociendo nuestras faltas, solicitamos que perdones nuestros pecados, perdona nuestras ofensas: “Misericordia Señor, nos comprometemos a no faltarle, sin embargo caemos, pero El, bueno al extremo, nos perdona y luego volvemos a caer, entonces le suplicamos que suspenda el castigo que merecemos, y El tan bueno, lo hace. Pero en cuanto vemos que por su confianza en nosotros El mira para otro hermano, volvemos a caer nuevamente”. Jesús nos enseñó a tener confianza por nuestras buenas obras, y nos enseñó a implorar el perdón de nuestros pecados, porque, no existiendo nadie sin pecados, no nos privemos de la participación de los beneficios divinos por los pecados humanos. Así pues, al ofrecer, como debemos, a Cristo, quien hace que el Espíritu Santo habite en nosotros, la santidad perfecta, habremos de reprendernos si no hemos conservado la pureza de su templo. Este defecto se enmienda por la bondad de Dios, perdonando a la humana debilidad el castigo de sus pecados.

9.         PORQUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A AQUÉLLOS QUE NOS OFENDEN.

Y decimos lo enseñado por Jesús, “porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden”; Así es Dios, lleno de piedad por los pecadores, si lo es El con nosotros, tenemos que serlo del mismo modo con los demás y, si no es así, somos unos hipócritas. Esto los hacemos con toda justicia por el Dios justo. Cuando nosotros perdonamos a nuestros deudores; esto es, a los que nos han ofendido y confiesan su ofensa. Conociendo nosotros esto, debemos dar gracias a nuestros deudores; porque son para nosotros la oportunidad y la causa de nuestro mayor perdón. Además dando poco alcanzamos mucho; porque nosotros debemos muchas y grandes deudas a Dios y estaríamos perdidos si nos pidiésemos una pequeña parte de ellas.

10.      NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN.

También nos enseñó el Señor, pedir para que Él no nos dejes caer en la tentación: Pedimos a Dios que no nos deje caer en el pecado, esto es fuerza, amor, decisión, voluntad para enfrentar este diarios combate "entre la carne y el espíritu", capacidad para evitar las ocasiones de pecar. Si queremos que Dios permanezca en nuestro corazón, tenemos que protegerlo de la tentación.

En efecto, es imposible no dejarnos tentar, los santos fueron tentados, muchos sufrieron esta prueba, por eso le pedimos a Dios que no nos deje caer en la tentación, esto es, que no permita que suframos la prueba de las tentaciones inclinada a los placeres de los sentidos. Jesucristo conociendo nuestra debilidad, mandó que orásemos para que no cayésemos en la tentación; pero cuando alguno se ve en ella, conviene que pida a Dios la virtud de resistirla, para que se cumpla en nosotros lo que dice San Mateo (10,22): "El que persevera hasta el fin, se salvará".

11.      LIBRANOS DEL MAL

Por este motivo, rogamos que nos libre del mal, del “maléfico”, y sus sinónimos, la mentira, el crimen, el robo, la xenofobia, la discriminación, la desidia, la irreverencia, el egoísmo, la envidia, la pereza, la maldad, la dureza de corazón, la incomprensión, irresponsabilidad, el inventar cosas falsas de los demás y tantas más que son el deleite de Satanás. 

San Agustín nos dice que cada uno pide ser librado del mal (esto es, del demonio y del pecado); pero el que confía en Dios, no teme al pecado. Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rom 8,31).

Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

“PADRE NUESTRO…”

Mt 6, 7-15

En el Evangelio de hoy Jesús nos enseña a orar: Ustedes oren de esta manera: “Padre nuestro…”

Estamos llamados a orar al Padre con gran amor de hijos y de hermanos de Jesús, quien se hace nuestro hermano al pedirnos que oremos al Padre diciendo: “Padrenuestro”.

Y hemos tomado esta oración con mucha seriedad. Y nos corresponde cada vez que oramos el Padrenuestro comprender porque le oramos a nuestro Padre.

Y oramos al Padre, que quiere unirnos como hermanos. Oramos al Padre con la mirada puesta en el Hijo. Y sabemos que es el Hijo de todas sus predilecciones. Oramos al Padre con el propósito de amar a Dios en todo y por encima de todo. Oramos al Padre con el propósito cumplir su santa y amorosa voluntad. Oramos al Padre con mucha confianza que se ha revelado como amor.

Se trata de una oración de agradecimiento llena de alegría por el hecho de que podamos llamar, amar y alabar de manera confiada a Dios como Nuestro Padre.

Esta oración habla en clave del amor al prójimo en unión de amor con Jesús. Al decir nuestro, es decir nosotros, es pensar en vivir solidarios con todos y en todos los campos de la vida. 

Quién da a Dios el nombre de Padre, por ese solo hecho, se santifica, y como hijo se hace heredero, admite la hermandad con el Hijo unigénito y se le abren los cielos y recibe el Espíritu Santo.

Quién da a Dios el nombre de Padre, puede alcanzar todos los bienes que le ha prometido el Hijo.

Quién reconoce a Dios como Padre, se aleja del odio, de la soberbia, de la envidia y vive en la Fe, la Esperanza y la Caridad, que es madre de todos los bienes.

Quién por amor al Hijo, ora al Padre y dice Padrenuestro, elimina las desigualdades entre los hombres.

Jesús nos ha enseñado además que lo que pide nuestro Padre es que le amemos y que nos amemos todo como hermanos de un mismo Padre, un Padrenuestro. 

ORACION (3)

 

Padre nuestro; suave en el amor.

Que estas en el cielo; la casa que aspiramos, tesoro de felicidad eterna.

Santificado sea tu nombre; al decirte Padre es hablar de amor.

Venga a nosotros tu Reino; con la alegría del corazón.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; porque amamos lo que tú amas.

Danos hoy nuestro pan de cada día; pan que nos alimenta con amor.

Perdona nuestras ofensas; contigo, con el prójimo y con nosotros mismos.

Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden; pero con un corazón sincero.

No nos dejes caer en la tentación; que viene del mundo y del demonio

Pedro

FUENTES DE LA PAGINA

ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y LAS FUENTES DE ORIGEN

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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