Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXI,
Ciclo A Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
EL REGALO MÁS
GRANDE El evangelio de hoy tiene que hacernos
experimentar la maravilla de la fe. Con frecuencia, estamos demasiado
“acostumbrados” a creer; hemos nacido en una familia cristiana y nos parece
lo más natural del mundo. Sin embargo, hemos de admirarnos del regalo de la
fe, de que también nosotros podamos decir a Jesús: “Tú eres el Hijo de Dios”,
pues eso no nos viene de la carne ni de la sangre, sino que nos ha sido
revelado por el Padre que está en los cielos. La fe es el regalo más grande
que hemos recibido; más grande incluso que la vida, pues la vida sin fe sería
absurda y vacía. Por ello hemos de agradecer al Señor el
don de la fe y hemos de sentirnos felices de creer. ¿Siento la dicha de ser
creyente, cristiano, católico? ¿O vivo mi fe como un peso, una rutina, una
costumbre? ¿Me preocupo de cultivar mi fe y hacerla crecer, de formarme bien
como cristiano? Lo mismo que la gente se equivocaba al decir quién era Jesús,
también en nuestra mente hay errores, opiniones o ideas equivocadas. ¿Procuro
irlas desechando? Y la alegría de creer ¿me lleva a dar testimonio ante los
demás, a manifestarme como creyente? ¿O en cambio me avergüenzo de Cristo? Pedro sigue estando presente hoy en el
Papa, que ha recibido la autoridad de Cristo para atar o desatar. Debe
escucharle como padre y pastor, seguir sus enseñanzas. ¿Me apoyo en la
firmeza de la roca de Pedro? ¿Estoy contento de ser hijo de la Iglesia? 2.
PRIMERA LECTURA
Is 22, 19-23 En el pueblo de Israel, las luchas por el
poder eran tremendas. Sin embargo, solo aquel que Dios reconociera como
soberano podría gobernar al pueblo con integridad y justicia. Ese sería el
Ungido (el Cristo) que Dios enviaría para realizar su obra. Lectura del libro de Isaías. Así habla el Señor a Sebná,
el mayordomo de palacio: “Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu
cargo. Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím,
hijo de Jilquías; lo vestiré con tu túnica, lo
ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para
los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré sobre sus hombros
la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él
cierre, nadie lo abrirá. Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será
un trono de gloria para la casa de su padre. Palabra de Dios. 2.1 EN RAZÓN DE SU FIDELIDAD DIOS LE
REVESTIRÁ POR AHORA LAS INSIGNIAS DE SU CARGO En sustitución de Sebná
será elegido por Dios “Eliaquím, hijo
de Jilquías”, a quien Dios le llama “mi
servidor” en razón de su fidelidad. Dios le revestirá con las
insignias de su cargo; “lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con
tu faja”, y por su conducta “él será un padre para los habitantes de
Jerusalén y para la casa de Judá”. Dios le dará la llave de la casa de
David, símbolo de su poder como mayordomo de palacio y primer ministro o
visir. “Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él
abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.” Su poder
será extremadamente amplio, abrirá, y nadie cerrará, nadie le podrá disputar el poder. Parece
que el encargado de tal oficio debía llevar ritualmente la gran llave de
madera sobre su hombro. El Señor “Lo clavará como una estaca en un sitio
firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre”, lo fijará como un clavo o estaca de
tienda, que es el sostén de las cuerdas de la misma, y será como un trono
glorioso de la casa de su padre, su
familia será honrada en él y en su posición social, que es para él como un
trono glorioso. Y todos sus parientes, aun los más lejanos, con todos los utensilios pequeños, desde las copas
hasta los odres, querrán apoyarse en él para obtener empleos y dignidades y
satisfacer su ambición. Naturalmente, esta predicción puede tener un
sentido irónico ya que en el versículo 25 se predice la caída de la casa de Eliaquim con todos los suyos (el clavo. será arrancado. y
se romperá el peso). Debemos tener en cuenta que en los profetas abundan los
cambios bruscos de pensamientos y situaciones, y bien podía Isaías anunciar
la caída del bueno de Eliaquim, castigado por su
excesivo nepotismo. Es posible que los abusos del nepotismo de la casa de Eliaquim causaron la ruina de su
casa. 3.
SALMO Sal 137,
1-3. 6. 8 Salmo
de Acción de Gracias. Este salmo de acción de gracias, es
atribuido por la tradición judía al rey David, aunque probablemente fue
compuesto en una época posterior, comienza con un canto personal del orante.
Alza su voz en el marco de la asamblea del templo o, por lo menos, teniendo
como referencia el santuario de Sión, sede de la presencia del Señor y de su
encuentro con el pueblo de los fieles. R. Tu amor es eterno, Señor. Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te
cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo y daré
gracias a tu Nombre. R. Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu
fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez
que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R. El Señor está en las alturas, pero se fija
en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos! R. 3.1 TE
DOY GRACIAS, SEÑOR El salmista parece hacerse eco de los
sentimientos de gratitud del pueblo al ser liberado de la opresión
babilónica. “Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te
cantaré en presencia de los ángeles”. Así, alaba al Señor por el cumplimiento de
sus antiguas promesas, lo que servirá para que todos los reyes de la tierra
reconozcan su señorío y poder. “Cantarán en los caminos del Señor: “¡Grande es ciertamente la gloria del Señor” (Sal 137,5). El poeta quiere declarar las alabanzas de
su Dios ante los supuestos dioses de las otras naciones. Esto no quiere decir
que reconozca las divinidades de los pueblos gentílicos, sino que se dispone
a cantar las alabanzas del Señor en medio de un ambiente idolátrico,
declarando su superioridad sobre todo lo que es objeto de adoración por parte
de los gentiles. La liberación del pueblo israelita es una prueba del poder
de su nombre. “Cuando camino en medio de la angustia, me vivificas, extiendes tu
mano contra la ira de mis enemigos, y tu diestra me salva”: (Sal 137,7)
Por ella reconocerán su soberanía todos los reyes de la tierra; al ver el
cumplimiento de las antiguas promesas, le reconocerán como “Dios único y
salvador.” Por tu templo en Jerusalén, te ofrecerán dones los reyes (Sal 68,30)
o como se canta en; “Porque aman tus siervos sus piedras y se
compadecen de sus ruinas. Entonces temerán las gentes el nombre del Señor, y
todos los reyes de la tierra tu gloria”, (Sal 102 (101), 15-16). En efecto, el salmista afirma que: “Me postraré ante tu santo Templo y daré gracias a tu Nombre”, en él canta ante Dios, que está en los
cielos con su corte de ángeles: “te cantaré en presencia de los ángeles”, pero que también está a la escucha en el espacio
terreno del templo. El orante tiene la certeza de que el
“nombre” del Señor, es decir, su realidad personal viva y operante, y sus
virtudes de fidelidad y misericordia, signos de la alianza con su pueblo, son
el fundamento de toda confianza y de toda esperanza; “Daré gracias a
tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu
renombre”. . Es así como la mirada se dirige por un
instante al pasado, al día del sufrimiento: la voz divina había respondido
entonces al clamor del fiel angustiado. Dios había infundido valor al alma
turbada: “Me respondiste
cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma.”. Es como si se produjera la penetración de un
viento impetuoso que barre las dudas y los temores, infunde una energía vital
nueva y aumenta la fortaleza y la confianza. 3.2 “TU AMOR ES ETERNO, SEÑOR” En efecto, por superior y encumbrado que
esté el Señor en los cielos de los cielos, no se desentiende de los humildes,
“El Señor está en las alturas, pero se fija en el
humilde”, a los que
dispensa su protección, mientras que al altivo le conoce (le tiene ante sus
ojos escrutadores), “y reconoce al
orgulloso desde lejos”, pero de
lejos, pues no le dispensa su protección. La distancia no impide que esté al
tanto de sus inicuas acciones; pero su mirada, lejos de ser protectora, es
justiciera y disciplinaria. El salmista tiene experiencia personal de la
protección divina, que le salva de la angustia y, al mismo tiempo, castiga
inexorablemente a sus enemigos. Seguro del auxilio divino, pide al Señor
que continúe favoreciéndole, cumpliendo así sus promesas. Israel es la obra
de sus manos, “Tu amor es
eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!” y, en
consecuencia, no debe dejarla incompleta, sino protegerla hasta que alcance
la plenitud prevista en sus augustos designios. Por qué “Tu amor es eterno, Señor”, Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de
los ángeles, porque siempre nos escuchas y te fijas en el humilde y reconoce
al orgulloso desde lejos. Así como me respondiste cada vez que te invoqué y
aumentaste la fuerza de mi alma, así me postraré ante tu santo Templo y daré
gracias a tu Nombre, porque: “Tu amor es eterno, Señor” 4.
SEGUNDA LECTURA
Rom 11, 33-36 La reflexión de Pablo sigue siendo una
enseñanza para cada uno de nosotros. No podremos entender a Dios, no podremos
entender sus caminos, no podremos investigar sus proyectos. Muchos han
intentado explicar con razonamientos quién es él y cómo actúa, sin embargo,
ahí sigue Dios, más allá de los conceptos y nuestras formas de querer
explicarlo. Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma. ¡Qué profunda y llena de riqueza es la
sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué
incomprensibles sus caminos! “Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio algo, para que
tenga derecho a ser retribuido?”. Porque todo viene de Él, ha sido hecho por
Él, y es para él. ¡A Él sea la gloria eternamente! Amén. Palabra de Dios. 4.1 ¡A ÉL SEA LA GLORIA ETERNAMENTE! Termina San Pablo la parte especulativa o
dogmática de su carta con este himno de rendido homenaje a la grandeza de
Dios. Es el himno de la debilidad humana postrándose reverente ante Dios
infinitamente poderoso y sabio, que nos ha dejado vislumbrar sus maravillosos
designios, dirigidos por la misericordia, en orden a la salvación de los hombres.
Directamente este desahogo lírico del Apóstol parece estar refiriéndose a los
capítulos 9-11, a los que serviría como de conclusión; pero muy bien puede
también considerarse como sello o epílogo de toda la parte doctrinal de la
carta, cuyo tema queda señalado claramente en romanos entre el versículo 1:16. Cuando el Apóstol habla de; “¡Qué
profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios!”, esa
“riqueza,”
aunque no se excluyen otros matices, está aludiendo sobre todo a la riqueza
de su misericordia (cf. 10:12), con lo que aparece más claramente la consecuencia
con los versículos precedentes, que vienen hablando precisamente de ese
atributo divino (cf. v.30-32). En los v.34-35, el Apóstol se vale de textos
de la Escritura (Is 40:13; Job 41:3) para expresar sus propios sentimientos
de sumisión y acatamiento a la soberanía divina, haciendo resaltar; “Porque
todo viene de Él, ha sido hecho por Él, y es para él. ¡A Él sea la gloria
eternamente! “que todo viene de Dios como creador, todo subsiste por
El cómo conservador, y todo tiende a Él como a último fin “¡A Él sea la gloria eternamente!”,
“la gloria por los siglos. Amén.” 5.
EVANGELIO Mt 16,
13-20 La pregunta de Jesús a sus discípulos no
es ociosa. Había muchas expectativas sobre el Mesías que habría de venir.
Jesús no responde a ninguna de ellas en forma plena. Y Pedro tiene la gran
intuición e inspiración divina como para ir más allá de las expectativas
populares. Pudo trascender lo que esperaba el pueblo, como para reconocer lo
que Dios revelaba en Jesús. Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Al llegar a la región de Cesárea de
Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “Qué dice la gente sobre el Hijo del
hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le
respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes”, les preguntó, “¿quién dicen
que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás,
porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que
está en el cielo. Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré
las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará
atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará atado en el
cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él
era el Mesías. 5.1
“¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?” Al llegar a la región de Cesárea de
Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del
hombre? ¿Quién dicen que es?” Es en este lugar de Cesárea de Filipo, es
el momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente
esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Jesús no lo ignoraba por
su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de Él lo
sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta
primeramente a ellos lo que piensan de Él las gentes? 5.2
JESÚS, PARA UNOS, ERA JUAN BAUTISTA El contacto de los apóstoles con las
muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho
recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran
éstas: Jesús, para algunos era Juan Bautista, sin duda resucitado, como
sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo,
ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús,
puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los
muertos (Lc 9:7). 5.3
OTROS, QUE ELÍAS; OTROS, QUE JEREMÍAS Para otros, Jesús era Elías. Lc recoge en
otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elías, que
había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no había muerto,
y debía venir para manifestar y ungir al Mesías. Otros piensan que fuese Jeremías (Mt). El
profeta Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del
pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (2:1-12).
Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mateo ya hizo referencia a él
(2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo, y
del que se podrían esperar cosas extraordinarias. Por último, sin saber a ciencia cierta
quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado
(Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en la
resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14). 4.4
¿QUIÉN DICEN QUE SOY? Por eso, después de oír lo que las gentes
pensaban de Él, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué
es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El,
han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un
momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía un conocimiento
de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta
de sus apóstoles. Sin embargo no deja de extrañar el que los
apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o
pudiese ser el Mesías. Así fue como ellos le respondieron: “Unos
dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de
los profetas”, entonces Jesús
les pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” 5.5
TÚ ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO Los tres sinópticos no dicen la respuesta
que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro.
Todos los detalles se acumulan en la narración de Mateo para indicar no sólo
la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad del
momento y la trascendencia del acto. Mientras los evangelios de Marcos y Lucas
presentan sin más a Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón Pedro.
En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan se lee
que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro
(Jn 1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro,
para ser piedra El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno. La confesión de Simón Pedro es expresada
así: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Aquí se confiesa
por Pedro la mesianidad y la divinidad de Jesús. Al decir que es el Mesías,
indica su relación supereminente de autoridad con Dios — el Padre — que lo
envía. 5.6
FELIZ DE TI, SIMÓN, HIJO DE JUAN Pedro, desde su primer encuentro con
Jesús, deja al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del
Maestro, y por otra, la entrega sin reservas a su servicio o compañía, es así
como Pedro sabe quién es Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de
Juan, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi
Padre que está en el cielo”. La respuesta de Jesús tiene dos partes
bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación
tenida. La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la
reveló ni la carne ni la sangre, con la que se expresa el ser humano. Tal era
la grandeza de este misterio, que su revelación se la hizo su Padre
celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio
que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre — el hombre
— Entonces, este conocimiento no es por su capacidad humana, es un don de
Dios. En efecto, Pedro alcanzó este conocimiento por la fe. 5.7
TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA Jesús, volviéndose a Simón, le dice: “Tú
eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Y Jesús lo
eligió como la roca para construir sobre ella su Iglesia y le confirió los
poderes para llevar a la salvación a todos los hombres. Pedro es la roca, en
el sentido de que la fe y los creyentes no pueden tener otra fe que la de los
apóstoles y profetas, que son los que enseñan esa verdad, que está construida
sobre la piedra angular de Jesús, y así es, como luego dice; y el poder de la
Muerte no prevalecerá contra ella. Es decir, no podrá vencer a la Iglesia,
pues ésta está firme y estable, porque está construida sobre la roca firme,
que es Jesús. 5.8
YO TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS Dice Jesús: “Yo te daré las llaves del
Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo,
y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.” La
promesa es que ese atar y desatar sobre la tierra tendrá su automática
ratificación en el cielo. Todo lo relacionado con esta misión — cuanto
permita o prohíba en el reino, todo eso será también ratificado en el cielo.
Y eso garantizado por Jesús. Así, Pedro como Mayordomo de la Casa de
Dios, ha recibido el poder para admitir o excluir, según el Evangelio y de
administrar la comunidad, en Pedro recaerán las responsabilidades de la doctrina
y de la moral, el podrá decidir lo que es bueno y licito para su Iglesia y
sus miembros, sentencia que será ratificada Por Dios en lo alto de los
cielos. Así, como Pedro en épocas de la Iglesia
naciente, hoy el Papa, su sucesor, es el encargado de animar la fe en nuestra
comunidad creyente, él es en nombre de Jesucristo Pastor y guía de la
Iglesia. 5.9
ACOGER AL SUCESOR DE PEDRO Como Pedro en los orígenes y ahora le ha
correspondido a Francisco, y como muchos aun recordamos que hasta hace poco a
Juan Pablo II, a Benedicto XVI ser fundamento visible de la unidad y de la
caridad de la Iglesia. A través del Evangelio, podemos comprender
como Jesucristo, nos invita a acoger al sucesor de Pedro, y a mirarlo con los
ojos de la fe. Este es un día especial, para rezar por el
Papa y es una buena ocasión para apoyar su inmensa obra a favor de la
comunidad cristiana y de toda la humanidad. Dios le Bendiga Cristo
Jesús viva en sus corazones Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Domingo XXI Ciclo A Publicado
en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén |
…..
………