SAN PABLO |
El mensaje de la cruz es una locura para los que se
pierden, pero para los que se salvan – para nosotros – es fuerza de Dios. Porque
está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de
los inteligentes. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el
razonador sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría
del mundo es una necedad? En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no
reconoció a Dios en las obras que manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar
a los que creen por la locura de la predicación. Mientras los judíos piden
milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio,
predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para
los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados,
tanto judíos como griegos. 1 Cor. 1:18-24; Al contrario, no quise saber nada, fuera de
Jesucristo, y Jesucristo crucificado. 1 Cor. 2:2; Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy
para el mundo. Gal. 6:14; Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les
repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo.
Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que
debería avergonzarlos, y sólo aprecian las cosas de la tierra. Fil. 3:18-19; También: Rom. 5:10; Col.
1:20-23; Heb. 5:1-9; 2 Cor. 5:19-21; Gal. 3:13-14; Ef. 1:7; Ef. 2:16; Tit.
2:14; Heb. 9:11-28; Heb. 10:5; Heb. 10:14-22. |
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |