“LA APARICIÓN DE JESÚS RESUCITADO” Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |
1. LA EXPERIENCIA DE ENCUENTRO Y APARICIÓN DE JESÚS A LOS DISCÍPULOS Jesús se presenta a las mujeres y a los discípulos, el ha
triunfado sobre la muerte, no obstante, él se manifiesta sin ninguna
característica triunfalista. Jesús se hace visible con una gran sencillez,
como con un encuentro de amigos, y le habla a su discípulos
de amigo a amigo, con los cuales se reúne en eventos comunes de la vida
terrena. Es muy de destacar, que en sus apariciones, Jesús no busca
encontrase ni enfrentarse con quienes lo condenaron, adoptando una actitud de
vencedor. En efecto, Jesús, no se preocupó de mostrarles a sus adversarios su
superioridad, aún más, ni siquiera ha querido destruirlos. No consta en
ningún relato que se haya presentado a los que lo condenaron y luego le
mandaron a morir en la cruz. Jesús, se aparece a un grupo de predilectos, El se muestra
en su identificación física, el enseña su rostro a los que le conocen,
muestra sus manos, su herida de traspasado en el costado de su cuerpo, y les
habla con la misma voz que ellos le conocían. Todas las apariciones hacen que
haya una gran experiencia de encuentro de Jesús y sus íntimos amigos, la
alegría del encuentro con el resucitado. 2. JESUS LES ECHÓ EN CARA SU INCREDULIDAD Y SU DUREZA DE CORAZÓN En el evangelio de Marcos, nos relata la aparición de
Jesús a los discípulos es una narración resumida y simple, es poco referida y
no se observa la experiencia individual de sus discípulos: “Jesús resucitó en
la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María
Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la
noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos.
Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después
de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino
a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco
creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les
apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no
haber creído a quienes les habían visto resucitado. (Marcos (SBJ) 16,9-14). 3. “SOBRESALTADOS Y ASUSTADOS, CREÍAN VER UN ESPÍRITU. En cambio, las experiencias de apariciones de Jesús a los
discípulos son referidas ampliamente por los evangelios de Lucas;
“Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. (Lucas (SBJ) 24,37), “¿Por qué os turbáis,
y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? (Lucas (SBJ) 24,38) y de Juan; “Al
atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo
a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se
presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: « La paz con vosotros” (Juan (SBJ) 20,19). Entre los textos de
estos dos evangelios se encuentra una afinidad en la ordenación general del
relato, así como en los temas y motivos particulares. Un aspecto que no deja
de llamar la atención, es la diversa ubicación de la experiencia de encuentro
y/o aparición de Jesús a los discípulos. Se puede distinguir un primer ámbito
de tradiciones, que refiere las experiencias de los discípulos en Jerusalén
la aparición a las mujeres; y luego también, la aparición a los dos discípulos
de Emaús. 4. "HA RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS E IRÁ DELANTE DE VOSOTROS A
GALILEA; ALLÍ LE VERÉIS." Otra serie de experiencias, de acuerdo al relato de Mateo,
está ambientada en Galilea; “Y ahora id enseguida a
decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos e irá
delante de vosotros a Galilea; allí le veréis." (Mateo (SBJ) 28, 7), Entonces les dice
Jesús: No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán. (Mateo
(SBJ) 28,10), Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte
que Jesús les había indicado. (Mateo (SBJ) 28, 16). También San Juan, escribe
sus relatos referidos a Galilea;”Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado
el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de
Zebedeo y otros dos de sus discípulos…… Cuando ya
amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era
Jesús”. (Juan (SBJ) 21, 2-4). También
los destinatarios de estas manifestaciones o apariciones están distribuidos
en diversos grupos. El núcleo más antiguo del kerigma, (anuncio, proclamación)
contado por Pablo en la primera carta a los Corintios hace referencia a las
apariciones de Jesús y da la lista de los testigos cualificados y creíbles:
“que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de
quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y
otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los
apóstoles. (1 Corintios (SBJ) 15,
5-7). San Pablo, destaca la figura de Pedro, unánimemente mencionado en la
síntesis kerigmática y catequística de Pablo. 5. “¡ES VERDAD! ¡EL SEÑOR HA RESUCITADO Y SE HA APARECIDO A SIMÓN! Otra declaración muy significativa, es la de san Lucas,
referida en el momento en que los dos discípulos de Emaús
a Jerusalén se encuentran con los once y los otros discípulos; donde decían:
“¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón! (Lucas (SBJ) 24,34). Junto a Pedro está el
grupo de los once, a los que se añaden grupos particulares de otros
discípulos: los siete del apéndice de Juan, los dos de Emaús,
las mujeres y los "hermanos". Además de esta multiplicidad de ambiente y de
destinatarios, se puede observar en los textos evangélicos la diversa
presentación de la experiencia o visión de Jesús resucitado. Sustancialmente
se pueden distinguir dos formas de relato de aparición. Una, en la que se
pone el acento en el reconocimiento de Jesús, subrayando su realidad e
identidad. ““¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y
se ha aparecido a Simón”. Otra segunda serie de relatos se centra en las
palabras de Jesús, que encarga a los discípulos la misión. “Id, avisad a mis hermanos”, “Y ahora id
enseguida a decir a sus discípulos” 6. JESÚS SE DA A CONOCER, SE PRESENTÓ EN MEDIO DE ELLOS Los dos evangelios de Lucas y de Juan contienen los
relatos en los que Jesús se aparece a los discípulos y se da a conocer como
el Señor. Jesús se da a conocer así cuando están los discípulos reunidos;
“Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y
les dijo: La paz con vosotros”. (Lucas
(SBJ) 24, 36), se manifiesta o se hace el encontradizo; Y sucedió que,
mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con
ellos; (Lucas (SBJ) 24,15, también hay
instantes de reconocimiento de la identidad de Jesús por medio de sus
palabras y de los gestos por él realizados; “Cuando ya amaneció, estaba Jesús
en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús…….. El discípulo a
quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: Es el Señor” (Juan (SBJ) 21, 4, 7). 7. DE LA DUDA Y LA PERPLEJIDAD, HASTA LA PLENA ADHESIÓN DE FE El evangelio de Lucas coloca el relato de la aparición de
Jesús a los discípulos en un amplio recorrido de fe que va de la duda y la
perplejidad iniciales hasta la plena adhesión de fe; Pedro se levantó y
corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su
casa, asombrado por lo sucedido. (Lucas (SBJ) 24,12), La visita de Pedro y de
los otros discípulos a la tumba de Jesús es simplemente la ocasión para
subrayar su estupor y consternación; “El caso es que algunas mujeres de las
nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al
no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición
de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros
al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le
vieron”. (Lucas (SBJ) 24, 22-24). En
cambio, el cúspide de la experiencia pascual se tiene al final, cuando Jesús
es llevado o elevado al cielo: "Ellos, después de postrarse ante él, se
volvieron a Jerusalén con gran gozo, (Lucas (SBJ) 24,52). 8. EL MISMO JESÚS SE ACERCÓ Y SIGUIÓ CON ELLOS En el relato de los peregrinos de Emaus, Lucas dice “Y
sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó
y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le
conocieran. (Lucas (SBJ) 24, 16), y
mas adelante y sólo después del diálogo con Jesús, en el que su palabra y su
gesto remiten al recuerdo histórico y a las promesas de Dios consignadas en
la Escritura, lo puede darse cuenta frente a quien están; "Entonces sus
ojos se abrieron y lo reconocieron"(Lc 24,31).
En este punto es la palabra de Jesús la que hace renacer la esperanza y abre
los ojos de los discípulos. Requiere él a la palabra profética de la
Escritura, que debe cumplirse en el Mesías. El episodio trágico de Jesús no
contradice al designio de Dios, sino que lo lleva a su cumplimiento de manera
paradójica. Pues el Mesías sólo entrará en la gloria a través del sufrimiento.
"Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les
explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. (Lucas (SBJ) 24,27) 9. JESÚS RESUCITADO, Y EL REALISMO DE SU CUERPO RESUCITADO Directamente ligado con el episodio de los dos discípulos
de Emaús está la manifestación de Jesús a los once
de Jerusalén, donde Jesús se aparece en medio del grupo de los discípulos y
los saluda con el anuncio de la paz mesiánica. La reacción de los discípulos,
estupefactos y atemorizados, da pie al evangelista para una profundización
catequística, en la cual se subraya la identidad entre el crucificado y Jesús
resucitado, y el realismo de su cuerpo resucitado: “Estaban hablando de estas
cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz con
vosotros. Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les
dijo: « ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?
Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no
tiene carne y huesos como véis que yo tengo. Y, diciendo esto, les mostró las
manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y
estuviesen asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Ellos le
ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos”. (Lucas
(SBJ) 24, 37-43) 10.
LAS MANOS Y LOS PIES, CONFIRMA A
LOS DISCÍPULOS EN LA IDENTIDAD REAL ENTRE JESÚS CRUCIFICADO Y EL SEÑOR QUE SE
LES REVELA. La reacción emotiva de los discípulos remite a una imagen
o idea aceptada comúnmente por la sociedad de esa época, donde se tiende a
confundir la resurrección de Jesús y su manifestación con la supervivencia de
los espíritus separados del cuerpo. Pero ellos viéndole caminar sobre el mar,
creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían
visto y estaban turbados. (Marcos
(SBJ) 6, 49-50), Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y
decían: « Es un fantasma », y de miedo se pusieron a gritar. (Mateo (SBJ) 14,26).En el contexto de la
catequesis de Lucas, la presentación de los signos de la pasión: las manos y
los pies, confirma a los discípulos en la identidad real entre Jesús
crucificado y el Señor que se les revela. Una confirmación ulterior y signo
de la plena pertenencia de Jesús al mundo de los vivos es la petición a los
discípulos de algo que comer; en su presencia, Jesús come un trozo de pez
asado. Este aspecto de la manifestación de Jesús resucitado a los discípulos
se subraya particularmente los Hechos de los Apóstoles: “A estos mismos,
después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente
al Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se
ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, que
oísteis de mí” (Hechos (SBJ) 1, 3-4) 11.
EL CAMINO IDEAL DE LA FE DEL
DISCÍPULO QUE BUSCA A SU SEÑOR La misma insistencia en el reconocimiento de Jesús y en el
realismo de su cuerpo de resucitado se encuentra en el cuarto evangelio. La
presentación de María de Magdala, con la eliminación de las otras figuras
femeninas, es utilizado por san Juan para destacar
el camino ideal de la fe del discípulo que busca a su Señor. Es la iniciativa
de Jesús la que le hace posible a la Magdalena el reconocimiento del
misterioso hortelano que le pregunta: " Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién
buscas? (Juan (SBJ) 20,15). Las
palabras de Jesús le permiten a María "volverse" hacia él en la
justa actitud de la fe y reconocerlo como "su Señor y maestro". "Jesús
le dice: María. Ella se vuelve y le dice en hebreo: « Rabbuní » - que quiere
decir: “Maestro” (Juan (SBJ) 20,16.
Jesús le recuerda entonces a María la nueva relación que se ha establecido
entre él y los discípulos en virtud de la resurrección: "Dícele Jesús:
No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos
y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Juan
(SBJ) 20,17) La resurrección de Jesús, según San Juan, es un proceso dinámico
iniciado ya con el don que Jesús hizo de sí en la muerte y acelerado por la
resurrección, pero que tiene su pleno cumplimiento con la ascensión y
glorificación de Jesús. Él realiza de ese modo la plena y definitiva comunión
entre Dios, el Padre, y los hombres, los hermanos. 12.
"SE LLENARON DE ALEGRÍA AL
VER AL SEÑOR" Al relato del encuentro de María y Jesús, sigue en el
texto de Juan el encuentro de Jesús con los otros discípulos. El primer
encuentro tiene lugar la tarde de aquel día, el primero de la semana. Jesús
se aparece en medio de los discípulos en el lugar en que están encerrados por
miedo a los judíos. “Al atardecer de aquel día, el primero de la semana,
estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se
encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
La paz con vosotros. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los
discípulos se alegraron de ver al Señor.”
(Juan (SBJ) 20, 19-20). Esto ocurre en dos fases distintas en el
tiempo en un intervalo de ocho días; “Tomás, uno de los Doce, llamado el
Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le
decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: Si no veo en sus manos
la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no
meto mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez
sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando
las puertas cerradas, y dijo: “La paz con vosotros”. (Juan (SBJ) 20, 24-26. No hay dudas y
perplejidades en el grupo de los discípulos, que "se llenaron de alegría
al ver al Señor". 13.
DICHOSOS LOS QUE CREEN SIN HABER
VISTO El relato del encuentro de Jesús con Tomás, representa y
concentra la figura del discípulo dudoso e incrédulo. Pues al anuncio hecho
por los otros discípulos: "Hemos visto al Señor", responde la característica situación entre
"ver" y "creer": "Si no veo en sus manos la señal de
los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en
su costado, no creeré”. (Juan (SBJ) 20, 25). El nuevo encuentro de Jesús con
los discípulos sirve para definir la verdadera disposición del discípulo
creyente. La escena está creada según el esquema de la precedente: Jesús
aparece en medio de los discípulos, estando las puertas cerradas; les dirige
el saludo pascual de la paz, y luego invita a Tomás a verificar la identidad
y la realidad de su cuerpo de crucificado: "Acerca aquí tu dedo y mira
mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino
creyente. (Juan (SBJ) 20.27). La
reacción de Tomás representa la cumbre de la profesión de fe; "Señor mío
y Dios mío”. (Juan (SBJ) 20,28).
Entonces Jesús, señala la disposición del auténtico discípulo, que funda su
fe no en "ver", que es sólo un elemento limitado de la fe pascual
de los discípulos, sino en su testimonio, que se ha convertido en anuncio y
tradición: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y
han creído.” (Juan (SBJ) 20,29) 14.
NINGUNO DE LOS DISCÍPULOS SE
ATREVIÓ A PREGUNTARLE: '¿TÚ QUIÉN ERES?', San Juan, nos relata ya en el complemento al cuarto
evangelio, la manifestación de Jesús a los discípulos a orillas del lago de
Tiberíades en forma de aparición de reconocimiento. Sucedió que estaban siete
discípulos pescando con Simón Pedro, es decir, ellos ya había regresado a sus
labores anteriores. Y sucedió que no les había ido bien en la pesca, la noche
que habían salido a pescar había resultado infructuosa, estaban en esos
quehaceres, cuando divisaron a Jesús en la orilla del lago, "estaba
Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús”. (Juan (SBJ) 21,4). No obstante, lo
infructuoso del trabajo nocturno, por su palabra, Jesús les invita a echar la
red a la parte derecha de la barca, consiguen una pesca maravillosa. Entonces
el discípulo al que Jesús amaba, aquí el representa al verdadero creyente, se
dirige a Pedro diciendo: "Es el Señor”
(Juan (SBJ) 21, 7) y Pedro
sorprendido, sin más, se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó
al mar. (Juan (SBJ) 21,7), es decir
llega a nado a la orilla y encuentra preparadas unas
brasas y un pez sobre ellas y pan.
(Juan (SBJ) 21, 9). Luego Jesús invita a los discípulos a comer
diciéndoles; “Venid y comed” y Ninguno
de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres tú?”, sabiendo que
era el Señor. (Juan (SBJ) 21, 12) Así
pues, también ésta es una escena típica de reconocimiento, donde la palabra y
el gesto de Jesús hacen que los discípulos pasen de la duda a la plena
adhesión de la fe en su presencia. Para mayor claridad, mas adelante el
evangelio señala: “Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los
discípulos después de resucitar de entre los muertos”. (Juan (SBJ) 21,14) 15.
DE LA DUDA Y DE LA INCREDULIDAD A
LA PLENA ADHESIÓN DE LA FE. Regresando a Galilea, nos encontramos a través del
Evangelio de Mateo, el relato del encuentro de los discípulos con Jesús
resucitado; “Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. (Mateo
(SBJ) 28,17), sin embargo, gracias a la iniciativa de Jesús, que se acerca a los
discípulos, así como con su palabra,
hacen que los discípulos pasen de la duda y de la incredulidad a la
plena adhesión de la fe. Los evangelistas, al describir los relatos de las
apariciones de Jesús resucitado, ponen el acento en el progresivo reconocimiento
de Jesús. Ante todo se destaca la iniciativa de Jesús resucitado, que se
manifiesta con sus palabras y con gestos a los discípulos, bien solos, bien
reunidos en grupo. También se subraya un segundo elemento que se hace
resaltar en los relatos evangélicos y es la resistencia de los discípulos a
reconocer al Señor, como también a aceptarlo en la fe. Su duda y perplejidad,
diversamente motivadas, son superadas por la palabra de Jesús y por sus
gestos. Es así como nos damos cuenta, que los evangelistas quieren acentuar
el realismo de la resurrección de Jesús y su perfecta identidad. El que ha
sido crucificado es ahora el Señor resucitado. Los discípulos han llegado a
esta conclusión de fe, superando las resistencias iniciales, gracias a la
acción misma del Señor, que se ha hecho encontradizo con ellos. El Señor les Bendiga.
Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant ocds Escrito durante mi retiro de Semana Santa en el Monasterio
de las Carmelitas Descalzas de la Palmilla en Abril de 2012 Fuentes utilizadas
para este articulo Este articulo esta apoyado en el Nuevo Diccionario de
Teología Bíblica de Rossano, Ravasi y Girlanda, Editorial San Pablo, los
textos Bíblicos están tomados de la Sagrada Biblia de Jerusalén (SBJ). Este tema está publicado en el
Link de mi pagina WEB www.caminando-con-jesus.org
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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds |
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