Reflexión desde las Lecturas del Domingo VIII del
Ciclo A Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. DIOS O EL DINERO “No se puede servir a Dios y al
Dinero”. Ha llegado a convertirse en un lugar común el hablar del
dinero como ídolo. Sin embargo, es una trágica realidad. Se sirve al dinero,
se vive para él, se piensa constantemente en él, en él se busca la
seguridad... No es casual que la Sagrada Escritura hable tantas veces del
peligro de las riquezas. El apego al dinero, el deseo de tener, enfría y
debilita la fe y acaba por destruirla. «La raíz de todos los males es el afán
de dinero» (1Tim 6,10). “El Padre que está en el cielo
sabe bien que ustedes las necesitan”. La actitud opuesta a la codicia
es la confianza. Jesús exhorta una y otra vez a no preocuparnos. Lo mismo que
el niño no se preocupa porque cuenta con sus padres, el verdadero creyente no
se deja dominar por las preocupaciones: es real que Dios es Padre, que sabe
lo que necesitamos, que se ocupa de nosotros, que nos ama... Si de verdad
creemos, contaremos con Dios para todo. Ni un solo cabello de nuestra cabeza
cae sin su permiso. Si cuida de las flores y de los pajarillos, ¡cuánto más
de sus hijos queridos! En la medida en que uno no confía, inevitablemente se
afana y se preocupa. “Busquen primero el Reino de
Dios y su justicia”. Lo principal es lo que dejamos en segundo plano
para preocuparnos de lo secundario. Pero Jesús insiste: si buscamos a Dios
por encima de todo, también lo secundario nos será dado. Lo único absoluto y
necesario es dejar a Dios reinar en nuestra vida. Lo demás – que tanto nos
preocupa – nos será regalado cuando y como Dios quiera, del modo mejor para
nosotros. La experiencia de los santos y de multitud de cristianos durante XX
siglos lo atestigua sobradamente... 2. PRIMERA LECTURA Is 49, 14-15 Las palabras de consuelo que
expresa Isaías a Sión, trae imágenes familiares que manifiestan la ternura de
Dios. Con toda validez se puede hablar del rostro materno de Dios o lo que es
para algunos el Padre- Madre Dios. Lectura del libro de Isaías. Sión decía: “El Señor me
abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí”. ¿Se olvida una madre de su
criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? Pero aunque ella se
olvide, yo no te olvidaré! Palabra de Dios. 2.1 “¿SE OLVIDA UNA MADRE
DE SU CRIATURA?” El profeta se considera en la
situación de Sión, deprimida por el espectáculo de la desolación, pensando en
que el Señor la había abandonado; “Sión decía: “El Señor me abandonó, mi
Señor se ha olvidado de mí”, y se considera como una madre sin hijos,
y no puede creer en las esperanzas gloriosas precedentes que le anuncia, el
profeta. En diversas ocasiones, Dios ha
manifestado claramente que es un Dios exigente, pero al mismo tiempo comprensivo,
un Dios que cuando mejor expresa toda su omnipotencia es cuando puede
perdonar y socorrer a sus hijos. Sin embargo, la ingratitud del pueblo elegido
sobresale en todas las etapas de la historia de la salvación. El Señor no se
deja sorprender; rápidamente reacciona y a esto contesta el mismo Señor que
no puede olvidar a Sión, pues le profesa un amor más fuerte que el maternal,
el amor más sincero y profundo: “¿Se olvida una madre de su criatura?”.
Sin dejar lugar a ninguna duda, Dios recurre al amor materno, el más fuerte e
indiscutible amor que pueda pensarse, aún más fuerte que el amor nupcial. La imagen propuesta debe ser
bien entendida. El lenguaje adoptado por el profeta es inequívoco: no se
trata de una simple semejanza, sino de un argumento empleado para decir que
el amor de Dios por su pueblo es infinitamente superior al de una madre por
su hijo, es así como luego con acento amoroso le añade; “Pero aunque ella se olvide, yo
no te olvidaré” 3. SALMO Se expresa aquí la más ciega
confianza en el Dios único, verdadero valedor para el salmista, incomprendido
y hostilizado por doquier. Es una bella composición poética, en la que se
exhorta al pueblo a poner su confianza, no en las riquezas ni en los medios
terrenos, sino sólo en Dios, fuente de justicia y de poder. En medio de las
intrigas y asechanzas, sólo queda la esperanza de la protección del Señor. Sal 61, 2-3. 6-9 R. Sólo en Dios descansa mi alma. Sólo en Dios descansa mi alma,
de Él me viene la salvación. Sólo Él es mi Roca salvadora; Él es mi baluarte:
nunca vacilaré. R. Mi salvación y ml gloria están
en Dios: Él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio. R. Confíen en Dios constantemente,
ustedes, que son su pueblo, desahoguen en El su corazón, porque Dios es
nuestro refugio. R. 3.1 SOLO EN DIOS HAY QUE ESPERAR. El salmista declara que su
confianza plena está en su Dios, y en El encuentra repo; “Sólo en Dios descansa mi alma”,
ya que tiene la experiencia de haberle liberado de situaciones más
comprometidas; “de Él me viene la salvación”. Adherido al Señor, se siente
como en una roca; “Sólo Él es mi Roca salvadora” o ciudadela inaccesible; “Él
es mi baluarte”, desde la que puede desafiar todos los injustos
ataques de sus adversarios; por eso dice; “nunca vacilaré” pues
tiene el pie en lugar seguro El salmista declara la total
confianza en el que le otorga protección segura; “Mi salvación y ml gloria están
en Dios: Él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio”. Llevado de su
experiencia al amparo de Dios, invita el poeta al pueblo a mostrarse también
confiado contra toda adversidad; “Confíen en Dios constantemente, ustedes,
que son su pueblo, desahoguen en El su corazón, porque Dios es nuestro refugio”.
Parece que aquí el salmista habla al pueblo, reunido en asamblea,
para que exprese sus sentimientos de gratitud al Señor en una generosa
efusión de sus corazones, pues siempre encontrarán amparo y asilo en la mano
poderosa del Señor. 4. SEGUNDA LECTURA 1Cor 4, 1-5 Pablo responde a las críticas de
los corintios con toda la riqueza de su carácter fuerte y pasional. Lo
importante es que la gente lo considere a él y sus compañeros como ‘Servidores
de Cristo y administradores de los secretos de Dios”, y lo principal en un
administrador es la fidelidad, cualquier otro juicio lo deja para Dios. Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de
Corinto. Hermanos: Los hombres deben
considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los
misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea
fiel. En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal
humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi conciencia nada me reprocha,
pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. Por eso, no hagan
juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: El sacará a la luz lo que está
oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los
corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le
corresponda. Palabra de Dios. 4.1 LOS APÓSTOLES SON
RESPONSABLES SÓLO ANTE DIOS Se desprende de este texto, que
las relaciones de Pablo con la comunidad de Corinto no han estado exentos de
dificultades. Aquellos cristianos, entre otros, le acusaban de no ser apóstol
como los Doce, sin llegar a juzgar la altura de la misión que desarrolló. La idea general de este párrafo,
es clara. Lo que en resumen viene a decir el Apóstol San Pablo, es que los
corintios no deben meterse a juzgar a los predicadores evangélicos, pues ya
lo hará el Señor a su debido tiempo, el único a quien deberán dar cuenta de
su actuación. Comienza por establecer que su
misión es la de ser ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de
Dios; “Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo
y administradores de los misterios de Dios”. Es la misma idea que
había desarrollado ya anteriormente (cf. Cor 3:5-9). No administran bienes
propios, sino de Dios, y lo único que se les pide es que sean fieles; “Ahora
bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel”, a la misión que se les encomienda. El
término “misterios de Dios” parece incluir todo el conjunto de bienes
mesiánicos, doctrina y sacramentos, que integran la obra de la redención, y
que el Apóstol denominaría “misterios” quizás por haber
estado tanto tiempo ocultos en la mente divina (cf. Cor. 3:7) A continuación San Pablo niega a
los corintios, y a cualquier tribunal humano todo derecho a juzgar a los
predicadores evangélicos; “En cuanto a mí, poco me importa que me
juzguen ustedes o un tribunal humano”, y añade que tampoco él se
atreve a juzgar de sí mismo; “ni siquiera yo mismo me juzgo”,
pues, aunque no tenga conciencia de infidelidad a la misión encomendada, sólo
al Señor le toca juzgar de ello; “Es verdad que mi conciencia nada me reprocha,
pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor”, que es quien
conoce las interioridades del corazón y único que puede hacer una declaración
definitiva; “Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor.” El apóstol Pablo, nos muestra una
gran libertad interior y exterior; él no está preocupado por el qué dirán los
otros, como cuando le escribe a los Gálatas; “Porque ¿busco yo ahora el favor
de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si
todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo”.
(Gálatas 1, 10), esto, ni para a emitir juicios sobre sí mismo; tan sólo
espera y está atento al juicio de Dios. Los cristianos debemos aprender esta
lección y no juzgar, al menos por ahora. Juzgar es competencia de Dios. 5. EVANGELIO Mt 6, 24-34 Jesús no nos explica cómo o
cuándo se hace presente la providencia; simplemente nos invita a abandonarnos
en manos de nuestro Padre- Madre Dios, para quien sus hijos e hijas son las
criaturas más importantes de toda su creación. La actitud del creyente ante
la providencia de Dios es:” busquen ante todo el reino de Dios .v su
justicia. Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Mateo. Dijo Jesús a sus discípulos:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o
bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede
servir a Dios y al Dinero. Por eso les digo: No se inquieten por su vida,
pensando qué van a comer o qué van a beber, ni por su cuerpo, pensando con
qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más
que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan,
ni acumulan en graneros y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los
alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho
que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por
qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van
creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el
esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la
hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto
más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: “,Qué
comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?” Son los paganos los que
van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que
ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo
lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el
mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción. Palabra del Señor. 5.1 NADIE PUEDE SERVIR A
DOS SEÑORES Dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie
puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien,
se interesará por el primero y menospreciará al segundo”. Jesús nos
dijo Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón, (Mt 6, 19-23) allí
está el amor de Dios, el verdadero tesoro, a El debemos amar por sobre todas
las cosas. Es un imperfecto, sentimiento pensar que se puede amar tanto a
otra persona como a Dios. Una imperfección compatible con un fundamental amor
a Dios. Este versículo, literariamente se presenta un siervo entregándose
totalmente a un señor; su voluntad es la de éste. Esto le impedirá servir a
otro totalmente. El siervo no tiene más que la voluntad de su amo. Jesús
acusa de incompatibilidades, aborrecerá a uno y amará al otro. Esta
formulación no significa odio propio, sino no amar o amar menos. Y Jesús dice
la enseñanza: No se puede servir a Dios y al Dinero. No se puede servir a un
tiempo con la misma sumisión a Dios y a la riqueza material, no se puede
hacer ni psicológica ni religiosamente, esto no es posible. El corazón ha de
estar totalizado en Dios. 5.2 SENTIRNOS QUE
PERTENECEMOS A DIOS Cuando nos hemos bautizados, no
hemos consagrados a Dios, y es así, como en nuestras conciencias sentimos el
llamado de Dios a vivir en plenitud de nuestra vida esa consagración,
asumimos con amor la voluntad de pertenecer al Señor y servir y vivir para
El. Para sentirnos que pertenecemos
a Dios, debemos liberarnos de las odiosidades y las soberbias, abandonar el
egoísmo y las comodidades, y no servir a las
riquezas haciéndonos esclavos de ellas, ya que las comodidades materiales nos
alejan del servicio de Dios. 5.3 NO SE INQUIETEN POR
SU VIDA Dice Jesús: Por eso les digo: “No
se inquieten por su vida, pensando qué van a comer o qué van a beber, ni por
su cuerpo, pensando con qué se van a vestir” ¿No ha de haber
solicitud por los bienes necesarios de la tierra? Sí, pero sin demasiada
interés, pues hay Providencia. La enseñanza es clara: no es negar el cuidado
por las cosas necesarias o convenientes a la vida — alimento, bebida y
vestido —, sino lo que se censura es el afán desorbitado por aquellas que
impidan atender a las exigencias del reino. No se promete venir,
milagrosamente, a proveer de sustento o cubrir así las necesidades de los
hombres. Jesús al encontrarse sediento, pide agua a la Samaritana (Jn 4:7).
Como también para usos y previsiones del grupo apostólico había una caja
común de bienes (Jn 13:29). 5.4 ¿NO VALE ACASO MÁS LA
VIDA QUE LA COMIDA Y EL CUERPO MÁS QUE EL VESTIDO? Pero las enseñanzas indican que
hay Providencia. “¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el
vestido?”…..”Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni
acumulan en graneros y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los
alimenta”….“Miren los lirios del campo, cómo van
creciendo sin fatigarse ni tejer”. Se prolonga la vida, y, sin
embargo, Dios alimenta las aves, viste los lirios y prolonga la vida del
hombre. ¿No hará mucho más Dios con nosotros? “¡Cuánto más hará por ustedes,
hombres de poca fe!” El Padre sabe de lo que hay necesidad, por eso
Jesús nos dice: El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las
necesitan. Hay que pensar primero en buscar el Reino, cumplir sus exigencias,
y Dios proveerá por mil medios al desarrollo de la vida, pues cuida del
hombre. 5.5 ¡HAY PROVIDENCIA
SOBRE LA VIDA! La gran lección, después de
buscar primero el reino y su justicia es ésta: ¡Hay providencia sobre la
vida! La providencia de Dios, que ¡existe! y la enunciación son de sabiduría,
y habla del suceder normal y según la naturaleza de las cosas. Los que no
tienen fe -- Son los paganos los que van detrás de estas cosas-- se preocupan
por todas las cosas de la vida, porque no conocen la providencia de Dios,
nuestro Padre. ¿Quién de ustedes, por mucho que
se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? De aquí que
esta palabra hay que interpretarla de edad, un tiempo que se añadiese a una
vida no es en realidad, nada, el salmista dice hablando de la vida del
hombre: Has reducido a palmos mis días (Sal 39:6). Y un palmo, como medida
metafórica, añadido a la vida de un hombre no sería nada. 5.6 BUSQUEN PRIMERO EL
REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA Dice el Señor: “Busquen
primero el Reino de Dios y su justicia”, esto comprende todas
aquellas cosa que son justas, todas esas obras que hace que nuestra vida sea
justa con la justicia de los evangelios, justas a los ojos de Dios. Eso es lo
que debemos buscar y practicar, así podremos instaurar el Reino en nuestras
vidas. Luego Jesús nos dice que; “todo lo demás se les dará por añadidura”.
5.7 NO TE PREOCUPES POR
LA INQUIETUD DE MAÑANA No se inquieten por el día de
mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su
aflicción. En el Talmud se lee: No te preocupes por la inquietud de mañana,
porque tú no sabes lo que el día traerá, como para indicar la inutilidad de
adelantarse a lo incierto, que indica que, con preocupaciones, no se alarga
un instante la vida. Hasta por utilidad, evítese lo inevitable. Pero no por
simple utilitarismo. Encuadrado el versículo en este fragmento de la
Providencia, la sentencia cobra una nueva perspectiva. No te preocupes
afanosamente, desorbitadamente, por los cuidados del mañana, que ni conoces y
acaso ni puedes evitar; y formulado todo ello sabiamente. Pero confía en
Dios, porque ¡hay Providencia! 5.8 EL PADRE QUE ESTÁ EN
EL CIELO SABE BIEN QUE USTEDES LAS NECESITAN Tengamos fe en la Providencia de
Dios, ciertamente como nos dice Jesús, nosotros para el Señor valemos mucho más
que los pájaros y todas las cosas que Él ya se preocupa, nuestra vida vale
mucho más que las cosas materiales. Jesús nos enseña que: “El Padre que está
en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan” El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant VIII Domingo Ciclo “A” Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén |
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