Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXV,
Ciclo A Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. OTRA LÓGICA Lo primero que
subraya el evangelio de hoy es que Dios rompe nuestros esquemas. Con cuánta
frecuencia queremos meter a Dios en nuestra lógica, pero la “lógica” de Dios
es distinta. Como dice Isaías: “los pensamientos de ustedes no son los míos,
ni los caminos de ustedes son mis caminos”. Hace falta mucha humildad para
intentar sintonizar con Dios en lugar de pretender que Dios sintonice con
nuestra mente tan estrecha. El Reino de Dios trastoca muchos valores de los
hombres: los que los hombres consideran primeros serán últimos y los que los
hombres consideran últimos serán primeros. Sin duda, en el cielo nos
llevaremos muchas sorpresas. Además, Jesús nos
enseña la gratuidad: Dios nos lo ha dado todo gratuitamente. ¿Qué tenemos que
no hayamos recibido? Pretendemos – como los jornaleros de la parábola –
negociar con Dios, con una mentalidad de justicia que no es la del Reino,
sino la de este mundo. El que ha sido llamado antes ha de sentirse dichoso
por ello y el que ha trabajado más debe dar más gracias, porque el trabajar
por Dios y su Reino es ya una gracia inmensa: es Dios mismo el que nos
concede poder trabajar. Nos avisa el evangelio que no hemos de
mirar lo que trabajan los demás o lo que reciben, sino trabajar con todo
entusiasmo lo que se nos confía en la viña. No trabajamos para nosotros, sino
para el Señor y para su Reino. La paga será la gloria, una felicidad inmensa
y eterna, totalmente desproporcionada y sobreabundante. 2.
PRIMERA LECTURA
Is 55, 6-9 El pueblo judío se encontraba en el
destierro de Babilonia. En esta situación es que el profeta lanza un mensaje
de esperanza. La situación adversa comienza a cambiar cuando se regresa a
Dios. Lectura del libro de Isaías. Los pensamientos de ustedes no son los
míos. ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está
cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus
pensamientos; que vuelva al Señor, y Él le tendrá compasión; a nuestro Dios,
que es generoso en perdonar. Porque los pensamientos de ustedes no son los
míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el
cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis
pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. Palabra de Dios. 2.1 “LLÁMENLO MIENTRAS ESTÁ CERCA”, “QUE ES GENEROSO EN PERDONAR” Ante la glorificación próxima de Israel,
se anuncia un período de gracia y de reconciliación. Puesto que Dios se
apresta a inaugurar una era de justicia y salvación para Sión, deben todos
prepararse para acercarse a Él, ya que ofrece la gracia y el perdón.
Desaprovechar la ocasión es llegar demasiado tarde. El Señor está ahora
cerca; “llámenlo mientras está cerca”, y es preciso aprovecharse de
su presencia. Es el tiempo propicio para la salvación; por eso deben obviarse
todos los obstáculos que puedan oponerse a esa efusión del perdón divino: “el
malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva
al Señor, y Él le tendrá compasión”. Dios está dispuesto a recibirlos
con tal de que se vuelvan a Él, “que es generoso en perdonar”. Y
la razón de esta magnanimidad divina radica en que sus pensamientos y
caminos; “Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos
de ustedes son mis caminos” son de todo punto diferentes de los
cálculos y módulos de los hombres. Dios planea con su inteligencia sobre la
historia, y sus designios misteriosos están fuera de todo cálculo estrecho
humano. Por eso, en su misericordia, se extiende a todos los que de buena
voluntad quieran acercarse a Él. Los designios de redención están fuera de
toda comprensión humana. 3.
SALMO Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18 R. El Señor está cerca de aquéllos que lo
invocan. ¡Día tras día te
bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de
alabanza: su grandeza es insondable! R. El Señor es bondadoso y compasivo, lento
para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene
compasión de todas sus criaturas. R. El Señor es justo en todos sus caminos y
bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos que lo invocan, de
aquéllos que lo invocan de verdad. R. 3.1 MAJESTAD Y BONDAD DE DIOS.
Este salmo es un grandioso himno a los
atributos divinos, manifestados en las obras maravillosas en favor de los
hombres en general: “el Señor es bueno con todos” — como en otras composiciones del Salterio —
a sus relaciones con el pueblo elegido: “tiene compasión de todas sus criaturas”.
La mano pródiga de Dios está siempre abierta a las necesidades de los
hombres, amparando particularmente a los humildes y desvalidos: “El
Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones” Las formulaciones tienen el aire de
jaculatorias, exhortaciones o sentencias a modo de una larga doxología, que
encabeza los “salmos de alabanza,” que cierran la colección general del
Salterio. El salmista habla en nombre de la nación, dando de lado a sus
preocupaciones personales. Esta colección final del Salterio (Sal 145-150) ha
sido compuesta con una marcada finalidad litúrgica. Este salmo es el único que lleva en su
cabecera el título de “alabanza,” que
dará nombre a toda la colección del Salterio, llamado por los judíos “libro
de las alabanzas”. Abundan las evocaciones de otras
composiciones del Salterio. En este poema se cantan los atributos divinos: “El
Señor es bondadoso”, se canta a la bondad, la justicia, la
misericordia, “gran misericordia” longanimidad, fidelidad a sus promesas,
piedad para con los débiles, providencia paternal sobre todo los vivientes.
“el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas” 3.2 LA GRANDEZA DEL SEÑOR
El salmista declara su deseo de expresar
sus alabanzas a su Dios, que es Rey de
todo lo creado. Nadie es digno de alabanza más que él. “Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable” En sus ansias de perpetuar estas
alabanzas, apela a las generaciones para que ellas se encarguen, a través de
los siglos, de anunciar las grandezas del Señor. Sus atributos como Rey se
resumen en el esplendor, la majestad y la gloria: “Por tu protección
es grande su gloria, le has revestido de esplendor y magnificencia” (Salmo 20,6). Además, en sus relaciones con los hombres
se ha mostrado siempre indulgente y misericordioso: “Qué grande es tu bondad, OH Señor” (Salmo 30,20), tardo a la ira: “Es el Señor misericordioso y benigno,
tardo a la ira y muy benevolente”
(Salmo 102,8), pero condescendiente y compasivo con el pecador: “Pero tú, Señor, eres Dios clemente y
compasivo, magnánimo y de gran piedad y fidelidad” (Salmo 85,15). Sus obras pregonan
su bondad; y son los devotos los
que saben apreciar las grandes gestas en favor de los hombres. El salmista no alude, como en otras
composiciones del Salterio, a hechos de la historia de Israel, sino que se
mantiene en el plan general de la Providencia divina sobre todas las
criaturas. En realidad, su reino atraviesa
todas las edades y es anterior al nacimiento de Israel como colectividad
nacional (Cf. Dan 4:3). Pero su reinado se basa en la justicia y la fidelidad para con los suyos,
particularmente con los necesitados: “El
Señor está próximo a los contritos de corazón y salva a los de espíritu
abatido” (Salmo 33,19). Todas las criaturas dependen de la providencia de Dios, y por eso están anhelantes
esperando que les envíe sus bienes para subsistir. Particularmente, con los
hombres piadosos se muestra generoso y complaciente, respondiendo a sus invocaciones en los momentos de
necesidad: “está cerca de aquéllos que lo invocan, de aquéllos que lo invocan de
verdad”. El salmo se termina con la misma idea con
que se inició: el deseo de alabar en
todo momento a Dios, Señor de toda
carne. “Día tras día te bendeciré, y
alabaré tu Nombre sin cesar” Es así como todos los fieles tenemos el
compromiso de proclamar las alabanzas del Dios providente, “El
Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones” “El
Señor está cerca de aquéllos que lo invocan”. El Señor está
cerca de todos aquellos que le rezan, porque orar es tratar de amistad con
quien sabemos nos ama (Teresa de
Jesús), Dice el Señor: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le
abrirá……..¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas
a los que se las pidan!” (Mateo 7,
7-8, 11) Y hoy aclamamos con esperanza y gozo: “El Señor está cerca de aquéllos que lo
invocan”. 4.
SEGUNDA LECTURA
Flp 1,20-26 Nos encontramos con Pablo en la cárcel y,
ante la posibilidad ser condenado a muerte, prevé que podrá encontrar pronto
a Cristo (en este caso, la muerte es como una ganancia), o de ser liberado y
quedar aún sirviendo a sus comunidades. Es una
actitud mística y apostólica, al mismo tiempo, no siempre fácil de conciliar. Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos. Hermanos: Estoy completamente seguro de
que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado
en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.
Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente,
ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar
con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible
que permanezca en este cuerpo. Tengo la plena convicción de que me quedaré y
permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe.
De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un
nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús. Palabra de Dios. 4.1 “PARA MÍ LA VIDA ES CRISTO, Y LA
MUERTE, UNA GANANCIA” Expone aquí el Apóstol sus sentimientos en
relación con la alternativa; “Estoy completamente seguro de que ahora,
como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo”.
La afirmación básica es que “para mí la vida es Cristo, y la muerte,
una ganancia”. Pocas frases
como ésta resumen de manera tan admirable toda la existencia de Pablo, antes
y después de su muerte; con razón han sido las palabras elegidas para ser
esculpidas en torno a su sepulcro en Roma. Al decir que su “vivir es Cristo”
no incluye sólo el sentido ontológico, aplicable a todo cristiano, de que
nuestra vida sobrenatural es vida divina recibida de Cristo, sino que le da
más bien sentido dinámico, con referencia a ser Cristo el móvil de todas sus
acciones y el término de todas sus aspiraciones. De ahí que el “morir sea
ganancia,” pues es la entrada en el gozo del Señor, la posesión total de
Cristo, no ya por la fe, sino en visión cara a cara. Supuesto esto como verdad fundamental,
Pablo contempla las dos cosas: la vida, trabajando por ganar almas para
Cristo, y la muerte, entrando en el gozo del Señor. Ambas cosas le atraen;
por eso, entre la vida y la muerte no sabe qué elegir; “Pero si la vida en este cuerpo
me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir”. Se destaca la unión que el Apóstol
establece entre “morir” y “estar con Cristo”; por ninguna parte aparece que
haya un tiempo intermedio de espera hasta la parusía o juicio final. Una cosa
es el triunfo total de la Iglesia, como colectividad, que tendrá lugar en la
parusía, y otra, la entrada personal de cada uno en la gloria, que, de no
mediar obstáculo a causa de nuestros pecados, tendrá lugar en seguida después
de la muerte. Aunque Pablo, si hubiera de elegir entre
la vida y la muerte, no sabría qué preferir, por el momento está “firmemente
persuadido” de que continuará viviendo para provecho espiritual de los
filipenses (y de otros también), a fin de que avancen más y más en la vida
cristiana con su segunda ida a ellos; “Tengo la plena convicción de que me
quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren
en la fe.” Este convencimiento
que aquí parece mostrar el Apóstol de que continuará viviendo, no consta que
sea un caso de inspiración profética, con garantía divina de infalibilidad.
De hecho, no sólo anteriormente, sino también después, vuelve a dejar
traslucir la posibilidad del martirio. Se trata, pues, de una afirmación en
que hay mucho de conjetura o presentimiento, como en Hechos; con la
diferencia de que allí no se realizó lo presentido, mientras que aquí fue una
realidad el hecho de su liberación. 5.
EVANGELIO Mt 19,
3 0—20, 16 El salario debía pagarse el mismo día de
realizado el trabajo (Lev 19,13). En este caso, el dueño de la viña era Dios.
Paga en el tiempo establecido; en justicia, con los que trabajaron el día
completo; y con bondad con los que trabajaron pocas horas. Sin lugar a dudas
se debe cuestionar toda injusticia, ¿por qué cuestionar la bondad? Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo. Jesús dijo a sus discípulos: “Muchos de
los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros,
porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de
madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un
denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al
ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi
viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía
y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y,
encontrando todavía a otros, les dijo: Cómo se han quedado todo el día aquí,
sin hacer nada?” Ellos les respondieron: “Nadie nos
ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Al
terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los
obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los
primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y
recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que
iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al
recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron
nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos
soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El
propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso
no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a
este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de
mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?” “Así, los
últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Palabra del Señor. 5.1 EL SEÑOR DUEÑO DE LA VIÑA, EL
PROPIETARIO, NECESITA JORNALEROS Esta es una parábola es propia de los
Evangelios de Mateo, y es necesario hacer algunas precisiones del ambiente en
la cual está tomada, a fin de poder destacar la enseñanza que desea dejar. Un señor dueño de una viña, el
propietario, necesita jornaleros, y según se relata, solían reunirse en la
plaza algunos desocupados, entonces no era difícil contratarlos y no era algo
extraño esos de salir a buscar operarios en diversas horas del día, y se
hacía cuando el trabajo requería los servicios ya desde la mañana o en otras
horas. Los judíos dividían el día, desde la
salida del sol hasta el ocaso, en doce horas. Pero el uso ordinario utilizaba
normalmente las horas de tercia (de las nueve al mediodía), sexta (del
mediodía hasta las tres) y nona (desde las tres a la puesta del sol). 5.2 “MUCHOS DE LOS PRIMEROS SERÁN LOS
ÚLTIMOS, Y MUCHOS DE LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS” Porque el reino de los cielos se parece a
un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar
en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Pero al
propietario, le hace falta aún más gente, entonces volvió a salir a
diferentes horas del día, a media mañana, a mediodía y a media tarde, es
decir también a las horas tercia, sexta, nona y undécima. Una vez que
concluye el día de trabajo, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo:
“Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y
terminando por los primeros”. 5.3 AMIGO, NO SOY INJUSTO CONTIGO Fueron entonces los que habían llegado al
caer la tarde y recibieron cada uno su paga, un denario. Llegaron después los
primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un
denario. Y surge la reacción tan humana de los primeros y comienzan a
protestar diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una
hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del
trabajo y el calor durante toda la jornada”. A pesar del reclamo, el propietario
respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no
habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a éste
que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis
bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”. Así, los
últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos». 5.4 PERO EL SEÑOR, MIRA LAS COSAS DESDE
UN PUNTO DE VISTA DISTINTO Visto bajo la perspectiva de los hombres,
o quizás visto bajo la figura de la justicia social, cualquiera podría decir
que esto no es justo o que la lógica del propietario es impugnable. Pero el Señor, mira las cosas desde un
punto de vista distinto, no terrenal, y esta parábola aunque parezca una
paradoja, no tiene intención de enseñar sobre la moral de los salarios, ni
menos querer mostrar que el Reino de los Cielo, es algo distinto donde hay
diferencia entre dar y recibir. Por cierto esto es: “Porque los pensamientos
de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos” (Is
55, 6-9) 5.5 ¿CÓMO SE HAN QUEDADO TODO EL DÍA
AQUÍ, SIN HACER NADA?" Entonces vemos algo que nos llama la
atención, a los jornales que contrata a primera hora, trata con ellos un
denario por día, a los que contrata a media mañana le dice que; les pagaré lo
que sea justo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a
otros, es decir, algunos estaban todo el día de ociosos. A ellos les dice: "¿Cómo
se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?". Ellos les
respondieron: "Nadie nos ha contratado". Llegada la tarde, el señor manda a su
administrador que llame a los viñadores y les dé su salario. Se decía en la
Ley: al trabajador “dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta
deuda la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita” (Dt 24:15; cf. Lev
19:13). 5.6 MURMURABAN CONTRA EL DUEÑO PORQUE
HABÍA IGUALADO A TODOS EN EL JORNAL Pero, al pagarse los jornales, a todos se
les daba “un denario.” Y los que habían ido a trabajar a la viña en las
primeras horas, y que habían cargado con más trabajo, murmuraban contra el
dueño porque había igualado a todos en el jornal. Sin embargo él es muy dueño
de sus bienes y de hacer con ellos lo que quiera. A los primeros les da lo justo;
pero con los otros quiere usar de magnificencia. Así es como le dice: “Quiero
dar a éste que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer
de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?".
De este modo, ellos no han de ver con malevolencia y envidia, su conducta,
pues fue con unos justo y con otros generoso. 5.7 ¿O VAMOS A TENER ENVIDIA PORQUE DIOS
ES BUENO CON LOS QUE HAN LLEGADO MAS TARDE QUE NOSOTROS? Sabemos que Dios, es incomparablemente
justo, es infinitamente misericordioso, pero también Él es libre y sabe bien
a quien darle lo que necesita. Además Dios está dispuesto a recibir a todos
por igual en su Reino, en especial a los que son paganos, a los convertidos.
Hay en el mundo muchos, que han sido hombres muy buenos, intachables en lo
moral, hombres justos y de buen corazón, pero han llegado tarde a trabajar
por el reino, incluso a edad muy avanzada. Por tanto debemos alegrarnos mucho
cuando alguien, a la hora o a la edad que sea, se encuentra con el Señor. ¿O
vamos a tener envidia porque Dios es bueno con los que han llegado más tarde
que nosotros? Entonces el Señor nos muestra que más que
un reclamo de justicia, hay muestra de envidia por la generosidad del
propietario con los que llegaron al final. Y sabemos que a Dios, no le parece
bien ni la envidia, ni las rivalidades, al contrario, se goza de saber que
agradecemos y que somos generosos con todos los hombres. “Que el malvado
abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al
Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
(Is 55, 6-9) 5.8 LA ABSOLUTA LIBERTAD Y BONDAD DE DIOS
EN LA DISTRIBUCIÓN DE SUS BIENES Ciertamente, la última frase, que agrega
Mateo a este fragmento del Evangelio: “Así, los últimos serán los primeros y los
primeros serán los últimos”, no parece muy coherente con la parábola,
porque no tiene relación si vemos que a todos les paga por igual, tanto los
que llegaron primero como los últimos reciben la misma recompensa. Pero si
nos fijamos bien, al ordenar pagar él pide que se haga comenzando por los
últimos y terminando por los primeros". Entonces la parábola tiene el sentido de
que los últimos contratados verían que ellos recibirían proporcionalmente más
paga que otros haciendo menos trabajo. La doctrina formal que se destaca en
la parábola es la absoluta libertad y bondad de Dios en la distribución de
sus bienes. Si a unos, que trabajaron más, les paga lo convenido, es justo en
su obrar; si a otros, que trabajaron menos, les da igual, con lo que puedan
vivir los suyos, es efecto de magnanimidad. 5.9 DIOS PUEDE LLAMAR A CUALQUIER HORA O
A CUALQUIER EDAD Y así nos canta el salmo: “Día tras día te
bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de
alabanza: su grandeza es insondable! El Señor es bondadoso y compasivo, lento
para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene
compasión de todas sus criaturas. El Señor es justo en todos sus caminos y
bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de
aquellos que lo invocan de verdad. (Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18.) Interesante también parece aclarar, que no
pretende alentar a los que son más perezosos y dejan para última hora el
servicio de Dios y atrasar la conversión, al contrario, quiere enseñar que
Dios puede llamar a cualquier hora o a cualquier edad y por otra parte, que
el hombre debe estar siempre listo para acoger su llamado. 5.10 NADIE PUEDE PRESUMIR QUE TIENE MÁS DERECHO
QUE OTROS Otro asunto interesante, es que nadie
puede presumir que tiene más derecho que otros por haber sido solicitado por
Dios más temprano, muchos han sido llamado a edad más adulta, es decir casi
por la tarde de su vida y no por esto deben sentirse menos privilegiados o
desanimarse ante los que participan del trabajo por el Señor más tiempo. Y es así, como en esta parábola, en aquel
tiempo, Jesús responde a las críticas farisaicas de buscar, aparte de gentes
buenas, a publícanos y pecadores, llamándolos e ingresándolos a todos en su
reino. ¿Por qué esta diversidad de dones, y por qué esta diversidad de
“horas”? Porque Dios, pleno de bondad, es dueño absoluto de repartir sus
dones a quien quiere y como quiere. Así también nos dice san Pablo: “Es el
mismo y único Espíritu el que actúa distribuyendo sus dones a cada uno en
particular según su voluntad” (1 Cor 12,11) 5.11 GRAN BONDAD Y EXCEDIDA DE DIOS Dios concede su Reino a los pecadores que
se han convertido del mismo modo que a los que fueron justos. Con este
contraste se destaca la gran bondad y excedida de Dios y la estrechez
mezquina y crítica del fariseísmo malo y egoísta. Esta enseñanza fue muy oportuna en aquel
tiempo, y ahora está más vigente que nunca, y son múltiples. Todos podemos
ser llamados a la viña del Señor, a cualquiera hora nos puede venir a invitar
el Señor. Dios es dueño de invitar a cualquiera, sin importar su condición
social ni su aspecto, ni su raza ni sus creencias, ni su sexo ni su edad.
Debemos estar atentos para saber reconocer su llamado, y debemos ser
oportunos en aceptarlo y fiel luego en cumplirlo. Algunos serán llamados por
su fe, pero otros también por sus pecados, porque Dios no desprecia a nadie. Dios nos muestra su gran generosidad, con
los primeros fue justo, les dio lo acordado y sin quitarles nada. A los
últimos les dio lo que él quería, de esta forma nos damos cuenta que la
recompensa no está en función al tiempo empleado, pero si están al cuidado,
al afán, a la dedicación y al cariño con el cual nos dedicamos a Él. Dios desea que todos sus hijos sean
buenos, y el poder hacer el bien nos viene de Dios, no nos podemos arrogar
que es e nosotros el fin del bien
moral, es la voluntad de Dios, no podemos exigir nosotros la recompensa, esta
viene por la gracia, el Reino es un don gratuito de Dios. No miremos cuanto hemos hecho por el
Señor, ni cuanto más nos falta por hacer, ya que estamos llamados a trabajar
por su gloria, él nos recompensara con amor todo el amor que pongamos en
trabajar en cultivar la viña. El
Señor les Bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Domingo
XXV Ciclo A Publicado
en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén |
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