“Señor, que descienda tu amor sobre nosotros” Reflexión desde el Salmo
32, 4-5. 18-20. 22 Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds DIOS, CREADOR DEL UNIVERSO Y PROTECTOR
DE LOS FIELES. Este
salmo es un poema y un himno a la omnipotencia y justicia del Señor. Se canta
el señorío de Dios sobre el universo como Creador y su fidelidad hacia su
pueblo elegido, Israel, y a los que le son fieles. En este sentido, la
composición es como una justificación de la exhortación a alegrarse en el
Señor. El
estilo majestuoso y solemne de los primeros versos, “Aclamen, justos, al
Señor”, es una gran invitación a alabar al Señor, por eso sigue; “Alaben al
Señor con la citara, ensálcelo con el arpa de diez cuerdas, cántenles un
cántico nuevo, etc. y luego viene el verso de la Liturgia de hoy, “La
palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia
y el derecho, y la tierra está llena de su amor “, todo esto
porque Él es digno de especial alabanza y confianza: por sus atributos
morales, por su misericordia y su protección ante la muerte. “Los
ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su
misericordia, para librar sus vidas de la muerte” La
Liturgia de este domingo, solo ha tomado algunos versos de este Salmo, por lo
que les invito a rezarlo en alguna oportunidad con toda sus estructura, a fin
de apreciar su simetría, junto a la bella y notable distribución de las
ideas, así de esta forma, darse cuenta del estilo majestuoso y solemne que
nos hace el poeta para alabar al Señor, en los versos 1 al 3, la profesión de
confianza en Dios de los versos 20 al 22, tanto por sus atributos morales,
versos 4 al 5, como por su omnipotencia creadora de los versos 6 al 9, por su
providencia de los versos 10 al 11, por la elección de Israel, versos 12 al
15, del que es Protector, versos 16 al 19. Sal 32, 4-5. 18-20. 22 R. Señor, que descienda tu amor sobre nosotros. La palabra del Señores recta y Él obra siempre con
lealtad; El ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor.
R. Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los
que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y
sustentarlos en el tiempo de indigencia. R. Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y
nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la
esperanza que tenemos en ti. R. SEÑOR,
QUE DESCIENDA TU AMOR SOBRE NOSOTROS. “Porque
la palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la
justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor”. El
salmista se refiere a términos como la “palabra”, con el deseo de celebrar la
palabra creadora de Dios, la “lealtad” porque admira la nobleza de Dios, la
“justicia”, porque reconoce a un Dios ecuánime y el “Amor”, porque el siente
y conoce el cariño y la amistad de su Dios con el y todo su pueblo. Es así
entonces que canta con alegría: “Porque la palabra del Señor es
recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la
tierra está llena de su amor”. Todo ellos porque tiene la confianza
que el Señor es fiel a su palabra, y todas sus acciones llevan el sello de la
verdad y de la fidelidad a sus promesas de protección a los justos y
cumplidores de su Ley. Toda su providencia está gobernada por las exigencias
de la justicia y del derecho, que es la aplicación de aquélla en cada acto,
es así como toda la tierra rebosa de la bondad y piedad del Señor. “Los
ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su
misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo
de indigencia”. El salmista nos habla de cómo el
Señor mira a sus amigos, a los fieles, “Los ojos del Señor están
fijos sobre sus fieles”, frecuentemente agobiados y al borde del
peligro de muerte, los estimula a tener esperanza en el Señor de que Él nos
los abandonará y tampoco permitirá que se hundan en el abismo de la
desgracia, refiriéndose a los que “esperan en su misericordia, para librar
sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia”. Por tanto,
el salmo pasa a ser una llamada de fe y esperanza en el Señor que se
compadece de la debilidad de los hombres. La
omnipotencia divina está al servicio del justo, objeto de sus complacencias;
por eso, en las horas de la adversidad y de la miseria, los libra de la
muerte violenta y los mantiene y los sustenta en la necesidad. “sustentarlos
en el tiempo de indigencia”. “Nuestra
alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu
amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti”. De
los versos finales, se obtienen la conclusión de la doctrina expuesta, si el
Señor es único que da la salvación y la victoria, el alma del justo debe confiarse
a El como único auxilio y escudo protector. “Él es nuestra ayuda y
nuestro escudo”. Esta
certeza de estar bajo la protección del Señor, “Nuestra alma
espera en el Señor” “crea en el alma una íntima satisfacción y
alegría, pues su nombre, lleno de misterio, es también prenda de salvación.
Por tanto este salmo se termina con el deseo de ser esencia benévola de la
piedad divina. Tal
como era el deseo del salmista, es también nuestro anhelo el ser objeto
compasivo y amoroso de la piedad divina, por que siempre estamos necesitados
de la protección de Dios todopoderoso, por eso nos unimos con entusiasmo al
canto de la antífona, “Señor, que descienda tu amor sobre
nosotros”. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Domingo XXIX Ciclo B Reflexiones de los Salmos
Dominicales en este link: Fuentes: Algunos comentarios están tomados de la Biblia Nácar Colunga, adaptación pedagógica: del Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teología, otros comentarios están tomados de Maximiliano García Cordero, en la Biblia comentada de la BAC |
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