SAN PABLO Sobre la
resurrección de los muertos |
1 Cor. 15:12-57 12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado
de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay
resurrección de los muertos? 13 Si no hay resurrección de los muertos, tampoco
Cristo resucitó. 14 Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra
predicación, vacía también vuestra fe. 15 Y somos convictos de falsos testigos de Dios
porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no
resucitó, si es que los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
resucitó. 17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana:
estáis todavía en vuestros pecados. 18 Por tanto, también los que durmieron en Cristo
perecieron. 19 Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra
esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres! 20 ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos
como primicias de los que durmieron. 21 Porque, habiendo venido por un hombre la muerte,
también por un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así
también todos revivirán en Cristo. 23 Pero cada cual en su rango: Cristo como primicias;
luego los de Cristo en su Venida. 24 Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el
Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. 25 Porque debe él reinar = hasta que ponga a todos
sus enemigos bajo sus pies. = 26 El último enemigo en ser destruido será 27 Porque = ha sometido todas las cosas bajo sus
pies. = Mas cuando diga que "todo está sometido", es evidente que
se excluye a Aquel que ha sometido a él todas las cosas. 28 Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas,
entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las
cosas, para que Dios sea todo en todo. 29 De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los
muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por
ellos? 30 Y nosotros mismos ¿por qué nos ponemos en peligro
a todas horas? 31 Cada día estoy a la muerte ¡sí hermanos! gloria
mía en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte. 32 Si por motivos humanos luché en Éfeso contra las
bestias ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, = comamos y
bebamos, que mañana moriremos. = 33 No os engañéis: "Las malas compañías
corrompen las buenas costumbres." 34 Despertaos, como conviene, y no pequéis; que hay
entre vosotros quienes desconocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo. 35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con
qué cuerpo vuelven a la vida? 36 ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. 37 Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a
brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta. 38 Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada
semilla un cuerpo peculiar. 39 No toda carne es igual, sino que una es la carne
de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves, otra la de los
peces. 40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero
uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos
terrestres. 41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna,
otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor. 42 Así también en la resurrección de los muertos: se
siembra corrupción, resucita incorrupción; 43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra
debilidad, resucita fortaleza; 44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo
espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. 45 En efecto, así es como dice 46 Mas no es lo espiritual lo que primero aparece,
sino lo natural; luego, lo espiritual. 47 El primer hombre, salido de la tierra, es terreno;
el segundo, viene del cielo. 48 Como el hombre terreno, así son los hombres
terrenos; como el celeste, así serán los celestes. 49 Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del
hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste. 50 Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no
pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la
incorrupción. 51 ¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos,
mas todos seremos transformados. 52 En un instante, en un pestañear de ojos, al toque
de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán
incorruptibles y nosotros seremos transformados. 53 En efecto, es necesario que este ser corruptible
se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad. 54 Y cuando este ser corruptible se revista de
incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: = La muerte ha sido devorada en la
victoria. = 55 = ¿Dónde está, oh muerte, = tu victoria? = ¿Dónde
está, oh muerte, tu aguijón? = 56 El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza
del pecado, 57 Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la
victoria por nuestro Señor Jesucristo! 1 Cor. 15:12-57 Otras lecturas: 2 Cor. 5:1-10;
1, Tes. 4:13-18; Fil.
3:10-11; Fil. 3:20-21; Heb. 2:14-15; Heb. 4:1-11. |
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |