TRAGEDIA DE AMOR DE DIOS Y POR AMOR A EL “Donde el drama de
la vida, es inevitable, el que confía en el Señor, sabe que cualquier
desdicha terminará en gozo” Domingo XX del Tiempo Ordinario Ciclo C Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Parece un título absurdo, tragedia de amor
de Dios y por amor a Él, pero las Lecturas Bíblicas de la Palabra de este
domingo XX del Tiempo Ordinario, se deduce que ocultamente Dios pasa a ser
verdadero protagonista de trágicos acontecimientos y pese a la desdicha, él
está ahí muy presente, para decir cuál es la última palabra. Porque será que en la vida de cada profeta
que se ha dedicado a hablarle de Dios a los hombres, la tragedia y la
desdicha siempre ha estado presente?. Porque los
enviados de Dios no siempre le han caído bien a los hombres?
Porque tanto profeta perseguido?. Al hombre no le
agrada que le enrostren sus pecados y ningún tipo de error y si alguien lo
hace, lo queremos bajo tierra. Es así como la primera lectura de este
domingo, nos relata a unos que piden que el Profeta Jeremías sea condenado a
muerte, porque no les gusta el anuncio que él les hace en nombre del Señor,
entonces lo introducen en un pozo con barro para que se hunda en el. Todo un
drama para el Profeta Jeremías que se va hundiendo y perdiendo en el barro,
ciertamente, es una situación horrible, donde la muerte es segura, sin
embargo, Dios, que parece que lo ha
abandonado, no obstante, allí en lo oculto le tiende una mano para sacarlo de
tan trágica situación, mostrando así, que cuando ya creemos que estamos
perdidos en el fango, Dios busca una manera de sacarnos de las dificultades. En el salmo, como respuesta a la primera
lectura, el salmista alude a una situación de peligro para su vida, y Dios
acudió a su súplica cuando se hallaba trágicamente al borde del abismo. Se
consideraba ya en el sepulcro u horrible fosa, que describe como: “barro
cenagoso” donde se echaba a los prisioneros y entonces canta; “Me sacó de la
fosa infernal, del barro cenagoso; afianzó mis pies sobre la roca y afirmó
mis pasos”. La situación parecía desesperada, pero intervino la mano
protectora del Señor, y al punto su vida se cambió, y se le terminó el
peligro. Y en la segunda lectura, es aún más notable
la tragedia, la Carta a los Hebreos sintetiza en pocas palabras, la acción
dramática por la que tuvo que pasar Jesucristo para salvar a los hombres, “el
cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en
cuenta la infamia, y ahora “está sentado a la derecha” del trono de Dios”.
Nuevamente, el que es enviado por el Padre, para traer un nuevo mensaje a los
hombres, tiene que pasar por el sacrificio personal. Pero nuevamente ahí está
Dios, presente y oculto en el trágica muerte de Cristo crucificado, pero al
mismo tiempo, presente en la gloria de la resurrección y ascensión de Jesús a
los cielos, mostrando nuevamente el poder, la justicia y el amor inmenso de
Dios. El autor de esta carta, nos pide; “Piensen
en Aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no
se dejarán abatir por el desaliento”, a fin de que levantemos el ánimo
respecto a los dramas que pueden venir en nuestra vida de modo que no nos
desanimemos frente a nuestros pequeños o grandes tragedias, porque al
compararlas con las que tuvo que pasar Jesucristo, nos damos cuenta que son
leves y que al final de éstas, siempre estará la mano de Dios para llevarnos
a una vida perfección y gozo. Finalmente, las lecturas de este domingo,
en el Evangelio, nos pide reflexionar otro aspecto del diario vivir, que no
siempre está exento de dificultades y dramas, se trata del convivir con otras
ideas distintitas a las que queremos llevar adelante como cristianos, donde
no es posible serle simpático a todos, porque para algunos somos agradables,
pero para otros, ya sea por celo, envidia o simplemente no le caemos bien, o
nos atacan, o buscan hundirnos en el fango. También sucede, que podríamos
sentir el impulso de querer a toda costa ser agradables y caer bien a todo el mundo. Pero Jesús, en el
Evangelio de hoy, viene a decirnos todo lo contrario, esto no siempre es
posible y donde hay seres humanos, siempre surgirán divisiones y distintos
puntos de vistas, incluso, divisiones a causa de la fe. Pensemos, que Jesús, siendo perfecto hombre
y perfecto Dios, no fue del agrado de muchos y gritaron frente a él: “¡Que
sea crucificado! (Mt 27, 22) y hoy en
día tampoco es del agrado de una parte de nuestra sociedad. Jesús le dice a sus discípulos: “Piensan
ustedes que he venido a traer la paz a la tierra?
No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco
miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres:
el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y
la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la
suegra.” Este ha sido el drama permanente de nuestra historia cristiana.
Cuantas tragedias y cuantos mártires y cuantos hombres perseguidos por la
causa de Él y cuantas más vendrán por ser fiel al Señor?.
Tragedia de amor de Dios y por amor a Él, pero que allí, en lo escondido, El
siempre tendrá algo mejor para nosotros. En síntesis, toda las Lecturas de hoy, la
Palabra de Dios, a pesar de los dramas que nos presenta, en especial por
desear vivir coherentemente con su enseñanza, nos regala una luz de
esperanza, porque que en el Profeta Jeremías, su tragedia no tuvo una última
palabra humana y allí estuvo la Palabra de Dios, y en el mismo Jesús, con
todo el drama de su muerte en cruz, la última Palabra es la Dios, que echa a
rodar la piedra del sepulcro, abriendo toda esperanza al hombre, donde el
drama de la vida, es inevitable, pero el que confía en el Señor, sabe que cualquier
desdicha terminará en gozo. El
Señor nos bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant 1.
Jer
38, 3-6.8-10 2.
Sal
39, 2-4. 18 3.
Heb
12, 1-4 4.
Lc
12, 49-53 Publicado en este
enlace de mi WEB: REFLEXIONES
INTIMAS EN AMISTAD CON DIOS |
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