Reflexión desde las Lecturas del Domingo
XXVI Ciclo B Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant 1. NO
HACER CASO A LA PALABRA DE DIOS ES ESCÁNDALO. TODO PECADO, AÚN OCULTO, ES
ESCÁNDALO. En el evangelio de este domingo vigésimo sexto, encontramos recogidas
varias sentencias sobre el seguimiento de Jesús. Hay que evitar la envidia y
la actitud sectaria y monopolizadora “¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo
del Señor, porque él les infunde su Espíritu!”, (Primera Lectura),
dejando campo libre a la intervención gratuita y sorprendente de Dios.
Particularmente tremenda es la amenaza para los que escandalizan, es decir,
para los que son estorbo o tropiezo para los demás en su adhesión a Cristo y
a su palabra. Finalmente, el seguimiento de Cristo debe ser incondicional:
estando en juego el destino definitivo del hombre, es preciso estar dispuesto
a tomar cualquier decisión que sea necesaria por dolorosa que resulte. “Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”. Otra tentación es la de creerse los
únicos, los mejores. Sin embargo, todo el que se deje mover por Cristo, es de
Cristo. Con cuanta facilidad se absolutizan métodos, medios, maneras de hacer
las cosas, carismas particulares, grupos... Pero toda intransigencia es una
forma de soberbia, aparte de una ceguera. “Si alguien llegara a
escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él
que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar”. Tampoco aquí Jesús exagera. También aquí
es el amor a la vida lo que está en juego, el bien de los hermanos. Sólo que
escándalo no es sólo una acción especialmente llamativa. Todo lo que resulte
un estorbo por la fe del hermano es escándalo. Toda mediocridad consentida y
justificada es un escándalo, un tropiezo. Toda actitud de no hacer caso a la
palabra de Dios es escándalo. Todo pecado, aún oculto, es escándalo. “Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala”. El
evangelio es tajante. Y no porque sea duro. Nadie considera duro al médico
que extirpa el cáncer. Más bien resultaría ridículo extirparlo sólo a medias.
Lo que está en juego es si apreciamos la vida. El evangelio es tajante porque
ama la vida, la vida eterna que Dios ha sembrado en nosotros, y por eso plantea
guerra a muerte contra todo lo que mata o entorpece esa vida: “más
te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno”.
La cuestión decisiva es esta: ¿Amamos de verdad la Vida? 2. PRIMERA
LECTURA La tradición de designar setenta ancianos que compartan la guía y
dirección del pueblo, es propuesta por Dios a Moisés. La expresión “apartaré
una parte del espíritu que posees y se lo pasaré a ellos” indica que cada uno
tendría frente al pueblo la misma responsabilidad que Moisés: guiar,
instruir, interceder. Lectura del libro de los Números. 11, 16-17. 24-29 El Señor dijo a Moisés: “Reúneme a setenta de los ancianos de Israel
—deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo—
Ilévalos a la Carpa del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo. Yo
bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para
comunicárselo a ellos”. Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del
Señor. Luego reunió a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los
hizo poner de pie alrededor de la Carpa. Entonces el Señor descendió en la
nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu que estaba sobre él
y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu se posó sobre
ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron a hacerlo.
Dos hombres —uno llamado Eldad y el otro Medad— se habían quedado en el
campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre
ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a
hablar en éxtasis. Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés,
con estas palabras: “Eldad y Medad están profetizando en el campamento”.
Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino
diciendo: “Moisés, señor mío, no se lo permitas”. Pero Moisés le respondió:
“¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo
del Señor, porque él les infunde su Espíritu!” Palabra de Dios. 2.1 NÚMEROS. Números es el cuarto libro del Pentateuco y presenta la organización
del pueblo de Israel en su viaje hacia la tierra prometida. El título Números
no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus
sólo comprende algunos capítulos. Las modernas Biblias hebraicas llaman a
este libro “Benidbar” que significa “en el desierto”, por lo que algunos
piensan que esa denominación es más significativa (comentario Biblia Nacar
Colunga), ya que relata las incidencias de la aventurada marcha desde el
Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los
israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra
prometida. La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve
días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la
tercera. En este libro, Israel, es presentado como una comunidad santa -cuyos
errores, debilidades y rebeldías no se callan, a pesar de todo-, es guiado
por el Señor, que habita en medio del pueblo y, acompañándolo, lo engendra
con su poder y manifiesta su señorío incluso sobre los pueblos limítrofes. 2.2 MOISÉS ES EL MEDIADOR POR EXCELENCIA ENTRE
DIOS Y EL PUEBLO. El Señor le habla directamente y ha recibido en plenitud el espíritu; “Entonces
el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés”. Junto a él
aparecen setenta ancianos; “Después tomó algo del espíritu que estaba
sobre él y lo infundió a los setenta ancianos”, que participan de la
autoridad carismática de Moisés. El texto prosigue comunicando una verdad que marca un avance
importante en el camino del hombre religioso: el don de Dios no está ligado
rígidamente a un lugar, sino que alcanza a la persona allí donde se
encuentre. Este es el caso de los dos hombres que, aun habiendo sido convocados
entre los setenta ancianos, no habían ido al lugar fijado. También sobre
ellos vino el espíritu; “Dos hombres —uno llamado Eldad y el otro
Medad— se habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los
inscritos, el espíritu se posó sobre ellos”, suscitando la
contrariedad de Josué; “que desde su juventud era ayudante de
Moisés, intervino diciendo: “Moisés, señor mío, no se lo permitas”. La afirmación de la libertad soberana de
Dios en su obrar; “Moisés le respondió: “¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá
todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su
Espíritu!”, es el elevadísimo
mensaje que interpela al creyente de todos los tiempos, siempre acechado por
la tentación de encerrar a Dios en los angostos espacios de una “justicia”
que se arroga la tarea de salvaguardar los presuntos derechos de Dios
pisoteando los de las personas humanas. 3. SALMO El Salmo 18 nos manifiesta un contenido precioso para meditar sobre la
lectura anterior: “Los preceptos del Señor alegran el corazón…La ley del Señor es
perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, La
palabra del Señor es pura, permanece para siempre”.... Pero podemos
presumir de ello. Por eso pedimos al Señor que nos resguarde de la arrogancia
y que no nos domine; así quedaremos libres e inocentes del gran pecado. Sal 18, 8.10. 12-14 R. Los preceptos del Señor alegran el corazón. La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del
Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R. La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del
Señor son la verdad, enteramente justos. R. También a mí me instruyen: observarlos es muy provechoso. Pero ¿quién
advierte sus propios errores? Purifícame de las faltas ocultas. R. Presérvame, además, del orgullo, para que no me domine: entonces seré
irreprochable y me veré libre de ese gran pecado. R. 3.1 LA GLORIA DE DIOS, MANIFESTADA EN EL COSMOS. En este salmo encontramos, en realidad, dos composiciones poéticas
totalmente diversas, que sin duda tuvieron distinto origen. El contenido, la
forma poética y el ritmo son diversos en ambas secciones. Los primeros
versículos, (del 2 al 7), constituyen un himno al Creador, cuya grandeza se
manifiesta en los misterios del universo. Todo es armonía y sucesión
sincronizada en la marcha de la creación, porque todo obedece a una
inteligencia superior. Esta parte del salmo se caracteriza por el lirismo más
subido y arrebatador. La segunda sección tiene el aire de un poema didáctico,
que se divide en las excelencias de la ley divina, que es fuente de felicidad
para el que la observa (8-11); b) y parte suplicante de perdón por las
infracciones, petición para no caer en la deslealtad y, finalmente, súplica
de que su oración sea escuchada. El compilador de ambos poemas parece que ha querido poner en paralelo
la armonía y belleza del cosmos, obra del Creador, y la de las prescripciones
de la Ley, que se deben al mismo Dios, que formó el universo. En la primera
parte se emplea el nombre divino de El, mientras que en la segunda se usa el
específico de Yahvé. El primero dice relación con el universo creado,
mientras que el segundo dice relación con la elección de Israel, al que fue
destinada la Ley. Así, pues, la segunda parte parece una adición de un autor
de la escuela “sapiencial” que quiso establecer un paralelo entre la
maravillosa obra de la creación del mundo y su “segunda creación,” la Ley
mosaica, expresión de su voluntad y, a la vez, módulo y matriz del alma
religiosa israelita. La Ley es un reflejo de la sabiduría y santidad divinas
y el espejo en que debe mirarse el alma israelita para reconocer su
defectibilidad y dependencia de Dios. 3.2 LA
LEY ES SIN SOMBRA, VERÍDICA Y RECTA “La ley del Señor es perfecta” La Ley ha de tomarse aquí en sentido
amplio, no sólo en su parte sistemática, sino aun exhortativa, con sus
promesas y amenazas. La felicidad del hombre; “reconforta el alma” y
está en conformarse con la voluntad de Dios y ésta se manifiesta en las
escrituras, que es perfecta; “el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple”, de forma que el que camine según sus
preceptos no se desvía del camino recto y da satisfacción plena al hombre:
restaura el alma, confortando al hombre y dándole vigor, como el agua al
sediento. Se la llama testimonio del Señor, en cuanto que refleja la voluntad
divina y es fiel, porque nunca deja decepcionado al que se amolda a ella. Con
sus prescripciones hace sabio al simple. Todo hombre puede dirigirse por el
camino de la virtud o del vicio: el que escoge la primera senda es el sabio,
mientras que el que sigue los senderos que se apartan de Yahvé es el simple o
necio. El principio de la sabiduría está en el temor de Dios, y éste se
refleja en el cumplimiento de la Ley, expresión de la voluntad divina. 3.3 LA
PALABRA DEL SEÑOR ES PURA, PERMANECE PARA SIEMPRE La Ley se concreta en los preceptos, y, éstos son rectos, porque se
amoldan al querer divino; con ellos se alegra el corazón, pues se siente la
satisfacción moral de vivir en consonancia con el Dios omnipotente y
dispensador de toda gracia. Esta alegría del corazón se refleja en la
luminosidad radiante del rostro: esclarecen los ojos. “La Ley es luz”, y da
luz y vida. Esa luminosidad procede de que sus preceptos son limpios; “La
palabra del Señor es pura” y transparentes, y, como tales, no empañan
la tranquilidad de conciencia. El temor de Dios — reconocimiento de la Ley
divina — es puro, libre de toda contaminación; “permanece para siempre”,
pues responde a las exigencias del Dios inmutable. “Los juicios del Señor son la
verdad, enteramente justos” porque responden a los postulados de
justicia que implica la divinidad, y, como tales, no engañan. Penetrado de la perfección de la Ley divina, se siente culpable de
muchos deslices o infracciones. “También a mí me instruyen: observarlos es
muy provechoso”. Particularmente le preocupan las inadvertencias
ocultas. “Purifícame de las faltas ocultas”. Tiene miedo de no
corresponder al gran tesoro que para él es la Ley de Yahvé. Las faltas que se
hacen por error; “Pero ¿quién advierte sus propios errores?” y se contraponen a las realizadas
deliberadamente “con mano alzada”. 3.4 SÚPLICA
DE PERDÓN POR LAS FALTAS INVOLUNTARIAS. El salmista quiere expiar todas las posibles transgresiones para no
empañar la amistad que con el Señor, tiene por el cumplimiento fiel de la
Ley, que es la revelación de Dios. La Ley mosaica había determinado concretas
expiaciones para librarse de la secuela de las faltas cometidas por error o
inadvertencia. El salmista desea también verse libre de los movimientos de
soberbia o presunción; “Presérvame, además, del orgullo, para que
no me domine” Tiene conciencia de su debilidad, y teme rebelarse
contra los caminos de Dios. Con la ayuda divina espera verse libre del gran
pecado, es decir, de la apostasía o la rebelión espiritual contra su Dios; “entonces
seré irreprochable y me veré libre de ese gran pecado”. Con estos
sentimientos de humildad y compunción, el salmista espera que sus palabras
sean gratas a Dios, y lo mismo sus consideraciones o meditación del corazón.
El Señor es el único apoyo para su alma, ansiosa de vivir en comunidad con El
a través de la Ley. El Señor es su Roca, en la que se siente segura, y es su
Redentor, el vengador oficial de las ofensas. 4. SEGUNDA
LECTURA Este lamento profético y apocalíptico, presenta el juicio divino
contra quienes adquieren sus riquezas injustamente a través de la extorsión y
la explotación de los trabajadores. Este juicio asienta sus bases en aspectos
propios del Antiguo Testamento como, el grito que elevan a Dios los esclavos
hebreos en Egipto, así como la sangre de Abel que clamó al cielo. Lectura de la carta de Santiago 5, 1-6 Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a
sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están
roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre
dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes
han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario
que han robado a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor
de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. Ustedes
llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí
mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al Justo, sin
que él les opusiera resistencia. Palabra de Dios. 4.1 UNA RIGUROSA INTERPELACIÓN CONTRA LOS RICOS
SOBERBIOS Santiago inicia en el capítulo 5 una rigurosa interpelación contra los
ricos soberbios, injustos, avaros, entregados a los placeres del mundo. Parece
que el autor sagrado se dirige a cristianos ricos, injustos y explotadores de
los pobres, que ya entonces existían en las comunidades cristianas. Estos, sintiéndose fuertes por los
bienes de los que disponen, limitan su horizonte existencial a la tierra y se
encierran en él constituyéndose a sí mismos centro de su propio mundo.
Parecen vivir en una condición envidiable; sin embargo, Santiago saca a la
luz el drama del que son protagonistas. La cantidad de bienes que tienen
acumulados es tan grande que se deterioran. Mientras que muchedumbres de
pobres están privadas del mínimo que se les debe, una ingente cantidad de
riqueza está malgastada, no sirve para nada; “Porque sus riquezas se han
echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla”; sin
embargo, puesto que se trata de bienes que los ricos han acaparado de una
manera inmoral, pisoteando los justos derechos de los “que trabajaron en sus campos”
por eso les dice; “Sepan que el salario que han robado a los que trabajaron en sus
campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos
del Señor”. Estos desconsiderados cometieron abusos,
hasta el punto de no dudar en matar a quienes hubieran sido un obstáculo para
sus intereses; “Han condenado y han matado al Justo, sin que él les opusiera
resistencia”, los mismos ricos serán víctimas de sus colosales
capitales; “y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus
cuerpos como un fuego”. En efecto, el día del juicio de Dios los
bienes constituirán la prueba acusatoria de su conducta perversa. La vida
frívola y disoluta que llevan los ricos no sirve para otra cosa más que para
hacerles llegar cebados, del mismo modo que los animales para el día de la
matanza; “Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se
han cebado a sí mismos para el día de la matanza”. 4.2 NUESTRO SEÑOR TAMBIÉN AMENAZA A LOS RICOS
CON TODA CLASE DE PRIVACIONES Frente a la situación grotesca y paradójica de los ricos egoístas y
carentes de escrúpulos, está la de los justos, defraudados en lo que les
corresponde por derecho, víctimas silenciosas de vejaciones a las que no
pueden oponerse pero cuyo grito llega a los oídos del Señor. Él se encargará
de su defensa y cambiará su suerte. En la figura del “justo”; Han condenado y han matado al Justo, sin
que él les opusiera resistencia”, podemos entrever la del “Siervo de
Yahvé”, cuya confianza está puesta enteramente en el Señor, que vela sobre su
condición humillada y oprimida, “Ofrecí mis espaldas a los que me
golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los
insultos y salivazos”. ( Is 50,6ss). Jesucristo exhortaba también a sus discípulos. “No os amontonéis tesoros en la tierra,
donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos
más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan,
ni ladrones que socaven y roben”.(Mt 6,19) Insensibles a los gritos de los pobres, los ricos abusan de sus
riquezas para el placer y el lujo. Los banquetes y la ociosidad les han
engordado como si se tratase de animales destinados al matadero; “se
han cebado a sí mismos para el día de la matanza”. Finalmente, los
ricos injustos condenan y matan al pobre inofensivo, que no puede oponer
resistencia. El pensamiento de Santiago debe de ser parecido al del Eclesiástico. Los ricos matan al pobre
realmente, condenándolo a muerte — en la antigüedad los poderosos eran dueños
de vidas y haciendas —, o bien lo matan moralmente, privándole de los medios
de subsistencia. El Eclesiástico considera el pan como la
vida de los pobres; privarles del pan es, por lo tanto, matarles: “Pan
de indigentes es la vida de los pobres, quien se lo quita es un hombre
sanguinario.). “Mata a su prójimo quien le arrebata su sustento, vierte
sangre quien quita el jornal al jornalero. (Eclesiástico 34,21-22) El justo del que habla nuestro
texto no es Jesucristo, sino el cristiano pobre, oprimido perseguido y
calumniados por los ricos malvados, confían en Dios, el cual no les
abandonará en la prueba. El pecado de los ricos es tanto más odioso cuanto
que el pobre está sin defensa eficaz. Pero el Señor tomará su defensa y
compensará al justo oprimido. 5. EVANGELIO
El relato presenta a los discípulos aún con dificultad para comprender
las enseñanzas de Jesús. De allí que los celos misioneros de Juan son
descalificados por Jesús: “quien no está contra nosotros, está a nuestro
favor”. Una cosa es que los discípulos constituyan el grupo más cercano a
Jesús y otra, que se consideren los depositarios exclusivos del anuncio del
reino. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9,38-43.
45.47-48 Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero
Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi
Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con
nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un
vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien
llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería
preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran
al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale
entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego
inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más
te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al
infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te
vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos
ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. Palabra del Señor 5.1 NADIE PUEDE HACER UN MILAGRO EN MI NOMBRE Y LUEGO HABLAR MAL DE MÍ. Juan le comunica que han visto una persona que exorcizaba
los demonios, y se lo habían prohibido porque no estaba con ellos, es decir,
no pertenecía a los Doce, a quienes se les había conferido este poder (Mateos
10:1). Más tardíamente se cita el caso de exorcistas judíos no cristianos que
expulsaban demonios en el nombre de Jesús (Hech 19:13-17). Pero Jesús les dijo: No se lo impidan, porque nadie puede hacer
un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Jesús no autoriza
esa prohibición. Si hay una delegación suya para ello en los apóstoles,
también otros pueden invocar su nombre, con reverencia, apelando a su poder.
Esto no significa estar lejos de su discipulado, pues, al menos, se está con
él. ¿Tenemos algún derecho en impedir que otras personas de
distintas confesiones cristianas hagan buena acciones en nombre de
Jesucristo? ¿Tiene alguien derecho de creerse dueño del nombre de Jesús?,
ciertamente el Señor nos da una gran lección a toda nuestra comunidad
cristiana, no están únicamente solo los que pertenecen nominativamente como
los suyos: “no es de los nuestros”. Ciertamente, el que invoca el nombre
de Jesús para hacer el bien, es porque se compenetra con El, por tanto no
podemos pensar que el luego agraviará su nombre. “porque nadie puede hacer un
milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí”. 5.2 Y EL QUE NO ESTÁ CONTRA NOSOTROS, ESTÁ CON NOSOTROS. “Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”. Jesús hace una aclaración con un dicho, probablemente un
proverbio popular, agrupándose en una unidad con los suyos, y que luego
continuarán su obra. El que no está contra ellos, está con ellos. Es posible
pensar que esta frase es un poco extremada, no obstante en aquel mundo hostil
contra Jesús, el que no estaba contra El (Mateos-Lucas), ni contra ellos
(Marcos), venía a estar con ellos. De este modo, había la perspectiva de
unírseles otros muchos discípulos. En San Marcos se dice que quien no está contra nosotros,
está con nosotros. En cambio, en San Mateo se dice que quien no está conmigo,
está contra mí (Mt 12:30). Quizá sea así porque esto responde a situaciones
con temáticas distintas. En Mateos, el texto se refiere a los exorcismos
judíos; campos irreductibles. En cambio, en Marcos, este exclusivismo no
existe. Es así como Jesús, nos aclara a todos, católicos y otras
confesiones cristianas, “Y el que no está contra nosotros, está
con nosotros”. A Jesús, lo que interesa no es si la persona forma
parte o no de nuestra comunidad, lo que al Señor le importa es si
hace el bien, algo que debe hacer como buen hijo de Dios. ¿Cómo interpretamos
nosotros el ecumenismo y como debemos interpretarlo?, creo que de una solo
forma, como los hace Jesús. Si hemos entendido bien que Jesús ha venido para salvarnos
a todos, no podemos considerar que él sea propiedad exclusiva de alguna
confesión en particular. Si una persona no se considera parte de la fe
católica y hace el bien y en nada se contradice con el espíritu cristiano,
¿tendrá su recompensa? 5.3 JESÚS LES HACE
VER A SUS DISCIPULOS QUE NO ES PARTIDARIO DE LOS CELOS Lo que ha hecho Jesús, es hacerle ver a sus discípulos que
es no partidario de los celos que ellos tienen, hoy a nosotros nos dice que
no debemos confundir los intereses de El Hijo de Dios, con los nuestros. Lo
que nos debe interesar es la Gloria del Señor, no la nuestra. En efecto, en algunas ocasiones nos confundimos, estamos
celosos “¿Acaso estás celoso a causa de mí? (Primera Lectura) y la verdad es que estamos envidiosos, porque
nos sentimos postergados, como si estuviéramos en segundo lugar, como si
otros nos opacaran y nos hacen sombra y nos duele esta situación. Lo que tenemos que hacer es actuar con generosidad, y
saber ver que lo que importa en la lucha contra el mal y la maldad, sin
importar quien la realiza, ni donde ni como se hace. Debemos sentirnos
gozosos cuando otros están trabajando por el bien de los demás. Debemos
apoyar a los que hace el bien, no envidiarlos. No debemos confundirnos, y
oremos por los que en nombre del Señor trabajan por su gloria, sin
preocuparnos si ellos brillan más que nosotros. 5.4 LES ASEGURO QUE
NO QUEDARÁ SIN RECOMPENSA EL QUE LES DÉ DE BEBER UN VASO DE “Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé
de beber un vaso de agua” "Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro
amor" expresa Santa Teresa de Lisieux. Jesús dio su vida, esto es algo
inmensamente extremo en amor, sin embargo Jesús quiere que reconozcamos los
gestos de donación que se hacen cada día, por pequeño que sean, “un
vaso de agua”, una sonrisa, una acogida, una mano que levanta a quien
no puede pararse solo y tanto otros gestos que podemos hacer por amor a Dios
y solo para los ojos de El. Esto es lo que también nos demuestra la santidad
de José, esposo de María, padre adoptivo de Jesús, que sin llamar la atención,
cumplió el programa de quien es "justo” con Dios mediante el fiel
cumplimiento en la fe, esperanza y caridad. “San José es la prueba de que, para ser bueno y auténtico seguidor de
cristo, no es necesario hacer "grandes cosas", sino practicar las
virtudes humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas” (Pablo VI). El amor a Cristo trae premio en las acciones más pequeñas
hechas a uno “por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo” es decir
“discípulos de Cristo.” Se contenta el Señor con esta frase al decirnos que
le pertenecemos, así también debe alegrarse al ver que sus discípulos seamos
capaces de dar “un vaso de agua” a quien lo necesita, o cualquier gesto
humanitario, y más se debe contentar si lo hacemos como El, con natural
inclinación a la bondad. ¡Quien desprecia al ladrillo no podrá nunca edificar
la casa! Y quien está con su apertura constante al servicio de los demás,
construye la casa ladrillo a ladrillo, porque el edificio de la santidad se
va realizando minuto a minuto, haciendo lo que Dios quiere 5.5 SI ALGUIEN
LLEGARA A ESCANDALIZAR A UNO DE ESTOS PEQUEÑOS El ideal de Dios es que seamos todos hombres buenos, nada
cuesta hacerlo. Pero, si la caridad hecha por Cristo trae premio, este amor
al prójimo que “cree” en El, en su misión y en su reino, exige evitar el
escándalo, por eso nos dice: “Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen
fe” Estos pequeños no es preciso que sean los niños, también
son los desvalidos, los humildes, la gente sencilla, los indefensos, los que
depositan su confianza en un superior. El relato nos trae algunas sentencias contra lo que es
motivo de escándalo o de tropiezo y, por consecuencia, de caída. “sería
preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran
al mar.”, es una formulación amplificada o hiperbólica, y sólo quiere
indicar la gravedad del escándalo. Escándalo es aquello que nos desvía del
buen camino y escandalizar a los pequeños es motivo para que los pequeños se
extravíen del camino, es decir pierdan el rumbo y la fe en Dios. Quien hace
esto, recibe su sentencia. Es preferible morir antes que atentar con nuestro
propio comportamiento contra la debilidad del hermano, en particular si se
sobre entiende la debilidad en la fe, ¿Por qué tanta dureza? ¡Porque Jesús se
identifica con los pequeños!: "En
verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños,
también conmigo dejasteis de hacerlo."
(Mateo 25, 40) Quien hace daños a los pequeños, se los hace a
Jesús. La sentencia: “sería preferible para él que le ataran al
cuello una piedra” es algo tajante, severísimo, pero frente a esto
debo preguntarme, ¿Por qué mis hermanos se van de nuestra Iglesia?, ¿Es que
no se sienten nuestro hermanos?, ¿Hasta que punto soy culpable? ¿Qué de malo
he hecho, cuanto he sido de poco acogedor?, ¿Me estoy mereciendo una soga al
cuello con una piedra? 5.6 Y SI TU OJO ES
PARA TI OCASIÓN DE PECADO, ARRÁNCALO “Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque
más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con
tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. La gravedad del escándalo, la
expone este evangelio con una expresión oriental. El amor al prójimo exige
desearle el bien, y el escandaloso lo empuja al
mal. Sapiencialmente hablando, esto le condena. Por eso, le valía
más que “lo arrojaran al mar” dada la enorme gravedad del escándalo.
Por eso aquí se expone la necesidad de prevenirse contra él. Estas expresiones, son hipérboles (amplificaciones) que
sugieren, con su extremismo didáctico, el verdadero pensamiento. Si a una
persona la escandaliza el “pie,” la “mano” o el “ojo,” vale más cortarlos y
echarlos de sí que entrar con todos los miembros “al infierno, donde el gusano
no muere y el fuego no se apaga”. Naturalmente, no quiere decirse que
esto se realice materialmente. Si escandaliza un ojo y se lo corta, queda el
otro para seguir escandalizando. La comparación está hecha sobre un principio
de la ley natural: hay que sacrificar la parte por el todo. Aquí, con este
aviso, se alerta sobre la gravedad del escándalo, y el castigo que le
corresponde en orden a evitarlo, en otras palabras es decir los más grandes
sacrificios. En efecto, todo aquello que es ocasión de pecado hay que
suprimirlo radicalmente. No hay que relativizar las faltas gravísimas, es
decir no concedamos a algo un valor o importancia menor por justificar
nuestro proceder o el de otra persona para razonar su actitud. Esta Palabra de
hoy es una invitación a tomar conciencia que debemos erradicar y romper con
cualquier obstáculo para entrar “en el Reino de Dios”. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant XXVI Domingo Ciclo B Publicado en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y
Biblia de Jerusalén Algunos conceptos están tomados de los comentarios
a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P. Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr.
Carlos Etchevarne, Bach. Teol. Lectura de la Lectio Divina para cada día del año,
de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd. |
………