MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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26-05-2024

Edición Nº 9.620

LITURGIA DE   LAS HORAS  

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Enlaces Interesantes: LA SANTISIMA TRINIDADSantísima Trinidadla experiencia trinitaria, auténtica experiencia de diosFiesta de La Santísima Trinidad (Ciclo B)La Santísima Trinidad en El Catecismo, y más.

 

DOMINGO DE LA SANTISIMA TRINIDAD

Familiaridad con Dios

Mt 28,16-20

bso6A muchos cristianos el misterio de la Trinidad les echa para atrás. Les parece demasiado complicado y prefieren dejarlo de lado. Y sin embargo las páginas del Nuevo Testamento nos hablan a cada paso de Cristo, del Padre y del Espíritu Santo. Ellos son el fundamento de toda nuestra vida cristiana.

Explicar el misterio de la Trinidad no es difícil, es imposible, precisamente porque es misterio. Pero lo mismo que un niño puede tener gran familiaridad con su padre aunque no sepa decir muchas cosas de él, nosotros podemos vivir también en una profunda familiaridad con el Padre, con Cristo, con el Espíritu y tener experiencia de estas Personas divinas. No sólo podemos: estamos llamados a ello en virtud de nuestro bautismo. No es un privilegio de algunos místicos.

Podemos conocer al Padre como Fuente y Origen de todo, Principio sin principio, fuente última y absoluta de la vida, no dependiendo de nadie. El Hijo es engendrado por el Padre, recibe de Él todo su ser: por eso es Hijo; pero el Padre se da totalmente: por eso el hijo es Dios, igual al Padre. Nada tiene el Hijo que no reciba del Padre; nada tiene el Padre que no comunique al Hijo. El ser del Hijo consiste en recibir todo del Padre y el Hijo vuelve al Padre en un movimiento eterno de amor, gratitud y donación. Y ese abrazo de amor entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo.

“El Espíritu todo lo sondea, incluso lo profundo de Dios” (1Cor 2,10). El Espíritu nos da a conocer a Cristo y al Padre y nos pone en relación con ellos. Las Personas divinas viven como en un templo en el hombre que está en gracia. Estamos habitados por Dios. Somos templo suyo. Vivimos en el seno de la Trinidad. ¿Se puede imaginar mayor familiaridad? Todo nuestro cuidado consiste en permanecer en esta unión. (P. Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas Sobre el Año Litúrgico)

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I.- RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA

Bendita sea la Santísima Trinidad: Dios Padre, el Hijo unigénito de Dios y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.

ACTO PENITENCIAL

·         A ti, la imagen viva del Padre, te pedimos. Cristo, ten piedad.

·         A ti, el Hijo del Dios vivo, te invocamos. Señor, ten piedad.

·         A ti, el Ungido por el Espíritu Santo, te rogamos. Señor, ten piedad

SE DICE GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Dios Padre, que revelaste a los hombres tú misterio admirable al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador; te pedimos que, en la profesión de la fe verdadera, podamos conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar al único Dios todopoderoso. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Moisés estimula a reconocer que el Señor es Dios, recordando las maravillas que hizo con ellos.

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32—34. 39-40

Moisés habló al pueblo diciendo: Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante. ¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ti en Egipto, ante tus mismos ojos? Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios —allá arriba, en el cielo, y aquí abajo, en la tierra—y no hay otro. Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Meditando sobre la historia de su pueblo, el autor descubre un único e idéntico Dios detrás de los principales acontecimientos del pasado: un Dios único asegura la continuidad de la historia hacía su plenitud Es la fe en un Dios único la que ha preparado la manifestación del Dios trinitario. Un Dios de amor y de ternura no soporta la incomunicación. Se le descubrirá plenamente en el misterio del /hombre-Dios capaz de vivir en plenitud la comunión con el Padre y de compartir su Espíritu.

SALMO

Frente a las maravilla obradas por Dios, el salmo alaba su omnipotencia cread Participamos de esta oración, aclamando: ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!

SaI 32, 4-6. 9. 18-20. 22

R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!

La palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.

La palabra del Señor hizo el cielo, y el aliento de su boca, los ejércitos celestiales; porque él lo dijo, y el mundo existió, él dio una orden, y todo subsiste. R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.

SEGUNDA LECTURA

San Pablo enseña que el Espíritu hace de nosotros hijos adoptivos de Dios moviéndonos a llamarlo “Padre”.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 8, 14-17

Hermanos: Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios “¡Abbá!”, es decir, “¡Padre!”. El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Es a partir de Cristo que podemos acercarnos a Dios en espíritu y en verdad. El Dios que nos aguarda se preocupa, ante todo, por ver a sus hijos heredar su vida, mediante el sí filial en su propio Hijo, Jesucristo. El hecho de que nos atrevamos a llamar “Padre » a Dios, lejos de esclavizarnos nos libera y frente a otro hombre tenemos derechos y obligaciones. Una verdad cristiana fundamental y fecunda es la filiación divina. Escribe san Juan: “A los que lo recibieron los hizo capaces de ser hijos de Dios (Jn 1,12).)

ALELUYA Cf. Apoc 1, 8

Aleluya. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene. Aleluya.

EVANGELIO

Jesús envía a sus discípulos a proclamar el Reino de Dios en nombre de la Santísima Trinidad.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 28, 16-20

Después de la Resurrección del Señor, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Estamos ante la única aparición del Maestro Resucitado a los apóstoles, narrada por Mateo. Al ver al Maestro, los Once se postran ante él, confesando con este gesto su señorío. El Resucitado afirma, de hecho, haber recibido todo poder. Y, naturalmente, de este señorío se deriva la misión universal: al hacer discípulos de todas las naciones, los apóstoles no harán sino manifestar el señorío de Cristo sobre toda la creación. Y promete estar siempre acompañando a los suyos, en la misión evangelizadora, hasta el final de los tiempos.

SE DICE EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Que tu amor descienda sobre nosotros.

·         Por la unión de la Iglesias cristianas: para que el movimiento ecuménico avance en el camino de la unidad. Oremos.

·         Por los judíos y los mahometanos, creyentes en el Dios único y verdadero: para que lleguen a descubrirlo también en Jesús. Oremos.

·         Por los que viven desunidos y enfrentados: para que vean en la Trinidad el estímulo de mejores relaciones personales. Oremos.

·         Por nuestras familias y nuestra comunidad: para que practiquemos un amor comunicativo y reconciliador. Oremos.

III. LITURGIA EUCARISTICA

Presentación de las ofrendas: La santa misa está dirigida al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo. Por eso presentemos al Dios Uno y Trino, el propósito de crecer en la comunión fraterna, manifestación del amor que ha sido derramado en nuestros corazones.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor y Dios nuestro, por la invocación de tu Nombre santifica los dones que te presentamos y por ellos conviértenos también a nosotros en ofrenda eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

El Misterio de la Santísima Trinidad

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no en la unidad de una sola persona, sino en la trinidad de la única divina naturaleza. Y lo que creemos de tu gloria porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia alguna. De modo que, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoremos la distinción de las personas, la unidad de la naturaleza y la igualdad de su poder. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, los querubines y los serafines, que no cesan de aclamar a una sola voz:

Santo, santo, santo...

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Gál 4, 6

Porque ustedes son hijos, Dios infundio en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba!, es decir, ¡Padre!

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor y Dios nuestro, te pedimos que el sacramento recibido y la profesión de nuestra fe en ti, único Dios en tres personas, sirvan para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor

IV.- RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICION

Canto final: Con alegría, por haber celebrado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, nos retiramos cantando.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Mt 28, 16-20:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.   LOS ONCE DISCÍPULOS FUERON A GALILEA, A LA MONTAÑA DONDE JESÚS LOS HABÍA CITADO

Los once discípulos, cumpliendo la orden del Señor que les transmitió mediante el ángel y las mujeres, van a Galilea, esto puede haber sucedido después de las apariciones en Jerusalén. Lo que está claro es los que dice el evangelio, “a la montaña donde Jesús los había citado”, y puede ser también que el mismo Señor, le hubiera dicho donde reunirse en alguna de sus apariciones en Jerusalén.

Y los cita a la montaña, ¿Cuál?, he leído a autores que suponen el Tabor, aunque el evangelio no lo dice. Sin embargo lo que hay que destacar que muchos sucesos interesantes en los evangelios suceden en la montaña, o el monte, lugar predilecto de Cristo apara subir a orar.

2.   AL VERLO, SE POSTRARON DELANTE DE ÉL

Relata Mateo: “Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron”. Entendemos que en cuanto apareció Cristo se postraron en señal de una profunda reverencia. Pero tenemos algo extraño en el relato: “algunos todavía dudaron”, y suponemos que solo estaban los once, que eran sus íntimos amigos y no otros, porque ellos fueron citados, ya sea por el mensaje de los ángeles a las mujeres o el de Cristo a la mujeres o finalmente porque el Señor solo a los once les había prometido antecederles allí en Galilea.

Llama la atención esto de la duda, porque ya habían visto en otras ocasiones al Señor Resucitado, recordemos que además con ciertas pruebas, como mostrarles las manos, los pies con los agujeros de los clavos, en incluso tocarle y comer con ellos.

3.   PERO EN UN PRIMER INSTANTE, ¿NO ESTUVIERON SEGUROS QUE ERA EL SEÑOR?

Puede suceder también que el relato nos quiere decir que en un primer instante no estuvieron seguros que era el Señor quien se le aparecía, esto también sucede en otros relatos, como por ejemplo después de la multiplicación de los panes, cuando a la noche estaban remando en el lago, vino el Señor “a ellos andando sobre el mar.” Pero ellos, “viéndolo andar sobre el mar, se turbaron y decían: Es un fantasma.” “Y después que Él les dijo quién era, todavía Pedro le dijo: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas” (Mt 14). Otros caso se presenta por ejemplo en el relato de los peregrinos de Emaús o también lo que le sucedió a Magdalena, que pensó que era el hortelano (Jn 20:15). Y en el mismo lago de Genesaret, mientras estaban pescando, se les apareció el Señor y los llamó, pero “los discípulos no se dieron cuenta que era Jesús” (Jn 21:4) hasta posteriormente, y sólo Juan fue el primero en caer en la cuenta (Jn 21:7).

¿No sucede hoy a nosotros lo mismo?, ¿porque dudamos que sea Cristo quien se dirige a nosotros?, En un momento, a los apóstoles no les fue fácil creer en la resurrección de Jesucristo, pero los hechos les dieron mayor firmeza, al comprobar directamente la realidad de los sucesos que estaban presenciando. Ojala que nos demos cuenta siempre de la presencia del Señor en nuestras vidas y para ello, hay que orar siempre para que tengamos mucha fe.

4.   “YO HE RECIBIDO TODO PODER EN EL CIELO Y EN LA TIERRA”

Observamos cómo estos versículos muestran una realidad que para los discípulos de Jesús no era fácil entender, Aquél que poco antes había sido crucificado, que había sido llevado al sepulcro y que resucitó después, ahora estaba junto a ellos. Y cuando los discípulos vieron al Señor, postrándose en tierra lo adoraron. Sabiendo el Señor que algunos todavía dudaron, él no duda en acercarse y hablarles íntimamente para alejar de sus corazones toda clase de dudas y los confirma en la fe diciéndoles; “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.”

El Señor, nos está manifestando algo muy grande, Él ha recibido toda la autoridad del cielo, dada por el Padre, con plenitud de poder, en el cielo y en la tierra, en el cielo sobre lo celestial y en la tierra sobre toda la humanidad. El evangelista San Juan relata que el Padre le dio poder sobre toda carne, para que les dé la vida eterna; “Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. (Juan 17,2). Cristo Jesús, ejerce poderes divinos, ya que tiene el poder de Dios autoridad sobre todo lo creado y que terminará ejerciéndola en el juicio final (Mt c.25). San Jerónimo enseña que “Se le dio toda potestad en el cielo y en la tierra, porque Aquél que antes sólo reinaba en el cielo, por la fe de los creyentes debía reinar ahora en la tierra”  (Catena aurea ES 5816)

5.   VAYAN, Y HAGAN QUE TODOS LOS PUEBLOS SEAN MIS DISCÍPULOS

Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, les dice el Señor, es la misma exigencia que nos hace también Cristo Jesús hoy, ir a predicar el evangelio, y a instruir a todo el mundo sobre sus enseñanzas, para que muchos se hagan sus discípulos.

La fe de los apóstoles está basada en una experiencia directa, ellos son testigos y reciben el mensaje del Jesús resucitado para llevarlo por el mundo. En esta orden de predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo, se observa ya el universalismo cristiano en acción entre los gentiles.  Este es el gran mandato, la gran misión de Jesús a la que todos debemos ser fiel, por siempre, hasta el final de los tiempos, para que muchos conozcan al Señor, se hagan cristianos y se hacen católicos, aún mucho mejor.

La tarea de evangelizar es muy urgente ante los profundos cambios que se van realizando en nuestra sociedad.  Ciertamente, en la medida que a todos nos sea posible, con los medios que dispongamos y en el ambiente el cual vivimos, estamos invitados a evangelizar y a seguir con amor este mandato. Anunciar el evangelio es un deber, una obligación que incumbe a todo cristiano. San Pablo experimentó esta urgente necesidad de predicar, tarea que ejerció como un servicio a los demás. (Ver link  “AY DE MÍ SI NO EVANGELIZO” .Comentario a 1Cor 9,16-19.22-23

6.   “VAYAN Y BAUTICEN”.

Al instruir el Señor a sus discípulos, se preocupa de que en primer lugar hay que enseñar a todas las gentes y después de enseñarlas, bautizarla, por esta razón San Jerónimo enseñaba de que “no puede suceder que el cuerpo sea quien reciba el sacramento del bautismo, a no ser que el alma reciba antes la verdad de la fe”. ¿Y entonces porque razón bautizamos a los niños?, lo hacemos porque ellos también son acogidos por el amor de Dios y desde pequeños pueden ser incorporados al misterio de Cristo, como del mismo modo, ser acogidos en la fe de la Iglesia. No obstante, esto nos exige aceptar un compromiso como padres cristianos, o como padrinos, esto es comprometernos a educar a nuestros hijos cristianamente en nuestra fe.

Y el Señor dice Bautizar y no es solo sumergir, es además lavar, purificar. Es el Bautismo cristiano, que hace nacer de él y del Espíritu y sin él “no se puede entrar en el reino de los cielos” (Jn 3, 3.5.6.7), y San Pablo enseña que el bautismo hace “convivir” con Cristo (Rom 6:4; 6:1-11). Y agrega que este bautismo debe ser en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Algo importante en el encargo que les hace el Señor: “y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. ¿Y qué nos ha mandado el Señor?: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”. (Jn 13, 34-35)

7.   EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO

Nos pide Nuestro Señor Jesucristo: “sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado”. El Espíritu Santo, es el que nos hará hablar, predicar y enseñar a cumplir los que nos ha mandado Jesucristo, el mismo Espíritu Santo que habló por los profetas, el que hace escribir y escuchar y dar gracias, el que nos llena de gozo, el que nos da fuerza, luz, consuelo, que está lleno de bondad, que es dulce huésped del alma y suave alivio de los hombres.

Ciertamente, entre los cristianos de distintas confesiones hay diferencia en como cada uno lleva su fe, no obstante hay mucho más cosas que nos unen de las que nos separan, y el Señor nos ha mandado que “os améis los unos a los otros”, es decir a todos nuestros hermanos por igual. Y todas las confesiones cristianas y trinitarias bautizan a sus hermanos en el “Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" y nadie se le ocurriría bautizar omitiendo a alguna de las Personas Divinas, de esto se deduce cuán indivisible es la esencia de la Trinidad y que el Padre es verdadero Padre del Hijo, que el Hijo es verdadero Hijo del Padre y que el Espíritu Santo es verdaderamente el Espíritu del Padre y de Dios Hijo y que además lo es de la Sabiduría y de la Verdad, que es el Hijo. Dídimo el Ciego escritor eclesiástico del s. IV, comenta, “El fundamento de la felicidad de los creyentes y todo el Plan de la salvación está basado en esta Trinidad”

San Jerónimo nos enseña; El Señor nos mandó a bautizar en el “Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo", porque siendo una misma la divinidad de las Personas, debía ser una misma la gracia que concediesen, porque la palabra Trinidad significa un solo Dios.

8.   YO ESTARÉ CON USTEDES TODOS LOS DÍAS HASTA EL FIN DEL MUNDO

El Señor nos promete que nos va a asistir, y en forma constante, “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”, es decir siempre contamos con su ayuda y su protección para que llevemos adelante la misión que él nos encomienda.  Esta promesa del Señor, no fue solo para los once, es extendida para todo los que sean sus discípulos y es la misma que hizo Dios a su hijos de siempre; “Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir.  (Éxodo 4,12) 4), “Yo estaré contigo” (Éxodo 3,12), No temas, que contigo estoy yo; (Isaías 41,10).

Es entonces ya, el momento de que atendamos la petición de Cristo de ir a todos los pueblos, a predicar el Evangelio a todas las gentes junto con el bautismo. Este es el gran mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, y la debemos hacer con fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias, confiando plenamente de la asistencia y protección, garantía para vivamos un apostolado firme, constante y por siempre.

Con todo, no olvidemos que cuando Jesús dice a todos los pueblos, está diciendo a los creyentes e incrédulos. Porque el que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer, porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación, sino imperfectamente. Así se dirá tal vez cada cual a sí mismo: Yo seré salvo porque he creído. Y así será en efecto, si une las obras a la fe; porque la verdadera fe consiste en que no se contradiga la obra con lo que dice la palabra. “Pero el que no creyere será condenado”. (Mc 15-16)

9.   ORACION

¡OH mis Tres, mí Todo, me abandono a vuestro amor!... ¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en Vos, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mí paz, ni hacerme salir de Vos, Oh mi Inmutable, sino que cada momento me sumerja más íntimamente en la profundidad de vuestro misterio.

Pacificad mi alma; haced de ella vuestro cielo, vuestra morada predilecta, el lugar de vuestro descanso. Que nunca os deje allí solo sino que permanezca totalmente con Vos, vigilante en mi fe, en completa adoración y en entrega absoluta a vuestra acción creadora.  (Santa Isabel de la Trinidad)

Muchas Bendiciones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

ALGUIEN QUE ENTIENDE DE ESTO HA DICHO QUE LA TRINIDAD ES MÁS PRESENTE A NOSOTROS QUE NUESTRO YO A NOSOTROS MISMOS.

Si la escuela de la catequesis estuviera orientada bíblica y teológicamente, el misterio de la Trinidad, con todas sus explicaciones y aplicaciones adaptadas a la vida, debería ocupar un puesto fundamental. Por consiguiente, sería menester enseñar que la Trinidad, mediante la fe-esperanza-caridad, arraiga propiamente en la memoria-intelecto-voluntad, porque la fe infusa es “verdaderamente” una participación en el conocimiento que Dios-Padre tiene de sí mismo (= el Hijo), y la caridad infusa es “verdaderamente” una participación en el amor del Padre y del Hijo (= el Espíritu Santo). Por eso debe explicarse que el bautizado, con la fe, conoce a Dios “como” Dios se conoce a sí mismo y, con la caridad, ama a Dios “como” Dios se ama a sí mismo: y ese conocimiento-amor reproducen y son propiamente semejantes a los de la Trinidad. Son humano-divinos: humanos, porque son expresados por nuestra persona, pero también divinos, porque son más y mejor obra del Espíritu Santo, que pone en acción las tres virtudes teologales. De suerte que se debe decir que el bautizado está estructurado “trinitariamente”, hasta el punto de que es imposible expresar con palabras la intimidad que la fe-esperanza-caridad crean en nosotros con el Padre-Hijo-Espíritu Santo. Alguien que entiende de esto ha dicho que la Trinidad es más presente a nosotros que nuestro yo a nosotros mismos.

ORACION (3)

 

A mí, que he sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que tantas veces al día me hago la señal de la cruz, cómo me gustaría nombrar con la devoción y con el afecto del corazón a estas santas Personas y no hacer como los jugadores cuando entran en el campo.

La señal de la cruz es un sacramental que, por así decirlo, debe consagrar todo lo que hacemos, todo lo que pensamos, todo lo que decimos al Padre-Hijo-Espíritu Santo. Jesús me asegura: “Si alguien me ama, también mi Padre le amará, y vendremos a él y estableceremos nuestra morada en él”. Cómo quisiera tratar con más respeto-garbo-delicadeza a estos huéspedes míos, con todas las atenciones que reservamos a los huéspedes de consideración. Pablo me recuerda: “Si alguien falta el respeto al templo de Dios, que sois vosotros, Dios le apartará”, y me exhorta de este modo: “Honrad y tratad con elegancia al Dios que lleváis en vuestro cuerpo”. Cómo quisiera comprender que una cosa es vestir, adornar, alimentar el cuerpo con mentalidad “mundana”, y otra cosa completamente distinta es hacerlo con mentalidad “de fe”: ésta me hace superar el envoltorio donde el templo del Espíritu está siempre radiante, ya sea bello o feo, esté sano o enfermo, sea viejo o joven, rico o pobre.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

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