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DOMINGO DE RAMOS EN ¡HOSSANNAS! Y
¡CRUCIFICALO!, |
Autor: Jesus Marti
Ballester |
1. Cuando vamos a comenzar a revivir 2 En la procesión de los Ramos leemos a Mateo en el
Ciclo A: a Marcos, en el B y en el C a Lucas. Hoy nos dice Lucas:
"Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó.
Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el
campo" 11,1. "Con lo que se cumplió lo que dice el profeta:
"Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que
viene a tí humilde, montado en un asno" (Mat 21,1). En cotraposición a
los reyes victoriosos que hacían su entrada en las ciudades conquistadas
montando a caballo, Jesús entra como rey en la ciudad santa humildemente,
montado en un asno, signo de que es manso y humilde de corazón, según la
profecía de Zacarías (11,11). 3 Lucas completa la narración de Marcos, contándonos
el llanto de Jesús: "Al ver la ciudad, lloró por ella" (Lc 19,49).
A medida que va avanzando hacia la muerte, se aprecia más la sensibilidad de
Jesús, lamentando el pecado y la desgracia de su patria, y manifestando la
ternura por sus discípulos. 4 Las dos primeras lecturas de los tres ciclos son
las mismas. En cambio, la lectura evángelica es la
de los tres sinópticos, como en la procesión. "Mi Señor me ha dado una
lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada
mañana me espabila el oido para que escuche"
Isaías 50,4. Escuchar atentamente y hablar. Para poder dar vida y ser fuerte,
para soportar insultos y salivazos, para ofrecer la espalda a sus golpes,
para seguir a Cristo, necesitamos escuchar profundamente e interiormente la
palabra. Sólo ella nos dará la fuerza necesaria. Sin ella reaccionaremos al
vaivén de nuestros sentimientos. 5 El salmo es una resonancia de la doliente lectura
de Isaías: "Se burlan de mí, me acorrala una jauría de mastines, me
taladran las manos y pies, se pueden contar mis huesos, se reparten mi ropa,
se sortean mi túnica. Fuerza mía, ven corriendo a ayudarme " Salmo 21.
¿Lo hemos experimentado alguna vez? Hemos de estar preparados para cuando nos
llegue la contradicción. 6. La lectura de 7. "Entonces preguntó Judas, el que lo iba a
entregar: ¿Soy yo acaso, Maestro? " Mateo 26, 16. ¡Hasta ahí llega la
ingratitud del pueblo de Israel, hasta vender a su Pastor por treinta monedas
(unos veinte dólares), que era el precio que se pagaba por un esclavo! Que lo
haya profetizado Zacarías (11,12), es la prueba de que la pasión y muerte de
Jesús estaba perfectamente prevista y diseñada. Existe un intento de diluir
el cristianismo para transformarlo en un
religiosidad multiforme universal y, por así decir, intercambiable. En estos
momentos algunos tratan de poner una especie de «by pass» teológico que
quiere ofrecer una salvación eterna, evitando presentar el mensaje de Iglesia
y la persona de Cristo, crucificado y resucitado. Cristo vuelve a ser «piedra
de escándalo». «La piedra que los constructores desecharon en piedra angular
se ha convertido. Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel
sobre quien ella caiga, le aplastará» (Lc, 20, 17). Cristo, no es un Ser
abstracto, principio de un mundo inocente que nunca se ha realizado, sino el
Cristo en el momento en que rescata la humanidad del mal y la sublima con su
sacrificio y con su victoria. También el pecado tiene un lugar en el proyecto
del Padre. Pero, «¿cómo es posible que el Creador quiera un mundo en el que
esté presente universalmente la culpa?. La respuesta
tradicional indica que la libertad de la criatura es la causa de todo mal moral.
A Dios se le atribuye tan sólo una "voluntad permisiva".
Personalmente este concepto de "voluntad permisiva", evidentemente
antropomórfico, parece insuficiente para explicar este interrogante. El
Creador no ha querido la culpa: ha querido lo bueno que su sabiduría podía
sacar de la deplorable alteración de la justicia provocada por la libre
voluntad creada. Por eso, el pecado en el designio de Dios tiene un aspecto
positivo, hasta el punto de que forma parte desde el inicio del proyecto
divino. Judas, hombre mezquino, ambicioso y avariento, fué
el instrumento, capaz de traicionar y entregar a su Maestro y desencadenar
una tragedia tan enorme por unas monedas, para que se cumpliera 8. Su deseo de grandeza le impulsa, al sentirse
fracasado en sus ambiciones y deseos y desilusionado por Jesús, a actuar
amargado y resentido contra El. No sólo no se separa como hacen los
mediocres, sino, resentido y frustrado, quiere hacer daño al que lo ha hecho
fracasar. Quiere vengarse. Siempre dispuesto a criticar, criticó a María
cuando derramó el perfume de nardo sobre la cabeza y los pies de Jesús en
casa de Lázaro, porque pudo haberse repartido su producto entre los pobres.
Consiguió que los demás apóstoles secundaran la crítica, pero como Jesús la
cortó alabando a la mujer que había hecho una obra buena, pues se había
anticipado a ungirle para su sepultura, le molestó que el Maestro le riñera
delante de todos. Y le guardó rencor. Era otro de sus defectos: no podía
recibir ni un sólo reproche. Se apagaba de inmediato. Al menor roce, al
instante plegaba las hojas como una pequeña sensitiva. Su convivencia era muy
difícil. A veces, insoportable, porque a su lado en ocasiones se enrarecía el
ambiente. Los demás sufrían y él se sentía raro y extraño, rechazado. El
corazón no era limpio y vivía más fuera que dentro. Se escapaba en cuanto
podía de la compañía del colegio. Cualquier motivo era suficiente para la
huída. No asimiló nunca el espíritu de la familia escogida. Juan dice
claramente que era ladrón (Jn 12,6). La oportunidad se la daba la bolsa que
administraba sin dar cuentas a nadie. ¿En qué gastaba el dinero que robaba?. Y por dentro le recomía la estafa que le había hecho el
Rabbí, quien encima, les predecía odios y
persecuciones (Mt 26,6; Mc 24,3). 9. Así funciona Judas y por eso entrega y vende a su
Maestro. Dominado por la avaricia, les propone a los sacerdotes: “¿Qué me
dais si os lo entrego?” (Mt 26,15). ¿A cuántos habrá entregado antes?. Esa es su personalidad y su modo de actuar. Es un
hombre que va almacenando rencor. Desde entonces se va endureciendo más y más
“y andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”. Mientras sus planes le
salieron bien, siguió al lado de Jesús. El nombramiento de Pedro, Piedra de 10. El había de ser él solo. Y él había de estar
solo. Y las cosas se habían de hacer a su manera. Cuando se desilusionó de
Jesús, no tuvo ni un sólo gesto de magnanimidad, ni de comprensión, bajo el carnet de humilde y estafado, se escondía una persona
soberbia e insolidaria, incapaz de humillarse
pidiendo perdón, antes se ahorcará. Sabe que ha cometido un grave pecado,
entregando la sangre inocente; está despechado y arroja las monedas a los
sacerdotes en el templo. Ni un momento de sensatez buscando a quien le puede
salvar. No ha ha comprendido ni pizca a Jesús. Su
vida y comportamiento iba por otros derroteros. El era un nacionalista
fanático y creyó que Jesús también iba por ese camino. Se había equivocado, y
quería borrar ante los sacerdotes la huella de haber sido discípulo de Jesús,
porque sabía que lo odiaban y le querían matar. Juan nos dice que Jesús lo
había profetizado como diablo: "¿No he elegido yo a los doce? Y uno de
vosotros es un diablo. Hablaba de Judas Iscariote,
porque éste había de entregarle" (Jn 6, 70).Y se ahorcó. Fue llamado,
tuvo un tiempo de felicidad, fue perdiendo gas en cosas pequeñas, hasta
llegar a la monstruosidad. No era un hombre fuera de serie. Todos somos
capaces de seguir el mismo camino. 11. Se escandalizó de la debilidad de Dios. Venía
hace tiempo pensando que Jesús había sido un gran farsante; su vida y su
misión un enorme fraude. ¿Cómo podía Dios estar con Jesús, si todo le salía
mal? ¿Si sólo iba de fracaso en fracaso?. ¿Buscó
infectar su maldad a alguno de sus compañeros? Lo intentó, como lo demuestra
la crítica de la unción en Betania, pero por
suerte, no encontró a nadie tan cicatero y rastrero como él, pese a la
debilidad y cobardía generalizada. Su cinismo es patente: - “¿Soy yo, acaso,
Maestro?”. Y con villanía monstruosa le dió un beso
en el Huerto. Hasta se manchó los labios de sangre. Era la contraseña que les
había dado, advirtiéndoles: "prendedlo y conducidlo bien sujeto".
Le había visto hacer tantos milagros, que temía que se les escapara. En
cambio, Jesús no le ha prendido a él. Le ha dejado libre. Como nos deja
libres a todos. El no esclaviza ni fuerza, ni violenta la libertad de nadie. 12. ¿Se ha extinguido ya la raza de Judas? La
traición y la deslealtad son semillas humanas y no anacrónicas. Hoy sigue
habiendo Judas, que cuando pierden la ilusión, cuando se desengañan, cuando
están amargados, se convierten en resentidos, y cuando se sienten
postergados, reaccionan irracionalmente, sacan consecuencias falsas y son
capaces de traicionar la amistad, tanto a nivel familiar, como social. 13. “Entonces Jesús dijo: “Me muero de
tristeza”...Padre mío, si es posible que se aleje de mí ese trago”... Al
encontrar a los discípulos dormidos, “dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes?,¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad para no
caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil”. Le
vieron demacrado y pálido, cubierto de sangre y desencajado. Yo no tengo
palabras para resaltar éstas de Jesús, tan amargas y trascendentales. Lo
mejor que podremos hacer es dejarlas resonar en nuestro interior en profundo
silencio: Morir de tristeza. No habéis podido orar conmigo una hora... Sin
oración seremos vencidos. Acompañemos a Jesús con cariño y ternura que está
sufriendo fuera de todo encarecimiento por nosotros. Y tomemos nota de cuál
es en este momento cumbre de su vida, la recomedación
que nos hace: “Orar”. No les dice a los discípulos: Convenced a Judas de que
no lo haga. Id a hablar con Anás
y con Caifás. Moveos. Ayudadme. Haced algo. Todo lo
que les dice, lo que nos dice, es orad, estad
conmigo y con el Padre. Dejad que el Padre disponga y haga su Voluntad. Y
hacedlo con secillez, con simplicidad: “Pase de mí
este cáliz”. Ni grandes discursos, ni muchas palabras: “repitiendo las mismas
palabras”, anota Marcos. Hemos vivido unos años de verdadera algarabía en
torno a la oración. Y no sólo en 14. Vamos a ver en seguida los efectos de la omisión
de la oración: "No conozco a ese hombre". Pedro no ha podido velar
una hora con el Maestro y la falta de oración causa su caida
y la caída de todo aquel que no vela. Y así sucedió: “Todos los discípulos le
abandonaron y huyeron”. Pedro ha negado al Maestro hasta con juramento,
cobardemente ante las criadas, confiando presuntuosamente en sí mismo, y
poniéndose en la ocasión. Pero tiene más corazón que Judas. Llora y pide
perdón a Jesús con la mirada. Probablemente fue a buscar a María, la madre de
Jesús, para contárselo a ella y eso le salvó. 15. Si con atenta mirada avizoramos el panorama de 16. "Pilato, queriendo
dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo,
lo entregó para que lo crucificaran". Pilato
es el hombre que quiere tener contentos a todos: Al Emperador de Roma, a los
sacerdotes, al pueblo, y a su conciencia. Se desespera y se irrita
forcejeando por contemporizar con todos. Lo único que le preocupa y le
interesa es no perder ni su prestigio ni su cargo. Es esclavo de su propia
situación. 17. Pilato es actual, está
de moda. Cuando se vive una vida tan materialista como la moderna, el pueblo
se traga el quebrantamiento de todas las leyes morales: sólo reacciona ante
la pérdida del pan, del puesto de trabajo, del cargo de prestigio, de la
reacción que ciertas medidas o el cumplimiento de la justicia en casos
concretos, puedan producir en los electores. Pilato
es esclavo de la opinión, de la ambición. Además, es un figurón, por eso
ambicionó e hizo los imposibles y se sometió a las bajezas mayores para
conseguirlo.¡Y lo que tanto le costó no está
dispuesto a perderlo ahora! Le preguntaron al caracol cómo había subido tan
alto y contestó: “Lamiendo
y arrastrándome”. 18. Entre tanta miseria, la lectura de 19. "Al llegar el mediodía, toda la región quedó
en tinieblas hasta la media tarde". "Se eclipsó el sol", dice
Lucas 23,45), y Mateo 27,51: “la tierra tembló”, “las rocas se rajaron” “las
tumbas se abrieron". Es el luto cósmico por la muerte de su Creador.
"Toda la tierra ha de estremecerse ante el suplicio del Redentor: las
mentes infieles, duras como la piedra, han de romperse, y los que están en
los sepulcros, quebradas las losas que los encierran, han de salir de las
moradas de muerte" (San León Magno). Al morir Jesús, comienzan a
encenderse algunas luces alrededor de la cruz: Las palabras del centurión
pagano: "Verdaderamente este hombre era hijo de Dios" y la abolición
de la ley vieja: templo, sacerdocio y víctimas animales, sustituidas ya por 20. Reconciliémonos con Dios en estos días de Semana
Santa. A ello nos exhorta el Catecismo: "El que quiere obtener la
reconciliación con Dios y con 21. Recuerda también que el sacramento de 22. Y exhorta a los confesores a educar a los fieles
con una catequesis apropiada y profunda en la gran ayuda que recibimos con
las indulgencias, que «lejos de ser una especie de descuento en el compromiso
de conversión, son más bien una ayuda para un compromiso más disponible,
generoso y radical en la misma conversión ». JESUS MARTI BALLESTER. |
JESUS MARTI BALLESTER |
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |