Reflexión desde las Lecturas del Domingo
I de Adviento Ciclo C Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant 1.
“ESTÁ POR LLEGARLES LA LIBERACIÓN” “Estará a salvo Judá”. Es notable que
la mayor parte de los textos bíblicos de la liturgia de Adviento nos hablen
de la salvación del pueblo entero; “Yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la
casa de Judá”. (Primera lectura). Hemos de ensanchar nuestro
corazón y dejar que se dilate nuestra esperanza al empezar el Adviento.
Debemos evitar reducir o empequeñecer la acción de Dios: nuestra mirada debe
abarcar a la Iglesia entera, que se extiende por todo el mundo. No podemos
conformarnos con menos de lo que Dios quiere darnos. “Él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables
delante de Dios”, (Segunda lectura).
Lo mismo hemos de tener presente en cuanto a la intensidad de la esperanza.
Si Cristo viene no es sólo para mejorarnos un poco, sino para hacernos
partícipes de la santidad misma de Dios. Y esta obra suya de salvación quiere
ser tan poderosa que se manifestará ante todo el mundo que él es nuestra
santidad, que no somos santos por nuestras fuerzas, sino por la gracia suya,
hasta el punto de que a la Iglesia se le pueda dar el nombre de “El Señor es nuestra justicia”. “Está por llegarles la liberación”. Toda venida de Cristo es siempre
liberadora, redentora. Viene para arrancamos de la esclavitud de nuestros
pecados. Por eso, nuestra esperanza se convierte en deseo apremiante, en
anhelo incontenible, exactamente igual que el prisionero que contempla cercano
el día de su liberación. La auténtica esperanza nos pone en marcha y desata
todas nuestras energías. 2. PRIMERA LECTURA El profeta Jeremías presenta la promesa de Dios que se ha cumplido en
Jesús. El profeta anuncia que la salvación vendrá ciertamente de un
descendiente de David, como siempre se había pensado; pero habiendo muerto la
dinastía davídica, son introducidas nuevas perspectivas. La salvación vendrá
a la vez del rey y del templo. La acción que “justificará” al pueblo será la
acción de un príncipe y la acción de un sacerdote. Es una etapa importante en
la evolución del mesianismo judío hacia un reino más cualitativo que
político. Lectura del libro de Jeremías 33, 14-16 Llegarán los días -oráculo del Señor- en que Yo cumpliré la promesa que
pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá: En aquellos días y
en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la
justicia y el derecho en el país. En aquellos días, estará a salvo Judá y
Jerusalén habitará segura. Y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”. Palabra de Dios. 2.1 JEREMÍAS Jeremías, en hebreos es Yirmeyahu: “Yahvé
exalta”?). Aparece en la introducción histórica a sus profecías como “hijo de
Releías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Anatot,” (1 Jer 1:1)
la actual Anata, a unos cuatro kilómetros al nordeste de Jerusalén, camino
del desierto, que era también la patria del sumo sacerdote Abiatar, (1 Re
1:26) a cuya familia sacerdotal podía pertenecer el profeta. Cuando Jeremías era aún muy joven, en el
año del reinado de Josías, fue llamado al ministerio profético, (Jer 1:2-19)
que ejerció durante los reinados de este rey y de sus sucesores Joacaz y
Joaquim, Joaquín o Jeconías, y Sedecías y aún sobrevivió a la catástrofe
nacional del 586 a.C. Jeremías fue llamado por Dios, “Entonces me fue dirigida la palabra del
Señor en estos términos”: y le aseguro: “Por tu parte, te apretarás la
cintura, te alzarás y les dirás todo lo que yo te mande. No desmayes ante
ellos, y no te haré yo desmayar delante de ellos; pues, por mi parte, mira
que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de
bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá como de
sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra. Te harán la guerra,
mas no podrán contigo, pues contigo estoy yo para salvarte”. (Jeremías 1,
11. 17-19) Su vida fue muy agitada, ya que tuvo que
sufrir en los vaivenes de la política después de la muerte del piadoso rey
Josías. Durante el reinado de éste, colaboró extraordinariamente en la
reforma religiosa emprendida cuando fue hallado el libro de la Ley en los
cimientos del templo. Su vida, en este sentido, es paralela a la de Isaías,
que un siglo antes había prestado auxilio moral en la reforma religiosa
emprendida por el también piadoso rey Ezequías. Bajo el rey Joaquim (609-598), el profeta
Jeremías tuvo que sufrir mucho, en primer lugar de sus propios conciudadanos
de Anatot; y en Jerusalén, por recriminar la impía conducta del pueblo, fue
encarcelado (Jer 19:1-20,6); y por anunciar la ruina de la ciudad, los
sacerdotes quisieron atentar contra su vida, siendo librado de la muerte por
algunos príncipes que recordaron la profecía de Miqueas sobre la destrucción
de Jerusalén. (Jer 26:1-19) 2.2 “EL SEÑOR ES NUESTRA
JUSTICIA”. Esta sección tiene el aire de un compendio de textos en torno a dos ideas
fundamentales: la reconstrucción y permanencia de la dinastía davídica y del
sacerdocio levítico. Después del destierro, los israelitas no tuvieron rey
por mucho tiempo, y el mismo sacerdocio levítico no parecía tener el
ascendiente e importancia que había tenido antes del destierro. Los fieles al
Señor estaban inquietos y ansiosos porque no llegaba la hora de la plena
restauración de las instituciones fundamentales de su pueblo. El redactor
recoge fragmentos proféticos diversos para probar que la promesa del Señor
sobre la perpetuidad de la dinastía davídica y sobre la permanencia del
sacerdocio levítico estaba en pie y que había de cumplirse algún día. Por
eso, esta profecía parece insertada en el llamado “libro de consolación” de
Jeremías. En efecto, el Señor hará surgir de la dinastía davídica un retoño que
obrará en todo conforme a su justicia, haciendo prosperar a su reino, de
forma que podrá llevar bien el nombre simbólico de; “El Señor es nuestra justicia”,
porque en todas las manifestaciones de la vida social de la nueva teocracia
prevalecerá el sentido de equidad, basada en los derechos del Señor. La buena
palabra, “Llegarán los días -oráculo del Señor- en que Yo cumpliré la promesa
que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá”, o venturosa promesa es la misma de Jer
29:10, relativa a la restauración mesiánica, y se refiere a toda la
descendencia de Jacob: “la casa de Israel y la casa de Judá”.
Pero después la profecía se orienta de modo particular a la suerte de Judá y
Jerusalén, trasladando la promesa al reino del sur, como primer plano. La
expresión; “En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura”, es
típica para designar los tiempos mesiánicos, anhelados de todos, y por eso
son los días por excelencia, sin más determinación. La expresión es, pues,
solemne y enfática en boca de los profetas, que quieren llamar la atención
sobre la gran realidad de los tiempos objeto de todas las esperanzas. El retoño de justicia es paralelo al retoño justo de Jeremías 23:5, “He aquí que vienen días — oráculo del
Señor — en que yo suscitaré a David un vástago justo, y reinará como rey
prudentemente, y hará derecho y justicia en la tierra”, del que parece ser una simple variante. El
sentido es el mismo. La mente del profeta se proyecta directamente sobre un
personaje ideal de la dinastía davídica, al que llama retoño, dependiendo
literariamente quizá de Is 11:1, donde se habla del “renuevo de la casa de Jesé” la casa de David. Se le llama de
justicia porque implantará un reinado de equidad: hará derecho y justicia en
la tierra: “él practicará la justicia y el derecho en el país”. De ahí
que se le podrá dar el nombre simbólico de: “El Señor es nuestra
justicia”. Como en Is 7:14, “Emmanuel” es el nombre del
Mesías, en cuanto que simboliza la protección del Señor sobre su pueblo, aquí
es llamado “Sidquenu”, (“El Señor es nuestra justicia”),
en cuanto que inaugurará un reinado de plena justicia. 3. SALMO 24, 4-5. 8-10. 14 Frente a la promesa de Dios, el salmo pide que el Señor nos muestre los
caminos para ir su encuentro. Participamos de esta oración, aclamando: A ti,
Señor, elevo mi alma. R. A ti, Señor; elevo mi alma. Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el
camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R. El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los
extraviados; El guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su
camino a los pobres. R. Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad, para los que observan
los preceptos de su alianza. El Señor da su amistad a los que lo temen y les
hace conocer su alianza. R. 3.1 CONFIANZA DEL JUSTO EN EL SEÑOR. El salmista se dirige a Dios pidiéndole protección para no ser burlado de
sus enemigos. La causa del justo es la causa del Señor; por eso, si los
impíos prevalecen sobre aquél, en el fondo es una victoria contra el Señor,
ya que, en la mentalidad de los pecadores, Dios es impotente para hacer salir
airoso a su protegido. En la tradición israelita está demostrado que “el
que confía y espera en el Señor no queda defraudado en sus esperanzas”,
y, por tanto, no es avergonzado o confundido ante sus enemigos. Al contrario,
serán confundidos y puestos en evidencia los que abandonan al Señor, faltando
a Infidelidad a El debida: “Quien
espera en ti, no es confundido; serán confundidos los que en balde faltan a
la fidelidad” (Sal 24, 3). El salmista habla conforme a la mentalidad de
su época. Para él — penetrado del sentimiento de la justicia divina — existe
una ecuación entre la virtud y la felicidad, el pecado y la desgracia. Los
justos del Antiguo Testamento, sin perspectiva sobre la retribución en
ultratumba, tienen fe ciega en la justicia de Dios, que se ha de manifestar
en esta vida, de forma que su virtud sea reconocida, y la maldad de los
pecadores, castigada. El salmista, obsesionado con la idea de ser fiel a su Dios, le pide
encarecidamente que le enseñe sus caminos, sus mandamientos, para no
desviarse de ellos y asegurar así la protección divina. “Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos”. Recordemos que Moisés había pedido al
Señor que le mostrara su camino para acomodarse a sus exigencias. El salmista,
sin duda que por caminos y sendas del Señor entiende no sólo los preceptos
escritos de la Ley, sino los secretos de su providencia respecto de su vida
personal para responder mejor a sus insinuaciones. El Señor siempre se ha manifestado como Salvador de las almas justas
angustiadas. La verdad, pues, del Señor va vinculada a su fidelidad a las
promesas: “Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi
Dios y mi salvador”. Por eso el salmista pide a su Dios que se
acuerde de sus misericordias, que desde tiempos antiguos se han manifestado
sobre los justos en Israel. “El Señor es bondadoso y recto: por eso
muestra el camino a los extraviados” El Señor es inmutable a través
de los siglos y, por tanto, las misericordias antiguas o eternas pueden
ponerse ahora a favor del salmista atribulado. El amor del Señor de los
tiempos antiguos no se ha agotado, y es ahora cuando debe manifestarlo para
que los enemigos del justo lo reconozcan. Llevado de este espíritu de confianza y de la fe en la misericordia
tradicional del Señor, el salmista se atreve a pedir perdón por los pecados
de su juventud, sus fragilidades y transgresiones, cometidas en los años de
irreflexión y de fogosidad juvenil; como tales, son más excusables. Lejos de
aplicarle la medida de su justicia punitiva respecto de sus lejanas
transgresiones, pide que le aplique la medida de su bondad y benevolencia
(v.7). En la Sagrada Escritura constantemente se realza la misericordia
divina, que prevalece sobre la justicia, pues el Señor castiga hasta la
cuarta generación y premia hasta la milésima. 3.2 EL SEÑOR ES BONDADOSO Y RECTO El Salmista sigue hablando de buenas cualidades del Señor en sus
relaciones con los que son fieles a sus preceptos. “El Señor es bondadoso y
recto”, su bondad llega hasta orientar a loa extraviados hacia el
buen camino de su Ley: “por eso muestra el camino a los
extraviados”. Sus preferencias están por los humildes y los pobres,
guiándolos por el camino de la justicia o de la rectitud moral: “El
guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los
pobres”. La palabra pobres, en la literatura sapiencial y rabínica
posterior, equivale a “piadosos” o fieles a la Ley de Dios, que se
caracterizan por su espíritu de humildad y pequeñez ante Dios. Las maneras de obrar del Señor,
para con ellos, están dirigidas por las exigencias de su benevolencia y
verdad o fidelidad a sus promesas: “Todos los senderos del Señor son amor y
fidelidad, para los que observan los preceptos de su alianza”. Pero
estas relaciones amorosas están condicionadas a la fidelidad a su alianza y
sus mandamientos. Su alianza fue sancionada primero con la circuncisión,
impuesta a Abraham y su descendencia y después renovada solemnemente y
concretada en el Sinaí. Signo externo de ella era el arca con las tablas de
la Ley. Por eso junta aquí la alianza y los mandamientos de Yahvé, que son la
base de sus relaciones con los fieles. “El Señor es bondadoso y recto: por eso
muestra el camino a los extraviados; El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza”. Nosotros, igual como el salmista que se acuerda de sus pecados, y confía
en que por el nombre de Dios, es decir, a causa de las cualidades de la
bondad y fidelidad inherentes al nombre glorioso del Señor, sean perdonadas sus
ofensas. “Por amor de tu nombre, oh
Yahvé! perdona mis ofensas, por grandes que sean” (Sal 24, 11).Consciente
de su culpabilidad, declara que la felicidad consiste en temer a Dios, pues
entonces Él le mostrará el camino conveniente que ha de elegir en las
encrucijadas de la vida para adaptarse a los misteriosos designios de su
providencia. El “temor del Señor” es el “camino de la sabiduría” Al amparo de la Providencia encontrará el
justo su bienestar, y, dejando numerosa descendencia, heredara la tierra,
conforme a las promesas hechas a Abraham y a Israel. Como siempre, la perspectiva del salmista no trasciende a la retribución
en ultratumba. Sólo en esta vida podrá el fiel encontrar su recompensa, bien
personalmente, disfrutando de los bienes temporales otorgados por el Señor, o
en su descendencia Los temerosos de el Señor son, en realidad, los iniciados
en los secretos divinos, pues al amoldarse a sus preceptos descubren los
caminos secretos de la Providencia en la vida de los hombres y en la historia
de Israel. A ellos da a conocer su alianza, es decir, su contenido íntimo en
lo que implica de bendiciones y protección en esta vida. “A ti, Señor; elevo mi alma”. 4. SEGUNDA LECTURA Para prepararnos a venida de Jesús san Pablo nos exhorta a crecer en el
amor mutuo y hacía los demás. Pablo está preocupado por el crecimiento de la
fe y de la caridad en esta joven comunidad. Esto da lugar a una excelente
definición de la santidad, ya que lejos de verla como un estado estático
adquirido de una vez por todas, Pablo la considera como un lento crecimiento,
hecho de riesgos y de aventuras, de fracasos y de avances, de acciones para
transformar el mundo y para reformarse a sí mismo en la esperanza de
compartir la vida divina después de la manifestación del Señor. Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de
Tesalónica: 1 Tes 3,12-4,2 Hermanos: Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y
hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. Que Él
fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de
Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus
santos. Amén. Por lo demás, hermanos, les rogamos y les exhortamos en el
Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la
manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así:
hagan mayores progresos todavía. Ya conocen las instrucciones que les he dado
en nombre del Señor Jesús. Palabra de Dios. 4.1 LA IGLESIA DE TESALÓNICA. Tesalónica, importante ciudad de Macedonia, situada al fondo del golfo
Térmico en el mar Egeo, había sido evangelizada por San Pablo en su segundo
viaje apostólico, cuando, obligado a dejar Filipos, se dirigía por la vía
Egnatia hacia el Occidente, buscando campos apropiados para sembrar la
palabra evangélica. Sobre detalles de la fundación de esta iglesia, ya
hablamos al comentar Hech 17:1-9: (Atravesando
Anfípolis y Apolonia llegaron a Tesalónica, donde los judíos tenían una
sinagoga. Pablo, según su costumbre,
se dirigió a ellos y durante tres sábados discutió con ellos basándose en las
Escrituras…..) Parece que los fieles procedían en su gran mayoría del gentilismo, (“Ellos mismos cuentan de nosotros cuál
fue nuestra entrada a vosotros, y cómo os convertisteis a Dios, tras haber
abandonado los ídolos, para servir a Dios vivo y verdadero”, (cf. 1 Tes 1:9; Hech 17:4). La manera
como se expresa San Pablo en su carta da la impresión de que estaban siendo
víctimas de intrigas y persecuciones,
(Porque vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las Iglesias de Dios
que están en Judea, en Cristo Jesús, pues también vosotros habéis sufrido de
vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos (cf. 1 Tes 2:14; 3:1-5). Es casi seguro
que los agitadores eran los judíos, numerosos en Tesalónica (cf. Hech 17,
1-2), y que ya habían intrigado contra Pablo durante la evangelización de la
ciudad, obligándole a salir de allí (cf. Hech 17:5-10). 4.2 EL DÍA DE LA VENIDA DEL SEÑOR La comunidad espera la parusía, “el Día de la Venida del Señor Jesús con
todos sus santos”. Todas las exhortaciones de Pablo tiene sentido
bajo esta luz. La iglesia de Tesalónica no es muy problemática para el Apóstol, por eso
los consejos se dirigen al día a día de la vida del creyente. Exhorta a esos
cristianos a seguir comportándose como ya lo hacen, pero tratando de mejorar
constantemente su conducta. La exhortación
fundamental es la de mantener viva la caridad; “Que el Señor los haga crecer
cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que
nosotros tenemos por ustedes”, ya que constituye el núcleo esencial
de la santidad y es la auténtica "forma" de la tensión del
cristiano por “la Venida del Señor Jesús”. Otro principio de fondo que, según Pablo, debe configurar toda la vida
cristiana es “sobre la manera de comportarse para agradar a Dios”. No hay
que tener como norma la aprobación de los hombres, sino lo que agrada a Dios. En el mismo versículo encontramos una invitación que puede pasar
desapercibida, aunque sea bastante rara en Pablo: “hagan mayores progresos
todavía”, es decir, para que
progresen más y más cada día. El Apóstol piensa en una vida cristiana en
continuo crecimiento y en constante profundización, ya que la hondura del
amor de Dios que nos llama es inagotable. 5. EVANGELIO Jesús describe su vuelta gloriosa al final del mundo animándonos a
esperar la liberación. Lucas pinta la caída de Jerusalén como una catástrofe
cósmica: el lugar ocupado por esta ciudad en el universo religioso del
creyente era tan importante que no se podía imaginar su ruina sin pensar en
el fin del mundo. Los cristianos deberían saber interpretar «las noches
oscuras» de la historia como signos de liberación. Y tras esta interpretación
optimista deberían buscar afanosamente el modo concreto de insertarse en el
que resulte el más eficaz y honesto proceso de liberación humana. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 25-28. 34-36 Jesús dijo a sus discípulos: Habrá señales en el sol, en la luna y en las
estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el
rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo
ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se
conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno
de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten
la cabeza, porque está por llegarles la liberación. Tengan cuidado de no
dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la
vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa,
porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y
oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así
podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre. Palabra del Señor. 5.1 LA VENIDA
DEL HIJO DEL HOMBRE El relato del evangelio de este primer
domingo de adviento, nos trae un discurso apocalíptico de Jesús. Primero este
discurso se centra en la venida del “Hijo del hombre”, que ha sido
humillado y ha padecido por toda la humanidad y al que Dios luego ha
resucitado de entre los muertos, reconociéndolo como Hijo, salvador de la
humanidad. El cristiano espera el día de su manifestación “lleno de poder y de gloria”, espera que aparezca,
plenamente visible, su victoria sobre el mal y su señorío universal. En este relato Lucas expresa que el día
del “Hijo del hombre” se anunciará con ciertos signos: “Habrá señales en el sol, en la
luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la
angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas”. No se trata de
manifestaciones que nos permitan calcular con anticipación el momento de la
venida de Jesús. Se trata, por el contrario, de acontecimientos que se darán
siempre, en cualquier tiempo. De hecho, siempre sucederán catástrofes
naturales o desórdenes y acontecimientos dolorosos, lo cual indica que el
hombre siempre debe estar a la espera de la venida de Jesús. Cristo nos anuncia lo que sucederá cuando
se cumpla el tiempo de las naciones. Entonces, pues, cuando se acabe, vendrá
el día en el que en vez de astros luminosos brillará Cristo como el lucero y
Rey de un siglo nuevo, será tanto el brillo de su poder y de su gloria, que
el sol que brilla ahora, y la luna y las demás estrellas, se eclipsarán a la
venida de mayor luz, la Luz de Cristo. 5.2 ESTÁ POR LLEGARLES LA
LIBERACIÓN” Los incrédulos habrán de atenerse a las
consecuencias de la maldad que les rodea, los creyentes recibirán en
compensación el gozo eterno. Porque para los que crean, se acerca la
salvación y ya se le aproxima la esperanza. El que cree, irá con la frente en
alto al encuentro con el Señor, ha quien ha amado y por quien ha vivido, por
quien a sufrido o ha sido perseguido. Con todo, se darán dos modos de leer los
signos, el del que espera con miedo el final de un mundo encaminado a la
desaparición y la nada, “Los hombres desfallecerán de miedo ante
la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se
conmoverán”, de ahí la angustia, el miedo, y la del que, creyendo, no
minimiza el mal, pero a pesar de todo "levanta la cabeza" y
abre el corazón a la esperanza porque está seguro, “porque está por llegarles la
liberación” Después de todo, los buenos y los malos
han sufrido de la misma manera. Los hombres han temblado y temblamos porque
vivimos en un mundo alterado, donde los vicios están a vista y paciencia de
todos, donde las virtudes pasan por exámenes rigurosos. Todos estamos pasmado
por las alteraciones de este mundo, todos nos conmovemos y nos preguntamos a
cada noticia que nos llega, ¡Oh Dios!, como es posible que esto suceda, como
es posible que no exista amor y que hayan hombres que ensucian la creación de
Dios con la maldad, que hay dentro del corazón de algunos que no trepidan en
provocar un mal, una guerra, o un abuso desmedido de los inocentes. 5.3 SE VERÁ AL HIJO DEL HOMBRE VENIR SOBRE UNA NUBE Frente a este mundo angustiante, tenemos
la mejor de todas las esperanzas, Jesús nos anuncia que; “Entonces se verá al Hijo del
Hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Es decir, si
la vida en la tierra ha estado llena de sufrimientos, humillaciones y
persecuciones, ahora triunfara la Verdad, como triunfo glorioso de las
humillaciones y persecuciones nuestro amado Cristo, que subió a los cielos
para estar al lado del Padre. Luego vendrá el día en que volverá glorioso y
triunfante sobre todos los que han sido sus enemigos, para ellos habrá
castigo y para los que lo han seguido consuelo y alegría. Estamos en este mundo en una etapa de prueba,
no nos dejemos aplastar por ellas, el Señor nos dice; “Cuando comience a suceder
esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la
liberación.” Por tanto, levantemos la vista, abramos nuestro corazón
a la esperanza, pase lo que pase, aunque parezcan difíciles de superar, por
que al final seremos liberados y nos llegará la gloria, la resurrección,
veremos la luz y gozaremos de una felicidad eterna. 5.4 ESTÉN PREVENIDOS” En la segunda parte el relato nos destaca
dos puntos importantes, “Estén prevenidos”. Es así
como preciso tener cuidado con lo que embota el corazón y apaga la esperanza.
Hay que vigilar -y aquí aparece la añadidura de la preciosa invitación a la
oración- para evitar la perversa fascinación del mal y estar lúcidos para esperar
al único que da sentido a nuestra historia: “al Hijo del hombre” En efecto, el Señor quiere que tengamos
cuidado, “Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez
y las preocupaciones de la vida”, esta es una advertencia, para que
no nos dejemos sorprender, especialmente por las desproporciones y luego nos
pide que estemos prevenidos, es decir avisados, “para que ese día no caiga de
improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los
hombres en toda la tierra”. Lo que Jesús nos pide es que nos alejemos
de los males y que seamos serios, decorosos, como también comedidos al hablar
y al actuar en todo, es decir seamos moderados y utilicemos los regalos de la
virtud de la templanza, y que por nuestro bien estemos vigilantes. Pero al
decir: “Estén prevenidos”, es decir, cuidado, también nos dice que somos
nosotros los responsables de nuestra conducta, es decir a nosotros nos
compete cuidarnos. Si miramos a nuestro alrededor, sabemos
que hay muchos excesos e imprudencias que hacen vacilar la fe y nos inducen o
nos provocan, por esos nos dice que “no nos dejemos aturdir”.
Aturdirse, es confundirse y desconectarse de la realidad como cristianos, es
también pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir, es no dejarse
confundir y no desconectarse de nuestra forma de ser de cristianos cuidando
de caer en excesos. 5.5 OREN INCESANTEMENTE Dentro de todo esto, Jesús le da mucha
importancia a la oración, y nos dice; “oren incesantemente”, es decir
primero nos advierte en contra de los males y luego nos dice como ponerle
remedio. Atesoremos la recomendación de Jesús a sus
discípulos acerca de su venida; “Estén prevenidos y oren incesantemente”, es
decir, vigilemos y en todo tiempo, cuidémonos constantemente, velemos sin
descanso, tengamos puestos los cinco sentidos en todo momento “para
quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir” y, “Así podrán comparecer
seguros ante el Hijo del hombre”. Roguemos para no nos suceda nada malo, y
también hemos de pedir para impedir lo que ha de venir, todo esto porque el
no ama y entonces nos advierte para que nos protejamos. Jesús ha de venir, pero no nos ha dicho
cuando, pero el día que venga, vendrá de improviso. A muchos nos sorprenderá,
y no va a ser bueno si estamos llevando una vida descuidada y perezosa. Pero
a los que estén practicando una vida laboriosa y trabajando para el bien,
esto es, no estemos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento. Cuidemos este tiempo de espera, no nos
dejemos caer en tentaciones, con la recomendación que nos ha dejado Jesús, “oren para que nos caigan en tentación”,
(Mt 26,41), No caigamos en la tentación ni en la comodidad ni en el placer
mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las
espirituales. Así como muchas cosas nos son necesarias para vivir y no
podemos prescindir de ella como los alimentos, tampoco podemos prescindir de
las cosas espirituales, estas son aún más necesarias. Si no nos alimentamos
nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos, desfallece el alma. Si bien es cierto, que trabajar para
vivir, es una obligación, no es menos cierto que como cristianos orar también
lo es. Pero trabajar sin fe es desalentador y trabajar con una oración en los
labios aumenta la eficacia. 5.6 OREMOS INCESANTEMENTE, EN AMOR Y AMISTAD Oremos amando al amado Dios, San Juan de
la Cruz decía: “El mirar de Dios es amar”, Carlos de Foucalud decía:
“Mientras mas se ama, mejor se reza”. Dios nos ama con mucha fidelidad, y lo
mejor, es que nos ama más, cuando mas estamos necesitado de El, cuando muchas
veces todos nos han dejado solo en nuestras dificultades, él no nos abandona. Oremos sintiendo su amistad. Es un trato
amistoso, Dios y yo. Como nos enseño Santa Teresa de Jesús, “Tratar de
amistad, estando muchas veces a solas, con quien sabemos nos ama”. Dios es
nuestro amigo. Estemos preparados. Si estamos listos, sentiremos lo que es
estar con un amigo, entonces ya no estaremos tan preocupados de lo que vamos
a decir en este tiempo y disfrutaremos como es estar en un verdadero clima de
amistad divina. “¿De qué le servirá al hombre ganar el
mundo entero si pierde su alma? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su
vida (alma)? Mt 16:26 Vivamos
unidos en la oración Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO CICLO C Publicado en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y
Biblia de Jerusalén Algunos conceptos están tomados de los comentarios
a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P. Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr.
Carlos Etchevarne, Bach. Teol. Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd. |
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