Caminando con Jesús

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

 

 

SAN JUAN DE LA CRUZ, DOCTOR DE LA IGLESIA, EL DOCTOR DEL AMOR

Nadie es profeta en su tierra. Y Juan de la Cruz no lo ha sido todavía. Pero esperamos que lo sea, aunque nosotros no alcancemos a verlo. La Iglesia está en sus comienzos y las ideas tardan mucho en germinar... Juan de la Cruz es luminoso y deslumbrador, aunque vivió en la oscuridad. Ya de niño, huérfano y pobre, experimentó la dureza de la vida, que forzó a su madre, Catalina Alvarez, seguramente morisca, e injustamente desheredada por ello, y viuda, se vio forzada a emigrar con sus tres hijos: (Luís, el segundo, se murió de hambre,) de Fontiveros, aldea paupérrima de Ávila, a Medina del Campo, centro comercial con mayores posibilidades de subsistir, en la provincia de Valladolid.

Allí, el pequeño Juan de Yepes y Alvarez sirvió en el Hospital de la Concepción y allí comenzó estudios, que continuará en Salamanca, en cuya universidad le han matriculado los Superiores del Carmen, donde ha profesado como Fray Juan de Santo Matías. No encontró lo que buscaba. Su alma insatisfecha, necesita mayor recogimiento del que ofrece su Orden mitigada. Su lema era "religioso y estudiante, y el religioso, delante". La historia nos ofrece ejemplos evidentes de centros de formación, que invirtieron los términos y colocaron el "estudiante" delante. Que, aparte de resultar con cultura a la violeta, al final perdieron el norte, y desde la "i" de la inteligencia, cayeron en la "i" de la indiferencia y en la "s" de la suficiencia y de la soberbia. Habían olvidado lo que hace muchos siglos había escrito San Bernardo: "Pietas sine scientia, inutilem facit; scientia, sine pietate, superbum redit". "La piedad sin ciencia, hace inútiles; la ciencia sin piedad hace soberbios". "Considerado como un "bicho raro" entre sus compañeros, busca un marco más apropiado para la contemplación y planea hacerse cartujo. El es inconformista. Lo de los Santos que se pliegan a todas las arbitrariedades, vamos a dejarlo.

1.             TERESA DE JESÚS

En esas estaba, cuando Teresa de Jesús andaba buscando hombres que comenzasen la Reforma de los Carmelitas, si quería que prospera la reforma de las mujeres. Pedro de Orozco, le sugiere el nombre de Fray Juan, condiscípulo suyo, que acaba de llegar de Salamanca para celebrar, su primera misa en Medina, donde vive su pequeña familia. Teresa le pide que venga al locutorio y, sin más rodeos, le propone la empresa, apremiándole a que deje su plan de la Cartuja. Va a ser más útil en la Reforma de los hombres carmelitas. Le persuade, le convence, lo gana. Era un encuentro propiciado por el cielo. Juan de la Cruz será, no sólo el primer Carmelita Descalzo, sino también el padre de la madre Teresa y su teólogo preferido. Su "Senequita". El hombre providencial que sistematizará la doctrina, experiencias e intuiciones con las que la Madre Fundadora, sin tener letras, está cimentando el Carmelo reformado para las mujeres.

Fray Juan no es fulgurante a lo humano. Al revés. Desconocido y humillado. Era demasiado grande para entrar en mentes superficiales; demasiado fino, para ser tolerado por vidas ordinarias y adocenadas; demasiado cristalino, esteta y elegante, para que le perdonaran los vulgares y los perversos; demasiado noble y entero, para ser aceptado; demasiado roble, para que no se ensañaran con él las cañas volubles y vacías; demasiado inteligente y modesto, para que no se sintieran postergados ante él, y eclipsados por su luminosidad espontánea, los obtusos infatuados. Y, fatalmente, brotó, como una serpiente negra, la envidia, ese bicho viscoso que todo lo corrompe y emponzoña. El tributo que la mediocridad paga al genio.

2.             NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

Encarcelado por sus propios hermanos, calumniado y desprestigiado hasta su muerte, elige el convento donde sabe que el Superior fray José Crisóstomo, le malquiere, para ir a curarse de unas calenturillas, que le llevarán al sepulcro. Hombre celestial y divino, llama de amor viva, "no hay otro que fervores tanto en las cosas del cielo en toda Castilla", dijo de él Teresa de Jesús. Pero nadie es profeta en su tierra. Hoy hay muchos santos modernos que llevan la huella de San Juan de la Cruz: Teresita de Lisieux, ya Doctora de la Iglesia; Edith Stein, mártir de Autswich y recién Santa canonizada; Carlos de Foucauld, que no sé por qué no le beatifican, y sus hijos Hermanitos de Jesús, Voillaume y Carlo Carretto, quien incluso le llama "mi gran maestro espiritual"; Maritain, filósofo y Raïsa, judía convertida, y mística, que formaron un matrimonio excepcional, y constituyeron en este siglo, una academia, que integraba a los más conspicuos pensadores de Francia, entre ellos Garrigou Lagrange, profesor en el Angelicum de Karol Woytila a quien dirigió la tesis para su doctorado de la fe en San Juan de la Cruz; el Papa mártir de tantas causas, Juan Pablo II que le debe el sacerdocio y su hondura mística y se declara sin complejos, "hijo espiritual de España", por Juan de la Cruz, su padre.

Católicos, Polacos, como Kalinowski; evangélicos, como Schering; anglicanos, como Ramsey y Trueman Dicken; luteranos, como Rotger Schutzs, fundador y prior de Taizé; ortodoxos, como Atenágoras; agnósticos, como Baruzzi; hinduistas, taoistas, suamis de Yoga y de Zen, como Suami Sid-deswarananda, que le consideran el Pantánjali de Occidente, filósofos y judíos, como Bergson, y hasta marxistas, como Garaudy, son sus lectores. En su patria, los españoles se conforman con autores de tercera o cuarta división para salir del paso. Lo comprendo, cuando se vive en la orilla descomprometida y suave de espuma del mar, no se pueden apreciar los trasatlánticos ni los submarinos. Uno tiene suficiente con su charquito, aunque Jesús mandara a Pedro remar mar adentro.

3.             LA LECTURA DE LA NOCHE

Quizá el momento más adecuado para emprender con provecho su lectura es el de la Noche, cuando se han recibido tres o cuatro cornadas en la vida; creo que entonces se da simbiosis con él, como de alma gemela. El sufrió tanto que, después escribirá por experiencia: "¡Qué sabe el que no ha padecido!". Pero para él el sufrimiento no es un fracaso, tampoco masoquismo, sino fuente y manantial de sabiduría. Un día, había encontrado en un desván del convento de Segovia, fundado por él, un cuadro de Jesús con la cruz a cuestas, cubierto de polvo y de telarañas. Sintió pena. Que lo vean los fieles en la iglesia, y ¡ojalá les conmueva tanto como a mí me ha llegado al alma! Dicho y hecho. Limpió con cariño el cuadro abandonado, y con reverente delicadeza, lo colgó en la pared, y va el Señor y le habla: "Fray Juan: Estoy contento de lo que has hecho con mi imagen, dime qué recompensa quieres por ello. Sin pensárselo dos veces, contestó Fray Juan: "Domine, patti et contemni pro te". "Señor, padecer y ser despreciado por Vos!". Sufrió mucho porque él mismo lo había pedido. Y lo había pedido, porque sabía la riqueza y la grandeza que engendra el sufrimiento. Por eso dice que el que no ha sufrido, sabe muy poco. Nuestro Ortega lo expresaría así: "Hay personas que no han granado". Son las que no han padecido.

4.             LA DIFAMACIÓN

Al morir Juan de la Cruz a los 47 años, Diego Evangelista, hijo rencoroso de su padre, por resentido y revanchista, escupió esta frase: "Si no hubiera muerto, el hábito le hubiera quitado". Decía esto por el proceso difamatorio que, con toda saña, y como testaferro del Vicario General, Nicolás Doria, fraile de rompe y rasga, que hasta el nombre de la Madre Teresa, intentó usurpar para detentar él el protagonismo de fundador, llevaba adelante. Y como sólo a medias lo consiguió con la Santa, fulminó a sus almas predilectas: Jerónimo Gracián, a quien expulsó de la Orden; y María de San José, Priora de Sevilla, a quien encarceló y excomulgó, habiéndola involucrado en un execrable proceso similar. ¡Cómo cambian los hombres! Son como camaleones. Enaltecen a unos, rebajan a otros, según les convenga a su afán de protagonismo que, en el fondo, y subconscientemente, es lo que persiguen. Y todo, naturalmente, faltaría más, con el signo de la gloria y de la voluntad de Dios, de la que se sienten guardianes infalibles, y mesías monopolizadores, encargados de promocionarla en exclusiva y contabilizarla.

Aquel Nicolao napolitano, economista privilegiado, que había saneado las enmarañadas cuentas del rey Felipe II, y del Arzobispo de Sevilla, Don Cristóbal Rojas de Sandoval, que, fascinado y atraído por las extraordinarias dotes de inteligencia y de santidad de Teresa de Jesús, abandonó su prestigio y el mundo mercantil donde triunfaba, para seguirla, cuando se vio en la cumbre, dejó salir su raíz, que manifiesta su personalidad, basada en el descalabro de los mejores, para hundirse con la presencia de sus iguales, en la mediocridad primero, y en la indignidad después. Le ocurrió lo que a Roboam, hijo de Salomón. Acudió a los jóvenes, lo que es muy corriente entre los imprudentes y ambiciosos para poder manejarlos a sus anchas, y despreció el consejo de los ancianos, que le podían decir la verdad, y hundió el reino que su padre Salomón había conservado unido (1 Rey 12,1). Como la historia siempre se repite, por eso es maestra de la vida, hoy estamos padeciendo las mismas consecuencias. "Lo mejor es la juventud" cacareaba la sobrina de un sacerdote a su tío, que le contestó: Sí, pero pasa muy pronto.

Se halaga a los jóvenes, para sobornarlos, porque los mayores se sienten culpables de seguir viviendo; aquellos se envalentonan, sin caer en la cuenta de que una hoguera de leña verde, nunca arderá, si no hay troncos secos, que ardan pronto y se conviertan antes en pasto de las llamas y les prendan fuego a los verdes. No se dan cuenta, de que si se precipitan a 200, pueden estrellarse en la autopista, y que necesitan las vallas de la experiencia, para no morir en aras de su juventud.

Nicolás Doria profesó carmelita descalzo atraído por la legislación teresiana y, cuando ya es él legislador, quiere destrozar lo que dispuso la Madre Teresa, con Gracián, María de San José y San Juan de la Cruz, sus más fieles colaboradores, quemando la excelencia por la superficialidad de la larvada apariencia.

5.             LA RESISTENCIA

¿Resistirá Fray Juan? El que resistió la carrera de obstáculos como espada de Toledo, que la rompen pero no la doblegan, frente a los Calzados que le encarcelaron, le mataron de hambre y de piojos, le amenazaban con empozarle y en el refectorio le azotaban en rueda circular uno detrás de otro, no le dejaban celebrar misa, a él que era todo Misa, ni siquiera el día de la Asunción de Nuestra Señora, lo que le inspiró escribir el dolorido y nostálgico poema de la Fonte:

"¡Qué bien se yo la fonte que mana y corre,

aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida

En este vivo pan por darnos vida,

aunque es de noche.

Aquesta viva fonte que deseo

En este pan de vida yo la veo,

aunque es de noche"

¿Cómo no va a resistir los ataques de sus propios hermanos descalzos, hijos todos de la misma Madre Teresa, que pretenden cambiar lo que él profesó, el fraile rebelde, motejado de "lima sorda"? No va a permitir ni con su silencio, ni con su palabra, que la autoridad competente pase sobre las carmelitas como una apisonadora. Sabía discernir Juan de la Cruz, sabía penetrar hasta lo hondo las intenciones y no se la iban a dar con queso. Le nombran provincial de una provincia que no existía, la de México, es decir, le hacían obispo "in partibus", para tirárselo de encima. "Con tus superiores no partas peras, de bromas ni de veras". El refrán quedaba para quienes buscan las peras, o no las quieren perder. El nadó siempre contracorriente.

6.             CATORCE DE DICIEMBRE DE 1591

"Dígame, Padre, de los Cantares", dice Fray Juan moribundo. Y mientras le leen, comenta ilusionado". "¡Oh qué preciosas margaritas"!. El 14 de diciembre de 1591, al oir las campanas a las 12 de la noche, pregunta: "¿A qué tañen?", "A maitines", le responden. Y, como si le hubieran dado la señal de partida, exclamó jubiloso, "Gloria a Dios, que al cielo los iré a decir". Besó el crucifijo, musitó las palabras del salmo: "A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu" y expiró.

Ya hace cuatro siglos, y aún sigue vivo. Y sigue diciéndonos que la persona que vive a merced de sus tendencias y pasiones, sus pulsiones, sus "apetitos", se está privando del enriquecimiento del espíritu de Dios y por eso anda cansada, atormentada, sucia, oscurecida y debilitada.

7.             EL DOCTOR DEL AMOR.

Que nadie se llame a engaño. Hoy se dice que el amor no existe. Y por otra parte, se ha bastardeado la palabra amor; se la ha embrutecido, se la ha banalizado. No se entiende lo que es amor. Llaman amor, a lo que es egoísmo, al frenesí, al gusto y consumición del placer. El amor no hay que hacerlo, sino sufrirlo, padecerlo; no dejarse arrastrar por el deseo de revolcarse, sino embridar el potro del hombre animal que todos los hombres llevamos en esta carne manchada que somos. Ya en el amor humano de dilección, como lo llama Maritain, "Los amantes de Teruel", murieron de amor. Gabriel y Galán nos describió en su poema LA PEDRADA, lo que es amar:

"Me enseñaron a rezar,

enseñáronme a sentir,

y me enseñaron a amar,

y como amar es sufrir

también aprendí a llorar".

Amar no es hacer el amor, sino hacer el despojo. "Amar es trabajar en despojarse y desnudarse por Dios, de todo lo que no es Dios". Ahí reside la esencia del doctorado de San Juan de la Cruz, que sólo ejerciendo el amor, consigue el alma el fin para lo que fue creada, que es dejarse transformar en Dios y ser esclarecida por él, de tal manera, que el hombre parece el mismo Dios, y tiene lo que tiene Dios.

"Ya no guardo ganado,

Ya no tengo otro oficio,

que sólo en amar es mi ejercicio".

Amar es darse. Amar es sembrarse, dulcemente. Sembrarse donde El pida: En tierra árida o en dilatada playa. En la calle y en casa. Florecer a su gusto, es amar. Abandonarse en sus brazos. Fuertes, suaves, exigentes, vitalísimos, Providentes. Brazos de Dios-Hombre, Brazos de túnica rozagante que acarician el alma; Brazos que nos hacen omnipotentes.

8.             AMAR ES DEJARSE

Amar es dejarse... ¡Oh! ¡Sí! ¡Dejarse! ¡Dejarse siempre! ¡Dejarse en todo! Sin pensar en el cuándo, ni en el qué, ni en el cómo. Dejarse que nos trate como a El le convenga. Amar es trenzarse, hiedra de uñas verdes, con el Amado. Con Él, por Él y en Él. ¡Oh!, ¡qué ansia! ¡Oh qué vuelo! ¡Oh que hambre de cielo! Abrazo soldante. Abrazo volcánico. Abrazo exquisito. Abrazo sin tiempo. Abrazo infinito, universal, sereno, casto, fecundo. ¿Cuándo, Amor? ¿Cuándo, Amado, me estrechas, me tronchas, me identificas en tu Regazo? ¿Cuándo, Abismo, me estrujas como un manojo de rojísimos jacintos?. "Donde no hay amor, ponga amor y cosechará amor". "El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa".

Escribe Raïsa: "¿Cómo le demostraré mi amor? Dándome a El desde el fondo del corazón, de tal modo que nunca more en él ningún otro amor... Dios es celoso de este don particular del corazón que es el amor, que es total y exclusivo por su naturaleza".

Sequedades y apuros, angustias y desamparos, soledades y túneles negros. Y la suma pobreza. Y el pensamiento de que Dios es cruel y está hecho un erizo con ella. Es un verdadero pequeño purgatorio el que padece. Dios al quirófano es terrible. Pero sin quirófano no hay curación de verdad, ni salud total, ni identificación con el Ser todo puro y eternamente sereno y dichoso en plenitud sin límites. Lo que estimula a decidirse a tal empresa que tiene su precio, por algo se llama "caridad", es saber que tras ella viene la pacificación total y el amoroso abrazo de Dios que ampara e identifica con El. Llegada aquí el alma su anhelo vuela más alto: es la muerte de amor lo que desea y pide mansa y tiernamente. Morir de amor impetuosamente al compás del romper de la tela.

9.             EL ALMA LLAGADA

¡Cauterio, fuego, llama, regalada llaga, mano blanda, toque delicado! ¡Qué obra tan maravillosa realizáis endiosando, ardiendo, amando, santificando, glorificando y llagando con la mayor llaga de amor al alma llagada, sanándola soberanamente por llagarla colosalmente! ¡Oh amador más curado cuanto más llagado! ¡Oh llaga que no cesas de llagar hasta que llegues del todo a llagar! Y en el misterio de la llaga el serafín con el dardo fulminante que se clava en las entrañas y las revuelve, las incendia y las sublima en un amor calenturiento, impetuoso y sin límites. Fuego de amor que avanza en oleadas siempre crecientes que inundan de felicidad ardiente toda el alma cada vez más llagada. Mares de fuego en el alma que está engolfada en un universal mar de amor, y que siente tal dolor que sólo tiene igual en la dulzura.

10.         ESTA GENERACIÓN

Pero esta generación ha perdido la sensibilidad para captar esta onda de fuego y para percibir el tenue susurro de la mano blanda del Padre. Es urgente reconstruir esta sensibilidad para que deje de aturdirse y endurecerse en el ruido y en la algarabía intentando sensibilizar a la humanidad para que se deje acariciar por la brisa inefable y quiera cesar de ser impactada por las cosas creadas que enturbian su pureza e impiden su pacificación. Brisa y toque que va de sustancia a sustancia. De sustancia de Dios a sustancia de alma. Y por eso tiene regusto de vida eterna. Que no se puede decir. Ni imaginar. Y recordadlo: "A la hora de la tarde se nos examinará de amor".

JESUS MARTI BALLESTER