ENCUENTRO CON SAN PABLO, A TRAVÉS DE LAS CITAS DE
SUS EPÍSTOLAS En
el apostolado de Pablo no faltaron dificultades, que él afrontó con valentía
por amor a Cristo. Él mismo recuerda que tuvo que soportar «trabajos…,
cárceles…, azotes; peligros de muerte, muchas veces…Tres veces fui azotado
con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué… Viajes frecuentes;
peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza;
peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros
por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir,
muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. (Pablo de
Tarso, La Revolución de Dios, Benedicto XVI, 25 Octubre, 2006) San
Pablo, un apóstol encantado por Cristo, un trabajador incansable lleno de
amor por el Señor, me atrevo a decir, no hay ninguno que le iguale en tratar
de explicar las enseñanzas de Cristo, es así como en el Nuevo Testamento
aparecen 14 Epístolas escritas por él. Leer a san Pablo siempre resulta muy
atractivo, es así como los han hechos incluso muchas personas que nos son del
todo creyentes, siempre aparece algún escritor o filosofo que lo cita entre
sus textos. En
estas citas que entrego a continuación, se muestra en parte su verdadera vida
espiritual y hacia donde debe dirigirse el cristiano. “Hay
diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el
mismo Dios que obra en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del
Espíritu para provecho común”. I Corintios 12, 4-7 “Porque
en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un
cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo
Espíritu”. I Corintios 12, 13 “El
último enemigo en ser destruido será la Muerte”. I Corintios 15, 26 “Pues,
aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de
Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal”. II Corintios 4, 11 “Somos,
pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En
nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!”. II Corintios 5, 20 “Mirad:
el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que
siembra en abundancia, cosechará también en abundancia”. II Corintios 9, 6 “Si
hay que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré”. II Corintios 11, 30 “Por
eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en
las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy
débil, entonces es cuando soy fuerte”. II Corintios 12, 10 “El
es también la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia: El es el Principio, el
Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo”. Colosenses
1, 18 “Sepultados
con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la
acción de Dios, que resucitó de entre los muertos”. Colosenses 2, 12 “Aspirad
a las cosas de arriba, no a las de la tierra”. Colosenses 3, 2 “No
os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y
revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un
conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador”. Colosenses 3, 9-10 “Y
por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la
perfección”. Colosenses 3, 14 “Así
pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y
familiares de Dios. Efesios 2, 19 “Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas;
mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz”. Efesios 5, 8 “Tened
entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo”. Filipenses 2, 5 “En
efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con
Cristo estoy crucificado”. Gálatas 2, 19 “Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive
en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de
Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2, 20 “La
prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el
Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!”.
Gálatas 4, 6 “Para
ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir
nuevamente bajo el yugo de la esclavitud”. Gálatas 5, 1 “En
cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un
crucificado para el mundo!”. Gálatas 6, 14 “Más
aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación
engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada,
esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. Romanos 5,
3-5 “Así
que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne,
pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir
las obras del cuerpo, viviréis”. Romanos 8, 12 “Pues
no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad”. I Tesalonicenses 4, 7 “No
te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni
de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo los sufrimientos
por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios”. II Timoteo 1, 8 “Es
cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él, también viveremos
con él.” II Timoteo 2, 11 “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a
destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina”. II
Timoteo 4, 2 Muchas
Bendiciones Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |
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