TENTACION Domingo I de
Cuaresma, Ciclo A Dice San Jerónimo; “Entrar en la tentación, no es ser
tentado, sino que ser vencido por la tentación” Autor: Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant 1. NUESTRA VIDA NO
PUEDE ESTAR SIN TENTACIONES Este
primer domingo de la cuaresma, las lecturas de la liturgia nos proponen
meditar sobre las tentaciones, de las que no estará exento ningún ser humano
en su vida cristiana. Pero no miremos esto bajo el punto pesimista, ya que la
tentación no es la victoria del demonio, nuestro enemigo, sino la victoria de
Cristo sobre el poder del mal. Ciertamente, la tentación, a la que no pudo
resistir el primer Adán, es parte de la naturaleza humana, sin embargo si por
la desobediencia de un solo hombre todos fuimos constituidos en pecadores,
así también por la obediencia de uno solo, todos hemos sido constituidos
justos. El hombre que lleva a Cristo en su vida, puede vencer la tentación porque
Él mismo la ha vencido. En efecto, las tentaciones, cuyo ejemplo se presenta
resumido hoy en la tentación del poseer, del dominar y del aparentar, serán
vencidas si el cristiano es fiel a la meditación de la Palabra de Dios, la
obediencia fiel a sus preceptos y la adoración del único Dios verdadero. En
síntesis, es necesario alejarse de toda tentación de idolatría, del querer
ser como dioses, a la que sucumbieron Adán y Eva. En
Jesús, tenemos el modelo que nos enseña a vencer toda tentación. Nuestra vida
no puede estar sin tentaciones, nuestro camino hacia la santidad camina a
través de sendas de tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado,
ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni
combatir, si carece de enemigos y de tentaciones. El mismo Cristo nos incluyó
en Sí mismo cuando quiso verse tentado por el demonio, Jesús fue llevado por
el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. ¡Nada menos que
Cristo es tentado por el demonio! Pero, no solo nos fijemos en que Cristo fue
tentado, sino que fijémonos y aprendamos de El que venció la tentación. Esa
así, como no tengamos miedo en reconocer que somos tentados, y que con la
ayuda de Cristo, podemos ser también vencedores. 2. NO HAY QUE
ESPANTARSE NI ACOBARDARSE Vivimos
toda nuestra vida en continuas tentaciones, no hay que espantarse ni menos
acobardarse cuando nos llega la tentación, es nuestra naturaleza, “Mira que
en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre. (Salmos 51,7), al fin y al cabo somos hijos
de Adán, por lo que no podemos dejar de tener y caer en tentación e
inclinaciones pecaminosas. San
Jerónimo acota que cuando Jesús nos enseñó la oración del Padre Nuestro, no
nos enseñó que le pidamos a Dios no tener tentaciones, sino que “no nos deje
caer en tentación”, y es lo mismo que después horas antes de su muerte en la
cruz le dijo a sus amigos: “Velad y orad, para que no caigáis en tentación”
(Mateo 26,41) Dice
además San Jerónimo; “Entrar en la tentación, no es ser tentado, sino que ser
vencido por la tentación”. Hay muchos profetas, escritores sagrados, santos y
tantos testigos de hombres que fueron tentados, pero no cayeron en esta
desgracia, por eso ya es tiempo que al rezar diariamente el Padrenuestro,
pedir a Dios que nos dé gracia y fortaleza para que no caigamos y no seamos
vencidos de la tentación. No olvidemos que el cristiano, siempre va a estar
expuesto al “Tentador” y las tentaciones, por lo que bien nos viene el santo
consejo del Apóstol Pedro; “Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el
Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resistidle firmes
en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los
mismos sufrimientos. (1 Pedro 5, 8-9). Por lo que no nos engañemos, el mal y
así los reza el poeta; “está al acecho, se aposta entre las cañas en los
recodos mata al inocente”. (Salmos 10,9),
es decir está a la espera para hacernos caer en su trampa, el hombre lo ha
experimentado toda su vida. 3. TENTACION Y
CONVERSION ¿QUE ES PRIMERO? Hijo,
te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme, (Eclesiástico 2,1) Es
una difícil respuesta, creemos que la sabemos, pero la respuesta acertada es
un misterio. Leyendo a San Gregorio, dice que algunos comienzan a sentir esta
guerra de las tentaciones al principio de su conversión, y trae para esto un
ejemplo directo de nuestro Señor Jesucristo, diciendo que él quiso dibujar en
sí mismo, para ejemplo nuestro, porque no le permitió al demonio le tentase
hasta después de bautizado cuando se recogió en el desierto para ayunar, a
orar y hacer penitencia: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto para ser tentado por el diablo.”
(Mateo 4) Dice
San Gregorio que; “el Señor quiso
esto, para avisar a los que habían de ser miembros e hijos suyos que cuando
tratan de recogerse y darse a la
virtud, estén apercibidos para las tentaciones, porque es muy propio del
demonio acudir entonces” También
dice San Gregorio, que permite y quiere el Señor que seamos tentados a los
principios de nuestra conversión, para que no piense que uno que ya es santo
por haber dejado la mala vida y tomado otra buena, que son pensamientos que
suelen venir y también porque la seguridad suele ser madre de la negligencia;
y para que la buena vida que se ha tomado no nos haga negligentes y flojos,
permite el Señor que vengan las tentaciones y que le pongan delante de los
ojos el peligro que todavía está, nos despierten, nos aviven y nos hagan
entonces diligentes y cuidadosos. Por tanto, frente a la tentación, hay que
estar muy despiertos, en especial, porque observamos que muchos nunca se
sintieron tentados, pero cuando comienzan a servir a Dios, “pisan el palito”
que les pone el tentador para que caigan en él. 4. BIENAVENTURADO
EL QUE ES TENTADO Difícil
y contradictoria expresión, “bienaventurado el que es tentado”. El Apóstol
Santiago, lo expresa así; “Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el
estar rodeados por toda clase de pruebas,
(Santiago 1,2) y más adelante agrega; ¡Feliz el hombre que soporta la
prueba! Superada la prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el
Señor a los que le aman. (Santiago 1,12). San
Bernardo, sermón 64, dice sobre estás palabras de Santiago: “Necesario es que
haya tentaciones; porque como dice el Apóstol (Pablo); “Y lo mismo el atleta;
no recibe la corona si no ha competido según el reglamento”. (2 Timoteo 2,5), es decir para ser
coronado, hay que pelear varonilmente. Y San Bernardo da las razones; Y si no
hay tentaciones, ¿quién peleara, no habiendo contra quien pelear? Ciertamente,
los santos predican su trabajo para nuestro aprendizaje, buen motivo para
buscar ayuda en sus libros. Y dentro de sus enseñanzas están las muchas
adversidades que se toparan con nosotros,
y entonces ya no es contradictorio decir y pedir que el Señor nos la
envíe, para que después nos llegue un mayor premio y la corona que buscamos,
como escribe San Lucas; “Es necesario que pasemos por muchas tribulaciones
para entrar en el Reino de Dios”.
(Hechos 14,21). Este es nuestro real camino para llegar al Cielo,
camino lleno de tentaciones, mucho trabajo, muchas adversidades, y por tanto
de mucha oración. Escribe
San Juan: “Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: Esos que están
vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido? Yo le
respondí: Señor mío, tú lo sabrás. Me respondió: Esos son los que vienen de
la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la
sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, dándole culto
día y noche en su Santuario;
(Apocalipsis 7,14). Dios no ayude a blanquearnos de nuestras faltas
para llegar a su Reino. 5. LAS TENTACIONES
NOS AYUDAN A ACUDIR MAS A DIOS Ya
escribí al principio sobre las grandes paradojas, las singularidades, y las
argumentaciones que tenemos al decir que las tentaciones nos sirven para que
nos conozcamos más y mejor, como para que también nos humillemos y para que
acudamos más Dios. Es decir, las tentaciones traen consigo otro bien, del
cual debemos sacar mucho provecho, estas hacen que sepamos bien quienes
somos, porque como dice Kempis, “Muchas veces no sabemos lo que podemos, más la tentación
descubre lo que somos”. Es
de gran importancia saber este conocimiento de lo que somos, al respecto
escribe el Jesuita Padre Alonso Rodríguez, (Virtudes Cristianas); “Este conocimiento
de nosotros mismos es la piedra fundamental de todo edificio espiritual, sin
el cual ninguna cosa que sea dura se edifica; y lo cual crece el alma como la
espuma; porque debe arrimarse a Dios, en quien todo lo puede. Pues las
tentaciones descubren al hombre su gran flaqueza e ignorancia, que hasta allí
a lo uno y lo otro tenía cerrado los ojos, y así no sabía sentir vilmente de
sí, porque no lo había experimentado.” San
Gregorio, enseñando moral, nos enseña; “Si no tuviésemos tentaciones, luego
no tendríamos en algo y pensaríamos que éramos muy valientes, pero cuando
viene la tentación y se ve le hombre a pique de caer,…. Entonces conoce su
flaqueza y se humilla”. San
Pablo escribe a los de Corintios; “por eso, para que no me engría con la
sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de
Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces
rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: “Mi gracia te basta,
que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza”. Por tanto, con sumo gusto
seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la
fuerza de Cristo. Por eso me complazco
en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y
las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es
cuando soy fuerte. (2 Corintios 12, 7-9) 6. TENTADOS PARA
PROBAR LA VIRTUD DE CADA UNO Hemos
ya comentado que los Santos dicen que quiere el Señor que seamos tentados
para probar la virtud de cada uno. Del mismo modo como los vientos y las
tempestades prueban si el árbol ha echado buenas raíces. Escribe el Jesuita
Padre Alonso Rodríguez, (Virtudes Cristianas), “El valor y la fortaleza del
caballero y buen soldado no se echa ver en tiempos de paz, sino en tiempos de
guerra, en los encuentros y en las peleas, así la virtud y la fortaleza del
siervo de Dios no se echa ver cuando hay devoción y sosiego, sino cuando hay
tentaciones y trabajos”. Comenta
San Ambrosio (Sermón 8) respecto al
verso del salmista; “Me doy prisa y no me tardo en observar tus
mandamientos”. (Salmos 119) Dice así,
porque es mejor piloto y dignos de mayor loa el que sabe y tiene industria
para gobernar la nave (La iglesia), en tiempos que hay tempestades y
borrascas, cuando la nave unas veces parece que se va a fondo, otra con las
olas se levanta hasta el Cielo, que el que rige y gobierna en tiempo de
tranquilidad y bonanza, así es también digno de mayor loa el que sabe regir y gobernar en tiempo
de tentaciones, de tal manera, que ni con la prosperidad se levanta ni
ensoberbece ni con las adversidades y trabajo se amilana y desmaya, sino que
puede decir siempre con el profeta; “Dispuesto y preparado estoy para eso ese
otro”. Para eso envía el Señor las tentaciones y San Pablo dice; Desde luego,
tiene que haber entre vosotros también dificultades, para que se ponga de
manifiesto quiénes son de probada virtud
(1 Corintios 11,19) Y
habiendo caído en tentación, tenemos esperanza, Dios es Dios de misericordia
leemos en el Libro de Sabiduría; “Aunque, a juicio de los hombres, hayan
sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad; por una corta
corrección recibirán largos beneficios, pues Dios los sometió a prueba y los
halló dignos de sí; como oro en el crisol los probó y como holocausto los
aceptó”. (Sabiduría (SBJ) 3, 4-5) Finalmente,
decir que las tentaciones, son los golpes con el cual prueba Dios a los
amigos, entonces él sabe bien lo que hay en cada uno. Así como nos preciamos
de tener buenos y probados amigos, así también Dios, por eso nos prueba. 7. QUE HACER SI
HEMOS SIDO TENTADO Y HEMOS CAIDO Cuando
uno está enfermo, le cuenta sus dolencias al médico y le relata todos sus
males para que le dé un buen remedio, luego toma sus consejos y todas sus
medicinas, ahora si no lo hace, seguro que no se sana. Y si hemos sido
tentado y hemos caído, meditemos si Dios nos ha puesto en nuestro camino un
buen médico (director) espiritual para que nos ayude con nuestras enfermedades
espirituales, pero hay que seguir el consejo del sabio; “No abras tu corazón
a todo el mundo, pues no te han de compensar con gracia alguna”.
(Eclesiástico 8,19), esto porque; “Sean muchos los que estén en paz contigo, más
para consejero, uno entre mil”. (Eclesiástico 6,6). Hay
muchos consejos para no caer en tentación, no obstante, el mejor de todos en
el que nos dejó el mismo Señor: “Velad y orad, para que no caigáis en
tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil”. (Mateo 26, 41). Es decir la mejor
alternativa, es la oración, pero si nos hemos dormido y hemos caído en la
tentación, y por ello nos ponemos tristes, San Pablo nos recuerda; “la
tristeza según Dios produce firme arrepentimiento para la salvación; (2 Corintios 7, 10), y el autor sagrado nos
ha escrito en el libro de la Sabiduría: “Enseñaste a tu pueblo que el justo
debe ser amigo del hombre, y diste a tus hijos la buena esperanza de que, en
el pecado, das lugar al arrepentimiento. (Sabiduría 12). Y si sabemos que
vamos mal, Lucas nos relata que Pedro dirigiéndose a los Israelitas les dice:
Arrepentíos, pues, y convertíos, para que vuestros pecados sean
borrados, (Hechos 3) “Señor, no nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal” El Señor nos Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Textos
Bíblicos tomados de la Sagrada Biblia de Jerusalén (SBJ) Fuentes
de inspiración, recomiendo el Libro Ejercicios de Perfección y Virtudes
Cristianas, Editorial Testimonio, escrito en el siglo XV por el venerable
Jesuita Padre Alonso Rodríguez Publicado
en mi página WEB www.caminando.con-jesus.org en
esta sección: REFLEXIONES
INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS |
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