Reflexión desde las Lecturas del 4°
Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
ASOMBRO Y ADMIRACIÓN “Cállate y
sal de este hombre”. Los evangelistas tienen mucho interés en
presentar a Jesús curando endemoniados y expulsando demonios. Quieren
resaltar el dominio de Jesús sobre el mal, sobre el pecado y sobre la muerte;
pero sobre todo ponen de relieve que Jesús ha vencido a Satanás, que, directa
o indirectamente, es la causa de todo mal. Ningún mal tiene poder sobre el
cristiano adherido a Cristo, pues todo está sometido a Cristo: “¡Veía a
Satanás caer como un rayo!·” (Lc 10,18). Frente al mal en todas sus
manifestaciones, Dios es el Dios de la vida. “Si echo los demonios con el
dedo de Dios es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lc 11,20). Y
también al discípulo de Cristo se someten incluso los demonios (Mc 16,17). “Todos quedaron asombrados”. Con breves pinceladas, san Marcos nos
pinta el poder de Jesús. Desde el principio de su evangelio pretende
presentarnos la grandeza de Cristo, que produce asombro a su paso en todo lo
que hace y dice. Y la Iglesia nos presenta a Cristo para que también nosotros
quedemos admirados. Pero para admirar a Cristo, hace falta antes que nada
mirarle y tratarle. Y es sobre todo en la oración y en la meditación del
evangelio donde vamos conociendo a Jesús. Por lo demás, también la vida del
cristiano debe producir asombro y admiración. Mi vida, ¿produce asombro con
la novedad del evangelio o pasa sin pena ni gloria? Enseña de una manera nueva, llena de autoridad. Enseñaba con autoridad. Jesús no da
opiniones. Enseña la verdad eterna de Dios. Por eso habla con seguridad. Y,
sobre todo, su palabra tiene poder para realizar lo que dice. Si escuchamos
la palabra de Cristo con fe, esa palabra nos transforma, nos purifica, crea
vida en nosotros, porque “es viva y eficaz, más tajante que espada de doble
filo” (Heb 4,12). 2.
PRIMERA LECTURA Dios instituye la misión de profeta para que su Pueblo conozca el
camino de la salvación. Las palabras de Dios suenan tan
esperanzadoras como terribles. El pueblo nunca dejará de tener profetas, pues
Dios nunca negará al pueblo sus palabras. Pero el pueblo por su parte, tendrá
que aprender a discernir: existen hombres que dicen hablar en nombre de Dios,
pero sus palabras no son de Dios. Lectura del
libro del Deuteronomio Deut 18, 15-20 Moisés dijo al pueblo: --El Señor, tu Dios, te
suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre ustedes, de entre tus
hermanos, y es a él a quien escucharán. Esto es precisamente lo que pediste
al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: “No
quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran
fuego, porque de lo contrario moriré”. Entonces el Señor me dijo: “Lo que
acaban de decir está muy bien. Por eso, suscitaré entre sus hermanos un
profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que
yo le ordene. Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie
en mi Nombre, yo mismo le pediré cuenta. Y si un profeta se atreve a
pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si
habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá”--. Palabra de
Dios. 2.1 EL PROFETISMO, ES UNO DE LOS GRANDES REGALOS
QUE DIOS El profetismo, es uno de los grandes regalos que
Dios hizo al pueblo elegido. Los antiguos eran sobremanera supersticiosos, y
entre los cananeos pululaban magos, hechiceros y adivinos, que pretendían
predecir el futuro. El autor sagrado sale al paso de toda práctica
adivinatoria, pues sólo el Señor puede comunicar el futuro a los hombres. También la predicción del futuro estaba muy en
boga entre los babilonios. También fue así Egipto y los filisteos tenían
también sus adivinos. Por otra parte estas prácticas estuvieron de moda en la
aristocracia judaica en tiempos del impío rey Manasés. El deuteronomista
reacciona contra ellas, presentando la institución profética como único medio
de conocer el futuro revelado por el mismo Dios. Todas esas prácticas
adivinatorias que eran utilizadas, están empapadas de idolatría, y, por
tanto, son abominación a Dios. Por ello, los cananeos van a ser arrojados de
su tierra, para ser suplantados por los israelitas (Deut 18, 14). Israel, si
ha de permanecer en esta tierra, tiene que evitarlas; de lo contrario,
sufrirá la misma suerte. La institución profética, pues, se ordena a
encauzar y a sustituir la práctica de las consultas adivinatorias. Después de
Moisés, Dios suscitará un profeta como él, al que se ha de acudir como
intermediario entre Dios y el pueblo, como Moisés lo había sido en el monte
Horeb; “Esto es precisamente lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb”.
Los fulgores del Sinaí tenían horrorizados a los israelitas, y éstos pidieron
a Dios que no les hablara directamente, sino a través de Moisés, su profeta.
En adelante, los israelitas tendrán también un profeta que les responda en
nombre de Dios. El contexto, pues, sugiere que profeta se ha de entender en
sentido colectivo, como institución permanente, ya que se trata de llenar un
vacío en la sociedad israelita. Es, pues, una institución, como la monarquía
y la judicatura, de las que se habló antes, las cuales constituyen el armazón
de la sociedad israelita teocrática. 2.2 SE LES HA DE ESCUCHAR COMO AL PROPIO SEÑOR Estos profetas deben surgir del pueblo israelita,
a diferencia de los adivinos, que solían ser de procedencia extranjera. Serán
semejantes a Moisés, en el sentido de que serán intermediarios entre Dios y el
pueblo. Recibirán comunicaciones y revelaciones divinas directamente, de
suerte que puede transmitir las palabras de Señor al pueblo: “Por
eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis
palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene”. En este
sentido, se equiparan al propio Moisés. Por eso se les ha de escuchar como al
propio Señor; de lo contrario, el pueblo será castigado como rebelde y terco:
“Al
que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi Nombre, yo
mismo le pediré cuenta”. Por otra parte, se establece la muerte para
el falso profeta que transmitiera palabras de parte de Dios sin haberlas
recibido: “Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que
yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta
morirá”. Esto porque los falsos profetas proliferaban en tiempos de
la monarquía, explotando la credulidad del pueblo y halagando las pasiones
políticas del mismo y de los reyes. Su calidad de profeta verdadero se ha de
conocer por la altura y moralidad de sus oráculos y, sobre todo, por el
cumplimiento de los mismos. La tradición judaico-cristiana ha dado a este
anuncio del futuro profeta prometido en el texto de Dt 18:18 un sentido
mesiánico. Jesucristo parece aludir a éste cuando dice a los judíos que
Moisés escribió de Él. San Pedro, San Esteban y muchos Santos Padres aplican
en sentido personal el texto a Jesucristo. Cristo es la culminación del profetismo, y en este supuesto el texto puede aplicarse
a En el sentido literal pleno. 3.
SALMO Sal 94, 1-2. 6-9 En respuesta al proyecto de Dios, el salmo nos
invita a cantar con júbilo al Señor escuchando su palabra. Participamos de
esta oración, aclamando: R. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor. ¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos
a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con
música al Señor! R. ¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la
rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el
pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: «No
endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras».
R. 3.1 HIMNO DE ALABANZA AL CREADOR Como es de ley en los himnos, el poeta
invita a sus compatriotas a asociarse a sus alabanzas en honor del que
constituye la salvación del pueblo: En Dios sólo el descanso de mi alma, de él
viene mi salvación; (Salmo 62, 2). La
historia de Israel es la historia de las manifestaciones protectoras del
Señor. El salmista aprovecha la ocasión de una asamblea solemne para
invitar al pueblo a tomar parte en esta manifestación gozosa de
reconocimiento al Señor. En primer lugar, es digno de toda alabanza por ser el Creador: “¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor…. Entren, inclinémonos para
adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque Él es
nuestro Dios”, que a su vez está por encima de todos los dioses o
seres angélicos, que constituyen su corte de honor: “Porque el Señor, el Altísimo,
es Rey grande sobre la tierra toda”.
(Salmo 47, 3). Todo le
pertenece desde las profundidades de la tierra a las cimas de los montes, el
mar y la tierra seca: “Del
Señor es la tierra y cuanto hay
en ella, el orbe y los que en él habitan; que él lo fundó sobre los mares, él
lo asentó sobre los ríos”. (Salmo 24, 1-2). Todo es obra de sus manos. El ser humano no puede explorar las
profundidades de la tierra ni las del mar, sólo el supremo Hacedor puede llegar hasta sus escondites. Pero este Dios universal, Señor de la
naturaleza, es también Dios de Israel,
en cuanto que está vinculado a él por una alianza histórica: “el pueblo que él apacienta, las ovejas
conducidas por su mano”, es su pueblo,
que apacienta como Pastor: “¡Ay de los pastores que dejan perderse y
desparramarse las ovejas de mis pastos! - oráculo del Señor. Pues así dice el
Señor, el Dios de Israel, tocante a los pastores que apacientan a mi
pueblo:(Jeremías 23, 1-2).
Es la similitud más apropiada para reflejar las relaciones históricas del
Señor con el pueblo hebreo. 3.2 INVITACIÓN A LA DOCILIDAD
ESPIRITUAL El poeta, dramatizando el canto
procesional, invita a oír la voz de Dios y a mostrarse más dóciles que la
generación del desierto. “Ojala hoy escuchen la voz del Señor: “No
endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el
desierto”. Una voz profética quiere prevenirlos contra la exigencia
de tentar a Dios pidiendo
manifestaciones asombrosas, como hicieron los antepasados en las estepas
sinaíticas. Estos, a pesar de haber sido testigos de los prodigios al salir
de Egipto, exigieron un milagro en Meribá y en Masa. Ambos nombres son simbólicos; el
primero significa “querella,” porque en Refidim se “querelló” Israel al Señor
porque no les daba agua. Y allí hizo un milagro, proporcionándoles agua de la
roca: “y acamparon en Refidim, donde el pueblo no encontró agua para beber.
El pueblo entonces se querelló contra Moisés, diciendo: Danos agua para
beber.” (Éxodo 17, 1-2). El mismo milagro volvió a repetirse en la
zona de Cades. Masa significa
“tentación,” porque los israelitas “tentaron” al Señor reclamando un milagro:
me
probaron a pesar de haber visto mis obras de salvación de la
esclavitud faraónica. Esta actitud de desconfianza y rebeldía persistió
durante los cuarenta años de
estancia en el desierto. El resultado fue que Dios se disgustó de esta
generación y decidió que no entrara en
la tierra de Canaán: el reposo. Por su corazón extraviado no supieron captar el valor de los caminos y preceptos de su Dios. Fueron por
ello excluidos de la tierra de promisión, el reposo conferido por
Dios a los hijos de Israel. El salmista recuerda esta trágica historia
para que sus contemporáneos se guardaran de tentar a Dios como la generación del desierto, para no ser
reprobados como estos desdichados antepasados. La invitación es puesta en
boca de Dios para impresionar más en la concurrencia. Invitación
a oír a Dios “Ojala
hoy escuchen la voz del Señor”. "Este es mi Hijo, el elegido,
escúchenlo", nos pide el Señor Dios, “Desde una nube se oyó entonces una
voz que decía: "Éste es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo". (Lc 9,
28-36). Esta es nuestra gran instrucción de Dios, "escucharlo", eso
nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a Jesús,
esta actitud receptiva es para la palabra y la total aceptación de Cristo, es
una invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su obra,
Ojala hoy escuchen la voz del Señor 4.
SEGUNDA LECTURA 1Cor 7, 32-35 San Pablo plantea la conveniencia de consagrarse a la evangelización
sobre cualquier otro tipo de compromiso. Si bien el matrimonio genera
preocupaciones que el célibe no tiene, no podemos considerar que el estado de
perfección sea éste. El mismo Pablo, versículos más adelante, recomienda el
matrimonio para quienes no son llamados a vivir el celibato. En definitiva,
el estado perfecto es aquel que se asume con libertad, reconociendo las
propias limitaciones y fortalezas, poniendo la vida que se ha elegido al
servicio de Dios y del prójimo. Lectura de la
primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto Hermanos: Yo quiero que ustedes vivan sin
inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor,
buscando cómo agradar al Señor. En cambio, el que tiene mujer se preocupa de
las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer, y así su corazón
está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa
de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu.
La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando
cómo agradar a su marido. Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes,
no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente
y se entreguen totalmente al Señor. Palabra de
Dios. 4.1 LES HE DICHO ESTAS COSAS PARA EL BIEN DE
USTEDES El Apóstol San Pablo, a fin de no sembrar
inquietudes, destaca en este fragmento que muchas veces, aunque recomienda el
estado de virginidad, no se trata de ningún precepto, ni de insinuar que sea
malo el matrimonio, sino de un consejo para los aún no casados y es así como
ya había dicho que los casados, “sigan como están y no tengan escrúpulos” (1
Cor 7,27). Estos “no pecan” si se casan, pero él quiere “ahorrarles” esas
inquietudes anejas al matrimonio para que puedan más fácilmente servir al
Señor (1 Cor 7, 28) y sean “santos” en cuerpo y en espíritu, es decir,
separados y como puestos aparte del mundo, consagrando totalmente a Dios su
pensamiento y su existencia; “También la mujer soltera, lo mismo que la
virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el
cuerpo y en el espíritu.” Υ como temiendo aún que alguno dé
demasiada fuerza a sus palabras, añade, en un extremo de delicadeza, que no
trata de hacer violencia o “cazar” a nadie, sino simplemente de indicar qué
es lo mejor; “Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles
un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se
entreguen totalmente al Señor.” Y que piensen — nuevo motivo que debe
animarles a afrontar el sacrificio de tender a lo mejor — que “el tiempo es
corto” (1 Cor 7, 29) y “pasa
rápidamente la apariencia (1 Cor 7, 31), es pues, de muy escaso valor todo lo
temporal, y debemos aprovechar esa oportunidad ofrecida por Dios (cf. 1 Tes
5:1) sin apegarnos a las cosas: los que tienen mujer como si no la tuvieran,
los que lloran como si no llorasen, los que se alegran como si no se
alegrasen. (1 Cor 7, 29-31). 5.
EVANGELIO Mc 1, 21-28 Jesús es el Enviado del Padre revestido de autoridad y poder. La vida, las palabras y los gestos de
Jesús son un interrogante para sus contemporáneos. También lo es aún para
nosotros: ¿quién es este hombre, que nos atrapa con su persona y sus
palabras? Nuestro encuentro con Jesús no puede ser desde la “costumbre”, sino
desde el constante cuestionamiento ¿quién es Jesús para mí? Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el
sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su
enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los
escribas. Y había en la sinagoga de ellos un hombre poseído de un espíritu
impuro, que comenzó a gritar: --¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?
¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios--.
Pero Jesús lo increpó, diciendo: --Cállate y sal de este hombre--. El
espíritu impuro lo sacudió violentamente, y dando un alarido, salió de ese
hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: --¿Qué es
esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus
impuros, y éstos le obedecen!--. Y su fama se extendió rápidamente por todas
partes, en toda la región de Galilea. Palabra del
Señor. ¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno? Mc 1, 21-28 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant 5.1 FUE A LA SINAGOGA Y COMENZÓ A ENSEÑAR. Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el
sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Jesús comenzó en las sinagogas
de Galilea. Está rodeado, como los maestros de la Ley, de un grupo de
discípulos y, como ellos, también les explica las Escrituras durante la
liturgia sinagogal del sábado; sin embargo, algo sorprende en su manera de
hablar, Jesús trae una forma novedosa de hablar e induce a la gente a afirmar
que Jesús no es un maestro como los otros rabinos; “¡Enseña de una
manera nueva, llena de autoridad!” La novedad no está sólo en el hecho de que la
predicación de Jesús se parezca más a la profecía que a la enseñanza
sapiencial, fruto del estudio y de la reflexión sobre el patrimonio de la
tradición; la novedad consiste más bien, fundamentalmente, en la irresistible
autoridad de la enseñanza. La “autoridad” de sus palabras le
viene, en efecto, de su experiencia bautismal: Dios es un Padre atento y muy
próximo a la humanidad, a pesar de que esté herida por el pecado. 5.2 TODOS ESTABAN ASOMBRADOS Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a
otros: “Qué es esto? enseña de una manera nueva, llena de autoridad”. Las
palabras y la actitud de Jesús asombraban a sus contemporáneos y nos hoy
sigue asombrando a nosotros, las enseñanzas de Cristo y sus palabras nos
cautivan. Es así, como acompañado de los primeros
discípulos, Jesús llega a Cafarnaúm y pocos días después de su llegada, y en
un día sábado, comenzó su docencia en las sinagogas de Galilea. Aquel sábado
Jesús asistió, como de costumbre a los actos que se realizaban en las
sinagogas, las que existían en todos los pueblos y casi en todas las pequeñas
villas. Estos oficios tenían dos partes: una oración, otra lectura y
exposición de la Escritura: primero de la Ley y luego de los Profetas. Esta
exposición estaba a cargo de un sacerdote, el jefe de la sinagoga, o a quien
invitase éste entre las personas que juzgase capaces de hacer una
exposición. Hacia el centro de la sinagoga había una plataforma o
tribuna, donde tenía su asiento el jefe y los miembros más respetables de la
misma. Allí estaba también el sitio del lector y del que iba a hacer la
exposición. Desde allí enseñó Jesús, donde “todos estaban asombrados de
su enseñanza, porque les enseñaba” Lo que causa “admiración”
en los asistentes, y es porque “enseñaba como quien tiene autoridad y no como
los escribas” No sólo la sorpresa de los oyentes está en el método que
atienden, sino también en la nueva doctrina que presenta, y que está expuesta
con el método nuevo de su propia autoridad. Todos estaban asombrados de
sus enseñanzas, Jesús nuevamente sorprende a los asistentes de la sinagoga,
donde la gente acude para oír la palabra de Dios y sentirse liberados de toda
clase de esclavitud.
5.3 PALABRA DE VIDA Los expositores de la Ley y los Profetas, tenían
que fundamentar ésta en la Escritura y en la “tradición,” que eran las
sentencias de los rabinos. Este método no era más que una cadena de dichos
tales como, se dijo tal cosa y lo dijo tal persona, etc. Pero el método
de Jesús fue distinto, el interpreto con su autoridad, el prescindió de estas
sentencias sin mucho sentido, y dictaminó por sí mismo. No pudo ser de otro
modo, la Escritura era palabra de Dios. ¿Quién podía interpretarla con
autoridad propia sino Dios? Un profeta hablará en nombre de Dios. Pero Jesús
hablaba de la Ley de Dios, interpretándola, exponiéndola, con autoridad
propia. La Palabra de Jesús, no era una palabra sin sentido,
vacía o hueca, es una “Palabra de Vida”, porque antes de ser palabra, había
sido vida y porque la palabra de Jesús causa y origina la verdadera Vida,
porque su Palabra es la Verdad. Por tanto la curación de un enfermo presente en
la sinagoga, “un hombre poseído de un espíritu impuro”,
descubre esa íntima convicción de Jesús y es según la teología de Marcos, un
comentario en acción a su Palabra, que debe comunicar con la fuerza de los
hechos la verdad de la venida del Reino de Dios como liberación de la
humanidad.
5.4 ¿QUÉ QUIERES DE NOSOTROS,
JESÚS NAZARENO? En la sinagoga había un hombre que estaba poseído
por el espíritu de un demonio impuro, esto es, se encuentra nada menos que un
hombre esclavizado por el demonio, podemos decir también que es un hombre
poseído por un conjunto de ideas o valores que caracterizan una forma de
pensar o que marca una línea de actuación ideológica que le enajena
completamente la libertad y lo hace hablar como instrumento de otros.
Este “hombre poseído de un espíritu impuro”, es decir, por el
“espíritu de un demonio impuro, comenzó a gritar: “¿Qué quieres de
nosotros, Jesús Nazareno?” Luego este “endemoniado” grita, en la asamblea,
ante la enseñanza de Jesús: “¿Has venido para acabar con nosotros? Ya
sé quién eres: el Santo de Dios”. Así entonces, este “endemoniado”
increpa a Jesús con el nombre con el que era usualmente conocido, “Jesús Nazareno”,
para decirle que no tiene nada que ver con él, por eso dice “nosotros” y
piensa que viene a acabarlo. Pero él sabe que Jesús es “el Santo de
Dios” Luego Jesús lo increpa diciendo: Cállate y sal de este
hombre. Jesús le mando “callar,” como lo hizo, y por el
mismo motivo, en otras ocasiones, con objeto de no divulgar anticipadamente
su mesianismo, y lo hizo “salir de él.” El espíritu impuro lo sacudió
violentamente y, dando un alarido, salió de ese hombre. Aquel pobre hombre
experimentó, ante esta orden, una “agitación violenta,” por eso todos
quedaron asombrados. 5.5 LA
DOCTRINA NUEVA LLENA DE AUTORIDAD QUE SORPRENDE La curación de este “hombre poseído de un
espíritu impuro”, es decir de un endemoniado, más allá de comunicar
algo de las extraordinarias dotes prodigiosas de Jesús, revela la realidad
del Reino que anuncia como victoria sobre el mal en sus diferentes formas,
precisamente tal como aparece en el plural usado por el hombre impuro, “¿Qué
quieres de nosotros, Jesús Nazareno?, ¿Has venido para acabar con nosotros?”.
Adviértase, por último, que el demonio daría la impresión de tener ventaja
sobre Jesús, una ventaja puesta de manifiesto por el “saber”: “Ya sé
quién eres: el Santo de Dios”; sin embargo, no sabe precisamente lo
esencial: Dios quiere comunicar su santidad justamente a la humanidad
desgarrada y dominada por fuerzas alienantes. Esta es la “enseñanza nueva
llena de autoridad” que sorprende y muestra en Jesús al “más fuerte”,
anunciado previamente por el Bautista. Entonces ahora nos corresponde preguntarnos y
reflexionar, ¿Y yo?, ¿Estoy sorprendido por las palabras de Jesús? Oímos en
cada misa, y talvez desde hace ya muchos años las palabras del Señor, pero;
¿somos reflexivos de nuestra verdadera condición de hombre poseído por un
“espíritu impuro?. Quizá hasta hoy no habíamos reflexionado sobre esto, y es
posible que ninguna persona me haya comentado sobre este punto, por tanto
entonces se me hacía fácil esconder mi verdadera condición bajo la máscara
religiosa. Es bueno entonces que me dé cuenta que hay algo que no está bien y
de este modo darnos cuenta que Jesús, “el Santo de Dios”, nos está pidiendo
una transformación, es decir, un modo de entender la vida completamente
nueva. 5.6 JESÚS VINO A PREDICARNOS Y ATRAERNOS UN
NUEVO MUNDO Es importante tener claro que el evangelio
presenta a este enfermo como un endemoniado, porque la cultura de aquel
tiempo atribuía con frecuencia las enfermedades psíquicas y físicas al
influjo de alguna fuerza misteriosa, diabólica. Como también es importante
considerar que la atención del relato evangélico no se dirige en todo caso a
clarificar la identidad de esa fuerza maligna, sino que se concentra en Jesús
y en su firme voluntad de derrotar al mal presente en el hombre. La
liberación del endemoniado es una prueba para lo cual ha venido Jesús. Él ha
venido a liberar no sólo a pobres, ciegos y cautivos del cuerpo, sino también
a cuantos están esclavizados y alienados por una idea que todavía piensa en
un Dios de venganza y de revancha. Y nos da a entender este relato, que el temor se
apoderó de todos, y se decían unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de
una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y
éstos le obedecen!” Y su fama se extendió rápidamente por todas
partes, en toda la región de Galilea. Fama, no solo por el dominio sobre el
mal, también por la doctrina nueva, por su contenido y la forma de
exponerla. Esto es lo que nos revela este Evangelio como todos, Jesús
vino a predicarnos y atraernos un nuevo mundo, el nuevo Reino del Padre, y
frente a Jesús, los espíritus del mal confiesan su derrota. “Manda con
autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!",
expresaron los Judíos allí en la sinagoga, en efecto, las palabras de Jesús causaron
impacto, porque independientemente de quien lo exponía, era un mensaje nuevo,
hasta ese momento nunca oído, además, de una palabras convincentes, de
alguien que sabe perfectamente lo que dice. 5.7 ANUNCIAR EL REINO DE DIOS A TODO LUGAR
“Cállate y sal de este hombre”, increpa Jesús al hombre enfermo,
con esto, tenemos la gran seguridad que sin la Palabra poderosa de Jesús, de
ningún modo puede dominarse y destruirse la carga opresiva a la cual nos
somete el “espíritu impuro”. En bueno entonces darse cuenta de nuestra
imposibilidad para cambiar las cosas sin la ayuda de Jesús, para descubrir la
dominación del “espíritu impuro”. Jesús pronuncia la palabra poderosa, “Cállate
y sal de este hombre”. Y pedimos a Jesús, su ayuda y lo hacemos con
la oración, para que no nos ocurra como a sus discípulos; “¿Por qué nosotros
no pudimos expulsarle?” Les dijo: Esta clase con nada puede ser arrojada sino
con la oración. (Marcos 9, 28.29) Por tanto, este ejemplo debe ser motivarnos a
actuar como lo hizo Jesús, anunciar el Reino de Dios a todo lugar, pero no en
nombre propio, siempre en nombre de Jesús, y no es con nuestro pensamiento,
ni como creemos que debe ser, sino con las enseñanzas, la actitud, la
bondad y el pensamiento del Señor. Esto es, no se fundamenta con nuestras
palabras, se hace con la fuerza de la Palabra de Jesús, que es irresistible
para las personas, sin lazos afectivos ni intereses que lo liguen al lugar o
al medio en el que está, o los alienados de espíritu que han perdido la capacidad
de pensar por sí mismos y son esclavos de ideas y formas de ser perdidas,
incapaces de pensar y actuar por uno mismo, como a aquel pobre
endemoniado. El Señor nos Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 4° Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B Publicado en este link: PALABRA DE DIOS Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y
Biblia de Jerusalén Algunos conceptos están tomados de los comentarios
a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P. Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr.
Carlos Etchevarne, Bach. Teol. |
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