Reflexión desde las Lecturas del 8 de diciembre “LA
INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA” Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. INMACULADA
CONCEPCIÓN DE MARÍA La Inmaculada Concepción es una verdad que supera nuestras categorías
mentales. Pero sabemos que se trata de un entrañable misterio que demuestra
el amor infinito de Dios para con nosotros. Nos revela que cuanto hizo con
María - librarla del pecado y de las garras de la muerte-, eso mismo quiere
hacer con cada uno de nosotros. María, preservada del pecado, acogió con fe y
amor en su persona al Salvador para darlo al mundo en la encarnación, en el
nacimiento y en la cruz. Nosotros, limpios del pecado por la conversión y la
gracia de Dios, tenemos el mismo privilegio de poder acoger a su Hijo,
Jesucristo, para darlo a los demás con el ejemplo, la oración, el sufrimiento
ofrecido, la palabra y las obras. Esta apertura a Dios y al prójimo nos hace
aptos para recorrer el mismo camino de vida, resurrección y gloria que
recorrió María Inmaculada; camino abierto y recorrido primero por Cristo
muerto y resucitado para todos los hijos de Dios en todos los tiempos y
latitudes. 1.1 Llena de gracia Celebrar la Inmaculada Concepción es celebrar el triunfo de la gracia.
Eva fue derrotada por el tentador y, desde entonces, el pecado llenó la
historia humana. Con María la gracia irrumpe de nuevo con toda su fuerza: “donde
abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5,20). Inmaculada no significa
sólo “sin pecado”, sino “llena de gracia”. Más aún, éste es el nombre propio
de María: “La-llena-de-gracia”. Por eso la liturgia de hoy tiene un tono exultante, como nos recuerda
el salmo: R. “Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas”.
La plenitud de gracia que contemplamos en María es la gran maravilla que Dios
ha realizado y tenemos que admirarnos de esta obra maestra de Dios. Hoy
debemos dejarnos inundar por el gozo, ya que con María a entrado en la
historia la victoria de la gracia sobre el pecado: “los confines de la tierra han
contemplado la victoria de nuestro Dios”. En el contexto del Adviento, la celebración de la Inmaculada nos
centra más en la verdadera esperanza. Lo que María es –llena de gracia– está
llamada a serlo toda la Iglesia. Por ello, la Inmaculada es signo de
esperanza. Y no esperamos algo utópico. Lo que esperamos es ya realidad en
María. Con ella se ha inaugurada la humanidad nueva. 2.
PRIMERA
LECTURA Gn 3, 9-15. 20 La lucha entre
la mujer y la serpiente ha sido entendida a lo largo del tiempo de la
Iglesia, como un anticipo de la lucha entre María y el demonio. La madre de
Jesús representa a la humanidad redimida, que lucha valiente Lectura del libro del Génesis. Después que el hombre y la mujer comieron del
árbol que Dios les había prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
“¿Dónde estás?”. “Oí tus pasos por el jardín”, respondió él, “y tuve miedo
porque estaba desnudo. Por eso me escondí”. Él replicó: “¿Y quién te dijo que
estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?”. El hombre
respondió: “La mujer que pusiste a mi lado, me dio el fruto y yo comí de él”.
El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Cómo hiciste semejante cosa?”. La mujer
respondió: “La serpiente me sedujo y comí”. Y el Señor Dios dijo a la
serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales
domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu
vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti
y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Él te aplastará la cabeza y tú
le acecharás el talón”. El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser
ella la madre de todos los vivientes. Palabra de Dios. 2.1 Tentación, Caída el hombre pecó, y Dios le
pidió cuenta de su transgresión. En ese capítulo, el autor sagrado aborda el gran problema del origen
del mal físico y del mal moral. Es un hecho que el hombre sufre con dolores
físicos, inquietudes psíquicas y con terribles problemas morales. Es un hecho
que gran parte de la humanidad es pecadora, injusta, y sigue los caminos del
vicio. ¿De dónde esta desviación de la primitiva felicidad? Como teólogo, el historiador
aborda el problema en su aspecto teológico, y quiere dar a entender a sus
lectores que tanto el mal físico como el mal moral no entraban en los planes
primitivos de Dios. Al salir de sus manos, los primeros padres se hallaban en
una situación diferente de la actual; pero hubo una intervención del espíritu
maligno, y el hombre pecó, y de ahí las terribles consecuencias del pecado en
todos los órdenes. Eva tomó del fruto prohibido, comió de él, y su marido. Quizá en esto
haya un fondo de ironía: el hombre obedeciendo dócilmente a las insinuaciones
de la mujer, cuando era Adán quien debía, como jefe, reaccionar enérgicamente
ante la perspectiva de una desobediencia a Dios. También esto pertenece a las
debilidades del corazón humano. La mujer ha dirigido el hilo oculto de la
historia al ser dueña del corazón del varón con sus encantos. El autor del
Eclesiástico, echa toda la culpa del pecado a Eva: “Por una mujer ha comenzado el
pecado. A causa de ella morimos todos.” San Pablo, para justificar la
subordinación de la mujer al marido, dice a Timoteo: “Adán no ha sido
engañado, sino que la mujer, habiendo sido engañada, ha sido la transgresora”. Al pecado sigue inmediatamente el juicio divino, que viene a poner más
de manifiesto el engaño de la serpiente. Es otro pasaje que resalta también
el realismo poético del autor sagrado. “Oí tus pasos
por el jardín”. Los
culpables oyen el ruido que hace el Señor, que se pasea por el jardín, y al
instante, sintiendo el cambio que en ellos se había verificado, se esconden
en la espesura. El Señor se ve obligado a llamar a Adán, que se disculpa
avergonzado desde un escondrijo, pretendiendo justificar su conducta. “y
tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí”. El Señor, ante esta inesperada conducta de
Adán, se atreve a formular una sospecha: “¿Acaso has
comido del árbol que yo te prohibí?”. Los culpables confiesan lo sucedido, si bien echándose la culpa
mutuamente: Adán a Eva, y ésta a la serpiente, a la que no se permite
formular disculpa. El interrogatorio es sumamente característico y refleja
bien el modo de ser de cada uno de los culpables: Adán se justifica con la
compañera que Dios le dio, “La mujer que pusiste a mi lado, me dio el
fruto y yo comí de él”, como echando al Creador la culpa de que le hubiera otorgado una tan
frágil y tentadora compañera. Naturalmente, de todo este encantador interrogatorio no nos hemos de
quedar sino con la sustancia del hecho: “el
hombre pecó, y Dios le pidió cuenta de su transgresión”. Para expresar el
desequilibrio pasional que siguió al primer pecado, nada más realista que
presentar a los primeros padres avergonzados de comparecer desnudos ante su
Señor, “y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí” y
sin embargo antes conversaban
familiarmente sin avergonzarse de estar desnudos. Al sentimiento del pudor se
une aquí el del remordimiento. Adán trata de atenuar su falta, pues se ha
limitado a aceptar el ofrecimiento de una fruta que le ofreció la compañera
que Dios mismo le había dado. La disculpa de la mujer es más atendible, ya
que actuó bajo la instigación del principio del mal. “La
serpiente me sedujo y comí”. Sin duda que hay en ello atenuación de culpabilidad, que el Juez
habrá de tener en cuenta, pero no tal que del todo los eximiese de pecado. La
serpiente es inexcusable, y, por tanto, Dios no la interroga directamente. Es
el ser maligno y maldito, que no tiene atenuación en su malicia, porque ha
obrado por hacer frente a Dios. Oídos los culpables con los descargos que presentan, el Juez pronuncia
su sentencia en el mismo orden en que se había cometido la culpa, es decir,
empezando por el más culpable, la serpiente, y siguiendo por Eva y Adán,
según el orden de la transgresión en el relato anterior. Entre los animales, la serpiente es quizá el que más repugnancia y
aversión instintiva provoca en el hombre. Parece realmente un animal maldito.
Sin duda que la serpiente — reptil por naturaleza — caminaba sobre su vientre
antes de la tentación de Eva; pero el escritor sagrado ve en ello una
humillación, indicio de abatimiento y derrota, como es indicio de realeza el
caminar con la cabeza erguida. 2.2 Pondré
enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya En nuestra fe católica, vemos en el texto a la Santísima Virgen María;
“pondré
enemistad entre ti y la mujer”, dice el texto. La enemistad se
establece entre la serpiente y la mujer, porque Eva es la que ha intervenido
directamente con el demonio en la caída, y es la primera víctima, y en la
escenificación dramática establecida por el autor donde Eva tiene un papel
preponderante. Por tanto, la enemistad que surge ahora es entre la serpiente
vencedora y la mujer (Eva) vencida. Y ahí está la gran providencia de Dios,
que quiere que la mujer ahora vencida sea vencedora de la serpiente en su
descendencia. La gran humillación de la serpiente será en ser vencida por la
mujer, que ahora aparece sometida al demonio. La enemistad futura de la mujer
y su descendencia contra la serpiente no es en razón del pecado actual de
aquélla, sino por una especial intervención del juicio divino que sigue al
pecado: el castigo de la serpiente consistirá en que la mujer ahora seducida,
y como esclava del demonio, se convierta, por especial decreto divino, en su
mayor enemiga, con lo que quedan frustrados los planes del principio del mal.
Por tanto, el contexto parece exigir que la lucha se establezca, en sentido
literal, entre la serpiente y su descendencia. La promesa en general, es la victoria
sobre la serpiente. Eva es tipo de María, en cuanto que aquélla es madre del género
humano, y María madre espiritual de los redimidos. Pero hay un contraste,
donde la imprudencia y desobediencia de Eva es reparada por la obediencia y
fidelidad de María. Cuando los Padres de la Iglesia dan sentido mariológico
al texto, no es fundándose en la idea de lucha y enemistad, sino destacando
la santidad y pureza de María y, sobre todo, creando un paralelismo opuestos entre
Eva y María. Pero la promesa no está tanto en a palabra mujer cuanto en la otra
parte de la sentencia; “pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre
tu descendencia y la suya”. En el contexto se contrapone la
descendencia, es decir, la descendencia de la mujer como tal, que acabará por
vencer al instigador del mal, que ahora acaba de vencer a la humanidad en su
madre (Eva). No obstante, algunos eruditos en este tema, y es lo que transmito en
este comentario, entienden la descendencia en una alusión directa al Mesías,
que será, en realidad, el vencedor sobre la serpiente. Entre los Santos
Padres sostienen esta opinión San Ireneo, Cipriano, Epifanio y León Magno.
Los teólogos pretenden apuntalar esta opinión aduciendo que la fe en un
Mediador es necesaria para la salvación. Y desde Adán hasta la profecía de
Jacob no encontramos ninguna promesa de un Redentor personal. Por otra parte,
sólo Cristo personalmente venció al demonio con su muerte. Pero a estos
argumentos hemos de decir que es importante para la salvación una fe
implícita en la liberación del pecado, teniendo fe en la Providencia divina.
En efecto, el Mesías, el Cristo, hijo de María Santísima, es en realidad es
el verdadero y gran vencedor. Y qué hay de nosotros?, bueno, desde los hombres santos que no han
cometido nunca un pecado mortal y los que somos pecadores arrepentidos, en la
hora de la muerte si hemos conseguido mantener la fe, habremos llegado a la
meta y vencido así al demonio. Y, naturalmente, en este ejército del bien
ocupa un lugar preferente, y aun fuera de serie, María Santísima e Inmaculada,
por ser Madre del Mesías y por no haber estado contaminada con el pecado ni un
solo instante de su vida, ni siquiera con la mancha original. Por eso es la
“llena de gracia,” que vence plenamente al principio del mal, si bien
subordinada a Cristo y a distancia infinita de Él, ya que, en realidad, el
único vencedor es Cristo, siendo María la primera que participa de la
victoria y la que más plenamente participa de ella, pues en virtud de los
méritos redentivos de Cristo fue preservada del pecado original. 3. SALMO
El salmo de hoy es una vibrante invitación a la tierra entera:
“Canten, aclamen al Señor...”Al hacer de este salmo su oración en este tiempo
pascual, la Iglesia celebra la maravilla de la victoria de Jesús sobre la
muerte, la maravilla del envío del Espíritu sobre los paganos y su adhesión
al Evangelio. Sal 97, 1-4 R. Canten al Señor un canto
nuevo, porque él hizo maravillas. Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la
victoria. R. El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su
fidelidad en favor del pueblo de Israel. R. Los confines de la tierra han
contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R. 3.1 Acción de gracias por una liberación (1-3). En el primer fragmento, desde los versos 1 al 3, encontramos una
acción de gracias por una liberación, esta parte parece hacerse eco de la
liberación de la cautividad babilónica, que es la nueva gran maravilla del
Señor en favor de su pueblo, como el paso del mar Rojo lo había sido en la
antigüedad al formarse la nación israelita. Todos los pueblos han sido
testigos de las últimas maravillas del Dios de Israel. Esto indica que el
Señor sigue siendo el Dios poderoso de los primeros tiempos y ha mostrado la
fidelidad a sus promesas salvadoras sobre su pueblo. Las proezas nuevas del Señor exigen entonar un nuevo cántico que
refresque el eco de las antiguas maravillas. “Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas” De nuevo se
ha manifestado victoriosamente su diestra invencible y su santo brazo o poder
sagrado. “su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria”.
Característica de la divinidad es la trascendencia, que para los hebreos se
reflejaba en la idea de santidad, que incluía incontaminación y separación.
Por eso, la expresión santo brazo equivale aquí a omnipotencia desbordante,
fuera de toda comparación con lo humano. La nueva salvación obrada por Yahvé
ha servido para manifestar la justicia divina ante las gentes: “El
Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones”.
El verso está copiado en Isaías; Ha desnudado el Señor su santo brazo a los
ojos de todas las naciones, y han visto todos los cabos de la tierra la
salvación de nuestro Dios. (Isaías
(SBJ) 52,10).” En el verso 3 “se acordó de su amor y su fidelidad a favor del
pueblo de Israel”, se resume Sal
106:44-46. Esta victoria salvadora del Señor ha tenido lugar porque El se ha
acordado de los compromisos con su pueblo, manteniendo así su fidelidad como
en otras memorables ocasiones. Todos los pueblos son testigos de esta
manifestación salvadora del Dios de Israel. Estos signos de salvación (de los versos 2 y 3), se revelan “a las
naciones”, hasta “los confines de la tierra”, para que la humanidad entera sea
atraída hacia Dios salvador y se abra a su palabra y a su obra salvífica.
(Comentario de Beato Juan Pablo II) Por otra parte, en este salmo son muchas las citas implícitas de
textos de la segunda parte del libro de Isaías y de otras composiciones del
Salterio. Todo esto hace pensar que ha sido compuesto, uniendo dos fragmentos
diversos que al principio tenían vida independiente, por un autor que vive
después del exilio. (S Biblia Nácar Colunga) 2.2 El advenimiento del señor como Juez (4-9). En el segundo fragmento, desde el verso 4 al 9, encontramos el anuncio
del reino escatológico del Señor, siguiendo la perspectiva de los dos salmos
anteriores. En esta parte se invita a
toda la tierra a regocijarse porque se acerca el advenimiento del Señor como
Juez para inaugurar un reinado de justicia y equidad, como se declaraba en
los salmos anteriores. Será una intervención deslumbrante que ofuscará a los
prodigios del pasado. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Con frases redundantes, el salmista invita a todos los habitantes del orbe a
mostrarse jubilosos por el advenimiento próximo del Juez de la tierra. No se
alude para nada a la liberación de Israel. La perspectiva es más amplia. A
este júbilo de los habitantes de la tierra debe responder el regocijo de la
naturaleza inanimada: el mar, los ríos y los montes: Aclame al Señor toda la
tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. El Señor, va a inaugurar los tiempos mesiánicos, gobernando con
justicia y equidad. Esto es algo nuevo en la historia, y por eso la misma
naturaleza inanimada debe asociarse al triunfo moral que va a dominar la
sociedad en el nuevo orden de cosas, como relata Isaías 11; “La vaca y la osa
pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja.
Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora
el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo
mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento del Señor, como
cubren las aguas el mar. (Isaías 11, 7-9). 4. SEGUNDA
LECTURA Ef. 1, 3-6. 11-12 Dios nos ha elegido para estar unidos a su Hijo y, de esa manera,
gozar de su Reino. Así, de entre todas las criaturas, María fue elegida
especialmente para engendrar al Salvador. Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los cristianos de Éfeso. Bendito sea Dios, el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de
bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación
del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el
amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su
gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido constituidos
herederos, y destinados de antemano –según el previo designio del que realiza
todas las cosas conforme a su voluntad– a ser aquellos que han puesto su
esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. Palabra de Dios. 4.1 El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos
por medio de Jesucristo En cuanto al contenido de lo que aquí expone el Apóstol en forma de
acción de gracias, es de una riqueza doctrinal extraordinaria; sin duda, una
de las páginas más hermosas y densas de doctrina de todo el Nuevo Testamento.
Se repite la frase “para alabanza de de su la gloria”
(de Dios). El pensamiento dominante es la economía de la redención o plan
divino de salvación, por el cual Dios, desde toda la eternidad, determinó
salvar a la humanidad. El Apóstol atribuye a Dios Padre la gloria y la
iniciativa de este plan de salud universal; “Bendito sea Dios, el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo.”, plan que
se realiza en Cristo y por Cristo; “El nos predestinó a ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad”,
y al que el Espíritu Santo contribuye con su acción santificadora (v.13-14). Se destaca que comienza el Apóstol con la afirmación general de que
Dios; “que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales
en el cielo”, luego, en los versículos siguientes concretará cuáles
son esos beneficios de que Dios nos ha colmado y que constituyen el plan
divino de salvación. San Pablo nos habla de bendición “bienes espirituales”
en cuanto que son beneficios que proceden del Espíritu y luego dice “en
el cielo” viene a ser casi sinónima del adjetivo “espiritual,”
señalando que se trata de beneficios celestes, por su origen y por su
destino, ya que nos los dispensa Dios desde el cielo y están destinados a
recibir allí su consumación definitiva. Todos estos beneficios nos son
concedidos En “Jesucristo”, “su
Hijo muy querido”, es decir, en cuanto estamos unidos a Cristo,
formando algo uno con El. Después de esa afirmación de carácter general, el Apóstol comienza la
enumeración de dichos beneficios. El primero y fundamental es que Dios “nos
ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e
irreprochables en su presencia, por el amor…… conforme al beneplácito de su
voluntad”. Parece que San Pablo presenta la “predestinación”
simplemente como una modalidad de la “elección,” y su objeto o término real
es la filiación adoptiva. Sin embargo, también puede entenderse habiéndonos
predestinado, en cuyo caso la predestinación sería presentada como acto
divino, lógicamente anterior al de la elección. Sea como sea, de lo que no
cabe dudar es que para San Pablo la raíz o última razón de todo está en el “beneplácito”
divino: porque Dios así lo quiere. Conforme a ese “beneplácito”, nos
eligió para ser santos. Y nos predestinó a la adopción de hijos suyos. La elección se realiza “en Jesucristo”, unidos al cual
Dios nos contempla y ama desde toda la eternidad; es también “mediante
Cristo”, el Hijo natural de Dios, como se nos concede la filiación adoptiva y,
“para
la alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido”, causa
final suprema de todo este plan divino de bendición, es decir, que las
criaturas todas reconozcan y alaben la grandeza o “gloria” de Dios,
manifestada en ese modo de proceder gracioso (favor no merecido) con el
cristiano. San Pablo se fija, finalmente, en los hombres redimidos, partícipes
por la salud divina, donde se pone a sí mismo; “En él hemos sido constituidos
herederos”, dice que “en El, es decir, en Cristo “sido constituidos herederos”,
es decir, gracias a su incorporación y unión vital a Cristo, han entrado a
participar de la “herencia” mesiánica o bienes de la redención y “a
ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su
gloria”. 5.
EVANGELIO
Lc 1, 26-38 “La Virgen engendró la salvación del mundo,
la Virgen dio a luz la vida de todos… La Virgen llevó a aquél a quien este
mundo no puede contener ni sostener. En la Virgen, Cristo encontró la carne
que quería fuera suya, la que el Señor de todas las cosas asumiría como suya.
Por el hombre y la mujer, la carne había sido expulsada del paraíso; por la
Virgen, fue unida a Dios” (san Ambrosio, s. IV). Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas. El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un
hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la
virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
“¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras,
ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será
grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de
David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no
tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo
relación con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel
concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se
encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María
dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu
Palabra”. Y el Ángel se alejó. Palabra del Señor. 5.1 EL ANGEL GABRIEL FUE ENVIADO POR DIOS “El
Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia
de David, llamado José. El nombre de la virgen era María”. El ángel fue enviado a María en el sexto mes de la concepción de Juan
Bautista, este corresponde según la cristiandad antigua al mes de Marzo, y se
ha fijado como fecha el 25 de ese mes. Nueve meses más tarde, el 25 de
Diciembre es la fecha de nacimiento de Jesús. El porqué de esa fecha, es algo
de la divina sabiduría. “El Ángel Gabriel fue enviado por Dios” Digno principio de la restauración humana
ha sido lo que hizo Dios al enviar a un Ángel a la Virgen, que sería
consagrada con un parto divino. Porque la primera causa de la perdición
humana fue que la serpiente fuese enviada a la mujer por el espíritu de la
soberbia y la maldad. A María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el arcángel San
Gabriel, Lucas lo designa por su propio nombre. Gabriel, viene por una parte
de Gabri, que es “mi hombre”, el que se entiende como hombre fuerte o
protector, y El, que es Dios, entonces se considera que Gabriel es “mi
protector es Dios”, también se le traduce como “fortaleza de Dios”. Por la
fortaleza de Dios había de ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes,
venía a salvar a los hombres. “Enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret”, Ciudad de Galilea (Mt 2:23) donde moraban
José y María (Lc 2:39). Nazareo, significa coronado, de la corona de la flor,
y se entiende también como consagrado, así se denominaban a los hombres o
mujeres que era puesto aparte para Dios. 5.2 a una virgen que
estaba comprometida San Agustín dice: “Sólo la virginidad pudo decentemente dar a luz a
Aquel que en su nacimiento no pudo tener igual. Convenía, pues, que nuestro
Redentor naciese, según la carne, de una Virgen por medio de un milagro
insigne para dar a entender que sus miembros debían nacer de la Iglesia
virgen, según el espíritu.” San Jerónimo dice: “Con razón se envía un ángel a la Virgen, porque la
virginidad es afín de los ángeles. Y ciertamente, vivir en carne fuera de la
carne, no es una vida terrestre, sino celestial.” San Juan Crisóstomo dice: “No anuncia el Ángel a la Virgen después del
parto, para que entonces no se turbe en demasía, sino que le habla antes de
la concepción. No en sueños, sino presentándose de una manera visible. Porque
como había de recibir una gran revelación, necesitaba de una visión solemne
antes del cumplimiento.” Lucas, dice dos palabras muy exactas en su definición, “Virgen”
y “Comprometida”. La primera denominación, “Virgen”, para que
conste y no quepa la menor duda, que ella no conocía ninguna unión con un
varón, esto es pura y sin mancha, y la segunda, “Comprometida”, para
que conste que desconocía la unión marital y para que quedase ilesa de la
infamia de una virginidad manchada, cuando su fecundidad pareciese signo de
corrupción. Quiso Dios, la posibilidad que algunos dudasen de su nacimiento, pero
no de la pureza de su Madre. Sabía que el honor de una Virgen es delicado y
la reputación del pudor es frágil. Entonces no estimó conveniente que la fe
de su nacimiento se demostrase con las injurias de su Madre. Es entonces como
tenemos la más amplia convicción, de que la Santísima Virgen fue íntegra por
su pudor, así su virginidad es inviolable en toda opinión. San Ambrosio no comenta: “No convenía dejar a las vírgenes que viven
en mala reputación esa apariencia de excusa, es decir, que la Madre misma del
Señor pareciese difamada. ¿Qué se hubiera podido reprochar a los judíos y a
Herodes si hubiese parecido que perseguían el fruto de un adulterio? ¿Cómo
hubiera podido decir El mismo: "No vine a destruir la ley, sino a
cumplirla" (Mt 5,17), si hubiese parecido comenzar por una violación de
la ley, que condena el parto de la que no está casada? ¿Qué, por otra parte,
da más fe a las palabras de la Virgen y remueve todo pretexto de mentira?
Madre, sin estar casada, hubiera querido ocultar su falta con una mentira.
Pero casada, no tenía motivo para mentir, puesto que la fecundidad es el
premio y la gracia de las bodas. Tampoco es pequeña causa que la virginidad
de María engañase al príncipe del mundo, el cual, viéndola desposada con un
hombre, nada pudo sospechar respecto de su parto.” 5.3 con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. “Con un hombre perteneciente a la familia de
David, llamado José”.
Esta claro, que si María, no hubiera tenido esposo,
la habladuría sería mayúscula. Conocemos la debilidad de los hombres, el
comentario malicioso, la mala fe, la incredulidad, entonces Dios, se sirve
del marido, como un seguro testigo del pudor de su desposada, he ahí, un
hombre justo. “Perteneciente a la familia de David, llamado
José. El nombre de la virgen era María”. Se refiere directamente a los dos como
miembros de la misma familia o tribu, así era como estaba mandado por le ley
Judía. María en Sirio, significa Señora, sin embargo la definición del
significado de la palabra María en hebreo que más me agrada, es la que quiere
decir “estrella del mar”, referido a la luz del astro, y con razón, porque
mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz constante por
los siglos. 5.4 El Ángel entró en
su casa y la saludó “El Ángel entró en su casa y la saludó,
diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras
de él, “quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo”. “El Ángel entró en su casa”. Allí estaba María, no estaba en el bosque, ni el campo, ni en la
montaña, estaba en su habitación, sola y solo un ángel sabía dónde
encontrarla, donde están las mujeres como ella, donde ningún hombre llega.
Aquí no se produce una conversación animada y distendida, entre dos o más
persona, es algo muy digno, es un ángel que viene a anunciar. “¡Alégrate!,
llena de gracia”. No vino como en el caso de Eva a señalar
un castigo como los dolores del parto a causa del pecado, viene a desterrar
la tristeza, viene a anunciar la alegría, vine con gozo, sus palabra son una
composición poética que alaba a la Virgen María. Así el ángel anuncia con
razón la alegría a la Virgen, diciendo: “¡Alégrate!,
llena de gracia” y
para ratificar que es digna de ser desposada, dice: "Llena de gracia". San Jerónimo, nos comenta: “Y en verdad que es llena de gracia, porque
a los demás se distribuye con medida, pero en María se derramó al mismo tiempo
toda la plenitud de la gracia. Verdaderamente es llena de gracia aquella por
la cual toda criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu
Santo. Ya estaba con la Virgen quien le enviaba su ángel y el Señor se
anticipó a su enviado. No pudo ser contenido en un lugar, Aquel que está en
todas partes; de donde sigue: "El Señor es contigo". 5.5 EL SEÑOR ES CONTIGO San Agustín, dice: “Más que contigo, Él está en tu corazón, se forma
en tu seno, llena tu espíritu, llena tu vientre.” Este es el complemento de todo el mensaje: El Verbo de Dios como
Esposo que se une de una manera superior a la razón, como engendrando El
mismo y siendo engendrado, adaptó a sí mismo toda la naturaleza humana. “Bendita tú entre las mujeres". A saber, una sola entre todas las
mujeres, pero también para sean bendecidas en ella todas las mujeres que
imitaran por siempre su santidad y su ejemplo de madre, como los hombres
serán bendecidos en su Hijo, que seguirán sus enseñanzas y lo imitaran. Todo
un cambio nos trae Dios, porque así como por medio de una mujer y un hombre
entraron en el mundo el pecado y la tristeza, así ahora por una mujer y por
un hombre vuelven la bendición y la alegría, y se derraman sobre todos. Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba qué
salutación sería ésta.” Normal en toda mujer inocente y pura, turbarse, esto es una pequeña
alteración por la sorpresa, alguien entro sin aviso a su habitación, como
dijo San Ambrosio. “Temblar es propio de las vírgenes, y el sobresaltarse
cuando se acerca un hombre y temer todo trato de los hombres. Aprended,
vírgenes, a evitar toda licencia de palabras. María se conturbaba hasta de la
salutación del ángel.” Comprendamos la situación de María, ella sabía de las apariciones de
los ángeles, por eso no se turbo por su presencia, en los apócrifos se dice
que de niña fue alimentada por los ángeles, ella se turbo “con las palabras
de él”, como dice el Evangelio, por tanto me inclino a considerar que fue por
el pudor y la prudencia de la Virgen y su alma. Entonces, oída la alegre noticia, examinó lo que se le había dicho y
no se resiste abiertamente por incredulidad, tampoco se somete al punto por
ligereza, Por esto continúa Lucas diciendo: "Y pensaba qué salutación
sería ésta", un saludo que nunca hasta ese minuto había oído nadie
jamás, pues estaba reservada solamente para María. 5.6 NO TEMAS, MARÍA Y el Ángel le dijo: "No temas, María”, Como había
visto que la Virgen se había turbado con aquella salutación no acostumbrada,
la llama por su nombre, como si la conociese más familiarmente, y le dice que
no debe temer. También podemos opinar que trato de decirle: No he venido a engañarte,
sino más bien a dar la absolución del engaño. No he venido a robarte tu
virginidad inviolable, sino a preparar tu seno para el autor y el defensor de
la pureza. No soy ministro de la serpiente, sino enviado del que aplasta la
serpiente. Vengo a contratar esponsales, no a maquinar asechanzas. Así, pues,
no la dejó atormentarse con alarmantes consideraciones, a fin de no ser
juzgado como ministro infiel de su negociación. 4.7 porque Dios te ha favorecido.
Quien merece el favor de Dios, es decir la gracia delante de Dios,
nada tiene que temer. ¿Cómo puede encontrar esta gracia cualquiera que sea, sino por medio
de la humildad? “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.”
(1 Pe 5,5) La Virgen encontró gracia delante de Dios porque, adornando su propia
alma con el brillo de la pureza, preparó al Señor una habitación agradable. Y
no sólo conservó inviolable la virginidad, sino que también custodió su
conciencia inmaculada. “Concebirás y darás a luz un hijo” .Muchos habían encontrado gracia antes que
ella; y por lo mismo añade lo que es propio de este caso. La palabra "he aquí" denota la prontitud y la presencia,
insinuando con dicha palabra que la concepción se había celebrado al
instante. Severo de Antioquía dice: "Concebirás y dará a luz un hijo”
para demostrar que el Señor toma carne del mismo seno virginal y de nuestra
sustancia. Vino, pues, el Verbo Divino a limpiar la naturaleza humana, el
parto y el origen de nuestra generación. Por eso, sin pecado y sin concurso
de hombre, es concebido en carne y llevado en el vientre nueve meses como
nosotros.” “Y darás a luz un hijo”” Y como acontece especialmente que es
concebido el Divino Espíritu y ella da a luz al Espíritu de salvación, según
anunciara el profeta. No todos son como María, que cuando conciben al Verbo
del Espíritu Santo, lo dan a luz. Hay de aquellos que abortan al Verbo antes
de dar a luz (Lc 22), y hay de aquellos que tienen a Cristo en su seno pero
que todavía no lo han formado. 5.8 Y PONDRAS POR NOMBRE JESÚS. Somos testigos que la expectación del parto infunde un cierto temor a
las mujeres, en este caso, el anuncio de un parto dulce apaga esa aprehensión
de temor cuando se dice: "Y pondrás por nombre Jesús".
La palabra Jesús quiere decir Salvador. La venida del Salvador es el
alejamiento de todo temor. "Tú lo llamarás", dice el ángel, porque
no lo hará el padre, porque carece de padre en cuanto a la generación humana,
así como carece de madre respecto de la generación divina. Este nombre fue impuesto de nuevo al Verbo Divino, y convenía a la
natividad de su carne, según aquello del Profeta: “Y te Será dado un nombre
nuevo, que la boca de Dios Otorgará.” (Isaías 62,2) “El será grande”. Seguro, porque no se asemejara a nadie,
San Juan fue grande como hombre, pero en este caso será grande como Dios.
Consideremos entonces la grandeza de nuestro Salvador, como el más grande. 5.9 Y SERA LLAMADO HIJO DEL ALTÍSIMO. No somos nosotros los indicados a poner un nombre, es El Padre, quien
conoce a su hijo quien lo hace, él sabrá muy bien quien será Jesús, como
cuando nos dice "Este es mi hijo muy amado". (Mt 17,5) Existe desde
la eternidad, aunque ahora para nuestra inteligencia se manifiesta su nombre.
Y por esto dice "será llamado", no "será hecho" ni
"será engendrado", porque ya antes de los siglos era consustancial
esto es de la misma naturaleza o esencia al Padre. Concebirás, pues, a Este,
serás su Madre. Tu vientre virginal contendrá a Aquel que vendrá a enseñarnos
el mayor acto de amor y generosidad, el darlo todo por nosotros. “El Señor Dios
le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para
siempre y su reino no tendrá fin”. Para que se sepa con claridad que el que había de nacer de Virgen era
el mismo Cristo que los profetas prometieron que nacería de la descendencia
de David. Sin embargo, el cuerpo purísimo de Jesucristo no procede de José, aunque
descendía de la misma línea de parentesco que la Virgen, de la cual el
Unigénito del Padre tomó la forma humana. "Y su reino no tendrá fin". Sólo Dios puede reinar eternamente. Por
esto sucede que aunque se diga que toma el trono de David por la encarnación,
en cuanto Dios es reconocido como Rey eterno, así como hoy que reina sobre
muchos y finalmente reinará sobre todos porque todas las cosas le están
sometidas (1Cor 15). 5.10 Y DIJO MARÍA AL ANGEL: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con
ningún hombre?” San Ambrosio nos comenta que: Ni María debió rehusar de creer al
ángel, ni usurpar temerariamente las cosas divinas. Por eso se dice: "“¿Cómo
puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?” Esta respuesta fue más oportuna que la
del sacerdote. Esta dice: "¿Cómo se hará esto?" y aquél dijo: "¿Cómo
puede eso?". Aquél se niega a creer y parece como que busca otro
motivo que confirme su fe, éste no duda que debe hacerse, puesto que pregunta
cómo se hará. María había leído (Is 7,14): "He aquí que una virgen
concebirá y dará a luz un hijo" y, por tanto, creyó que iba a suceder.
Pero no había oído antes el cómo había de suceder. No se había revelado -ni
aun al Profeta- cómo aquello se había de llevar a cabo. Tan gran misterio
debía ser proclamado, no por la boca de un hombre, sino por la de un ángel. Consideremos también las palabras de la purísima Virgen María. El
ángel le anuncia el parto; pero ella insiste en su virginidad creyendo que
ésta podría mancharse con sólo el aspecto de un ángel. Por eso dice: “¿Cómo
puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?”. El conocimiento se entiende de muchas maneras. Se llama conocimiento
la sabiduría de nuestro Señor; también la noticia de su grandeza; el
cumplimiento de sus mandatos; los caminos que conducen a Él y la unión
nupcial, como aquí se entiende. San Gregorio Niseno, dice que estas palabras
de la Virgen son indicio de aquellas que encerraba en el secreto de su
inteligencia. Porque si hubiese querido desposarse con José a fin de tener
cópula, ¿por qué razón había de admirarse cuando se le hablase de concepción,
puesto que esperaría ser madre un día según la ley de la naturaleza? Mas como
su cuerpo, ofrecido a Dios como una hostia sagrada, debía conservarse
inviolable, dice: "Puesto que no conozco varón". Como diciendo: Aun
cuando tú seas un ángel, sin embargo, como no conozco varón, esto parece
imposible. ¿Cómo, pues, seré madre si no tengo marido? A José sólo lo conozco
como esposo. 5.11 Y RESPONDIENDO EL ANGEL, LE DIJO: "EL
ESPÍRITU DESCENDERA SOBRE TI” El ángel, le aclara a María, que no tenga dudas, entonces le explica
su misión inmaculada y el parto inefable, porque no se puede explicar con
palabras, como si le dijese: No te fijes en el orden natural cuando se trata
de cosas que traspasan y superan el orden de la naturaleza. Tú dices:
"¿Cómo se hará esto, puesto que no conozco varón?" Pues por lo
mismo que no conoces varón sucederá esto, porque si hubieras conocido varón,
no serías considerada digna de este misterio. No porque el matrimonio sea
malo, sino porque la virginidad es más perfecta. Este era el Plan de Dios, él quiso que Jesús, participase con nosotros
en el nacimiento y se distinguiese en él. Tuvo de común entre nosotros el
nacer del vientre de una mujer y nos superó naciendo sin que aquélla se
uniese a un hombre. San Gregorio Niseno, dice: “¡Cuán
bienaventurado aquel cuerpo que por la exuberante pureza de la Virgen María
se vinculó a sí mismo el don del alma! En cada uno de los demás, apenas el
alma sincera conseguirá la presencia del Espíritu Santo; mas ahora la carne
resulta ser la mansión del Divino Espíritu.” 5.12 “El poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra. Por las palabras: "Te cubrirá con su sombra", se
significan las dos naturalezas de Dios encarnado. Pues la sombra se hace con
la luz y con el cuerpo. El Señor es la luz por su divinidad. Y como la luz
incorpórea había de tomar cuerpo en las entrañas de la Virgen, oportunamente
se dice que la virtud del Altísimo le haría sombra, esto es, en ti el cuerpo
de la humanidad recibirá la luz incorpórea de la divinidad. Se dice también
esto a María por el dulce consuelo dado por el cielo. 5.13 Y POR ESO EL NIÑO SERA SANTO Y SERÁ
LLAMADO HIJO DE DIOS” Aquí tenemos una gran diferencia con nosotros los hombres, porque a
diferencia de nuestra santidad que la conseguimos con nuestra vida,
Jesucristo nace Santo. Así es como, aunque nos hagamos santos, no nacemos
santos. Jesús, es aquél verdaderamente ha nacido Santo, que no ha sido
concebido de unión carnal alguna. El ángel, ha mencionado en estas frases a toda la Santa Trinidad, ha
nombrado al Espíritu Santo, al Hijo y al Altísimo, ciertamente el Dios Padre. 5.14 También tu parienta Isabel concibió un hijo ""También tu parienta Isabel”. Como lo que se ha dicho superaba a lo
que la Virgen podía comprender, el ángel habló de cosas humildes, para
persuadirla por medio de cosas sensibles, y por ello le dice: ""También
tu parienta Isabel”. “Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez”, dando a entender su incapacidad natural.
Prosigue: "ya se encuentra en su sexto mes” No anunció desde el principio el embarazo
de Isabel, sino después de transcurridos seis meses, a fin de que el embarazo
sirviese de prueba. “Porque no hay nada imposible para Dios” Así pues, recibe el ejemplo de la anciana
estéril no porque haya desconfiado de que una virgen pueda dar a luz, sino
para que comprenda que para Dios todo es posible, aun cuando parezca
contrario al orden de la naturaleza. 4.15 “Yo
soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”. Y dijo María: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga
en mí según tu Palabra”. Estamos ante la gran humildad de María, mujer de gran devoción, el
Señor sabía que elegía muy bien, ella va ser la madre del Redentor del Mundo,
la madre del Salvador, la madre del Príncipe de la Paz , entonces dijo:
"“Yo soy la servidora del Señor”.. Se llama “servidora” la que es
elegida como Madre, y no se enorgullece con una promesa tan inesperada.
Porque la que había de dar a luz al manso y al humilde de corazón, debió ella
misma manifestarse humilde. Llamándose también a sí misma sierva, no se
apropió la prerrogativa de una gracia tan especial, porque hacía lo que se le
mandaba. Es así como dice: "que se haga en
mí según tu Palabra”, es su disposición a cumplir con su oficio. "que
se haga en mí según tu Palabra”, es el deseo que concibe. Y se retiró el Ángel de ella. Cada cual puede admirar las palabras de Nuestra Madre la Virgen María
de distinta forma, unos la prontitud de su obediencia, otros su disposición a
cumplir, otros la humildad, otros el gran amor por Dios, yo he admiro y
aprendí de ella el deseo de que se cumpla la voluntad de Dios. El
Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant II Domingo del Tiempo de Adviento Ciclo A,
8 de diciembre “LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA” Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén La citas del los Padres de la Iglesia,
están tomadas de Catena Aurea, Biblia Clerus |
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