Reflexión desde las Lecturas del XXIV Domingo del Tiempo Ordinario,
Ciclo C Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. ACOGER LOS PECADORES, COMO LO HIZO JESUSPara la lógica de los fariseos – y quizás
también para la nuestra –, los pecadores han de ser señalados con el dedo,
han de ser puestos aparte y despreciados. Y, sin lugar a dudas, lo peor que
se nos ocurre hacer, es criticarlos y muchas veces desprestigiarlos ante los
demás, sin embargo, “Este hombre (Jesús) recibe a los
pecadores y come con ellos”. Jesús introduce en el mundo otra lógica.
Él nunca considera bueno al pecador. Él nunca dice que la oveja descarriada
no esté descarriada. Y lo que Jesús hace, a diferencia de los hombres que se
sienten justos, en lugar de
rechazarla, ir a buscarla, y cuando la encuentra se llena de alegría, la
carga sobre sus hombros, la venda las heridas, la cuida, la alimenta.... Así
es el corazón de Cristo. Su amor vence el mal con el bien. Para hasta rehacer
por completo al pecador, hasta sacarle de su fango y devolverle la dignidad
de hijo de Dios. Lo que ocurre es que en la categoría de
pecadores estamos todos y, delante de Dios, tenemos que ser capaces de
reconocer lo que somos y confiar en su misericordia. Frente al orgullo
altanero y despreciativo de los fariseos de ayer, y tanto arrogantes que
creen tener el derecho de juzgar a los demás e incapaces de reconocerse
pecadores, san Pablo afirma categóricamente: “Jesucristo vino al mundo para
salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos”. (2ª lectura).
Todos necesitamos ser salvados. Y si no hemos caído más bajo ha sido por pura
gracia. Ello no es motivo de orgullo y el desprecio de los demás, sino para
la humildad y el agradecimiento. 2. PRIMERA LECTURA Éx 32,7-11.13-14El pueblo olvidó que había prometido hacer
todo lo que el Señor mande, sin embargo, cae en la infidelidad y el rechazo
al Dios que le había dado la vida. Frente al merecido castigo, el pueblo
cuenta con un mediador, Moisés, que logra aplacarla ira de Dios, que le
conceda su perdón lo acoja nuevamente. Lectura
del libro del Éxodo. El Señor
dijo a Moisés: «Baja en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de
Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que Yo
les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después
se postraron delante de él, le Ofrecieron sacrificios y exclamaron: “Este es
tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto”». Luego le siguió diciendo:
«Ya veo que éste es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar, mi ira arderá
contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación».
Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “Por qué, Señor,
arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que Tú mismo hiciste salir de.
Egipto con gran firmeza y mano poderosa?; Acuérdate
de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti
mismo diciendo: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del
cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan
siempre como herencia”». Y el Señor se arrepintió del mal con que había
amenazado a su pueblo. Palabra
de Dios 2.1 LA REACCIÓN DEL SEÑOR ES IRACUNDA Y AMENAZADORAEl acto de adoración del becerro era el
paganismo introducido en el culto del Señor, “han fabricado un ternero de
metal fundido”, precisamente
cuando acababan de recibir la Ley y firmar la alianza. Los israelitas habían
concebido al Dios del Sinaí, hablando entre truenos, como el dios de la
tempestad Adad-Rammán, que aparece lanzando los
rayos de pie sobre los cuernos de un toro. Cierto que el Señor era el Dios de
los truenos, y su carro los vientos, las nubes su velo, y las saetas los
rayos de la tempestad; (Tronó el
Señor en los cielos, lanzó el Altísimo
su voz; arrojó saetas, y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota”
Salmos 18, 14.15); pero no podía representarse ni asimilarse a ninguna
divinidad conocida, pues su naturaleza espiritual está por encima de todo lo
creado. Por ello, la reacción del Señor es iracunda y amenazadora; “mi
ira arderá contra ellos y los exterminaré”, ya que se ha infringido
los preceptos del Decálogo: “No habrá
para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni
de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni
de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni
les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso”, (Éxodo 20, 3-5). “Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu
pueblo, ese pueblo que Tú mismo hiciste salir de. Egipto con gran firmeza y
mano poderosa?”. Es de sobremanera
conmovedora la conducta de Moisés al tener noticia de la transgresión del
pueblo, y la ingeniosa forma con que intercede cerca del Señor en favor de
Israel. Y esta súplica encaja bien en las circunstancias: El Señor acababa de
sacar a Israel de Egipto con el pretexto de que le sirviesen en el desierto.
Pues: “¿Van a poder decir los egipcios:
Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de
la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el
mal contra tu pueblo”. (Éxodo 32,12). 2.2 EL MISMO HONOR Y BUEN NOMBRE DEL SEÑOR EXIGE QUE LES PERDONE.El mismo honor y buen nombre del Señor
exige que les perdone. Y como en otro tiempo Abraham, Moisés obtuvo gracia
del Señor, el cual, una vez más, mostró que si, como justo castiga el pecado,
también sabe hacer misericordia y perdonar. Moisés, además, le recordó las antiguas
promesas hechas a los patriarcas relativas a la multiplicación de su
descendencia: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les
daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como
herencia”. Ahora, pues, su verdad y fidelidad a lo prometido están en
juego, y, por tanto, no puede hacer desaparecer a los descendientes de
Abraham, sacados de Egipto con tan grandes prodigios. Como consecuencia de la
intercesión de Moisés, el Señor se arrepintió del mal que había dicho haría a
su pueblo: “Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su
pueblo”. Es una fórmula antropomórfica (aspecto o representación
física parecido al del ser humano) que encontramos repetida muchas veces en
la Biblia. El historiador describe a Dios según las reacciones psicológicas
de los hombres. En realidad, el Señor;
(como dice Samuel) “Y la Gloria
de Israel no miente ni se arrepiente, porque no es un hombre para
arrepentirse”. (1 Samuel 15,29),
pero para el efecto externo actúa como si se arrepintiese. 3. SALMO Sal 50, 3-4. 12-13. 17. 19R.
Iré a la casa de mi Padre. ¡Ten
piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R. Crea
en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me
arrojes lejos de-tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R. Abre
mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un
espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R. 3.1 CONFESIÓN DE LOS PECADOS.
Este es un salmo de penitencia por excelencia en la liturgia, porque en él se destacan el sentimiento de aflicción sincera y la súplica apasionada de rehabilitación ante el Dios ofendido. Consciente de su inclinación por muchos años al mal, el salmista pide fuerzas a Dios para seguir por sus caminos. La composición expresa los sentimientos y de los afectos del corazón, en un estilo sencillo y claro, todo lleva el sello de lo natural. Según los versos 1 y 2 del salmo; “Del maestro de coro. Salmo. De David. Cuando el profeta Natán le visitó después que aquél se había unido a Betsabé”. (Salmos (SBJ) 50, 1.2), este poema fue compuesto por el propio David en ocasión en que el profeta Natán le recriminó por el adulterio con Betsabé, con el consiguiente asesinato de Urías. Según el relato bíblico, David, al oír las amenazas del profeta por sus pecados, reaccionó compungido: “He pecado contra Dios”. El salmo sería, pues, como la expresión literaria de su espíritu compungido y arrepentido ante su Dios. Sin embargo, los modernos exegetas admiten difícilmente la paternidad davídica del salmo, no obstante, lo interesante es que conforme al contexto, hace suponer que es obra de un justo arrepentido, consciente de sus pecados personales, que impedía la amistad con su Dios. 3.2 SÚPLICA DE PIEDADEl salmista, obsesionado con su conciencia de culpabilidad ante Dios, acude a su bondad como único medio de tranquilizar su espíritu, pues sólo el Dios ofendido puede rehabilitarle en su antigua amistad con El. “¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión!”. Sus transgresiones están escritas en el libro de la vida que Dios lleva el registro de las acciones de los hombres; “Culpa añade a su culpa, no tengan más acceso a tu justicia; del libro de la vida sean borrados, no sean inscritos con los justos. (Salmos 69,28-29) por eso, el primer deseo del salmista es que sus faltas sean borrada de tal libro; “borra mis faltas”. Para ello no cuenta más que con la bondad y piedad del mismo Dios, pues no tiene títulos para exigir su perdón. Toda su vida aparece ante sus ojos como nublada por la gran sombra de su pecado, que no queda especificado en este poema, pero que debe de ser el sentido de culpabilidad moral como consecuencia de muchas transgresiones en la vida. A pesar de sus pecados, el poeta tiene conciencia de la gran misericordia de su Dios. Recordemos que Moisés define a Yahvé como “Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes;(Éxodo 34, 6-7) El pecado debe ser borrado, pues es una deuda en el libro de la vida que tiene Dios; pero, además, es una mancha en la conciencia, y por eso el salmista pide que se le limpie de toda la maldad. ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R. 3.3 SÚPLICA DE RENOVACIÓN ESPIRITUALEntonces, consciente de su debilidad llevada por muchos años, pide a Dios le otorgue un corazón puro y un espíritu recto o firme, para emprender una vida buena, de forma que no vuelva a pecar y a merecer el castigo que ahora siente y le hace sufrir. “Crea en mí, Dios mío, un corazón puro”. El salmista había dicho antes
que tenía un apego al pecado desde su concepción en el seno materno; “Mira que en culpa ya nací, pecador me
concibió mi madre”. (Salmo 50,7);
por ello pide que se haga en su interior como una nueva creación, una
renovación total en su corazón y espíritu, asiento de su actividad
espiritual;
“y renueva la firmeza de mi espíritu” No sólo quiere no volver
a las faltas pasadas, sino que ansía como una regeneración de todo su ser por
obra del mismo Dios; sólo así se sentirá seguro de no volver a perder su
amistad. Jeremías vaticina para los tiempos mesiánicos un cambio interior de
los israelitas: “Les daré corazón para
conocerme, pues yo soy Yahvé, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues
volverán a mí con todo su corazón”.
(Jeremías 24,7), Ezequiel es más explícito: “yo les daré un solo corazón y pondré en
ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré
un corazón de carne, (Ezequiel 11, 19)
3.4 SUPLICA PARA NO SER ABANDONADO NI RECHAZADOLa suerte espiritual y material del salmista está pendiente de la benevolencia divina; por ello pide encarecidamente que no le arroje de su presencia, echándole al olvido; “No me arrojes lejos de tu presencia”. Dios es el dispensador de todo bien; por eso ruega que no se retire de él el espíritu, santo de Dios, expresión que aparece sólo en Is 63:8-14, donde está en paralelo con el “ángel de su presencia”; “Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve. (Salmo 50, 9), o manifestación sensible del Señor como guía de Israel por el desierto. El salmista, pues, parece que en el santo espíritu de Dios ve la acumulación de su presencia sensible en su alma para iluminarle por los caminos de la salvación; “no retires de mí tu santo espíritu”. 3.5 MÁS QUE SACRIFICIOS CRUENTOS, BUSCA LA CONTRICIÓN DEL CORAZÓNSi Dios la abre los labios, otorgándole la curación, podrá su boca cantar tus alabanzas. “Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza”. El salmista es como un leproso que ha sido declarado limpio y que puede ya tomar parte en las alabanzas públicas en las asambleas. “Mi sacrificio es un espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado” Dios, más que sacrificios cruentos, busca la contrición del corazón; ni siquiera los sacrificios más perfectos, como el holocausto — en el que se quemaba toda la víctima en el altar —, pueden igualarse al espíritu contrito y al corazón humillado. El salmista se sitúa en el plan ético-espiritual, que es lo que realmente interesa a la divinidad, como hemos visto en el salmo anterior. Los sacrificios valen en la medida en que reflejan un espíritu de entrega a Dios. No es que el salmista rechace teóricamente los sacrificios, sino que su valor lo pospone al del culto interior del corazón; el sacrificio de obediencia. Es la misma perspectiva de los antiguos profetas: “¿Acaso se complace el Señor en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la palabra del Señor? (1 Samuel 15,22) 4. SEGUNDA LECTURA l Tim 1, 12-17Pablo da testimonio ante Timoteo, que
Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores entre los que se encuentra,
de mostrando así la gran misericordia con que Dios actúa en favor de sus
hijos, al punto de hacerlo pasar de pecador a hombre de confianza, de
perseguidor a servidor. Lectura
de la primera carta del Apóstol san Pablo a Timoteo. - Querido
hijo: Doy gracias a nuestro Señor, Jesucristo, porque me ha fortalecido y me
ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio a pesar de mis
blasfemias, persecuciones e insolencias anteriores. Pero fui tratado con
misericordia, porque cuando no tenía fe, actuaba así por ignorancia. Y
sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y el amor de
Cristo Jesús. ’Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo
para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. Si encontré misericordia,
fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia, poniéndome como
ejemplo de los que van a creer en Él para alcanzar la Vida eterna, iAl Rey
eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y único, honor y gloria
por los siglos de los siglos! Amén. Palabra
de Dios. 4.1 TRATADO CON MISERICORDIASan Pablo le escribe a su: “Querido
hijo”. Fue Timoteo uno de los
colaboradores más unidos a Pablo y que gozó de su completa confianza y Pablo
le escribe para instruirle en orden a la manera de comportarse en el gobierno
de los fieles. Es el contenido de esta primera carta a Timoteo, al igual que
el de la segunda y el de la de Tito, es de carácter esencialmente pastoral. En este texto a su “Querido hijo”, San
Pablo, nos entrega su testimonio de la misericordia de Dios. La misericordia
es el rostro más expresivo y original de Dios, el rasgo que mejor le
caracteriza. Pablo intenta además ocultar su personalidad para que pueda
manifestarse en él con mayor claridad el don de la misericordia divina. No quiere
retener nada para sí que no remita únicamente a la condescendencia sin
límites del amor de Dios al hombre. Desea presentarse sólo como un puro
producto de la misericordia divina. Dice dos veces que ha encontrado
misericordia, “Pero fui tratado con misericordia”, y “Si encontré misericordia”. Y, para poner aún más de relieve la
misericordia de Dios, Pablo se pone en el último lugar, entre los pecadores.
Se considera a sí mismo; “y yo soy el peor de ellos” el
peor de los pecadores, a fin de que pueda aparecer en él la expresión más
clara de la misericordia infinita de Dios. Pablo se siente alcanzado por
Dios; desvestido, desnudo, libre al fin, para ser sumergido hasta el fondo en
el océano del amor. Cuanto más se somete Pablo a la acción de Dios, tanto más
apretado así lo mantiene éste, y no le suelta antes de haberle transformado,
divinizado, hasta que no se haya convertido él mismo en misericordia. 4.2 UN DESAHOGO DEL APÓSTOL, MANIFESTANDO A DIOS SU AGRADECIMIENTOSan Pablo, hace un paréntesis en sus instrucción,
como un desahogo del Apóstol, manifestando a Dios su agradecimiento por todo
cuanto ha hecho con él; “Doy gracias a nuestro Señor, Jesucristo,
porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza”. De
modo parecido se expresa en otras cartas como 1 Cor 15:9-10 y Gal 1:13-16.
Explica san Pablo, que él antes obraba por ignorancia, pero fue tratado con
misericordia: “Pero fui tratado con misericordia, porque cuando no tenía fe,
actuaba así por ignorancia”, es la misma explicación alegada ya por
Pedro en favor de los judíos en general (cf. Hech 3:17), y por Jesucristo en
favor de los que lo crucificaban (cf. Lc 23:34). Ello no significa que se
niegue toda culpabilidad. Es muy de notar la fórmula; “Es doctrina cierta y digna de
fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores”, característica de las pastorales con que el
Apóstol trata de recalcar la verdad o seguridad de una afirmación que se debe
tomar muy en serio. Hay que destacar el interés que pone en hacer ver que lo
hecho con él por Jesucristo es para que sirva de estímulo a los demás, por
pecadores que sean, y que nadie debe desesperar: “Y si encontré misericordia fue para que en
mí primeramente manifestase Jesucristo toda su paciencia y sirviera de
ejemplo a los que habían de creer en él para obtener vida eterna”. (1 Timoteo
1,16). La solemne doxología con que termina este paréntesis: “iAl
Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y único, honor y
gloria por los siglos de los siglos!”, es posible que esté tomada del uso litúrgico
de las asambleas cristianas, o al menos inspirada en él. Por lo demás, tales
doxologías eran frecuentes entre los judíos, y también en San Pablo. 5. EVANGELIO Lc 15,1 32Las parábolas que presenta este relato van
dirigidas a los fariseos, incapaces de alegrarse por los pecadores que se
acercaban a Jesús. De allí que la parábola del hijo pródigo pone como
protagonistas al padre llenó de misericordia hacia el hijo perdido, y a su
vez al hermano insensible e incapaz de acoger al hermano y alegrarse por su
regreso. Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. Todos
los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los
pecadores y come con ellos», Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si
alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en
el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando
la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su
casa llama a sus amigos y vecinos, y-les dice:”Alégrense
conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. Les aseguro que,
de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse». Y
les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende
acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y
cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense
conmigo, porque encontré la dracma que se me ‘había perdido”. Les aseguro
que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierte». Jesús
dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte de herencia que me corresponde”. Y el padre les
repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que
tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida
licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel
país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de
los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él
hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero
nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: “i Cuantos jornaleros de mi
padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre,
pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo,
trátame como a uno de tus jornaleros”. Entonces partió y volvió a la casa de
su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente;
corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Padre, pequé
contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre
dijo a sus servidores: en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero
engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo esteba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado”. Y comenzó la fiesta. El
hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música
y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le
preguntó qué significaba eso. Él le respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu
padre hizo matar el ternero engordado, porque lo haré cobrado sano y salvo”.
Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero
él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás
ni una sola de tus órdenes, y nunca mediste un cabrito para hacer una fiesta
con mis amigos. iY ahora que ese hijo tuyo ha
vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él
el ternero engordado!”. Pero el padre té dijo: “Hijo mío, tú estás siempre
conmigo, y todo lo mío es tuyo: Es justo que haya fiesta y alegría, porque
este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha
sido encontrado”’. Palabra
del Señor. 5.1 SOBRE LA PERSONALIDAD DE JESUCRISTONinguno de nosotros ha visto a Jesucristo,
y todas las imágenes que de Él existen, son una creatividad que en muchos
casos, son parte del amor que le tenemos, entonces pensamos que debe haber
sido así o parecido. Pero si nos ponemos a reflexionar sobre la personalidad
de Jesucristo, de cómo era, como hablaba o se acercaba a las gentes, tenemos
que concluir que debe haber sido muy atrayente, y haber tenido unos ojos
cautivantes, considerando que los evangelios revelan que miraba el corazón de
los hombres. Jesús, debió de tener una presencia agradable, amable para que
muchos acudieran a Él, y le llevaran niños para que les impusiera las manos;
unos modales dignos que inspiraban el afecto de personas de toda condición;
una mirada que removió a los Apóstoles para que lo siguieran dejando todas
las cosas. 5.2 ESTE ACOGE A LOS PECADORES Y COME CON ELLOS.En efecto, la forma de hablar y dirigirse
a las gentes debe haber sido impactante y con un gran atractivo, con un
especial magnetismo para las personas y, por lo que hemos leído en los
Evangelios, todos querían acercársele, tocar su manto e incluso se
conformaban con tocar la sombra del Señor. Aún más, Jesucristo buscaba estar
con las gentes y sin ninguna discriminación. Es así, como se acercaban a Él
todos los publícanos y pecadores para oírle, y los fariseos y escribas
murmuraban, diciendo: “«Este hombre recibe a los pecadores y come
con ellos”. 5.3 ACUDÍAN A CRISTO PARA OÍRLE, PARA APRENDER, PARA SABOREAR LA PALABRA DEL SEÑOREn estos dos versículos, y con una
amplificación manifiesta, “todos los publícanos,” dice
Lucas, se acercan a quien es solo misericordia. Estos publícanos y pecadores
— gentes que no se preocupaban de la pureza “legal” farisaica — acudían a
Cristo para oírle, para aprender, para saborear la Palabra del Señor y, esto
levantó, una vez más, la censura de los fariseos y escribas para murmurar de
Él, porque comía y acogía a los pecadores. Pero la respuesta de Cristo la
articula Lucas en estas parábolas, que con desarrollo distinto, tienen la
misma finalidad: la misión y el gozo de Cristo por salvar a los pecadores. 5.4 JESÚS BUSCA AL PECADORDel mismo modo como en esta bella parábola
el pastor busca la oveja perdida, Jesús busca al pecador, es la prueba clara
de que es voluntad de Dios que no se pierda ninguno de sus hijos. El tema
directamente es la misericordia de Dios sobre el pecador. Esta es tal, que
Dios no sólo ofrece el perdón, sino que tiene sobre él una misericordia
dinámica: lo “busca” de mil maneras, “hasta”
que halle a esta oveja perdida. Y se confirma por el “alegría en el cielo”. Luego el traerla sobre sus hombros es un
detalle más del gozo de Dios por el pecador convertido. El rasgo de llamar a “amigos
y vecinos,” para que se “alegren” con él por el hallazgo,
es un rasgo parabólicamente irreal, pero que en su mismo uso indica una
finalidad superior. Y ésta es la solicitud y gozo de Dios en la busca y
conversión del pecador. Como en los grandes éxitos familiares se convida,
para celebrarlos, a la vecindad y los amigos. 5.5 EN EL CIELO “SERÁ MAYOR LA ALEGRÍA”Esta parábola no solo subraya la idea de
buscar, es más profundo, se quiere destacar la alegría de encontrar. Y aun
este gozo por la conversión del pecador cobra un nuevo rasgo y una nueva
perspectiva: su eco en el cielo. La frase que en el cielo “habrá
más alegría” por un pecador que se convierta que “por noventa y nueve justos que
no necesitan convertirse”, es una paradoja. Sin duda, Dios no ama
menos a los justos que al pecador arrepentido; pero a este pecador Dios lo ha
buscado, perseguido con su gracia, como el pastor ha hecho con su oveja, y el
resultado, la conversión, da a Dios una ocasión de alegría que no le ofrecen
los justos. Hasta se diría que, usándose aquí de un antropomorfismo, “la
fidelidad de los justos produce una alegría discreta, completamente íntima;
pero la conversión de los pecadores causa un alegría inmensa”. 5.6 SOLICITUD Y GOZO DE DIOS POR LA CONVERSIÓN DE UN PECADOREn la segunda parábola de la moneda perdida,
(dracma) dice que será la alegría entre “los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierte”. Con la misma finalidad de la solicitud y gozo de
Dios por la conversión de un pecador se expone por Cristo esta parábola. La
descripción es minuciosa, viva. La moneda de plata perdida es el dracma, que tenía un valor equivalente al denario. La
mujer barre y revuelve todo para encontrarla; en las casas pobres, el suelo
era de tierra pisada. Tal es el gozo de esta pobre mujer por aquella dracma
que para ella le era cosa tan preciada — como para Dios el pecador convertido
—, que convoca a la vecindad para que la feliciten y se alegren con ella. Así habrá alegría “entre los ángeles de Dios”
por un pecador que se convierta. Los “ángeles de Dios” es una forma
sinónima de la “alegría que hay en el cielo” de la parábola anterior. El
pecador convertido pertenece a la familia del cielo, y hay gozo cuando el
pecador vuelve a esta familia. 5.7 JESÚS PERDONA DE CORAZÓN, A TODO AQUEL QUE SE ARREPIENTECristo ha venido a establecer y a
instituir la gracia, él sabe de misericordia, ha venido a reconciliarnos con
el Padre, Jesús perdona de corazón, a todo aquel que se arrepiente, y como
sabemos el solo pide, no pecar más. Pidámosle al Señor, contagiarnos de esa
natural inclinación a la bondad, a la compasión y a la misericordia que él
tiene, y aprendamos de Él, que se sienta a comer con todos si discriminar a
los hombres por su origen o por su faltas. Él es el único maestro del cual
debemos aprender, al el debemos seguir y nosotros
somos todos hermanos iguales ante los ojos de Dios. 5.8 EL AMOR DE DIOS Y LA INGRATITUD DEL PECADOREs de común acuerdo, que la parábola del
hijo pródigo es una de las más bellas del Evangelio, algunos dicen que es un
“clásico” de Lucas, porque ha entrado a formar parte de la tradición por su
importancia y por su calidad en los Evangelios y, porque expresa más
efusivamente la misericordia de Dios sobre el pecador arrepentido. No hay
otra parábola que muestre tan hermosamente el amor de Dios y al mismo tiempo
la ingratitud del pecador y la indigencia en la que cae por el pecado. Todos
los elementos de su desarrollo están mostrando esta solicitud de Dios por el
pecador para perdonarlo. Los detalles de esta solicitud son acusadísimos. 5.9 ¿A QUIÉNES REPRESENTAN LOS HIJOS “MAYOR” Y “MENOR”?Es evidente que este “padre” de la
parábola es Dios. Pero ¿a quiénes representan los hijos “mayor” y “menor”? Es seguro que el “hijo menor” estaba
alegóricamente por los “publícanos y pecadores,” ya que éstos eran gentes que
no se preocupaban gran cosa de no incurrir en la impureza “legal,” o acaso,
máxime en la proyección de Lucas “moralizante,” que mira a la gentilidad, a
los pecadores en general, sin estas especificaciones judías. “El hijo menor recogió todo lo que tenía y
se fue aun país lejano”. Se separó de Dios, no por el lugar, pues Dios
está en todas partes, sino por el afecto; así huye el pecador de Dios y se
pone lejos de Él. Pero el “hijo mayor,” ¿a quién
representa? Algunos piensan que a los fariseos, esto no es posible, porque en
esta parábola el “hijo mayor,” que está siempre en la casa de su padre y en
todo le obedece, por eso, resulta más lógico identificarlo con “los justos,”
que en esta redacción de Lucas se extiende a los cristianos. Podrá extrañar
que éstos protesten, personificados en el “hijo mayor,” de la
conducta misericordiosa de Dios con el pecador. No olvidemos que es un rasgo
pedagógico de la parábola para más resaltar estos planes de Dios. El “hijo
mayor” está “por los justos que, al modo humano, muestran no
comprender los misterios de la divina misericordia”. En esto, puede haber una
cierta ironía contra los cristianos. Pero también, los dos hijos pueden
estar, sin más matices de ambiente judío, por justos y pecadores. 5.10 EL QUE VUELVE A EL, (DIOS) EN BUSCA DEL PERDÓN, ENCONTRARA LO QUE BUSCA.Así es, como esta parábola, nos muestra el
modo y la forma que siguen los hombres al caer en el pecado. También nos hace
ver con mucha claridad, la vida miserable que alcanza el pecador. Pero hay
algo muy importante, que debe destacarse, esto es, el regreso del pecador a
Dios, y cuando así sucede, nos encontramos con la infinita bondad y con la
mayor de todas las misericordias, con la que Dios recibe a los arrepentidos
de sus faltas y pecados. El que vuelve a EL, (Dios) en busca del perdón,
encontrara lo que busca. El hijo menor había despreciado a su padre
marchándose de su lado y había disipado su patrimonio; pero cuando hubo
pasado tiempo y se vio abrumado por los trabajos, viéndose convertido en un
criado y alimentándose de lo mismo que los cerdos, volvió castigado a la casa
de su padre. Al haberse alejado de su padre, se encontró consigo mismo, pero
con su propio yo vacío y se sometió a los sufrimientos de la indigencia
material y espiritual que lo humilló, entonces se desesperó y sintió la
necesidad del regreso a casa. 5.11 SU PADRE LO VIO Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTEDice Jesús; “Cuando todavía estaba lejos,
su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó
y lo besó”, sale su padre, y, lo compadecido, corrió a él, llenándole
de cariño, es alegoría de la providencia misericordiosa de Dios. El beso es
signo de perdón. La misericordia de Dios, no solamente no castiga al pecador,
sino que lo espera, le ofrece el perdón. Cuando vuelve al Padre, este, lo
recibe brazos abiertos y no le pregunta nada, no le echa en cara su mala
conducta anterior, no le recuerda que fue ingrato, al contrario, siente
compasión y lo hace antes del arrepentimiento de su hijo. Sigue el Evangelio; “Pero el padre dijo a sus
servidores: en el dedo y sandalias en los pies”. El mandar ponerle el vestido, el anillo y
las sandalias, expresa, probablemente y globalmente, su restitución al estado
de hijo en la casa, pero con atuendo festivo y de honor. 5.12 PADRE SALIÓ PARA ROGARLE QUE ENTRARAEl hijo mayor estaba en el campo. Al
volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la
danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.
Él le respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado,
porque lo haré cobrado sano y salvo”. Él se enojó y no quiso entrar.
El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo envidia del hijo menor
(esto es, del pueblo gentil), por el beneficio de la bendición paterna, lo
mismo que los judíos cuando Jesucristo comía con los gentiles. Pero su padre salió para rogarle que
entrara, pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo, sin haber
desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca mediste un cabrito
para hacer una fiesta con mis amigos”. Todavía sigue indignándose y
no quiere entrar. Pero cuando haya entrado la totalidad de los gentiles,
saldrá oportunamente su Padre para la salvación de todo el pueblo de Israel.
Esto sucederá cuando sean llamados abiertamente los judíos a la salvación del
Evangelio, cuya manifiesta vocación está figurada por la salida del padre a
rogar al hijo mayor. 5.13 HIJO MÍO, TÚ ESTÁS SIEMPRE CONMIGO¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto,
después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el
ternero engordado!" Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría,
porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha
sido encontrado"". La bondad de Dios, con los pecadores es
inmensa, — sin distinción de gravedades — tiene sobre sí el perdón de Dios,
“su Padre.” Así como el tema central es “el hijo pródigo,” es también el
permanente perdón de Dios. Siempre que nos alejemos de Dios, nos
estamos alejando de la felicidad, de la fuente del amor, entonces luego
caemos. Cuantas veces Dios, nuestro Padre, nos ha
recibido como el hijo pródigo, con los brazos abiertos a la reconciliación,
al perdón, a la paz y a su bondad. En verdad, no podemos hacer esperar más
tiempo a Dios, dejemos abrazarnos por sus brazos, pidamos perdón con
sencillez, humildad y confianza. El
Señor les Bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant ocds Publicado en este link: PALABRA DE DIOS XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas
sobre el Año Litúrgico |
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