“CASI
TODA LA CIUDAD SE REUNIÓ”… “PARA ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS….. “LOS DISCÍPULOS,
POR SU PARTE, QUEDARON LLENOS DE ALEGRÍA Y DEL ESPÍRITU SANTO”…. “SOMOS SU
PUEBLO Y OVEJAS DE SU REBAÑO”….. “PORQUE EL CORDERO QUE ESTÁ EN MEDIO DEL
TRONO SERÁ SU PASTOR Y LOS CONDUCIRÁ HACIA LOS MANANTIALES DE AGUA VIVA”…… “MIS
OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ, YO LAS CONOZCO Y ELLAS ME SIGUEN. YO LES DOY VIDA
ETERNA: ELLAS NO PERECERÁN JAMÁS Y NADIE LAS ARREBATARÁ DE MIS MANOS”. Reflexión desde las Lecturas del Domingo IV de
Pascua, Ciclo C Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
EL BUEN PASTOR
ES EL RESUCITADO A QUIEN HA SIDO DADO TODO PODER EN EL CIELO Y EN LA TIERRA “Mis
ovejas escuchan mi voz”. ¡Que bonita definición de lo que es el cristiano!
Se trata de estar atento a Cristo, a su voz, a las llamadas que sin cesar, a
cada instante, nos dirige. No creemos en un muerto. Cristo está vivo,
resucitado; más aún, está presente, cercano, camina con nosotros. Se trata de
escuchar su voz y de seguirle, de caminar detrás de Él siguiendo sus huellas.
El cristiano nunca está solo, porque no sigue una idea, sino a una persona.
Pero seguir a Cristo compromete la vida entera. “Yo las conozco y ellas me siguen”. Cristo Buen Pastor conoce a
cada uno de los suyos. Con un conocimiento que es amor y complacencia. Cristo
me conoce como soy de verdad. No soy un extraño que camina perdido por el
mundo. Cristo me conoce. Conoce mi vida entera, toda mi historia. Más aún,
conoce lo que quiere hacer en mí. Conoce también mi futuro. ¿Vivo apoyado en
este conocimiento que Cristo tiene de mí? “Nadie
puede arrebatar nada de las manos de mi Padre”. Al que se sabe
conocido y amado por Cristo y procura con toda el alma escuchar su voz y
seguirle, Cristo le hace esta promesa. Nuestra seguridad sólo puede provenir
de sabernos guiados por él. El Buen Pastor es el Resucitado a quien ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra. Estamos en buenas manos. Ningún
verdadero mal puede suceder al que de verdad confía en Cristo y se deja
conducir por su mano poderosa. 2.
PRIMERA LECTURA
Hech 13, 14. 43-52 Este resumen del discurso de Pedro ante
los Jefes del pueblo, nos presenta la síntesis del mensaje cristiano reducido a su núcleo más central, tal como lo
anunciaban los Apóstoles después de Pentecostés. Sólo en Jesús muerto y
resucitado está la salvación. Pretender buscarla fuera de Él es una empresa
condenada al fracaso. Pedro es claro al hablar. El Jesús rechazado por los
jefes y los ancianos de Israel es el único nombre que salva. No queda más que
una opción. Jesús ya no está aquí, pero todo se puede lograr “en su nombre”.
Creer en Él es creer que, ya desde ahora, es posible prolongar su victoria
mesiánica sobre el pecado y la muerte. Lectura
de los Hechos de los Apóstoles. En
aquellos días: Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y de Perge fueron a
Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Cuando
se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios
siguieron a Pablo y a Bernabé. Éstos conversaban con ellos, exhortándolos a
permanecer fieles a la gracia de Dios. Casi toda la ciudad se reunió el
sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios. Al ver esa multitud, los
judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de
Pablo. Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: “A ustedes
debíamos anunciar en primer lugar la Palabra del Señor, pero ya que la
rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a
los paganos. Así nos ha ordenado el Señor: ‘Yo te he establecido para ser la
luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la
tierra’”. Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de
Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe.
Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región. Pero los
judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y
a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y
Bernabé, y los echaron de su territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus
pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio. Los
discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo. Palabra
de Dios. 2.1 REUNIÓ EL SÁBADO SIGUIENTE PARA ESCUCHAR
LA PALABRA DE DIOS Parece que el discurso de Pablo en la
sinagoga produjo grave impresión, y que no todo quedó claro; pues le ruegan
que vuelva a hablarles sobre el asunto al sábado siguiente. Seguramente el
punto que necesitaba de más aclaración era el que había tocado últimamente
sobre la justificación por la fe en Jesús y no por las obras de la Ley. Consecuencias
muy graves parecían deducirse de tales afirmaciones. Al sábado siguiente; “entraron en la sinagoga y se
sentaron”, se reunió “Casi
toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de
Dios”, a través de Pablo. Sin duda, a lo largo de la semana se había
ido corriendo la noticia de lo interesante que resultaba el nuevo predicador
y de su independencia frente a la Ley. Se presentaba rodeado ya de bastantes
adictos, judíos y prosélitos, que, sin esperar a esta nueva reunión sinagogal
del sábado, habían sido ulteriormente instruidos por él durante la semana; “Cuando
se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios
siguieron a Pablo y a Bernabé”. No se nos da el tema del discurso de
Pablo; pero, a juzgar por la reacción tan distinta de judíos y gentiles, parece claro que insistió en lo
de la justificación por la fe en Jesús, quien, con su muerte y resurrección,
había traído la redención a todos los hombres indistintamente, aboliendo de
este modo la Ley de Moisés. Estas serán las ideas machaconamente repetidas en
sus cartas, y es lógico que lo fueran también en sus predicaciones orales.
Los judíos se dan cuenta de la gravedad de tales afirmaciones; pues, si la fe
en Jesucristo tenía idéntico valor para todos y también los gentiles podían
ser partícipes de los bienes mesiánicos sin pasar por la circuncisión y la
Ley, caían automáticamente por su base todas aquellas prerrogativas
religioso-raciales, de que tan orgullosos se mostraban. Por eso, “Al
ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias
contradecían las palabras de Pablo”. Ante este proceder, Pablo proclama con
valentía la solemne declaración que volverá a repetir en otras ocasiones: “A
ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra del Señor, pero ya que
la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora
a los paganos”. Esta preferencia cronológica de los judíos en la
evangelización con respecto a los gentiles fue siempre respetada por Pablo,
incluso después de esta declaración. En apoyo de su decisión de pasarse a
predicar a los gentiles, alude a una orden del Señor; “Así nos ha ordenado el Señor:
‘Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la
salvación hasta los confines de la tierra”, que parece ser una cita
algo libre de Is 49:6. Cierto que el texto de Isaías se refiere al Mesías, no
a Pablo, pero puede muy bien aplicarse a los predicadores del Evangelio, por
medio de los cuales cumple el Mesías la profecía. También pudieran entenderse
esas palabras, no como cita de Isaías, sino como dirigidas directamente a
Pablo, aludiendo a la orden del Señor a raíz de su conversión. Esta solemne declaración de Pablo de
abandonar a los judíos y volverse a los gentiles produjo en éstos gran
alegría; “Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de
Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe”,
viendo que se les abrían las puertas de la salvación sin las trabas mosaicas.
Parece, aunque el texto nada dice explícitamente, que la estancia de Pablo y
Bernabé en Antioquía se prolongó bastante tiempo, quizás varios meses, pues,
de lo contrario, no se explicaría fácilmente la frase d; “Así la Palabra del Señor se iba
extendiendo por toda la región”. Los judíos no permanecieron
inactivos, sino que valiéndose de algunas mujeres de distinguida posición
social, que estaban afiliadas al judaísmo, logran influir en los magistrados para que se les expulse de la
ciudad, promoviendo una sublevación popular contra los dos predicadores; “Pero
los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la
aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución
contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio”., por tanto
Pablo y Bernabé hubieron de salir de allí, dirigiéndose a Iconio, pero no sin
antes realizar el gesto simbólico de sacudir el polvo de sus pies contra sus
perseguidores. “Estos, sacudiendo el polvo de sus pies” -conforme a la
recomendación de Jesús-, en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a
Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del
Espíritu Santo”. 3.
SALMO Sal
99, 1-3. 5 R.
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño. O
bien: Aleluya. Aclame
al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con
cantos jubilosos. R. Reconozcan
que el Señor es Dios: Él nos hizo y a Él pertenecemos; somos su pueblo y
ovejas de su rebaño. R. ¡Qué
bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por
todas las generaciones. R. LA
FIDELIDAD DEL SEÑOR Salmo de acción de gracias. En sus frases,
este salmo mezcla el himno de alabanza y de acción de gracias. Se puede decir
que en general, este poema está en consonancia con Is 53:6-7: “Y a los extranjeros allegados al Señor
para servirle y amar su nombre... que sean fieles a mi pacto; yo los llevaré
al monte de mi santidad y yo los recrearé en mi casa de oración... Porque mi
casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.” Supuesta esta
perspectiva, podemos creer que este salmo ha sido compuesto, como los
anteriores “salmos del reino,” después del exilio, cuando esta doctrina del
“reino de Dios” adquirió particular importancia en los medios piadosos
israelitas. Quizá este salmo se cantaba cuando se
entraba en el santuario para ofrecer el sacrificio de acción de gracias; “Aclame
al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con
cantos jubilosos”, y en ese caso tiene perfecta explicación el título.
El salmista invita a toda la tierra a asociarse a esta manifestación de
alabanza. El Señor es el Creador del hombre, y, en consecuencia, se le debe
no sólo homenaje, sino servidumbre. Pero, además, el Señor es el formador de
la nación israelita como colectividad nacional. “Él nos hizo y a Él
pertenecemos” Por eso, los israelitas son su pueblo y su rebaño.; “somos
su pueblo y ovejas de su rebaño”. Con la conciencia de constituir el
pueblo elegido, los hijos de Israel deben entrar por las puertas del templo
de Jerusalén dando gracias por los beneficios que han recibido a través de la
historia. El Señor no ha cambiado en su modo de ser, mostrando su protección
ahora como en otros tiempos, pues es bueno, y su piedad benevolente hacia los
suyos “Su misericordia permanece para siempre” .Además el Señor es
fiel a sus promesas, “su fidelidad por todas las generaciones”,
porque está vinculado a Israel con una alianza histórica, pues sus
obras son sin arrepentimiento. 4.
SEGUNDA LECTUR A
Apoc 7, 9. 14-17 La tribulación de la persecución que hizo
sufrir a muchos cristianos, se ve recompensada ahora por la recepción en la
casa del Padre, y con la especial atención, tierna y maternal del Cordero,
que los abraza y consuela en su dolor. Lo que antes fue lágrimas de dolor,
ahora se convierten en alegrías. Lectura
del libro del Apocalipsis. Yo,
Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de
todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono
y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la
mano. Y uno de los Ancianos me dijo: “Éstos son los que vienen de la gran
tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la
sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto
día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono extenderá su carpa
sobre ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol
o el calor. Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y
los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima
de sus ojos”. Palabra
de Dios 4.1 ESTABAN DE PIE ANTE EL TRONO Y DELANTE
DEL CORDERO San Juan, ve en el cielo una gran
muchedumbre de elegidos de todas las naciones, incontables en número, “Yo,
Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de
todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono
y delante del Cordero”. Esta multitud innumerable simboliza a toda la
Iglesia, compuesta de gentes de toda raza y nación. El Señor había prometido
a los patriarcas que en ellos serían bendecidos todos los pueblos de la
tierra. Los profetas también habían predicho de muy diversas maneras la
incorporación de las naciones al pueblo de Dios en los tiempos mesiánicos.
Por eso Jesucristo había mandado a los apóstoles a predicar el Evangelio a
toda criatura. Y San Pablo nos dirá todavía más claramente que en Cristo no
hay judío ni gentil, hombre o mujer, siervo o libre, porque todos somos uno
en Cristo. La gran muchedumbre que ve San Juan parece designar un gran número
de mártires cristianos, que vienen de la gran tribulación y ya poseen la
bienaventuranza eterna. “Éstos son los que vienen de la gran
tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la
sangre del Cordero”. Los vestidos blancos y las palmas en las manos
significan su triunfo y su felicidad celeste; “vestidos con túnicas blancas;
llevaban palmas en la mano”. Sin embargo, conviene tener presente que
las túnicas blancas y las palmas pueden ser también el símbolo de todo
cristiano que ha triunfado del mundo. El cristiano que ha permanecido fiel a
su fe en medio de las dificultades de este mundo, consigue una dificilísima
victoria, que en mucho se parece a la victoria de los mártires. San Juan va a determinar mejor quiénes son
los que forman esa muchedumbre incontable. “Estos son los que vienen de la
gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la
sangre del Cordero”. La gran tribulación de que se habla aquí no es
precisamente la de los últimos tiempos, es decir, la del juicio final, sino
que probablemente se refiere a la persecución de Nerón, tipo de todas las
persecuciones antirreligiosas de todos los tiempos. La muchedumbre vestida de
túnicas blancas, lavadas en la sangre del Cordero, no comprende únicamente a los
mártires de la persecución neroniana, sino también a todos los fieles
purificados de sus pecados por el bautismo. El sacramento del bautismo recibe
de la sangre de Cristo la virtud de lavar y purificar las almas. El
cristiano, que recibe por el bautismo la gracia de Dios, posee ya en sí mismo
la vida. Vive la vida de la gracia, que es comienzo de la vida eterna, aun en
medio de las tribulaciones de la vida presente. Después vendrá la plena
expansión de esa vida en el cielo. Así entendido este pasaje, se explica bien
la expresión un tanto extraña: “ellos han lavado sus vestiduras y las
han blanqueado en la sangre del Cordero”. Es la sangre de Cristo, que
lava y purifica las almas de los pecados contraídos. Esta metáfora de la
sangre de Cristo que blanquea, quitando los pecados, se encuentra en otros
lugares del Nuevo Testamento. 4.2 SERÁ SU PASTOR Y LOS CONDUCIRÁ HACIA LOS
MANANTIALES DE AGUA VIVA. La felicidad celestial de los
bienaventurados es concebida como una liturgia continua, en donde las almas
ejercen día y noche su sacerdocio delante del trono de Dios dentro del templo
celeste; “Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y
noche en su Templo”. Es la plena expansión de la idea que ve en los
cristianos un reino de sacerdotes. El Dios omnipotente, que está sentado en
el trono, extenderá sobre ellos su tienda para protegerlos de las
inclemencias del tiempo. “El que está sentado en el trono extenderá
su carpa sobre ellos” El Señor es presentado como un jeque beduino
que acoge con suma hospitalidad a los viandantes fatigados por el largo
caminar a través del desierto de este mundo. Con la venida de Cristo a este
mundo, Dios montó su tienda entre nosotros. De la misma manera que Dios
protegió a Israel en el desierto con su sombra protectora, así también ahora
Dios protege a sus elegidos habitando en medio de ellos. Pero la habitación
indefectible y eterna de Dios entre los suyos sólo tendrá plena realización
en el cielo. Allí los elegidos gozarán de una salud plena y perfecta, pues
Dios los librará de todas las miserias de la presente vida. “Nunca
más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor”. El
mismo Cristo los apacentará como pastor y los conducirá a las fuentes de la
vida eterna; “Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los
conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de
sus ojos”, pues Jesucristo es el camino verdadero y único para ir al
Padre, es la “fuente de la vida”.
El profeta Isaías se había expresado ya en términos casi idénticos: “No padecerán hambre ni sed, calor ni viento
solano que los aflija. Porque los guiará el que de ellos se ha compadecido, y
los llevará a aguas manantiales”. En el Antiguo Testamento es frecuente
comparar al Señor con un pastor que apacienta sus ovejas y las conduce al
corral. Jesucristo se llama a sí mismo el buen Pastor, que conoce a sus
ovejas y las defiende de los lobos rapaces. Es también la fuente de la vida
sobrenatural para todos los que creen en El. Dios y el Cordero habitarán
entre sus ovejas, entre sus elegidos, y serán su templo, su sol y su
protección. El mismo Dios enjugará las lágrimas de sus ojos; “Y
Dios secará toda lágrima de sus ojos”, es decir, los consolará y ya no permitirá
que sufran más. Isaías, al hablarnos del festín mesiánico que el Señor dará
en Sión a todos los pueblos, también da realce a la idea de felicidad que
experimentarán todos en aquellos tiempos, diciendo: “Y destruirá la muerte para
siempre, y enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros, y alejará el
oprobio de su pueblo, lejos de toda la tierra” 5.
EVANGELIO Jn 10,
27-30 El símbolo de Jesús como nuestro Buen
Pastor es muy apto para entender la mutua relación entre él y nosotros; y de
todos los cristianos entre sí. Jesús conoce a cada persona a fondo y como
única. Es un conocimiento amoroso; cada persona es amada por Jesús como ella
es, permanentemente y sin considerar si ella es peor o mejor. Por eso cada
persona está llamada a conocer y amar a Jesús como amigo, a escucharlo y a
seguirlo. Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Jesús
dijo: Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les
doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis
manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede
arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa. Palabra
del Señor 5.1 A SE LO DIJE, PERO USTEDES NO LO CREEN En los versículos anteriores, Juan 22 al
26, San Juan dice que los judíos rodearon a Jesús y le preguntaron un día de
la fiesta de la Dedicación, “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso?”; como
tratando de decir hasta cuando tendrás levantada nuestra alma, o hasta cuándo
nos va a tener en incertidumbre sobre algo que nos interesa grandemente y
luego le preguntan “si eres el Mesías, dilo abiertamente es decir claramente
y con plena libertad.” Jesús les respondió: Ya se lo dije, pero ustedes no lo
creen. La respuesta de Jesús es que ya se lo dijo
repetidas veces, no tomando la misma palabra de Mesías, pero sí con las
obras, que, hechas en nombre del Padre, dan, por lo mismo, testimonio de Él. Pero, a pesar de todo, ellos no creen,
así es como Jesús les dice; “Las obras que hago en nombre de mi Padre dan
testimonio de mí, pero ustedes no creen”, Además Jesús les da una profunda
razón, “porque no son de mis ovejas”. 5.2 “MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ” Jesús les va a hacer una declaración
terminante de su divinidad. “Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco
y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie
las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a
todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo
somos una sola cosa.” San Juan, nos presenta en este fragmento
del Evangelio, algunos interesantes puntos doctrinales. En la fe en Jesús, y,
por tanto, en sus obras, que son signos. Si inmediatamente hay causas
diversas, es por malas disposiciones, temor de la luz (Jn 3:19-21), espíritu
terreno (Jn 8:23), en el fondo de ello existe una predestinación, porque ya
se dijo, a propósito de la incredulidad en Jesús, que nadie puede venir a mí
si el Padre no le trae (Jn 6:44). Jesús se presenta con un conocimiento
sobrenatural y universal de sus ovejas. Con un oficio de Pastor que llama a
sus ovejas de modo real, aunque misterioso, porque aquéllas oyen su voz; con
un poder vitalizador, pues les da la vida eterna, así es como dice: “Yo
les doy Vida eterna”, entonces se presenta dotado de un poder
trascendente, pues nadie puede arrebatar de su mano estas ovejas, por eso
dice Jesús: “nadie las arrebatará de mis manos”. 5.3 EL BUEN PASTOR LES DA “LA VIDA ETERNA” Jesús se presenta una vez más a sí mismo
como “buen pastor” (Jn 10,11) que conoce y ama a sus ovejas, por
ende, como alguien que espera encontrar en las ovejas escucha, obediencia y
seguimiento confiado. El buen pastor les da “la vida eterna”: ésa
es la obra esencial para la que ha venido Jesús (Jn 17,2), y la vida eterna
es precisamente el conocimiento-comunión de amor con Dios y con su Enviado
(Jn 17,3). Es así con este fragmento del Evangelio se expresa la intensidad
de la pertenencia: las ovejas – los creyentes, los discípulos – que reciben
la vida de Jesús están siempre en sus manos, “Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me
habías dado” (Jn 17,12), y por eso gozan de una seguridad eterna. El
mismo Padre se las ha confiado, y como nadie es mayor que Dios, nadie se las
puede arrebatar. Se trata de afirmaciones que alientan a la comunidad
cristiana, que sigue estando sometida a prueba por la persecución y sigue
estando asediada por las herejías. Pertenecer a Jesús significa pertenecer a
Dios mismo, para siempre. Del mismo modo que el Hijo pertenece al Padre y el
Padre pertenece al Hijo, en la unidad del amor que es el Espíritu Santo. 5.4 MI PADRE, QUE ME LAS HA DADO Todo este rebaño espiritual es un don del
Padre a Él. Mi Padre, que
me las ha dado, es superior a todos. Es decir Dios es lo más grande, lo más
precioso. Jesús dice me las ha dado, le ha dado la naturaleza divina, el
poder divino, que el Padre le había comunicado, tanto para hacer milagros
como para conducir las ovejas y darles la vida eterna. Las ovejas que oyen su voz y la garantía
de que las ovejas que oyen su voz no perecerán, es porque nadie puede
arrebatar nada de las manos de mi Padre. Porque es un don que le dio el
Padre, el cual don es más bello que todas las cosas. Nada es comparable a la
vida eterna, que Jesús dispensa (Jn 17:1-4). El mismo lo dijo en otra ocasión
en tono de pregunta: - ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde
su alma? – (Mt 16:26; Lc 9:25). 5.5 EL PADRE Y YO SOMOS UNA SOLA COSA Finalmente Jesús afirma: El Padre y yo
somos una sola cosa. Entonces, de la misma manera que nadie puede arrebatar
nada de la mano de mi Padre, que aquí son las ovejas, así tampoco se las
puede arrebatar de las suyas. Porque, en definitiva, “Yo y el Padre somos una sola
cosa.” Directamente se expresa esta unidad entre el Padre y el Hijo
en el poder. El Padre y el Verbo encarnado son una sola cosa. Pero lo son no
sólo como un profeta, en el plan, conocimiento y actividad de Jesús para su
obra salvadora. Sino también, por razón de la persona divina, tiene una unión
ontológica divina con el Padre. Esta expresión encuentra su clarificación en
la oración sacerdotal, en la que Jesús pide al Padre que le glorifique con la
gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese – (Jn 17:5.24),
lo mismo que en el prólogo, en el que se enseña abiertamente que el Verbo,
que se va a encarnar, era Dios. Jesús nos habla de su misma e idéntica
naturaleza con el Padre, Hay una naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza
única en tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las palabras de
Jesús, prueban la consustancialidad con el Padre y por lo tanto, su
divinidad. San Agustín, escribe en el Libro I de la
Confesiones: Dios es el más grande. Dios es el más íntimo. Dios es el más
presente. Dios es el más trascendente. Hacia él debe orientarse el hombre. En él se debe vivir La
alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant IV DOMINGO DE PASCUA C Publicado
en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar
Colunga y Biblia de Jerusalén Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd. |
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