SAN PABLO

Pureza espiritual, ayuno y mortificación del cuerpo pecador

 

“Así que, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, par que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom. 12:1-2).

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:24-27).

“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gal. 5:24).

 

 

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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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