Amigos
misioneros de EWTN, octubre de 2012, peregrinación al Monasterio de
Hacenville, USA LA
URGENCIA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA Liturgia
de la Palabra, XIV Domingo del Tiempo Ordinario Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Nuestra Iglesia, a través de las Lecturas de
la Liturgia de la Palabra de este Domingo XIV del Tiempo Ordinario, nos
propone en el los textos la relevancia de su tarea misionera, un aspecto que
es muy urgente en estos tiempos, donde los cambios que va experimentando el
mundo, son de una velocidad impresionante. Nuestro Señor Jesucristo, ya hace
dos mil años atrás, observa la urgencia de la actividad misionera, a fin de
llevar la buena noticia del
Evangelio a todos los pueblos, hoy esa premura es cada vez mayor. Toda la Iglesia es llamada por Jesucristo a
ser misionera. Es así, como una importante tarea de la Iglesia, es misionar
en medio de su pueblo y nos recuerda nuestra responsabilidad de ser
discípulos y misioneros de Jesucristo, confiándonos el mandato de Jesús de
hacer llegar con responsabilidad el anuncio que permite Evangelizar el
corazón de los hombres, tarea que se nos pide a todos los fieles del Pueblo
de Dios, sacerdotes y laicos. Nos relata el Evangelio, que Jesús eligió
primero un grupo de doce apóstoles, íntimos amigos, que durante un tiempo de
casi 1.000 días estuvieron muy cerca de Él, y en este tiempo el Maestro los
instruyó para que fueran sus más cercanos colaboradores en el anuncio del
Evangelio. En el relato de hoy, observamos que el Señor, sabiendo la gran
necesidad de transmitir su Palabra, se preocupó de elegir y reunir ahora a
otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos delante de Él, para
que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir. Este grupo de hombres, encargado de
anunciar la Palabra, partió para hacer su tarea con una alegría inmensa, y es
así como regresaron donde Jesús llenos de gozo. No obstante, aun siendo importante el nuevo
grupo de misioneros, Jesús nos subraya que se necesitan más misioneros para
hacer llegar su obra evangelizadora a más pueblos, por eso les dice a ellos y
nos interpela a nosotros ahora: “La cosecha es abundante, pero los
trabajadores son pocos”. En esta demanda que el Señor nos hace, nos debe
hacer tomar conciencia que Él quiere que su don,
sea sin reservas, porque está destinado a todos, puesto que su mayor deseo es que todos tengamos la posibilidad de
salvación, llegando al conocimiento de la verdad y acogiendo la misericordia
y el amor de Dios que es para todos. La sociedad actual nos hace en conciencia,
entender que la evangelización más que nunca es prioritaria, y a medida que pasan los acontecimientos,
es más urgente y más actual, porque somos testigos de cómo los valores
cristianos se desvanecen y en otros casos, hay gente que pide que se
supriman. Por tanto, es necesario trabajar para que no se apaguen los valores
cristianos en las conciencias de los hombres.
La tarea misionera en la cual es necesario
involucrarse, es cada vez muy necesaria en gente cercana, la familia, los
amigos, el ambiente de vida y trabajo donde habitualmente nos desempeñamos,
es decir, no es solo lo que era hace un tiempo atrás, que había que ir a
países lejanos, sino que también en nuestra propia ciudad hay mucha necesidad
de evangelizar el corazón de muchos. Los tiempos actuales, nos piden una gran
responsabilidad, y es comprender lo importante que es que al anunciar de que
el Reino de Dios está cerca, este anuncio sea creíble y el testimonio sea
convincente, con una actitud de vida frente a los demás clara y honesta, de
modo que no solo sea anunciado con palabras sino con obras y con fe en lo que
se proclama, por tanto para que seamos creíbles, es necesario también seamos
creyentes. Con todo, es este un compromiso que
requiere esfuerzo y coraje, para enfrentar las muchas dificultades y el Mismo
Señor nos lo advierte, “Yo los envío como a ovejas en medio de lobos”, porque
una de las grandes problemas, es que
iremos de seguro en contra corriente, pero tengamos fe, porque contamos con
la ayuda de Jesucristo, nuestro amigo que no nos falla, entonces tengamos en
esta misión que nos pide las Lecturas de hoy, la misma confianza de aquellos primeros enviados por el Señor,
que, aunque eran nuevos en estas tareas, iban sin nada, pero confiaron en
Jesús, creyeron en El y partieron. Dice el Señor: “Al entrar en una casa,
digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!”. En Cristo,
encontramos la paz de Dios y su misericordia y el que anuncia el Evangelio es
mensajero de esta paz. Que la paz de Cristo reine en sus corazones. Cristo es "nuestra paz" (Ef 2, 14) Pedro Sergio Antonio Donoso Brant XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C Fuentes:
Lc 10, 1-12. 17-20 Publicado en este
enlace de mi WEB: REFLEXIONES
INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS |
|
---