|
SOR ISABEL DE LA
TRINIDAD, CARMELITA DESCALZA P. Silvio José Báez o.c.d. |
¡Oh Dios mío, Trinidad a quien
adoro! ¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien
adoro! Ayúdame a olvidarme enteramente para establecerme en Vos, inmóvil y
tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda
turbar mi paz, ni hacerme salir de Vos, ¡oh mi Inmutable!, sino que cada
minuto me haga penetrar más en la profundidad de vuestro misterio. Pacificad
mi alma, haced de ella vuestro cielo, vuestra morada amada y el lugar de
vuestro reposo. Que no os deje allí jamás solo, sino que esté allí toda
entera, completamente despierta en mi fe, en adoración total, completamente
entregada a vuestra acción creadora. ¡Oh, mi Cristo amado, crucificado
por amor, quisiera ser una esposa para vuestro Corazón; quisiera cubriros de
gloria, amaros... hasta morir de amor! Pero siento mi impotencia y os pido os
dignéis “revestirme de Vos mismo” (Gal 3,27), identificad mi alma con todos
los movimientos de la vuestra, sumergidme, invadidme, sustituidme, para que
mi vida no sea más que una irradiación de vuestra vida. Venid a mí como
Adorador, como Reparador y como Salvador. ¡Oh, Verbo eterno, Palabra de mi
Dios!, quiero pasar mi vida escuchándoos, quiero hacerme dócil a vuestras
enseñanzas, para aprenderlo todo de Vos. Y luego, a través de todas las
noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero miraros siempre
y permanecer bajo vuestra gran luz. ¡Oh, Astro amado!, fascinadme para que no
pueda ya salir de vuestra irradiación. ¡Oh, fuego consumidor, Espíritu de
Amor, “descended a mí” (Lc 1,35) para que se haga en mi alma como una
encarnación del Verbo! Que yo sea para El una humanidad complementaria en la
que renueve todo su Misterio. Y Vos, ¡oh, Padre Eterno!, inclinaos hacia
vuestra pequeña criatura, “cubridla con vuestra sombra” (Mt 17,5), no veáis
en ella más que al “Amado en quien Vos habéis puesto todas vuestras
complacencias” (Mt 17,5). ¡Oh, mis Tres, mi Todo, mi
Bienaventurada Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo!, yo me entrego a
Vos como una presa. Encerraos en mí para que yo me encierre en Vos, mientras
espero ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas. |
Caminando con Jesus Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |