¿Por qué siguen mirando al cielo?

Domingo VII de Pascua, La Ascensión del Señor

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Hoy reflexionamos con gran interés un suceso extraordinario en la vida terrenal de Jesús, a todos nos provoca una meditación especial, la ascensión al cielo de nuestro Señor Jesucristo, es un suceso que los que fueron testigos presenciales los debe haber llenado de un gozo indescriptible, ver como Jesús asciende al cielo con su propio cuerpo. Me imagino que los apóstoles tiene que haber quedado boquiabiertos, quizás casi sin entender completamente el porqué de este extraordinario evento, por eso, se quedaron mirando al cielo y no podía quitar la mirada, y así, los describe san Lucas; “Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? (Hch 1,11).

Fue esta Ascensión tan asombrosa, que aún después de más de dos mil años,  al igual que los primeros seguidores de Jesús, los ojos de los hombres de fe se dirigen hacia las alturas del cielo, y  al querer aplicar los ojos al conocimiento, no podemos hallar una respuesta que  corresponda a las esperanzas del corazón.

Quizá, más de alguno de los espectadores puede haber pensado que la Ascensión del Señor a los Cielos, era un cierto abandono de los discípulos de parte del Maestro que los instruyó y les dió tanto amor mientras caminó con ellos. Ciertamente, era para sentirse desolados de aquel que era el agua viva con las cual nadie iba a tener más sed. Ya no estaban acompañados por aquel que es quitaba los temores, que aliviaba a los que venían casados, el que era pan para los hambrientos, y ahora subía al cielo para no regresar hasta el final de los tiempos.

No obstante, nos queda a todos la esperanza, Este Jesús que les ha sido quitado a los apóstoles y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que ellos vieron partir. En efecto, al ascender Jesús a los cielos, no nos ha abandonado a nosotros ni a su Iglesia, y es así, como el mismo nos lo ha dicho; “yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt. 28,20).

La Ascensión de Cristo, Hijo del Padre, hace que nuestra humanidad es elevada junto a él, (de la Oración Colecta), por tanto este extraordinario suceso, es una gran manifestación, que nos ayuda a tener la confianza y la seguridad, que viviremos con Cristo en la gloria, con una felicidad plena en el corazón, felicidad por siempre y que nadie nos podrá arrebatar, felicidad que solo en el cielo podremos tener por completo.

Los Apóstoles de ayer y nosotros ahora, como hombres de fe, somos los testigos, y recibiremos la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre todos, para ir por el mundo, hasta los confines de la tierra, proclamando que Cristo ha resucitado y ha ascendido a los cielos, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro.

Por tanto, con la esperanza que el Señor haya subido al cielo, y que desde allí vendrá a juzgar a los que les has seguido y a los que han cumplido con dar amor a todos sus hermanos, trabajemos con alegría en la tarea de llevar la buena noticia hasta los confines de la tierra.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Fuentes:

PRIMERA LECTURA Hech 1, 1-11

SEGUNDA LECTURA Ef 1, 17-23

EVANGELIO Lc 24, 46-53

www.clerus.org

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