"En su Nombre debía
predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los
pecados." Lc 24, 35-48 Autor: Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant 1.
HAGAN PENITENCIA Y CONVIÉRTANSE, PARA
QUE SUS PECADOS SEAN PERDONADOS Pedro (Hech
3, 13-15. 17-19) les hace ver a los hombres de su tiempo los dolorosos
sucesos que había antecedido: “Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y
pidiendo como una gracia la liberación de un homicida, mataron al autor de la
vida.” Las acusaciones son indispensables y fuertes; Sin embargo Pedro sabe
que él está también incluido en ellas, el renegó al Maestro. Hoy en nuestro tiempo, también
reniegan a Cristo todos los hombres que pecando siguen negando al “Santo” y
rechazando “al autor de la vida”, postergándole a las propias pasiones, que
son causa de muerte. Pedro, no ha olvidado su culpa
que llorará toda la vida, sin embargo ahora siente en el corazón la dulzura
del perdón del Señor. Esto le hace capaz de pasar de la acusación a lo
excusa: “Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia o
mismo que sus jefes”, y luego de esto llama a la conversión: “Por lo tanto,
hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados”. Del
mismo modo como Pedro había sido perdonado, así le
sucederá a su pueblo y cualquier otro hombre, con tal de que todos reconozcan
sus propias culpas y hagan el propósito de no pecar más. 2.
SI ALGUNO PECA, TENEMOS UN DEFENSOR
ANTE EL PADRE: JESUCRISTO, EL JUSTO. Hijos míos, les he escrito
estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante
el Padre: Jesucristo, el Justo. (1 Jn 2, 1). ¿Cómo
volverá al pecado quien ha penetrado en el significado de la pasión del
Señor? Sin embargo, consciente de la fragilidad humana, el Apóstol Juan,
prosigue: “Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre:
Jesucristo, el Justo. Juan, que había
oído en el Calvario a Jesús agonizante pedir el perdón del Padre para quienes
lo habían crucificado. En efecto, antes de morir, Jesús ha tenido buen
cuidado de decir a su Padre: ¡Perdónales, porque no saben lo que hacen!, Juan
sabe hasta qué punto Jesús defiende a los pecadores. Víctima inocente de los
pecados de los hombres, Jesús es también su abogado más valedero, pues “Él es
la Víctima propiciatoria por nuestros pecados”. Perdónales a todos, a
Pilatos, a Pedro, a ti y a mí, por eso dice san Juan: “y no sólo por los
nuestros, sino también por los del mundo entero” 3.
"LA PAZ ESTÉ CON USTEDES" Jesús ya ha resucitado, así se
manifiesta a los discípulos, y los saluda con una palabra que será habitual
luego en El, "La paz esté con ustedes". Los Once estuvieron
atónitos y asustados por su aparición, pero no menos llenos de confusión y de
arrepentimiento por haberlo abandonado durante la pasión. Muerto para
destruir el pecado y reconciliar a los hombres con Dios. Cristo les ofrece la
paz para asegurarles su perdón y su amor intacto. Luego de la Paz, los corazones
de sus discípulos, están inquietos y alegres, llenos de gozo, Jesús esta en
presencia de ellos, aunque resistían a creer. Una bella enseñanza de Jesús,
por eso donde quiera que vayamos, debemos de llevar la paz, ofrecer la paz,
la paz del Señor. Sin embargo no podemos hacerlo si no tenemos paz, si no
vivimos en paz y si no vivimos la paz en nuestro corazón y para vivirla, es
necesario dejar de lado las odiosidades y llenar el corazón de amor. 4.
¿POR QUÉ ESTÁN TURBADOS Y SE LES
PRESENTAN ESAS DUDAS? En este relato, san Lucas,
destaca el aspecto apologético del mismo, es decir, con este escrito,
defiende y alaba la censura que hace Jesús a los discípulos porque no
creyeron a los que se les había aparecido. En efecto, ellos creen ver un
espíritu; pero El les demuestra que no lo es, mostrándoles y haciéndoles
palpar sus manos y sus pies; los espíritus diciéndoles; ¿Por qué están
turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo
mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo
tengo. Y ante la duda aún de ellos, por fuerza del gozo y de la admiración,
les da otra prueba. Pidió algo de comer, y ante ellos comió un trozo de
pecado asado. Resucitado Jesús, se apareció
varias veces a los discípulos. Se apareció a los once cuando estaban
reunidos, para que todos fuesen testigos, y refiriesen a todo el mundo lo que
habían visto y oído. Al decir once, se designa a todo el colegio apostólico
antes de que Matías ocupase el lugar de Judas. Y después de la ascensión
ellos debían de predicar el Evangelio a gentes que debían creer sin haber visto
a Jesús. Antes de partir, increpó
también el Señor a sus discípulos cuando iba a dejarlos corporalmente, para
que sus palabras quedasen impresas más profundamente en sus corazones. Jesús
Reprueba la incredulidad, para que la reemplace la fe; reprueba la dureza del
corazón de piedra, para que le reemplace otro de carne lleno de caridad. 5.
"CUANDO TODAVÍA ESTABA CON
USTEDES, YO LES DECÍA” En la segunda parte del relato,
sin conexión necesaria con el anterior, y en forma corporal, quiere
responder, en su fondo, a las conversaciones de Cristo con los apóstoles;
"Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía” En su exposición hay
una síntesis del kérigma (palabra griega que
significa predicar, proclamar, llevar el evangelio): el cumplimiento, “Es
necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés,
en los Profetas y en los Salmos". el sufrimiento, "Así estaba
escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer
día”, junto con el arrepentimiento de los pecados, “Y comenzando por
Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión
para el perdón de los pecados” Jesús, nos destaca como en las
escrituras se ha anunciado, en tres partes, la Ley de Moisés, en los Profetas
y en los Salmos, Y especifica especialmente los Salmos — quizá por su gran
valor mesiánico, ya que, generalmente, sólo se citaban la Ley y los Profetas
—, que el plan del Padre no era el mesianismo ambiental, nacionalista y
político, sino que el Mesías había de morir y resucitar. Entonces les abrió
la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió:
"Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los
muertos al tercer día. 6.
ENTONCES LES ABRIÓ LA INTELIGENCIA
PARA QUE PUDIERAN COMPRENDER LAS ESCRITURAS La frase de abrirles la
inteligencia para que entendiesen las Escrituras, podría tener dos sentidos:
o que Cristo les concede un carisma para que ellos penetren este sentido de
las Escrituras, a diferencia de los de Emaús,
recordemos que él abiertamente se las explicaba, o que se trate de una frase
fundamentalmente equivalente a la de los de Emaús,
aunque la redacción literaria sea algo distinta, pues aquí mismo dice san
Lucas que después de abrirles la inteligencia, que es hacer comprender, les
dijo que Así estaba escrito, el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los
muertos al tercer día, Es decir, explicación hecha por él mismo.
Probablemente este segundo sentido sea preferible. Se les capacitó para que
tuviesen una visión nueva — la auténtica — del Antiguo Testamento. Que se
predicase en su nombre, del Cristo muerto y resucitado, la penitencia para la
remisión de los pecados. En su Nombre debía predicarse a todas las naciones
la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo
esto. Esta penitencia es cambiar el modo de ser, y de ver en El, con su
mesianismo de cruz y de resurrección, al único Salvador que Dios puso para la
salvación. En los Hechos de los Apóstoles dirá San Pedro ante el Sanedrín:
“En ningún otro (Cristo) hay salud, pues ningún otro nombre (semitismo por
persona) nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual
podamos ser salvos” (Act 4:12). Con la conversión a
este Mesías y a su doctrina, se tiene la remisión de los pecados. 7.
USTEDES SON TESTIGOS DE TODO ESTO Esta predicación de Cristo
Mesías y la salvación, unido a la fe, que depende y tiene una estrecha
relación a su fe, es para todas las naciones. Es el universalismo de la fe (Mt 28:19.20). Pero en el plan de Dios será irradiada esta
Buena Nueva comenzando por Jerusalén (Act 1:8). Era
todavía la bendición del Mesías al pueblo que lo crucificó, y como gran
beneficio, al tiempo que pasaba el privilegio de Israel a las gentes. El
mismo San Pablo reconocerá estas primacías privilegiadas de Israel. Dice Jesús, Ustedes son
testigos de todo esto. En efecto, los apóstoles serán los testigos de toda
esta verdad y enseñanza. La enseñanza es una cierta orden como dice san
Mateo, de que se predique a todas las gentes la salvación en su nombre. Jesús
dio y nos da la orden de predicar el Evangelio a todas las gentes. Se observa
ya el universalismo cristiano en acción entre los gentiles. Este es el gran
mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, que debemos hacer con
fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias. Es así como Jesús, envía a sus
apóstoles, por todo el mundo, a predicar a todas las gentes de todas las
naciones, para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por la
soberbia de los judíos, venga en nuestro auxilio. Cuando Jesús dice a todas
las naciones, esta diciendo a los creyentes e incrédulos. El que crea y se
bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer,
porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación,
sino imperfectamente. La alegría de Cristo
resucitado vivan en sus corazones Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant |
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