ORAR CUESTA ARRIBA, VENCIENDO LAS DIFICULTADES “Todo es posible para el que cree” (Mc 9, 14-29) Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
JESUSCRISTO SUBE AL MONTE A ORAR Y SE
TRANSFORMA “Sucedió que
unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y
Santiago, y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto
de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante” (Lc 9,28-29) Jesús tomó a
Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte para orar. Ha escogido como testigos
para una gran acontecimiento a los mismos apóstoles que luego serán testigo
de de su agonía en Getsemani, así parece que ocupaban un lugar privilegiado
de entre sus apóstoles. Ellos se sentían muy bien el estar allí. Los
Evangelios nos relatan que en ciertos momentos, Jesús ha subido orar al monte
solo, y en esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos. Estas narraciones son
una gran oportunidad para aprender de su ejemplo. El monte, alejado del
mundanal ruido, es un buen lugar para meditar cada instante de la vida de
Cristo, de sus palabras, y guardar silencio para oírlo. Mientras
Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una
blancura deslumbrante. En nosotros también habrá una transformación si hay
oración, es decir, si oramos con fe, sentiremos un cambio profundo en
nosotros y nuestra alma se deslumbrará en el diálogo con Dios. 2.
JESUCRISTO SUBE AL MONTE A ORAR ANTES DE LA
TRASCENDENTAL ELECCIÓN DE SUS APÓSTOLES. Sucedió que
por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración
de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de
entre ellos, a los que llamó también apóstoles. (Lc 6,12-13 ) En este
fragmento, Lucas nos destaca algo muy importante, antes de la trascendental
elección de sus apóstoles, Jesús sube a orar a la monte. Además nos dice que
Jesús paso la noche orando. El silencio de la monte, especialmente de la
noche, es un lugar muy apropiado para el encuentro con Dios, así también lo
hizo Moisés, así lo hace Jesús, para reflexionar con su Padre, por eso va una
monte para orar, y pasa toda la noche en oración con Dios. Nos enseña
Jesús, lo bueno que es entrar en contacto con quien nos ama antes de tomar
decisiones, queriendo el Padre lo mejor para nosotros, no podemos esperar
nada mejor que su buen consejo. 3.
EL DÍA QUE SUBIMOS A ORAR AL MONTE En mi Ciudad
de Santiago de Chile, hay un cerro (monte), con un altura de unos Pero no todo
el mundo se da la tarea de subir caminando, no, es muy agotador y ¿para que?,
si además se puede hacer en teleférico, en funicular o mas cómodo en
automóvil. ¿Hay alguna diferencia en ir orar con esfuerzo e ir a orar
cómodamente? , cambio la pregunta, ¿Qué tiene más méritos, ofrecer a Dios lo
mejor de sí o lo que tenemos al alcance de la manos? Cada cual tiene su
respuesta en su interior. Se requiere
mucha energía para subir los cerros, buen estado de salud y buen
entrenamiento. La oración es energía, es fuente de bríos y voluntad, la
oración es salud, nos hace robustos, vigorosos, nos pone alerta, resistentes
a la tentación, “orad, para que no
caigáis en tentación”, le dice Jesucristo a sus discípulos para hacer frente
a las pruebas (Mt 26,40) y la oración es entrenamiento, es preparación,
“Estén ustedes preparados” (Mt 24,42). En el caminar
de nuestra vida cristiana, hay muchas cuestas difíciles de subir y todas
ellas se hacen más difíciles si la enfrentamos débiles, es decir sin la
fuerza de la oración, esto es, nos podemos quedar a medio camino y sin poder
llegar. Al contrario, con el poder la
oración tendremos potencias para subir las ásperas pendientes de la vida
cristiana. ¿Pero para
que subir a un monte o a un cerro para ir a orar si lo podemos hacer aquí
abajo sin tener que hacer tanto esfuerzo? 4.
UN ENTRENAMIENTO CONTRA LAS DIFICULTADES Para llegar a
una cima lo normal es que lo hagamos por los senderos que menos dificultades
nos presenten, nos parece lógico ir por donde no se nos haga tan difícil el
ascenso. ¿Pero que tal si hacemos el ascenso en forma recta?, Talvez la
primera vez sea muy esforzada, sin embargo las siguientes habrán de ser mas
fáciles. Para llegar a
la cúspide en la oración, se tiene un requerimiento, un largo entrenamiento
contra muchas dificultades, pero no debemos escatimar ningún esfuerzo en ir
ejercitándonos para subir por el camino mas recto, evitando todo rodeo que
nos impida llegar a tiempo a la cumbre, y que además por buscar lo mas fácil
nos desviemos de la ruta o retrasemos nuestra subida. Todas las dificultades
se vencen con la ayuda de Dios, y tenemos que orar venciendo las
dificultades. La vida
terrenal es un constante ascenso al monte, hasta la Cruz, con muchas
estaciones llenas de problemas y cuando no hay oración todas se hacen más
duras, sin embargo cuando hay oración intensa los aprietos desaparecen.
Cuando Pedro, Juan y Santiago subieron al monte a orar invitados por Nuestro
Señor Jesucristo disfrutaron de un momento de gloria y el haber subido a orar
nos le causo esfuerzo, preparemos nuestros ánimos llegar a disfrutar los
mismos deleites. Quizá
dedicarse constantemente a la oración pueda significar una tarea dura, talvez
tediosa, difícil de mantener con regularidad y nos siempre estamos dispuesto
a mantener con observancia, pero no cabe duda que es la tarea más importante
que podemos hacer para que se nos habrán las puertas del cielo y para
liberarnos de todas las cadenas.
“Hacia la media noche Pablo y Silas estaban en oración cantando himnos
a Dios; los presos les escuchaban. De repente se produjo un terremoto tan
fuerte que los mismos cimientos de la cárcel se conmovieron. Al momento
quedaron abiertas todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos.” (Hechos 16,25). 5.
ORAR CON PERSEVERANCIA, CONFIANZA Y HUMILDAD “Todos ellos
perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas
mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.” (Hechos 1,14). Tal
vez sea esto lo más difícil de comprender, que la oración no es para un rato
libre, no es algo para hacer de vez en cuando o cuando tengamos tiempo, la
oración debe ser constante, es una práctica de vida, es un modo de
comunicación con Dios y hay que ejercitarla, conciente de que requiere
esfuerzo, dedicación, interés, ganas, constancia, perseverancia. Además la
oración demanda una gran confianza en sus resultados: “Tengan fe en Dios. Yo les
aseguro que quien diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar" y
no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo
obtendrá. Por eso les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo
han recibido y lo obtendrán.” (Mc
11.24). Esto que nos pide nuestro Señor Jesucristo, lleva implícito un alto
estado de confianza y nos enseña que cuando la fe es total, absoluta y ciega,
se ora con un alto grado de interés. “La oración ferviente tiene mucho
poder". (Santiago 5,15) Ciertamente,
la oración un misterio, pero su influjo es asombroso. “Dame un punto de apoyo
y moveré el mundo”, celebre frase de Arquímedes ( Pero para
llegar a la cumbre, reconozcamos nuestras limitaciones para subir y pidamos
la fuerza que nos falta al Señor, el nos la dará si se la pedimos humildad,
que es virtud muy conocida por Dios: “Si nosotros deseamos las cumbres; para
ser grandes aprendamos lo pequeño.
¿Quieres conocer la excelsitud de Dios? Comprende primero la humildad de Dios” (San Agustín), Recordemos la gran humildad de Dios, que se
hizo pequeño en la debilidad de un niño nacido en Belén. La debilidad de
Dios, es la expresión máxima de su amor
gratuito. No pensemos el subir a las cumbre con arrogancia y
presunción que el ascenso será fácil, es decir, para subir serán necesarias
las dosis de perseverancia, confianza
y humildad que amerita este deseo de llegar. 6.
ORAR CUESTA ARRIBA La
experiencia parece sentenciar, no hay vida de oración plena sin una vida
de de penitencia en un amplio sentido,
es decir de enmienda de todo lo que no es bueno para un verdadero y sincero
diálogo con Dios. Esto nos parece que es ir cuesta arriba por la pendiente
más fuerte porque se nos hace más difícil. En efecto, esto requiere un persistente y constante ejercicio de
desahogo con Dios de nuestros males y corrección de ellos. Si no hacemos
esto, podríamos ser una de las tantas almas engañadas por el mal haciéndonos pensar que somos buenos y que
vamos por subiendo por caminos de santidad. Tampoco se
trata de hacer penitencias extraordinarias, hay que vivir con naturalidad,
pero sensible, es decir perceptivo a nuestras dificultades a causa de nuestro
amor propio. Hay que tener cuenta que si queremos avanzar más de prisa, habrá
de ser necesario practicar la austeridad de la memoria y la imaginación,
talvez habrá que dominar las emociones, en especial mentalizarse a una
deliberada aceptación de someterse en todo a la voluntad de Dios. Orar cuesta
arriba va acompañado de una vida de misericordia y de generosidad, de muchos
instantes de soledad y del recogimiento que requiere la vida de oración. Todo
en uno debe estar comprometido, nuestras actividades internas y externas,
nuestro corazón en pleno, todas nuestras fuerzas, todas nuestras energías para que la oración
sea verdadera, eficaz, valiosa y duradera. Hay que
entregarse a la oración sin restricciones a Dios si deseamos que El se nos de
sin medida. Darse si restricciones unirá cada vez más nuestra alma a Dios y
vivirá en ella permanentemente. 7.
ORAR CUESTA ABAJO Orar cuesta
abajo, no requiere esfuerzo ninguno, pero hay que estar conciente en el fondo
no habrá para nosotros ninguna transfiguración. Es fácil dar libertad sin
dirección a nuestros propios pensamientos, condescendernos con sueños
imaginarios que nos causarán gozos momentáneos, construir castillos en el aire por pura
vanidad. Orar cuesta abajo es como bajar una pendiente de cráneo, porque
dejaremos que nuestra mente vagabundee en viejos recuerdos que fomentan
nuestros descontentos con la vida que hemos llevado y de esta forma
permitiremos que el orgullo herido nos dicte nuestro dialogo con Dios. En la
vida de oración, está la permanente búsqueda de la amistad con Dios, y nadie
encuentra un verdadero amigo por medio de los lamentos o reproches ni menos
con deseos nutridos de rencores. No faltará el
que diga, para que orar tanto, pero si se quiere llegar a la unión con Dios,
esta debe ser constante y dedicada, la oración es una vida de amor y de
intimidad con Dios. Pero al parecer, hay mas deseos de tomarse la vida con
mas licencias, quizá por eso hay tan pocos que hagan oración con
perseverancia. ¿No habrán prestado oído a las palabra de Jesús: “Todo lo que
pidan al Padre en mi nombre se los concederá”? (Jn 14, 13). ¿No habrán
entendido bien: “Pidan y recibirán” (Lc 11, 9). 8.
LA FE ES NUESTRA MAYOR NECESIDAD EN LA ORACION “Uno de los
jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica
con insistencia diciendo: - Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus
manos sobre ella, para que se salve y viva -, y Jesús se fue con él.- (Mc 5:22-23). Ciertamente Jairo muestra su
gran deseo de salvar a su hija, es un acto
de amor, y el va a rogarle a Jesucristo algo que debía pedirle a los
médicos. Luego cuando llegan a la casa de Jairo le dicen: - Tu hija ha
muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?- Jesús que oyó lo que habían dicho,
dice a Jairo: - No temas; solamente ten fe -. (Mc 5, 36) Jairo a
depositado plenamente su confianza en la petición que le ha hecho a Nuestro
Señor Jesucristo, el esta confiando que Jesús puede más que un médico, con su
actitud, está confesando que Jesús es Dios y sabe que para Dios no hay
imposibles. Y tomando Jesús la mano de la niña, le dice: “Talitá kum”, que
quiere decir: - Muchacha, a ti te digo, levántate. -La muchacha se levantó al
instante y se puso a andar, pues tenía doce años. (Mc 5,41). Eso es la fe en la oración, que
obtiene un resultado. Jairo, se
arrojó a sus pies, rogándole con insistencia. Así debemos ser también
nosotros en la oración, con fuerza y perseverancia. La fe es nuestra mayor
necesidad, muchas veces estamos preocupados de un sin números de necesidades,
tales como bienes, vacaciones, viajes, cultura, dinero etc. Pero lo que el
Señor no dice que lo que más necesitamos es fe. Es así, como es bueno pedirle
al Señor: “Señor, que la fe no me abandone, te pido que me la refuerces, que
me la concedas siempre, en abundancia, en suficiencia”. Dijeron los apóstoles
al Señor; - Auméntanos la fe. -. El Señor dijo: - Si tuvierais fe como un
grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate
en el mar", y os habría obedecido.
(Lc 17, 5) 9.
TENER CONFIANZA EN QUE DIOS NOS DARÁ LO QUE
PEDIMOS Es necesario
reiterar que no debemos perder la confianza. En efecto, para que la oración
sea eficaz, es necesario confiar que Dios nos va a dar lo que le pedimos en
la oración. Esta confianza, no sólo debe provenir de la fe en que Dios puede
darnos lo que le pedimos, sino confiarse de la promesa de Dios de
escucharnos: - Pidan y se les dará; busquen y hallaran; llamen y se les
abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá. -(Mt 7, 7-9). Esa verdad
revelada es la fuente de la que brota la confianza de que Dios nos concede lo
que le pedimos porque lo ha prometido. Esta es la misma fe y la confianza que
pide Cristo: “Tengan fe en Dios. Yo les aseguro que quien diga a este monte:
"Quítate y arrójate al mar" y no vacile en su corazón sino que crea
que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: todo cuanto pidan
en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán. (Mc 11,24) “La fe y la confianza, que se
completan la una a la otra y hacen la oración eficaz. Creemos en el
poder de la oración, como creemos en le poder de Jesucristo, pero también
dudamos por falta de confianza. Esto les sucedió también a los Apóstoles. “Maestro,
te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se
apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y
le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no
pudieron. El les responde: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con
ustedes? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo! (Mc 9,17). El hombre se acercó a Jesús con
un verdadero acto de confianza y humildad. Este hombre agobiado y deprimido
por el dolor de padre le trae a Jesús una necesidad urgente, su hijo esta
enfermo, al mismo tiempo inculpa a los apóstoles al decir le pedí a tus
discípulos que lo expulsaran pero no pudieron. 10.
DESEPERACIÓN Y FRUSTRACION EN LA ORACION Jesús parece
molesto y expresa; Generación incrédula, ¿hasta cuándo estaré con ustedes?
¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?, sabemos que incrédulos son los que no
tienen fe ni creencias religiosas, pero nos cuesta pensar en unos discípulos
reprendidos de esta forma y por estos motivos, desesperación y frustración en
los apóstoles, no alcanzan a comprender sus fracaso, ya que anteriormente
cuando Jesús envió a los 72, (Lc 10, 17- 22), ellos vuelven contentos porque
hasta los demonios les obedecen al invocar el nombre de Jesús, esto es en
aquella ocasión, sí curaron enfermos y expulsaron demonios ¿por qué ahora
no?. ¿Será que entonces lo hacían al invocar el Nombre de Jesús y ahora
quieren expulsarlos ellos solos, en su propio nombre?. Los mismos discípulos
le preguntaron en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle? Y él les
dijo: “Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración”. (Mc
9, 28) Con oración y
con fe, así lo hizo ver Jesús al decir “Todo es posible para el que cree”. En
efecto la fe de los apóstoles fue poca, ellos confiaron en si mismo, como si
se bastaran por si solo. No hacemos las cosas porque tenemos el poder para
sanar, este no es de nosotros, es de Dios y es por su amor, nosotros no somos
los protagonistas, siempre dependemos del Padre, siempre dependemos de la oración,
y de fuerza que nosotros le pongamos a ella, porque una oración si convicción
y sin fe no es mas que recitar una poesía que no es nuestra. 11.
A VECES NOS SENTIMOS FRACASADOS AL ORAR Algo muy
cierto es que a veces nos sentimos fracasados al orar, puede que sea por
falta de fe y confianza y que al orar, no hemos preparado las condiciones que
se requieren, no hemos hecho las cosas como hemos sido enseñado, o nos falto
reconocer que al pedir en nombre de Jesús, estamos reconociendo que Dios ha
depositado todo su poder en su Hijo, aquel que se humillo y fue obediente
hasta la cruz, en El Dios salva, en Él y con Él podremos curar, sanar
expulsar tantas clases de demonios con los que nos encontramos, y todo con
mucha fe, esto es, no basta solo con la oración. Jesús les
dijo a los apóstoles: “Por vuestra poca fe. Porque yo les aseguro: si tienen
fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: "Desplázate de aquí
allá", y se desplazará, y nada les será imposible. (Mt 17,20) De ese modo nos esta claramente
enseñando que no hay dificultad que no pueda ser vencida por el que tiene
espíritu de fe, así nada será imposible para nosotros. 12.
OREMOS SIEMPRE CON FE Cuando la
confianza no existe, aunque se repitan mil veces las oraciones no se logra
nada. Cuando se deja de orar porque se cede al cansancio de pedir, o se
desconfía de ser escuchado, o se deja vencer por el aburrimiento el desánimo,
no se conceden las peticiones. “Pedís y no recibís porque pedís mal”, (Santiago 4,3) No cabe duda
ninguna, en Dios podemos confiar y creer en forma total. Jesús nos dijo; Si
ustedes viven en Mi Palabra, si se mantienen firmes en Mis enseñanzas y viven
de acuerdo a ellas ustedes son verdaderamente Mis discípulos. Y conocerán la
verdad y la verdad los libertará (Jn 8:31-32). Es decir, en nuestro Señor
Jesucristo, es en quien podemos depositar la esperanza y confianza total y
absoluta. Oremos
siempre con fe y hagamos todo por nuestra fe, en adhesión a ella, estamos
invitados a presentarnos, ante el Señor, con un corazón verdadero, estamos
llamados a acercarnos con sinceridad y honestidad, y con la seguridad plena
en que tendremos una hermosa recepción del Señor. Con una fe fuerte, podremos
saber lo bueno que es mantenernos esperanzados y confiados totalmente en su
poder, su sabiduría, su bondad y misericordia. 13.
OREMOS CON INSISTENCIA, "Pidan y
se les dará; busquen, y encontrarán; llamen y se les abrirá" (Lc 11,
5-13). Jesús nos enseño como orar, y nos ha enseñado que no hay que ser
pusilánime, esto es falto de ánimo o de valor para soportar las penas, y no
se debe ser negligente y descuidado con las oraciones y que si no somos oídos
a la primera o la segunda, no dejemos de orar. En otras palabras, es bueno
tener paciencia en las oraciones. ¿Cuánto
debemos orar?, ¿A que hora debemos orar?, ¿Por quien debemos orar?, cuanto
mas caemos y cuanto mas pecamos, cuanto mas necesitamos, nosotros y nuestros
amigos, por esos dice "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de
viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle". Pero aquí en el
ejemplo que nos pone el Maestro dice: "Y aquél, desde dentro, le
responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada” ¿frente a esta
puerta cerrada, como debiéramos actuar? No por esto vamos a abandonar nuestro
interés, porque algunas veces se tarda en recibir, y debemos insistir cuando
necesitamos, y todo lo que se adquiere con mucho trabajo, se conserva con
cariño. Cuanto mas veamos cerradas las puertas, más debemos orar. (Pablo Col
4,3) “A la vez, oren también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra una
puerta para la palabra, para comunicar el misterio de Cristo” Luego Jesús,
nos añade una exhortación y nos estimula en extremo a buscar, a pedir y a
llamar, hasta que recibamos lo que pedimos. Entonces nos dice: “Pidan y les
dará”. Esto tiene fuerza de cumplimiento, porque todo lo que viene de Dios se
hace. Luego haciéndonos ver la pequeñez inexcusable de nuestra fe, nos añade;
“busquen, y encontrarán”. Las cosas que se buscan exigen mucho cuidado,
principalmente lo que está en Dios, porque son muchas las cosas que
dificultan nuestros sentidos. Así como buscamos cosas perdidas así debemos
buscar a Dios con ganas de encontrarlo. Mostremos
también interés en que vamos a la puerta para que se nos abra y aunque no se
abra inmediatamente, no perdamos la esperanza que se nos abrirá. Jesús así
nos ha dicho, y su palabra es verdad que se cumple, por esto añade: “llamen y
se les abrirá”. Porque si continuamos pidiendo, recibiremos sin duda. Por
esto está cerrada la puerta, para obligarnos a que llamemos; por ello no
contesta afirmativamente en seguida, para que pidamos encarecidamente. El
Señor no nos invitaría tanto a que pidiésemos si no quisiera darnos, porque
más quiere dar el Señor, que nosotros recibir. Dios sabe lo
que necesitamos, y nos concede lo que El sabe que es bueno para nosotros.
Algunas veces pedimos cosas que son inalcanzables, o cosas extrañas movido
por ilusiones que se nos ocurren, por ejemplo que nos ayude a ganar la
lotería, cuando pedimos a Dios algo semejante, nunca lo alcanzaremos. Tengamos
confianza en la eficacia de la oración, nuestro Padre no es indiferente a
nuestras súplicas, los tres panes, son como las tres cosas que más
requerimos, oración para pedir por nuestras necesidades, perseverancia para
obtener la gracia de lo pedido y convicción en la bondad y el amor de Dios. Dice san
Mateo; 7,11. ¡Con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el
Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan! Que Cristo Jesús viva es sus corazones Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant |
|
---