“El Señor les dio como alimento un trigo
celestial” Reflexión desde el
Salmo: Salmo 77, 3.4. 3-4.54 Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds SALMO 77 Sal 77, 3-4. 23-25. 54 EL SEÑOR LES DIO COMO ALIMENTO UN TRIGO
CELESTIAL Este
salmo es un poema que reza la historia maravillosa de Israel, donde es una
gran lección para las generaciones presentes: las maravillas obradas por El
Señor en favor de su pueblo, de un lado, y el espíritu empecinado y rebelde
del pueblo israelita, del otro, deben hacer pensar a las nuevas generaciones
para no incurrir en las manifestaciones disciplinarias del Todopoderoso. La
historia del éxodo, el establecimiento de Israel en Canaán y después la
historia de las tribus deben aleccionar al pueblo para vivir en conformidad
con la Ley divina. Entre todas las tribus se distinguió por su rebeldía la
belicosa Efraím. El salmista declara que Dios ha abandonado el santuario de
Silo para trasladarlo a Jerusalén en beneficio de la tribu de Judá, a la que
pertenecía el admirable rey David. En realidad, fue un castigo de Efraím por
sus infidelidades. Estas son las lecciones de este poema sapiencial que
resume la historia de Israel. SLMO
77, R: El Señor les dio como alimento un trigo celestial Lo
que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a
la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder. R. Dio
orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre
ellos maná, les dio un trigo celeste. R. Y el
hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo
entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había
adquirido. R. EL
DEBER DE TRANSMITIR A LAS GENERACIONES VENIDERAS LOS GRANDES HECHOS DEL SEÑOR La
liturgia de este domingo 18 del tiempo ordinario, ha tomado solo un breves
versículos, de los 72 que completa este poema. “Lo
que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a
la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder” En
la primera parte del salmo, versos 1 al 8, el poeta quiere emplear el
lenguaje sentencioso de los libros sapienciales para atraer la atención y
fijar mejor sus ideas. Con todo énfasis llama la atención de su pueblo, al
que quiere dar una lección de historia religiosa y de bien vivir. Moisés
había ordenado que los padres transmitieran a los hijos las maravillas de que
habían sido testigos en la azarosa vida del desierto. Conocía la propensión
al olvido y la indocilidad de su pueblo, y por eso invita a hacer memoria
sobre el pasado. El salmista quiere, según este espíritu mosaico, descifrar a
las generaciones de su tiempo los arcanos del pasado, los misterios de las
gestas del Señor en favor de su pueblo, que, lejos de corresponder con
fidelidad, se mostró siempre porfiado y rebelde. En realidad, el poeta-sabio
no hace sino hacerse eco de la tradición: “Lo que oímos y aprendimos, lo que
nuestros padres nos contaron” Israel
es un pueblo excepcional que gira en torno a una ley establecida por el
propio Dios, y sabe el deber de transmitir a las generaciones venideras los
grandes hechos de la historia de Israel: “contaremos a la futura
generación: las alabanzas del Señor, su poder.” La nación hebrea gira
sobre el quicio de unas revelaciones históricas de Dios, y, por tanto, no
puede volver las espaldas al pasado si quiere permanecer como pueblo elegido
entre todas las naciones. Sin embargo, la historia prueba que Israel ha sido
infiel a su Dios, y las generaciones pasadas han sido de corazón terco y
versátil. El salmista quiere, por ello, adoctrinar a la presente para que no
vuelva a reincidir en los errores del pasado. TRIGO CELESTE Y PAN DEL CIELO Sigue
el salmista contando los incidentes del tiempo en que vivieron en el
desierto, con las consiguientes obras maravillosas del Señor y las rebeldías
de Israel. “Dio
orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre
ellos maná, les dio un trigo celeste”. Y se
llama trigo celeste porque proviene de lo alto. Todo
esto, a pesar del agua milagrosa, volvieron los israelitas a dudar de la
omnipotencia de Dios, canta el verso 18 y 19; “Tentaron a Dios en su corazón y
pidieron comida a su gusto. Hablaron contra Dios, diciendo: “¿Podrá Dios
preparar mesa en el desierto?”, no obstante conociendo el
hambre de su pueblo, el salmita canta las maravillas de su Dios; “el
hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura”, y
pan de los fuertes o de los “ángeles” (según los LXX) porque por su
procedencia se suponía poéticamente que era el alimento de los seres
angélicos La carne de las codornices — traídas por viento solano del sudeste
de Arabia — sació su voracidad, pero fue ocasión del castigo divino, por no
haber reconocido la intervención divina y haberse entregado a la glotonería.
El salmista recuerda estas terribles correcciones del Señor para que el
pueblo se percate de que no debe tentar a Dios, olvidándose de sus beneficios
y dudando de su omnipotencia. El
Señor, siempre preocupado del alimento de su pueblo, como el Buen Pastor los
llevo a mejores pastos. Así, los llevó hasta la frontera santa, la tierra de
Canaán, la tierra prometida, donde estaba el monte Sión, conquistado por la
diestra del Señor. “Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el
monte que su diestra había adquirido”. Es
el eco del cántico de Moisés: “Tú los introdujiste y los plantaste en el
monte de tu heredad, ¡oh Yahvé! en el santuario que fundaron tus manos.” El Señor les Bendiga Pedro Sergio Domingo XVIII Ciclo B Reflexiones de los Salmos Dominicales
en este link: Fuentes: Algunos comentarios están tomados de la Biblia Nácar Colunga, adaptación pedagógica: del Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teología, otros comentarios están tomados de Maximiliano García Cordero, en la Biblia comentada de la BAC |
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