“ASÍ
HABLA EL SEÑOR: DERRAMARÉ SOBRE LA CASA DE DAVID Y SOBRE LOS HABITANTES DE
JERUSALÉN UN ESPÍRITU DE GRACIA Y DE SÚPLICA; Y ELLOS MIRARÁN HACIA MÍ”….. “ SEÑOR,
TÚ ERES MI DIOS, YO TE BUSCO ARDIENTEMENTE; MI ALMA TIENE SED DE TI”…. “PORQUE HABIENDO SIDO BAUTIZADOS EN CRISTO,
HAN QUEDADO REVESTIDOS DE CRISTO”….. “EL QUE QUIERA SEGUIRME, QUE RENUNCIE A
SÍ MISMO, QUE CARGUE CON SU CRUZ CADA DÍA Y ME SIGA” Reflexión desde las Lecturas del XII Domingo del Tiempo
Ordinario, Ciclo C Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. CONOCER A JESÚS “Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?”. Después de una pregunta general
-“¿quién
dice la gente que soy yo?”-, Jesús encara directamente a los
discípulos. Pedro así lo entiende, y responde personalmente a Jesús. También
nosotros debemos dejarnos interpelar personalmente por Él, cara a cara,
dejándonos mirar por Cristo y mirándole fijamente. Jesús te pregunta: “¿quién
dicen que soy Yo?”. No
bastan respuestas aprendidas, sabidas. Es necesaria una respuesta personal. “El Hijo del hombre debe
sufrir mucho...” .Tras la respuesta de Pedro, es Jesús mismo quien
explica quién es Él. Sólo Él conoce su propio misterio, su verdadera
identidad. Debemos dejarnos enseñar e instruir por Él. Ante Cristo somos
siempre aprendices. Su misterio nos supera y nos desborda. No lo entendemos,
y aun nos resistimos, sobre todo cuando se trata de la cruz... ““El que quiera seguirme,
que renuncie a sí mismo...” .Conocer a Jesús es seguirle. De
nada sirve saber cosas sobre Él si eso no nos conduce a seguirle más de cerca
por su mismo camino. El verdadero conocimiento lleva al seguimiento. Y sólo
siguiéndole de cerca podemos conocerle de verdad. 2. PRIMERA
LECTURA Zac 12, 10-11; 13, 1 El relato de Zacarías describe la efusión del
Espíritu sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén. Ese espíritu
será de gracia y súplica, y les permitirá mirar con dolor al traspasado (v.
10), imagen que el Nuevo Testamento aplicará a Jesús en la cruz (cfr. Jn 19,
37). Lectura
de la profecía de Zacarías. Así
habla el Señor: Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de
Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica; y ellos mirarán hacia mí. En
cuanto al que ellos traspasaron, se lamentarán por él como por un hijo único
y lo llorarán amargamente como se llora al primogénito. Aquel día, habrá un
gran lamento en Jerusalén, como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de
Meguido. Aquel día, habrá una fuente abierta para la casa de David y para los
habitantes de Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza. Palabra
de Dios. 2.1 “Y ELLOS MIRARÁN HACIA MÍ”. Este fragmento es también sumamente
enigmático y muy diversamente interpretado. El profeta habla de un misterioso
duelo general de la nación por un crimen no menos misterioso. Una razón de la
dificultad en la interpretación del texto estriba en la oscuridad del mismo
en su original y versiones. El profeta anuncia, después de la victoria
sobre los enemigos de Judá, una efusión del espíritu de gracia y de oración
l. La nación, reconocida a los beneficios y protección de su Dios por la
victoria total reportada, se volverá en masa hacia El: “y ellos mirarán hacia mí”.
A continuación la mente del profeta se centra en torno a un enigmático duelo
general de la nación sobre un sujeto nebuloso que no concreta. Para esclarecer el sentido debemos primero
buscar una lección aceptable en el confuso y ambiguo contexto. El texto dice;
“Y
ellos mirarán hacia mí. En cuanto al que ellos traspasaron”. Según se
entiende esta lectura, el objeto de esa contemplación es al Señor, que es el
que habla. Pero a continuación se dice: “se lamentarán por él” El cambio de
primera a tercera persona es inexplicable lógicamente en el contexto
gramatical, pues el llanto es sobre una persona distinta del Señor. Ahora bien, supuesta esta lectura, ¿quién es
este sujeto misterioso al que “se lamentarán” como se llora al “hijo
único”? Los Santos Padres y
comentaristas católicos, siguiendo al evangelista San Juan 19,37 (“mirarán al
que traspasaron”), ven en esta perícopa una alusión clara al Mesías-Jesús
muriendo en la cruz, víctima de la ciega pasión popular. El contexto parece
favorable a ello, ya que el profeta parece unir la perspectiva mesiánica con el dolor general por la víctima
inocente. En efecto, después de hablar del triunfo del pueblo elegido sobre
las naciones paganas, se anuncia la efusión del espíritu de gracia y de
oración. Consecuencia de ello será la íntima pena y arrepentimiento por un
atropello colectivo cometido contra una víctima inocente, cuya muerte parece
tener relación con la misma salvación del pueblo. En este supuesto, el fragmento sería
paralelo a los cánticos sobre el Siervo de Yahvé de Is 52:13-53:12, donde se
habla de un Justo que sufre callado y que muere por los pecados de su pueblo.
Todos estos detalles se cumplen literalmente en Jesús, condenado a muerte por
el pueblo judío, que en su ceguera no comprendió su alto mensaje de
redención. 2.2 AQUEL DÍA, HABRÁ UN GRAN LAMENTO EN JERUSALÉN”. El texto también habla de la magnitud del
duelo que tendrá lugar en la Ciudad Santa por ese misterioso mártir, y es
comparado al llanto de una madre sobre el hijo unigénito perdido para
siempre. “Aquel día, habrá un gran lamento en Jerusalén”. Después el
profeta añade un enigmático punto de comparación: “como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de Meguido”. La
generalidad de los autores ve aquí asociados dos nombres geográficos del
territorio donde se dio la batalla de Megiddo, en la que pereció el rey
Josías (609 a.C.) en lucha desigual contra el faraón Necao II, el duelo por
esta catástrofe fue muy grande, ya que Josías había sido uno de los reyes más
religiosos y piadosos de la dinastía davídica. En este duelo por la muerte
del misterioso mártir participa toda la nación, y el profeta nombra a cuatro
familias principales como símbolo de toda la comunidad. En la nueva era mesiánica desaparecerá
todo vestigio de idolatría en el pueblo, y también los falsos profetas. Los
moradores de Jerusalén serán purificados de toda contaminación idolátrica y
de todo pecado en una misteriosa fuente abierta para la casa de David: “Aquel
día, habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de
Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza”. Naturalmente,
esta fuente ha de tomarse metafóricamente como símbolo de la purificación. El
texto puede estar inspirado en Ez 36:25: “Os aspergeré con aguas puras y os
purificaré de todas vuestras impurezas, de todas vuestras idolatrías.” La
palabra “impureza”, puede tener el sentido de contaminación moral por
el pecado en general. 3. SALMO
Sal 62, 2-6. 8-9 R.
Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío. Señor,
Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti
suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R. Sí,
yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor
vale más que la vida, mis labios te alabarán. R. Así
te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará
saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los
labios. R. Veo
que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Mi alma está unida
a ti, tu mano me sostiene. R. 3.1 NOSTALGIA DE LA
COMPAÑÍA DE DIOS El salmista, perseguido y alejado del
centro teocrático de la nación, siente nostalgia de la compañía de Dios, que moraba en el templo de Jerusalén.
El recuerdo del santuario punzaba
el alma del levita exilado, que no podía participar de las solemnidades
litúrgicas. Las expresiones efusivas se repiten y reflejan la profundidad de
un alma religiosa que encuentra su única felicidad en la comunicación afectiva con el Señor dentro de su casa, el templo
de Jerusalén. Sus enemigos, que le forzaron a un destierro doloroso,
recibirán su castigo de manos del
propio Señor, que vela por la vida e intereses de sus fieles. El estilo es sentimental, sin mayor orden
lógico, ya que fluye de la efusión afectiva del corazón más que de las
consideraciones de la mente: el poeta ansia vivir “a la sombra de las alas”
de su Dios, seguro de que con su protección le dará el triunfo de su
causa. Las expresiones de la primera parte, que
se dirigen directamente a Dios, “Señor, Tú eres mi Dios”, llevan el
sello insinuante de un alma delicada; en cambio, cuando habla de sus enemigos
aparecen las formulaciones enérgicas, conforme a la mentalidad
viejo-testamentaria, que sabe menos del perdón que del espíritu de revancha. 3.2 SALMO DE DAVID El título en versículo 1: “Salmo de David. Cuando estaba en el
desierto de Judá”, atribuye el salmo a David, quien lo habría compuesto
cuando andaba fugitivo por el “desierto de Judá,” sin duda con ocasión de la
rebelión de su hijo Absalón, aunque ya antes de ser rey de Jerusalén había
sido perseguido por las huestes de Saúl por las zonas esteparias del sudeste
de Palestina. Este versículo 1 alude al rey,
lo que supone que el salmo está compuesto en tiempos de la monarquía.
Esto nos hace suponer que esta bella composición es anterior al exilio
babilónico. Cuando rezamos el salmo completo podemos
dividirlo en tres estrofas: a) ansias
de vivir con Dios (versículos 2-5); b) propósitos
de alabanza continua al Señor (versículos 6-8); c) castigo de los enemigos y glorificación del rey (versículos
9-12). En este caso, la Liturgia ha tomado de esta oración solo algunas
partes. 3.3 ANSIAS DE VIVIR
EN COMUNICACIÓN CON DIOS Dios es el centro del alma del salmista, “Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco
ardientemente; mi alma tiene sed de ti”, que busca desde la aurora (Oh
Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti);
la presencia del que constituye las delicias de su alma y aun de su cuerpo, que
languidece fuera de la órbita sagrada
del templo en que mora el Señor. Se siente como árbol plantado en tierra reseca
y sin agua, que está
ansioso del riego del agua. “Por ti suspira mi carne como tierra
sedienta, reseca y sin agua”. La presencia de Dios vivifica el alma, y
el salmista se considera alejado del santuario de Dios, donde en otro tiempo contemplaba la fuerza esplendorosa de su Dios, manifestada en las solemnidades
litúrgicas, que reflejaban su gloria: “Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu
poder y tu gloria”. Su vida no tiene sentido sino a la sombra de
la piedad del Omnipotente; por ello, en su
exilio forzado promete alabarle, alzando las manos en señal de acatamiento
y acción de gracias. Toda su vida será una bendición continuada del que le dispensa su auxilio y alegría
íntima. 3.4 PROPÓSITOS DE ALABANZA CONTINUA “Porque tu amor vale más que la vida, mis labios
te alabarán”. La mente del
poeta se traslada al momento en que podrá entonar himnos de alabanza en el
templo, donde su “alma se saciará” plenamente como
los que asisten a los convites sagrados se sacian de un manjar delicioso. “Así
te bendecirá mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará
saciada como con un manjar delicioso” El pensamiento de la presencia de su Dios
le persigue también durante la noche, pues
medita en sus misericordias, y
tiene la experiencia de su protección; y el pensamiento de sentirse seguro,
como el pajarito bajo la sombra de las alas del Señor, le hace exultar.
“Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas”. De nuevo una confesión de adhesión
incondicional a Dios, pues sabe que en los momentos críticos le sostiene su
diestra “Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene”. El
Señor ha sido su apoyo en todo momento, y no le ha de faltar. Nuestra alma está sedienta de Dios, de
felicidad, de vida, pero, como el salmista, estamos ciertos de que en el
reino de Dios nos saciaremos con alegría eterna, no obstante, si por un
momento hemos de vivir aún en la dificultad y la noche, a la sombra de las
alas del Señor esperamos tranquilos. Confía
en El, ¡OH pueblo! en todo tiempo. Derramad ante El vuestros corazones,
porque Dios es nuestro asilo (Salmo 61,9) “R.
Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío”. 4. SEGUNDA
LECTURA Gál 3, 26-29 “Por la fe en Cristo Jesús
todos han llegado a ser hijos de Dios” dice el apóstol Pablo, invitando a
reconocer que Dios ha señalado una fecha en la historia al enviar a su Hijo,
y a partir de aquí en adelante nosotros, unidos a Él, nos hemos convertido
también en hijos y herederos. Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los
cristianos de Galacia. Hermanos: Todos
ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús, porque habiendo sido bautizados en Cristo, han quedado revestidos de Cristo. Por lo tanto, ya no
hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos
ustedes no son más que uno en Cristo Jesús. Y si pertenecen a Cristo,
entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa. Palabra de Dios. 4.1 “TODOS USTEDES, POR LA FE, SON HIJOS DE DIOS EN CRISTO JESÚS” Estas pocas líneas de San Pablo son de una
riqueza de contenido extraordinaria. La idea fundamental es la de nuestra
incorporación a Cristo, formando con El un único organismo sobrenatural que enseña San Pablo (v.26-28), lo
que, supuesto el v.16, trae como consecuencia nuestro entronque con Abraham,
herederos de la “promesa,” sin necesidad de pasar por la Ley; “Y
si pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en
virtud de la promesa”. Ese “son
hijos de Dios en Cristo”, en segunda persona de plural, señala
directamente a los destinatarios de la carta; pero es evidente que la tesis
es general, con aplicación a todos los cristianos, judíos y gentiles. La conexión con la narración precedente es
clara. Acaba de decir San Pablo que, “llegada
la fe, ya no estamos bajo el pedagogo” (v.25). Pero ¿por qué? Es lo que
ahora explica. Sencillamente, porque por nuestra unión a Cristo entramos a
participar de sus prerrogativas, con categoría de Ese “son hijos de Dios” emancipados de la Ley-pedagogo, en plena
posesión ya de nuestra herencia y de nuestros derechos. Esta unión a Cristo es
fruto de la fe; “Todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús”
o también fruto del bautismo; “porque habiendo sido bautizados en Cristo”,
dos afirmaciones que en modo alguno se oponen, como se entiende el
término “fe,” en la introducción a
la carta a los Romanos. 4.2 “TODOS USTEDES NO SON MÁS QUE UNO EN CRISTO JESÚS”, Es de notar la expresión “han
quedado revestidos de Cristo”, conque el Apóstol trata de explicar el
efecto de nuestra unión a Cristo por el bautismo. La imagen es natural y
espontánea. San Pablo la usa repetidas veces. Desde luego, de una nueva
manera de ser que adquirimos por nuestra unión a Él, participando y quedando como empapados
de su misma vida divina. Esta fusión, por así decirlo, de nuestra vida en la
de Cristo la describe ampliamente San Pablo en Rom 6:3-11, y es tal que el
Apóstol no tiene inconveniente en pronunciar la palabra unidad y decir que; “todos
ustedes no son más que uno en Cristo Jesús”, formando, por tanto, un
único organismo sobrenatural, cuya unidad arranca de Cristo. Las consecuencias
de esta doctrina son inmensas, y San Pablo las apunta suficientemente al
decir que por nuestra unión a Cristo han desaparecido las viejas divisiones
de raza; “ya no hay judío ni pagano”, condición social “esclavo
ni hombre libre” y sexo “varón ni mujer”, todos con absoluta
igualdad espiritual entre todos los hombres, por encima de cualquier clase de
privilegios y particularismos. Palabras estas inauditas para la mentalidad
del mundo antiguo, pero que son pura consecuencia de la doctrina cristiana,
aunque en su aplicación se necesitara y necesite a veces extremada prudencia,
a fin de no agravar más el mal en vez de remediarlo, como hubiera sucedido en
el caso de la esclavitud precipitadamente abolida. En el último versículo, “Y si pertenecen a Cristo, entonces son
descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa”, San Pablo resume el tema
central del capítulo, sacando la conclusión que se buscaba: Si ustedes están
interna y vitalmente unidos a Cristo, y Cristo es por derecho propio el
heredero de las promesas; (Pues a
Abraham y a su descendencia fueron hechas las promesas. No dice a sus
descendencias como de muchas, sino de una sola y tu descendencia,” que es Cristo” Gálatas
3,16), luego también ustedes sois herederos de esas promesas, sin
necesidad de someterse a la Ley, que, además, ya no tiene ninguna razón de
ser. 5. EVANGELIO Lc 9,
18-24 “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?”. Esta
pregunta tan directa a los Doce es también interpelante para nosotros, pues
veintiún siglos después de Jesús, el mundo creyente sigue confundiendo su
figura, su mensaje y su obra. Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. Un
día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con Él, les preguntó:
¿Quién dice la gente que soy Yo?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres
Juan Bautista; otros, Elías; y otros,
alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”. Pero ustedes, les
preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?”. Pedro, tomando la palabra, respondió:
“Tú eres el Mesías de Dios”. Y Él les ordenó terminantemente que no lo
anunciaran a nadie, diciéndoles: “El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser
rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser
condenado a muerte y resucitar al tercer día”. Después dijo a todos: “El que
quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y
me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su
vida por mí, la salvará”. Palabra
del Señor. 5.1 PASÓ LA NOCHE ORANDO EN EL MONTE Lo primero que debemos observar
en este relato, es que Lucas dice que Jesús estaba orando solo. En los
Evangelio leemos que en muchas ocasiones Jesús ora, y siempre antes de los
acontecimientos más importantes de su vida, es así como lo hizo cuando Juan
lo bautiza o cuando pasó la noche orando en el monte antes de elegir a los
Apóstoles, en la transfiguración, en el Huerto de los Olivos, y en especial
en la cruz, y pidiendo perdón por los que no saben lo que hacen. Como lo hizo
Jesús, debemos orar y siempre. 5.2 "¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY
YO?". Luego Jesús le pregunta a sus
discípulos, "¿Quién
dice la gente que soy yo?". Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo
que pensaba la gente de Él lo sabía, como los apóstoles, por el rumor
popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El las
gentes? El contacto de los apóstoles
con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había
hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron
eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como
sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el
pueblo, ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia
de Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de
entre los muertos (Lc 9:7). Para otros, Jesús era Elías. Lc
recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos,
Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no
había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías. 5.3 PARA MUCHOS ERA ALGÚN PROFETA DE LOS
ANTIGUOS Por último, sin saber a ciencia
cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha
resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en la
resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14). No deja de extrañar el que los
apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o
pudiese ser el Mesías. Después de oír lo que las
gentes pensaban de Él, se dirige a los apóstoles para preguntarles
abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de
dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus
milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía
un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba
impaciente la respuesta de sus apóstoles. 5.4 ESTO SUCEDE PORQUE NO CONOCEMOS BIEN A
JESÚS. Los tres Evangelios sinópticos
no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta
que le dirigió Pedro cuando tomó la palabra y dijo: “El Mesías de Dios.” La presencia de Jesús era
alabada por algunos y cuestionada por otros. Nos preguntamos ¿Por qué será
que la presencia de Jesús era cuestionada?, o ¿Por qué se sigue cuestionando
hoy a Jesús?, la respuesta de ayer y de hoy es una sola, la presencia de
Jesús hace debatir al mundo. Tenemos que reconocer que Jesús
es un interrogante, así se nos plantea frente a muchas realidades de nuestra
vida, y ante eso reaccionamos de muy distintas formas, especialmente cuando
vemos que el Evangelio nos contradice a ciertas respuestas que nosotros
creemos que deben ser así, y esto sucede porque no conocemos bien a Jesús. En
efecto, conocer a Jesús en forma intima, para algunos resulta difícil, y para
otros es muy fácil. El que quiera descubrir,
encontrar y hallar a Jesús, tiene que hacerlo con mucha fe, solo así puede
ser capaz de penetrar en el profundo misterio que encierra Jesús. 5.5 "TÚ ERES EL MESÍAS DE DIOS" “Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen
que soy yo?”.
Pedro, tomando la palabra, respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”. Se le
llama Mesías, a la persona en quien se ha puesto una confianza absoluta y de
quien se espera la solución de todos los problemas. El nombre de Mesías proviene del hebreo
mashiah este significa ungido, para indicar el carácter de su dignidad, así
es como este término se le aplicaba al rey de Israel, que era ungido con
aceite, de este modo, se destacaba su investidura, como fue aplicado a el rey
David y a su dinastía. Sin embargo nosotros utilizamos Cristo, porque en la
traducción al griego fue Cristos y de esa forma paso al latín como Chistus. En Jesús, se cumplen las
esperanzas mesiánicas de Israel, los judíos lo sabían, En Zacarías 4, 14
leemos: Y él dijo: “Estos son los dos que fueron ungidos con aceite y que
Están delante del Señor de toda la tierra. El Edificará el templo de Dios.
Tendrá gloria, se Sentará en su trono y Gobernará. Habrá un sacerdote junto a
su trono, y Habrá consejo de paz entre ambos.” En san Lucas, 4, 16-21, leemos:
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como
era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron el libro del profeta Isaías.
Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: El
Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para llevar buenas nuevas a
los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que
pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de
gracia del Señor. Jesús entonces
enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los
presentes tenían los ojos fijos en él. Y empezó a decirles: “Hoy les llegan
noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas”. Unidos los que profetizo
Zacarías, el Evangelio de san Lucas y las Profecías de Isaías, el Mesías que Dios enviaría para instaurar
definitivamente el Reino, debía ser ungido por el Espíritu del Señor, como
rey, sacerdote y profeta. 5 EL HIJO DEL HOMBRE DEBE SUFRIR MUCHO Jesús le dijo: "El Hijo del hombre debe sufrir
mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas,
ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". Jesús paso frente a muchas
personas que no se dieron cuenta quien era, y cuando comenzó a darse a
conocer, sufrió todo tipo de contradicciones, fue perseguido, azotado,
humillado, extendió sus brazos sobre la cruz y fue sepultado, pero no todo
terminó en el sepulcro, porque resucitó al tercer día. Jesucristo fue destinado a
morir por lo hombres pero al mismo tiempo a resucitar por todos los hombres y
la obra y misión de Jesús no terminó ahí, el resucito triunfante e inició una
vida gloriosa y celestial. Nuestra vida debe proyectarse a
la salvación, a nuestra resurrección y glorificación con Cristo, en Cristo y
por Cristo. 57 "EL QUE QUIERA VENIR DETRÁS DE MÍ” Sin embargo, Jesús, bueno y
piadoso, algo natural en El, no quiso tener ninguno que lo sirviese como
obligado, por el contrario, hace que lo sirviesen espontáneamente y le
agradeciesen el poderlo servir. No obligando ni imponiéndose a nadie, sino
persuadiendo y haciendo el bien, esa es la forma como atrae a todos los que
quieren venir, diciendo: "El
que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo”. Cuando Jesús dice: "Venir detrás de mí" propone -a los que quieren
seguirlo- su propia vida como modelo de una vida perfecta, con una imitación
fiel de su vida, según la medida de nuestras fuerzas. Si alguno no renuncia a
sí mismo, no se acerca al que está sobre El. La renuncia a sí mismo, quiere
decir el olvido absoluto de lo pasado y la renuncia de la propia voluntad. Se
niega a sí mismo uno cuando la vida pasada en el mal se convierte en una vida
buena y de nuevas costumbres, especialmente en una vida de oración. Porque el
que ha vivido la vida del pecado deshonesto se niega a sí mismo cuando se
vuelve a una vida sana. Del mismo modo, se llama negarse a sí mismo
abstenerse de cualquier clase de pecado. 5.8 “QUE CARGUE CON SU CRUZ CADA DÍA Y ME SIGA” Y agrega Jesús “Que cargue con su cruz cada día y me
siga” es el deseo de sufrir la
muerte por Cristo, mortificándose por El mientras se vive de paso en la
tierra, es el estar dispuesto a enfrentar cualquier peligro por dedicarse al
Señor y no aficionarse a las cosas mundanas de esta vida, es lo que se llama
tomar su cruz. El que quiera seguir a Cristo no debe huir el padecer por El.
La cruz puede llevarse de diversos modos, con ayuno, abstinencia y
penitencia, es decir cuando sentimos pena por pecar, pero también se lleva la
cruz, cuando el alma se empapa de la compasión por los demás. 5.9 PORQUE EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA, LA
PERDERÁ Nos dice Jesús: “Porque el que quiera salvar su vida, la
perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará.” Esto es, el que quiere vivir
según esta el mundo y continuar gozando de las cosas temporales que la vida
terrenal ofrece, éste la perderá, porque no la conduce a los términos
expresado por el Señor en la bienaventuranza. Y por el contrario, añade: “el
que pierda su vida por mí, la salvará”. Es decir, el que menosprecia las
cosas terrenas y temporales, prefiriendo la verdad, la vida recta, el trabajo
solidario por sus semejantes, la incasable tarea por los derechos del hombre
entregados por Dios, la búsqueda de la paz, la vida según los evangelios, aun
exponiéndose a la muerte, en otras palabras pierde su alma por las enseñanzas
de Cristo, más bien la salvará. Cristo
Jesús viva en sus corazones Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Publicado
en este link: PALABRA DE DIOS XII
DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M.
Magdalena ocd. Julio Alonso Ampuero, Meditaciones
Bíblicas sobre el Año Litúrgico |
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