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EUCARISTÍA 45,1 - 52,2
45.- JESUCRISTO ESTÁ AHORA GLORIOSO EN EL CIELO Y EN
EL SAGRARIO.
45,1. Jesucristo es
Dios y Hombre verdadero. Como Dios está en todas partes. Como Hombre está
solamente en el cielo y en el sagrario, en el Sacramento de la Eucaristía.
El sagrario es lo
principal de la iglesia; aunque a veces no está en el altar mayor. El sagrario
es una especie de casita, con su puerta y con su llave. Allí está Jesucristo , y por eso, al lado hay encendida una lamparita.
Siempre que pasemos por delante, debemos poner la rodilla derecha en tierra, en
señal de adoración, lo mismo si está reservado que si está expuesto
.
45,2. Las imágenes
merecen nuestra veneración y respeto porque están en lugar del Señor, de la
Virgen y de los Santos, a quienes representan. Son sus retratos, sus estatuas.
Pero lo que hay en el sagrario no es un retrato o estatua de Jesucristo, sino
el mismo Jesucristo , vivo, pero glorioso: como está
ahora en el cielo. Las imágenes no se adoran, se veneran. A Jesucristo
, en el sagrario, sí lo adoramos. Adoración consiste en tributar a una
persona o cosa honores de Dios. Se llama culto de latría .
Se diferencia del culto de dulía que consiste en la veneración que se tributa a
todo lo que no es Dios, pero se relaciona con Él (imágenes, reliquias, etc.). A
los santos se les tributa culto de dulía, que es de intercesión ante Dios.
La adoración sólo se
tributa a Dios . El doblar la rodilla tiene distintos
significados, según la voluntad del que lo hace: ante la Eucaristía es
adoración, ante una imagen es veneración, ante los reyes es reverencia. La
veneración de las imágenes no va dirigida a la materia de la que está hecha
(piedra, madera, lienzo o papel) sino a la persona a la que representa
. Cuando tú besas la foto de tu madre, tu beso no se dirige al papel
fotográfico sino a tu madre en persona.
La idolatría se dirige a la imagen misma.
Dice el Concilio II de
Nicea: el honor tributado a la imagen va dirigido a quien está representado en ella .
El Dios del Antiguo Testamento no tenía cuerpo. Era invisible. No se le podía
representar por imágenes. Las imágenes de aquel tiempo eran ídolos. Pero desde
que Cristo se hizo la imagen visible del Dios invisible ,
como dice San Pablo , es lógico que lo representemos para darle culto .
Los textos de la
Biblia que prohíben hacer imágenes(563) son para los
del Antiguo Testamento, por el peligro que tenían de caer en la idolatría como
los pueblos vecinos. Ya no valen hoy día; como tampoco valen otras leyes del
Antiguo Testamento, por ejemplo, la circuncisión , y
la pena de muerte para los adúlteros.
El Nuevo Testamento
perfecciona el Antiguo .
Los textos del Nuevo
Testamento que hablan de los ídolos, se refieren a auténticos ídolos adorados
por paganos, pero no a simples imágenes.
Por eso el Concilio
Ecuménico de Nicea del año 787, justificó el culto de las sagradas imágenes.
Las imágenes son la Biblia del pueblo. Decía San Gregorio Magno
: Las imágenes son útiles para que los iletrados vean en ellas lo que no
son capaces de leer en los libros.
Los Testigos de Jehová , hasta el saludo a la bandera nacional lo consideran
como un acto de idolatría . Esto es absurdo.
45,3. Es muy
importante que consideres a Jesucristo en el sagrario, no como una cosa, sino
como una Persona que siente, que ama, que te está esperando. Jesucristo está en
el sagrario, deseando que vayamos a visitarle. Debemos ir con frecuencia a
contarle nuestras penas y necesidades, y a pedirle consuelo y ayuda.
Es muy buena costumbre entrar a saludar a Jesucristo al pasar por delante de
una iglesia, al menos una vez al día.
Aunque sea brevemente. Por mucha
prisa que tengas puedes entrar un momento y decir:
Señor:
Yo creo que estás aquí presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Te adoro con todo mi corazón, como al único Dios verdadero.
Te amo sobre todas las cosas.
Te doy gracias por todos los beneficios que de Ti he recibido.
Te pido por todo por todas mis intenciones.
Te ruego que me ayudes en todo lo que necesite. Amén.
No has tardado ni un minuto.
Algunas veces, se hace la exposición
del Santísimo Sacramento. Los fieles se arrodillan ante Él para adorar al
Señor, darle gracias por su amor, y pedirle su ayuda. Al final de la
exposición, se da la bendición con el Santísimo a los fieles: entonces, es el
mismo Cristo quien les bendice y derrama sobre ellos sus gracias.
46.- JESUCRISTO ESTA REAL Y VERDADERAMENTE PRESENTE
EN EL SAGRARIO, AUNQUE ENCUBIERTO BAJO APARIENCIAS DE PAN, EN LA HOSTIA
CONSAGRADA.
47.- JESUCRISTO TAMBIÉN ESTÁ ENCUBIERTO BAJO
APARIENCIAS DE VINO EN EL CÁLIZ CONSAGRADO.
47,1. En la Eucaristía
permanecen el olor, color y sabor del pan y del vino; pero su substancia se ha
convertido en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo.
Substancia es aquello
por lo cual algo es lo que es. Lo que hay de permanente en el ser, por lo cual
subsiste. No lo que es transitorio y accidental, que no es esencial y
constante, y que necesita una substancia donde residir: como son el color, el
olor y el sabor .
47,2. La Hostia, antes
de la Consagración, es pan de trigo. La Hostia, después de la Consagración, es
el Cuerpo de Jesucristo , con su Sangre, su Alma y su
Divinidad. Del pan sólo quedan las apariencias, que se llaman especies
sacramentales.
47,3. En el cáliz,
antes de la Consagración, hay vino de uva. En el cáliz, después de la Consagración,
está la Sangre de Cristo , con su Cuerpo, su Alma y su
Divinidad. Del vino sólo quedan las apariencias, que se llaman especies
sacramentales.
Jesucristo en razón de
su única Persona está entero en cada una de las dos especies sacramentales; por
eso, para recibirlo, no es necesario comulgar bajo las dos especies de pan y
vino: basta cualquiera de las dos para recibirlo entero
47,4. La palabra
griega "soma" en la antropología hebrea significa cuerpo en su
totalidad; no en contraposición con la sangre. Igualmente la palabra
"aima" (sangre) significa lo que es el hombre en su totalidad. Cristo
repite la misma idea para confirmarla, para remacharla. Es un paralelismo
llamado "climático" muy frecuente en el modo de hablar hebreo.
48.- EL PAN Y EL VINO SE CONVIERTEN EN EL CUERPO Y EN
LA SANGRE DE JESUCRISTO EN LA SANTA MISA POR LAS PALABRAS QUE EL SACERDOTE DICE
EN EL MOMENTO DE LA CONSAGRACION, PUNTO CENTRAL DE LA MISA
48,1. Por eso las
normas litúrgicas dicen que durante la consagración los fieles deben ponerse de
rodillas, si no hay motivo razonable que lo impida. Y así lo han recordado
varios obispos.
En la elevación
podrías decir en silencio: "Señor mío y Dios mío, que tu santa redención
consiga mi salvación eterna y la de todos los que han de morir hoy. Amén".
49.- Jesucristo instituyó la Eucaristía para
perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz, y
alimentar nuestras almas para la vida eterna.
49,1. En su Ultima
Cena, Jesucristo , instituyó el sacrificio eucarístico
de su Cuerpo y de su Sangre.
Jesús ofreció aquel día en el cenáculo el mismo sacrificio que iba a ofrecer
pocas horas más tarde en el calvario: con anticipación, se entregó por todos
los hombres bajo las apariencias de pan y vino.
Con las palabras
"haced esto en memoria mía"(564), Jesús dio a los Apóstoles y a sus
sucesores el poder y el mandato de repetir aquello mismo que Él había hecho:
convertir el pan y el vino, en su Cuerpo y en su Sangre, ofrecer estos dones al
Padre y darlos como manjar a los fieles.
49,2. Jesucristo está
en todas las Hostias Consagradas entero en cada una de ellas
. Aunque sea muy pequeña. También un paisaje muy grande se puede
encerrar en una fotografía muchísimo más pequeña. No es lo mismo; pero esta
comparación puede ayudar a entenderlo.
La presencia de Cristo
en la Eucaristía es inextensa, es decir, todo en cada parte. Por eso al partir
la Sagrada Forma, Jesucristo no se divide, sino que queda entero en cada parte,
por pequeña que sea . Lo mismo que cuando uno habla y
le escuchan dos, aunque vengan otros dos a escuchar, también oyen
toda la voz. La voz se divide en doble número de oídos, pero sin perder nada.
Esta comparación, que es de San Agustín , puede ayudar
a entenderlo.
Todo esto es un gran misterio, pero así lo hizo Jesucristo que, por ser Dios,
lo puede todo. Lo mismo que, con su sola palabra hizo milagros así, con su sola
palabra, convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre cuando dijo:
"Esto es mi Cuerpo..., éste es el cáliz de mi Sangre..."(565).
En otra ocasión dijo:
"Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida"(566). Y
los que oyeron estas palabras las entendieron en su auténtico sentido; por eso
no pudieron contenerse y dijeron "dura es esta doctrina"(567). Los
discípulos que las oyeran las entendieron de modo real, no simbólico. Por eso
dice San Juan que cuando le oyeron esto a Jesús algunos, escandalizados, le
abandonaron diciendo: esto es inaceptable . Les sonaba
a antropofagia. Si lo hubieran entendido en plan simbólico no se hubieran
escandalizado.
El mismo San Pablo
también las entendió así. Por eso después de relatar la institución de la
Eucaristía añade rotundamente: "de manera que cualquiera que comiere este
pan o bebiere este cáliz indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del
Señor"(568).
Por todo esto los
católicos creemos firmemente que en la Eucaristía está el verdadero Cuerpo y la
verdadera Sangre de Jesucristo . Las interpretaciones
simbólicas y alegóricas de los no católicos son inadmisibles.
La presencia de Cristo
en la Eucaristía es real y substancial .
El sentido de las
palabras de Jesús no puede ser más claro. Si Jesucristo hablara simbólicamente,
habría que decir que sus palabras son engañosas. Hay circunstancias en las que
no es posible admitir un lenguaje simbólico. Qué dirías de un moribundo que te
promete dejarte su casa en herencia y lo que luego te dejara fuera una
fotografía de ella" Si no queremos decir que Jesucristo nos engañó, no
tenemos más remedio que admitir que sus palabras sobre la Eucaristía significan
realmente lo que expresan.
La Biblia de los
Testigos de Jehová traduce falsamente en el relato de la Cena: "esto
significa mi Cuerpo". Sin embargo, todos los manuscritos y versiones, sin
excepción, traducen "esto es mi Cuerpo"(569). No es lo mismo el verbo
"ser" que el verbo "significar".
La bandera significa
la Patria, pero no es la Patria.
Es cierto que nosotros
no podemos comprender cómo se convierten el pan y el vino en el Cuerpo y la
Sangre de Jesucristo ; pero tampoco comprendemos cómo
es posible que la fruta, el pan, un huevo, un tomate o una patata se conviertan
en nuestra carne y en nuestra sangre, y sin embargo esto ocurre todos los días
en nosotros mismos. Claro que la transformación que sufren los alimentos en
nuestro estómago es del orden natural, en cambio la transubstanciación del pan
y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo es de orden sobrenatural y
misterioso.
Este misterio se llama Santísimo Sacramento del Altar y, también, la Sagrada
Eucaristía.
49,3. La presencia de
Cristo en la Eucaristía está confirmada por varios milagros eucarísticos que,
ante las dudas del sacerdote celebrante u otras circunstancias, las especies
sacramentales se convirtieron en carne y sangre humana, como consta por los
exámenes científicos realizados en los milagros de Lanciano, Casia y
otros(570).
Puede ser interesante mi vídeo: "El Santo Grial de Valencia y milagros
eucarísticos", donde presento las razones que nos permiten afirmar con
fundamento que el Santo Cáliz de Valencia es el mismo que utilizó Jesucristo en
la Ultima Cena, y relato los milagros eucarísticos de los Corporales de Daroca,
La Sagrada Forma de El Escorial, El Milagro de los peces de Alboraya (Valencia)
y la carne eucarística de Lanciano (Italia), analizada recientemente.por
científicos.
50.- La Misa es el acto más importante de nuestra
Santa Religión, porque es la renovación y perpetuación del sacrificio de Cristo
en la cruz.
50,1. En la Misa se
reactualiza el sacrificio que de su propia vida hizo Jesucristo a su Eterno
Padre en el calvario, para que por sus méritos infinitos nos perdone a los
hombres nuestros pecados, y así podamos entrar en el cielo. En la Misa se hace
presente la redención del mundo. Por eso la Misa es el acto más grande, más
sublime y más santo que se celebra cada día en la Tierra.
Decía San Bernardo : el que oye devotamente una Misa en gracia de Dios
merece más que si diera de limosna todos sus bienes .
Oír una Misa en vida aprovecha más que las que digan por esa persona después de
su muerte.
Con cada Misa que oigas aumentas tus grados de gloria en el cielo.
La única diferencia
entre el sacrificio de la Misa y el de la cruz está en el modo de ofrecerse : en la cruz fue cruento (con derramamiento de
sangre) y en la Misa es incruento (sin derramamiento de sangre), bajo las
apariencias de pan y vino.
"Los sacrificios
de la Ultima Cena, el de la Cruz y el del altar, son idénticos"(571).
Todos los fieles que
asisten al Sacrificio Eucarístico lo ofrecen también al Padre por medio del
sacerdote, quien lo realiza en nombre de todos y para todos hace la Consagración .
A los hombres nos
gusta celebrar los grandes acontecimientos:
bautizos, primeras comuniones, bodas,
aniversarios, etc. Estas celebraciones suelen consistir en banquetes. La
Eucaristía es un banquete para conmemorar la Ultima
Cena. Los cristianos nos reunimos para participar, con las debidas
disposiciones, en el banquete eucarístico.
50,2. Hay quienes
dicen que no van a Misa porque no sienten nada.
Están en un error. Las
personas no somos animales sentimentales, sino racionales .
. El cristianismo no es cuestión de emociones, sino de valores. Los valores
están por encima de las emociones y prescinden de ellas. Una madre prescinde de
si tiene o no ganas de cuidar a su hijo, pues su hijo es para ella un valor.
Quien sabe lo que vale una Misa, prescinde de si tiene ganas o no. Procura no
perder ninguna, y va de buena voluntad.
Para que la Misa te
sirva basta con que asistas voluntariamente, aunque a veces no tengas ganas de
ir. La voluntad no coincide siempre con el tener ganas. Tú vas al dentista
voluntariamente, porque comprendes que tienes que ir; pero puede que no tengas
ningunas ganas de ir.
Algunos dicen que no
van a Misa porque para ellos eso no tiene sentido. Cómo va a tener sentido si
tienen una lamentable ignorancia religiosa" A nadie puede convencerle lo
que no conoce. A quien carece de cultura, tampoco le dice nada un museo. Pero
una joya no pierde valor porque haya personas que no saben apreciarla. Hay que
saber descubrir el valor que tienen las cosas para poder apreciarlas.
Otros dicen que no van
a Misa porque no les apetece, y para ir de mala gana, es preferible no ir. Si
la Misa fuera una diversión, sería lógico ir sólo cuando apetece. Pero las
cosas obligatorias hay que hacerlas con ganas y sin ganas. No todo el mundo va
a clase o al trabajo porque le apetece. A veces hay que ir sin ganas, porque
tenemos obligación de ir. Que uno fume o deje de fumar, según las ganas que
tenga, pase.Pero el ir a trabajar no puede depender de tener o no ganas. Lo
mismo pasa con la Misa. Ojalá vayas a Misa de buena gana, porque comprendes que
es maravilloso poder mostrar a Dios que le queremos, y participar del acto más
sublime de la humanidad como es el sacrificio de Cristo por el cual redime al
mundo. Pero además, la asistencia a la Misa dominical es obligatoria, pues es
el acto de culto público oficial que la Iglesia ofrece a Dios.
La Misa es un acto
colectivo de culto Dios. Todos tenemos obligación de dar culto a Dios. Y no
basta el culto individual que cada cual puede darle particularmente. Todos
formamos parte de una comunidad, de una colectividad, del Pueblo de Dios, y
tenemos obligación de participar en el culto colectivo a Dios. No basta el
culto privado.
El acto oficial de la Iglesia para dar culto a Dios colectivamente, es la Santa
Misa. El cumplimiento de las obligaciones no se limita a cuando se tienen
ganas. Lo sensato es poner buena voluntad en hacer lo que se debe.
El cristianismo es una vida, no un mero culto externo. El culto a Dios es
necesario, pero no basta para ser buen cristiano.
La asistencia a Misa es sobre todo un acto de amor de un hijo que va a visitar
a su Padre: por eso el motivo de la asistencia a Misa debe ser el amor.
Muchos cristianos no
caen en la cuenta del valor incomparable de la Santa Misa. Le oí decir a un
sacerdote, que hablaba del valor de la Misa, que si a él le ofrecieran un
millón de pesetas para que un día no celebrara la Santa Misa, él, sin dudarlo,
dejaría el millón, no la Misa. Al oír esto pensé que yo también haría lo mismo.
Unos días después al decir yo esto en unas conferencias que estaba dando en
Écija, el millón me pareció poco, y dije: diez, cincuenta, cien, mil millones,
ni por todo el oro del mundo dejaría yo de decir una sola misa. Repartiendo mil
millones de pesetas yo podría hacer mucho bien: pues ayudo más a la humanidad
diciendo una Misa; pues los mil millones de pesetas tienen un valor finito, y
la Santa Misa es de valor infinito. "Una sola Misa glorifica más a Dios
que le glorifican en el cielo por toda la eternidad todos los ángeles y santos
juntos, incluyendo a la Santísima Virgen María, Madre de Dios"(572) . La razón es que la Virgen y los Santos son criaturas
limitadas, en cambio la Misa, como es el Sacrificio de Cristo-Dios, es de valor
infinito
50,3. Siendo la Santa
Misa "reproducción incruenta del sacrificio del calvario, tiene los mismos
fines y produce los mismos efectos que el sacrificio de la cruz"(573).
La Misa se celebra por cuatro fines
:
1 Para adorar a Dios dignamente.
Todos los hombres estamos obligados a adorar a Dios por ser criaturas suyas. La
mejor manera de adorarle es asistir debidamente al Santo Sacrificio de la Misa.
2 Para satisfacer por los pecados nuestros y de todos los cristianos vivos y
difuntos.
3 Para dar gracias a Dios por los beneficios que nos hace: conocidos y
desconocidos por nosotros.
4 Para pedir nuevos favores del alma y del cuerpo, espirituales y materiales,
personales y sociales.
Para alabar a Dios, para darle
gracias por un beneficio, para pedirle un nuevo favor, para expiar nuestros
pecados, para aliviar a las almas del purgatorio, etc., etc., lo mejor es oír
Misa.
Por lo tanto, nuestras peticiones, unidas a la Santa Misa tienen mayor
eficacia. Pero la aplicación del valor infinito de la Misa depende de nuestra
disposición interior.
50,4. La Misa se
ofrece siempre solamente a Dios , pues sólo a Él
debemos adoración, pero a veces se dice Misa en honor de la Virgen o de algún
santo, para pedir la intercesión de ellos ante Dios.
Una sola Misa, bien
oída, nos aprovecha más que mil Misas que nos apliquen después de nuestra
muerte.
Muchos cristianos
tienen la costumbre de ofrecer Misas por sus difuntos .
Es ésta muy buena costumbre, pues una Misa ayuda a un difunto mucho más que un
ramo de flores sobre su tumba.
Cuando se encargan
Misas se suele dar una limosna al sacerdote que la dice para ayudar a su
sustento, según quería San Pablo(574). Pero de ninguna
manera debe considerarse esta limosna como precio de la Misa, que por ser de
valor infinito, no hay en el mundo oro suficiente para pagarla dignamente. Lo
que se da al sacerdote no es el precio de lo que recibimos, sino que le damos
un donativo para ayudar a su sustento con ocasión de la ayuda espiritual que él
nos ofrece.
50,5. La Liturgia es
la oración pública y oficial de la Iglesia.
El Concilio Vaticano
II, en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, ha recalcado la importancia
de la Liturgia en la formación de los cristianos de hoy: "la Liturgia es
la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia, y al mismo tiempo la
fuente de donde mana toda su fuerza"(575). Pero primero dice que "la
Sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia"(576), y después
que "la participación en la Sagrada Liturgia no abarca toda la vida
espiritual"(577). "Por eso, junto a la liturgia y con justa autonomía,
han de fomentarse otras expresiones, culturales o no, como la evangelización,
la catequesis, el apostolado, los ejercicios ascéticos, la acción caritativa y
social, y la vida de testimonio en el mundo"(578).
La Liturgia en nada se
opone, sino al contrario, exige vehementemente un intenso cultivo de la vida
espiritual, aun fuera de las acciones litúrgicas, con todos los medios
ascéticos acostumbrados y conocidos en la tradición cristiana
.
Hay que tener cuidado
de que el despliegue que van alcanzando las celebraciones litúrgicas
comunitarias no se produzca a base de pisar y expropiar su terreno a la piedad
y oración privadas.
Porque en tal caso el
auge de las celebraciones litúrgicas ya no estaría de acuerdo ni con la letra
ni con el espíritu de la Constitución Conciliar sobre la Sagrada Liturgia. Hoy
padecemos una hipertrofia del sentido comunitario. Se pretende a veces que lo
común sobresalga de tal modo que ahogue lo individual. Pero todos los
movimientos que en la pendular historia de las ideas han pasado por un máximo
excesivo, han terminado por reducirse a sus justos términos .
"El hombre tiene
un valor inalienable en sí mismo. Aunque él se salva en comunidad, se salva en
virtud de su respuesta individual al llamamiento a participar en la vida de
esta comunidad"(579).
51.-LA SAGRADA COMUNIÓN ES EL ACTO DE RECIBIR A
JESUCRISTO, CON SU CUERPO, SU SANGRE, SU ALMA Y SU DIVINIDAD, BAJO LAS
APARIENCIAS DE PAN Y VINO.
51,1. Hay obligación
bajo pecado grave, de comulgar una vez al año, y en peligro de muerte.
Dice el Código de Derecho Canónico: En peligro de muerte, cualquiera que sea la
causa de donde ésta proceda, obliga a los fieles el precepto de recibir la
Sagrada comunión por Viático .
La obligación de
comulgar, que antes era por Pascua Florida, el Nuevo Código de Derecho
Canónico, lo expresa así en el canon 920:
Todo fiel, después de
la Primera Comunión, está obligado a comulgar por lo menos una vez al año.
Este precepto debe
cumplirse durante el Tiempo Pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en
otro tiempo dentro del año . Este Tiempo Pascual
comienza en el Triduo Pascual, el Jueves Santo, y
termina con el domingo de Pentecostés. En España desde 1526 el Cumplimiento
Pascual puede cumplirse desde el Miércoles de Ceniza hasta el domingo de la
Santísima Trinidad .
Para un cristiano,
comulgar una vez al año es lo mínimo . La Iglesia
desea que los cristianos comulguen más a menudo, como lo expresa en el nuevo
canon 898: Tributen los fieles la máxima veneración a la Santísima Eucaristía,
tomando parte activa en la celebración del sacrificio augustísimo, recibiendo
este sacramento frecuentemente.
La comunión frecuente
puede ser mensual, semanal y mejor aún diaria.
La mejor devoción que
podemos tener es la comunión diaria en la Santa Misa .
Comulgar es el acto
más sublime que podemos hacer en la vida, pues es recibir a Dios en nuestro
corazón. Jesucristo , que por ser Dios es
infinitamente sabio y poderoso, no pudo dejarnos cosa mejor. Aunque no se puede
ni comparar, podemos decir que con una comunión ganamos más que si nos toca la
lotería. No es exageración. Es una realidad. Y si lo dudamos, es que no tenemos
fe.
Si comulgáramos más,
estaríamos acumulando un capitalazo para la eternidad. Sin embargo, una pereza
increíble nos hace desaprovechar lo más grande y fácil que se nos puede
presentar en la vida.
Pero sobre todo,
comulgando damos gusto a Jesucristo . Para eso se ha
quedado en la Eucaristía.
A Jesucristo no le bastó hacerse hombre y morir por los hombres. Quiso quedarse
para siempre entre nosotros en la Eucaristía, y hacerse pan para unirse a
nosotros en la Sagrada Comunión. Por amor a Él comulga lo más a menudo que
puedas. Dice Cristo que quien comulga, vivirá eternamente .
Pero además, la
comunión nos es necesaria porque es el alimento del alma que la robustece para
la lucha de la vida. Quien no comulga tiene el alma débil, y fácilmente cae en
el pecado. Quien comulga a menudo fortifica el alma y encuentra más fácil la
victoria contra el pecado.
La comunión es el
mejor medio de vencer las tentaciones porque debilita nuestras malas
inclinaciones, aumenta la gracia santificante y nos preserva del pecado mortal .
Si alguna vez no
puedes comulgar sacramentalmente, porque no estás en condiciones, haz al menos
una comunión espiritual. La fórmula de la comunión espiritual la tienes en los
Apéndices.
51,2. Antes de
comulgar, debemos prepararnos con reverencia, pensando que el que viene a
nosotros -pobres pecadores- es nada menos que Jesucristo , Dios, infinitamente
poderoso, Creador del Universo; pero que nos ama tanto, que se ha querido
quedar con nosotros en el sagrario para que podamos recibirle.
Al comulgar nos empapamos de Cristo como una esponja se empapa de agua . Es más, al comer el Cuerpo de Cristo, el alimento
espiritual nos transforma a nosotros, y no nosotros al alimento: como cuando
comemos comida material. La idea es de Santo Tomás(580).
Sería un error
privarse de la comunión por un sentimiento exagerado de indignidad propia. Para
comulgar fructíferamente basta estar en gracia de Dios. No es necesario ser
santo, sino que comulgamos frecuentemente para poder serlo.
Lo mejor es comulgar
en medio de la Misa, pero si no puedes oír Misa, al menos comulga.
Los sacerdotes tienen
obligación de darla a cualquier hora a todos los fieles que la pidan
razonablemente.
Cuando vayas a
comulgar, acércate al comulgatorio con los brazos cruzados en actitud
respetuosa.
Cuando el sacerdote
vaya a darte la Sagrada Forma, te dirá: "El Cuerpo de Cristo". Tú le
respondes: "Amén", y levantas la cabeza, la echas un poco hacia
atrás, abres suficientemente la boca y sacas un poco la lengua por encima del
labio inferior para que te deposite en ella a Nuestro Señor. Es dificilísimo
dar la comunión a personas que tienen su cabeza inclinada hacia delante, la
boca poco abierta y sin sacar la lengua. Hay peligro de que se caiga la Sagrada
Forma.
Después, retírate a tu
puesto. Para tragar con facilidad la Sagrada Forma, deja que se humedezca un
poco con la saliva. Si se pega al paladar, despréndela con la lengua.
También puedes recibir
la Sagrada Forma en la mano, poniendo la mano izquierda como bandeja y tomando
la Sagrada Forma con la derecha.
Después de comulgar
debemos darle gracias durante un ratito por beneficio tan grande, y pedirle por
todas nuestras necesidades.
Háblale como a un
amigo; pídele por tu familia, para que todos tengan salud y trabajo, y para que
sean buenos y se salven; pídele por tus amigos, conocidos y compañeros de
trabajo; por tu Patria, el Papa, la Iglesia y los grandes problemas de la Humanidad;
y rézale las oraciones que para después de comulgar te pongo en el Apéndice.
Cuando se deshace la
Sagrada Forma, Jesucristo ya no está corporalmente# ,
pero queda en el alma la gracia santificante, que no se va hasta que se comete
un pecado grave. El pecado grave destruye la gracia santificante.
52.- PARA COMULGAR ES NECESARIO ESTAR EN GRACIA DE
DIOS Y HABER GUARDADO EL AYUNO EUCARISTICO.
52,1. El ayuno eucarístico , hoy día, se ha reducido a una hora para
sólidos y líquidos (incluso bebidas alcohólicas). Este mismo margen hay que
dejar para las comuniones de media noche (Misa de Nochebuena).
La hora se entiende
aproximadamente. Si faltan cinco o diez minutos, no importa.
El agua y las
medicinas no rompen el ayuno. No importa haberlas tomado incluso un momento
antes de comulgar.
El ayuno eucarístico
queda suprimido para los enfermos, aunque no guarden cama, para los fieles de
edad avanzada, y para las personas que cuidan enfermos y ancianos o familiares
de éstos que desean recibir con ellos la Sagrada Eucaristía A los enfermos se
les puede llevar la comunión a cualquier hora del día o de la noche . Y a
juicio del Obispo, pueden recibir la comunión bajo la sola especie de vino, si
les cuesta tragar.
Normalmente se suele
recibir la comunión una vez al día. Pero se puede comulgar de nuevo, por
segunda vez, cualquier día con tal de que sea oyendo misa entera
. También pueden comulgar por segunda vez en el día los que acompañan al
que recibe el viático .
Se puede comulgar sin haber guardado ayuno eucarístico, en peligro de muerte y
para evitar una irreverencia al Santísimo Sacramento, por ejemplo, en un
incendio, en una inundación, en una persecución religiosa, etc. En estos casos,
si no hay sacerdote, podrá administrar la comunión, a otros y a sí mismo, cualquier
seglar que esté en estado de gracia. Si uno no está en gracia, que haga un acto
de contrición.
52,2. Además del
ayuno, para comulgar hay que estar en gracia de Dios.
Cuando tenemos la
desgracia de cometer un pecado grave, ya no estamos en gracia de Dios; por lo
tanto, así no podemos comulgar; y si comulgamos sabiendo que estamos en pecado
grave, cometemos un pecado tremendo que se llama sacrilegio .
Dice San Pablo que quien comulga indignamente "se traga su propia
condenación"(581). Aunque con un acto de contrición perfecta -como luego
diremos- se perdonan los pecados, con todo, quien tiene conciencia de estar en
pecado grave no puede comulgar sin antes confesarse, a no ser por causa grave . Así lo manda la Santa Iglesia, en el Código de
Derecho Canónico .
Causa grave es aquella
necesidad moral que, si no se atiende, nos produce un grave perjuicio; como
sería el que los demás adviertan que estamos en pecado mortal. Por eso, si
después de acercarte a comulgar te das cuenta que estás en pecado grave, no es
necesario que retrocedas: puedes comulgar haciendo antes un acto de contrición,
con propósito de confesarte después . Si tienes duda
de estar en gracia, puedes comulgar haciendo antes un acto de contrición . Como te explico en el n 84 ,
puedes hacer un acto de contrición en tres palabras: Dios mío, perdóname.
Juan Pablo II afirmó
que la confesión es imprescindible para quien tiene conciencia de pecado grave
y quiere acercarse a la comunión. El Papa dijo que la preparación penitencial
del comienzo de la Santa Misa no es suficiente para que pueda comulgar el que
tenga conciencia de pecado grave.
No es necesario
confesarse cada vez que uno comulga, a no ser que se tenga sobre la conciencia
algún pecado grave. Dijo Juan Pablo II el 30 de enero de 1981: "está y
estará vigente siempre en la Iglesia la norma, establecida por San Pablo y por
el mismo Concilio de Trento, por la cual a la digna recepción de la Eucaristía
se debe anteponer la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de
pecado grave"(582).Los que creen estar en gracia de Dios, pueden acercarse
a comulgar sin confesarse previamente. Sin embargo, es muy recomendable hacer
siempre un acto de contrición perfecta antes de acercarse a comulgar. Sobre el
acto de contrición te hablo en los núms. 80-84.
NOTAS
(563) - Éxodo, 20:4
(564) - Evangelio de San Lucas, 22:19
(565) - Evangelio de San Mateo, 26:26ss
(566) - Evangelio de San Juan, 6:56
(567) - Evangelio de San Juan, 6:61
(568) - SAN PABLO: Primera Carta a los Corintios, 11:27ss
(569) - G. HERBERT, S.I.: Los Testigos de Jehová, su historia y su doctrina,
III,
(570) - BOB-PENNY LORD: Milagros de la Eucaristía, I, V, XV. Librería Niño
Jesús. San Jorge 357, Santurce. Puerto Rico
(571) - ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología Moral para Seglares, 2º, 2ª, III,
98. Ed. BAC. Madrid
(572) - ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la Perfección Cristiana nº 235.
Ed. BAC. Madrid
(573) - ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.:Teología Moral para
Seglares,2º, 2ª, III,nº100.Ed.BAC. Madrid
(574) - SAN PABLO: Primera Carta a los Corintios, 9:13s
(575) - Concilio Vaticano II: Sacrosantum Concilium: Constitución sobre la
Sagrada Liturgia, nº 10
(576) - Concilio Vaticano II: Sacrosantum Concilium: Constitución sobre la
Sagrada Liturgia, nº 9
(577) - Concilio Vaticano II: Sacrosantum Concilium: Constitución sobre la
Sagrada Liturgia, nº 12
(578) - Documento de la Comisión Episcopal de Liturgia del 1-XI-1987
(579) - Pastoral Colectiva de los Obispos de los EE.UU.: Revista ECCLESIA nº
1376(3-II-68)
(580) - SANTO TOMÁS in 4 Sent. Dist. 12 q.
(581) - SAN PABLO: 1ª Carta a los Corintios, 11:27ss
(582) - Revista ECCLESIA, 2018 (14-II-81)8.