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BAUTISMO Y DON DEL
ESPIRITU SANTO P. Silvio José Báez o.c.d. |
1. Bautismo y Espíritu
Santo Es notorio
en el libro de los Hechos de los Apóstoles la libertad con la que Lucas habla
del bautismo y del don del Espíritu y de la relación entre las dos
experiencias. En Hch 1,5 se afirma: “ustedes serán bautizados con Espíritu
Santo dentro de pocos días” y en 2,38: “hágase bautizar cada uno de ustedes
en el nombre de Jesucristo... entonces recibirán el don del Espíritu Santo”.
En ambos textos “bautismo” y “don del Espíritu” aparecen íntimamente unidos.
Quien se bautiza recibe en ese mismo instante el don escatológico y mesiánico
del Espíritu Santo. En Hch 8,15-17, en cambio, el bautismo precede al don del
Espíritu. Los habitantes de Samaría habían sido bautizados por Felipe y sólo
reciben el Espíritu cuando Pedro y Juan oran por ellos y les imponen las
manos. Aquí el bautismo alcanza su plenitud solamente en un segundo momento,
cuando los nuevos convertidos reciben el Espíritu. Un caso diverso lo
encontramos en Hch 10,44, cuando en la casa de Cornelio, “todavía estaba
hablando Pedro cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los que
escuchaban la Palabra”. En este último caso el don del Espíritu precede al
bautismo. De hecho, después que ha recibido el Espíritu este grupo de gente
no judía Pedro se pregunta: “¿Se puede negar el agua del bautismo a éstos que
han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (Hch 10,47). En otros textos
Lucas habla del bautismo sin mencionar al Espíritu Santo (Hch 2,41: “los que
aceptaron la palabra fueron bautizados”), o viceversa, describe una efusión
del Espíritu sin ninguna conexión con el bautismo (Hch 4,31: “todos quedaron
llenos del Espíritu Santo y se pusieron a anunciar la palabra de Dios con
toda valentía”). Entonces, ¿cuál es la relación entre el bautismo y el don
del Espíritu? 2. El Espíritu tiene
múltiples manifestaciones Evidentemente Lucas respeta la
libertad con la que el Espíritu actúa en la comunidad cristiana. El sabe por
experiencia, gracias a las múltiples manifestaciones carismáticas de las que
goza la iglesia primitiva, que el Espíritu Santo no se puede limitar a la
experiencia del rito bautismal. El Espíritu se manifiesta en la vida de la
comunidad de diversas formas y en diversas ocasiones que no están
necesariamente ligadas con el bautismo. El Espíritu habla por medio de los
profetas (Hch 1,16; 3,18-21; 4,25; 28,25); da instrucciones a los apóstoles
(a Felipe en Hch 8,29; a Pedro en Hch10,19); toma la
iniciativa de la obra misionera de Pablo (Hch 1,34). En algunas ocasiones
obstaculiza la acción de los predicadores para dirigirla en otra dirección
(Hch 16,6-7). El Espíritu Santo consuela (9,31), asiste en los momentos de
prueba (Hch 7,55; 11,28). En fin, el corazón de los discípulos está lleno de
sus dones (Hch 2,4.38; 5,32; 6,3; 10,46; etc.). 3. El Espíritu en el rito
bautismal Los Hechos de los Apóstoles
reflejan la tradición eclesial de la época, en la cual al bautismo en el
nombre de Jesús se une el perdón de los pecados (Hch 2,38), mientras el don
del Espíritu aparece en conexión con la oración y la imposición de manos (Hch
8,15-17; 9,17; 19,5ss). Sin embargo, bautismo, oración e imposición de manos
para comunicar el don del Espíritu formaban parte de un único rito bautismal.
Esto explica porqué en el pensamiento de Lucas bautismo y don del Espíritu,
siendo distintos, aparecen estrechamente ligados. En Hch 8,15-17, cuando
Pedro y Juan bajan a Samaría para orar por los nuevos bautizados para que
reciban el Espíritu, bautismo y don del Espíritu –aun siendo distintos– se ponen en relación y se completan
mutuamente. En aquellos textos en los que Lucas separa temporalmente bautismo
y recepción del Espíritu (Hch 8,15-17; 10,44.48) se quiere subrayar la
sustancial relación entre las dos realidades dentro de la experiencia
eclesial. En el caso de Samaría (Hch 8,15-17) la separación entre bautismo y
don del Espíritu es una forma de manifestar el reconocimiento oficial de la
nueva iglesia samaritana como parte del pueblo mesiánico sobre el que ha
bajado el Espíritu. En el don del Espíritu Santo, Lucas ve la inserción total
de la comunidad apenas fundada en la iglesia apostólica. En otras palabras,
es una forma de decir que “iglesia” y “Espíritu de Jesucristo” existen
solamente donde hay comunión con los apóstoles, quienes garantizan el mensaje
de Jesús. Lucas hace visible, por tanto, lo que en todo rito bautismal (el
cual incluye la imposición de manos) confiere: la plena inserción en la
comunión eclesial. Y, por tanto, es normal que el gesto de la imposición de
manos sea realizado en Samaría por Pedro y Juan, responsables de la
comunidad. Aunque no se debe aislar el gesto y considerarlo como un derecho
exclusivo de los apóstoles (en Hch 9,17, Ananías,
un simple cristiano, realiza el gesto de imponer las manos a Saulo). |
Caminando con Jesus Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |