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LA MUJERES Y LA RESURRECIÓN Y COMO PUDO HABERSE ENTERADO LA VIRGEN MARIA

Autor: Pedro Donoso Brant


1.     LAS APARICIONES DE CRISTO RESUCITADO.

Los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento, nos relatan las siguientes “apariciones” de Cristo resucitado:

a)    A un grupo de mujeres, entre las que están María Magdalena, “la otra María” (Mt 28:1), que por Mc se sabe que son: Magdalena, María de Santiago y Salomé (Mc 16:1; cf. Jn 20:1).

b)    A dos peregrinos que iban aquel mismo día a Emaús (Lc 24:13-35; Mc 12.13);

c)     A Pedro (Lc 24:34; cf. 1 Cor 15:5);

d)    A los diez apóstoles juntos, falta Tomas (Mc 16:14; Lc 24:36-43.44-53; Jn 20, 19-23; 1 Cor 15:5);

e)    A los Once juntos (Ahora en escena Tomás; Jn 20:24-29; 1 Cor 15:7);

f)      Aparición junto al lago a Pedro, Tomás el Dídimo, Nataniel, los hijos del Zebedeo (Juan y Santiago el Mayor) y a “otros dos de sus discípulos” (Jn 21:1-23);

g)    En un monte de Galilea a los “once discípulos” (Mt 28:16-20; cf. Mc 16:15-19);

h)    A Santiago el Menor (1 Cor 15: 7a)

i)      A “más de 500 hermanos juntos, de los cuales muchos viven aún y otros han muerto” (1 Cor 15:6);

j)      Muy posteriormente a San Pablo (1 Cor 15:8; cf. Hech 9:4.5; 22:7.8; 26:13-15);

En los Hechos de los Apóstoles se lee que se apareció “vivo (resucitado), con muchas pruebas indubitables (a los apóstoles), apareciéndose por (espacio) de cuarenta días y habiéndoles del reino de Dios” (Hech 1:3). Seguramente aquí el término “cuarenta días” es una forma vaga de expresión. San Pablo, hablando en Antioquía de Pisidia, dice en su discurso y el autor de los Hechos, que es el mismo Lucas: “Jesús se apareció muchos días a los que habían subido con El de Galilea a Jerusalén” (Hech 13:31).

La pregunta es: ¿porque ningún relato Evangélico dice que se le apareció a su Madre, la Virgen María? ¿Alguien le informó a la Virgen María sobre la Resurrección?

San Juan Pablo II en la Audiencia General del miércoles 21 de mayo de 1997, expone que los evangelios refieren varias apariciones del Resucitado, pero no hablan del encuentro de Jesús con su madre. Este silencio no debe llevarnos a concluir que, después de su resurrección, Cristo no se apareció a María, pero que este silencio es una invitación a descubrir los motivos por los cuales los evangelistas no lo refieren y como ella se pudo haber enterado de esta noticia.

2.     LO QUE RELATAN LOS EVANGELIOS

Por mi parte, con este articulo teológico, quiero contribuir a que cada uno medite sobre este misterio, finalmente me he permitido hacer una conclusión de como ella se enteró de esta noticia. Para esto, me referiré principalmente a los relatos evangélicos siguientes: 

Evangelio según san Mateo (Mt 28:1-7)

1 Pasado el sábado, ya para alborear el día primero de la semana, vino María Magdalena, con la otra María, a ver el sepulcro. 2 Y sobrevino un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. 3 Era su aspecto como el relámpago, y su vestidura blanca como la nieve. 4 De miedo de él temblaron los guardias y se quedaron como muertos. 5 El ángel, dirigiéndose a las mujeres, dijo: No temáis vosotras, pues sé que buscáis a Jesús el crucificado. 6 No está aquí, ha resucitado, según lo había dicho. Venid y ved el sitio donde fue puesto. 7 Id luego y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos y que os precede a Galilea; allí lo veréis. Es lo que tenía que deciros.

Evangelio según San Marcos (Mc 16:1-3)

1 Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. 2 Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento. 3 Se decían entre sí: ¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del monumento? Era día de la Parasceve (Preparación de la Pascua) y estaba para lucir el sábado.

Evangelio según San Lucas (Lc 23:55-54)

55 Las mujeres que habían venido con El de Galilea le siguieron y vieron el monumento y cómo fue depositado su cuerpo.  56 A la vuelta prepararon aromas y mirra. Durante el sábado estuvieron quietas por causa del precepto.

Evangelio según San Lucas (Lc 24:1-2, 5-10)

1 Pero el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al monumento, trayendo los aromas que habían preparado, 2 y encontraron removida del monumento la piedra, 3 y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Estando ellas perplejas sobre esto, se les presentaron dos hombres vestidos de vestiduras deslumbrantes. 5 Mientras ellas se quedaron aterrorizadas y bajaron la cabeza hacia el suelo, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 8 Ellas se acordaron de sus palabras, 9 y, volviendo del monumento, comunicaron todo esto a los Once y a todos los demás. 10 Eran María la Magdalena, Juana y María de Santiago y las demás que estaban con ellas.

Evangelio según San Juan (Jn 19:25-27)

25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. 26 Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaban allí, dijo a la madre: Mujer, he ahí a tu hijo. 27 Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Evangelio según San Juan (Jn 20:1-2)

1 El día primero de la semana, María Magdalena vino muy de madrugada, cuando aún era de noche, al monumento, y vio quitada la piedra del monumento. 2 Corrió y vino a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo: Han tomado al Señor del monumento y no sabemos dónde lo han puesto.

3.     COMENTARIO

“Pasado el sábado, ya para alborear el día primero de la semana, vino María Magdalena, con la otra María, a ver el sepulcro.” (Mt 28,1) Según Mateo, vienen dos mujeres, María Magdalena, con la otra María. ¿A qué vienen estas dos mujeres al sepulcro?, según se entiende bien, “a ver el sepulcro”, pero también podemos pensar que vienen por el amor al Maestro y/o para orar y llorar ante él. En Marcos se añade una mujer más y las identifica; María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé” (Mc 16,1) pero además agrega que ellas; “compraron aromas para ir a ungirle.” (A Cristo) y Lucas, da otro dato; “vinieron al monumento, trayendo los aromas que habían preparado” (Lc 24, 1), quizá precisa algo más que Marcos, que después de comprar los aromas, los prepararon. Se entiende que para el mismo propósito que dice Marcos, “Ungirle”. Antes aclara Lucas que ellas acompañaban a Jesús y luego fueron testigos de la sepultación del cuerpo de Cristo; “Las mujeres que habían venido con El de Galilea (no da nombres) le siguieron y vieron el monumento y cómo fue depositado su cuerpo.” (Lc 23,55) Y después de haber estado en la sepultación de Cristo, dice Lucas que; A la vuelta prepararon aromas y mirra. Durante el sábado estuvieron quietas por causa del precepto.” (Lc 23-56)

Se puede pensar, que la preparación del cuerpo de Cristo para sepultarlo debe haber sido urgente, quizá por el modo de como sucedió todo esto, algo precipitado, por tanto, provisional y no con todos los aromas que eran necesario, por eso Lucas dice que; “A la vuelta prepararon aromas y mirra.” (Lc 23:56) y que además tuvieron que esperar que pasara el tiempo de reposo sabático pascual. Después de esto, fueron a terminar su labor con su Maestro. Estos versículos, crean una pequeña dificultad al leer el Evangelio de Juan por que el escribe; “Llegó Nicodemo, el mismo que había venido a El de noche al principio, y trajo una mezcla de mirra y áloe, como unas cien libras.  Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo fajaron con bandas y aromas, según es costumbre sepultar entre los judíos.” (Jn 19, 39-40)

¿Pero quienes son las mujeres que vienen al sepulcro? Según Mateo son: “María Magdalena, con la otra María” (Mt 28,1), antes había dicho que; Estaban allí María Magdalena y la otra María sentadas frente al sepulcro.” (Mt 27,61). ¿Quién es la otra María?  Mateo ya había dicho antes quienes eran, pues dice que allí; “mirándolo desde lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle; entre ellas María Magdalena y María la madre de Santiago y José y la madre de los hijos del Zebedeo.” (Mt 27, 55-56)

Marcos pone un dato, que; “María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía.” (Mc 15,47), esto mirando donde se ponía el cuerpo de Cristo, y así luego venir a “ungirlo” al día siguiente; “Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento.” (Mc 16, 1-2) Salome es la madre de los hijos del Zebedeo.

Por otra parte, Juan comenta claramente la venida de “María Magdalena vino muy de madrugada” (Jn 20:1). Con todo, habla en plural, es decir, implícitamente dice que con ella venían otras mujeres, porque después de “quitada la piedra del monumento” (Jn 20, 1) dice; “Han tomado al Señor del monumento y no sabemos dónde lo han puesto.” (Jn 20, 2) el no sabemos, en vez de no sé, es la confirmación implícita de que con la Magdalena habían ido a visitar el sepulcro otras mujeres.

Lucas, las nombra regresando; “y, volviendo del monumento, comunicaron todo esto a los Once y a todos los demás.” (Lc 24, 9) y dicen quién eran; “María la Magdalena, Juana y María de Santiago y las demás que estaban con ellas.” (Lc 24:10). Con todo, no dicen quienes son las demás. Antes había dicho quienes habían ido al Calvario: “todos sus conocidos y a las mujeres que lo habían seguido de Galilea” (Lc 23:49). En otros relatos el mismo Lucas nos entrega algunos datos quienes podrían ser esta mujeres; “Juana mujer de Juza, administrador de Herodes (Antipas)” (Lc 8:3; cf. Lc 8: 1-3). Era un grupo de piadosas mujeres que “habían sido curadas” y que lo “servían con sus bienes” (Lc 8: 1-3).

Las mujeres ignoraban que había una guardia puesta en el sepulcro, esto se puede deducir porque van confiadas con aromas para el cuerpo de Cristo. De ahí su preocupación de cómo hacer rodar la piedra circular que tapaba la sepultura y; Se decían entre sí: ¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del monumento?” (Mc 16, 3) Por el peso, se necesitaba una fuerza de varias otras personas, quizás hombres fornidos.

Las mujeres; “encontraron removida del monumento la piedra, y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando ellas perplejas sobre esto, se les presentaron dos hombres vestidos de vestiduras deslumbrantes.” (Lc 24, 1-4) Se entiende que en las mujeres causo un efecto muy llamativo cuando vieron la piedra removida. Mateo aclara quien la removió; “un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella.” (Mt 28,2)

Pero al ver así removida la piedra, Magdalena, que está entre ellas, no investiga más. Supone que hubo un robo. ¿Ignoraban el anuncio de la resurrección, al menos para el tercer día? ¿Qué forma tuvo el anuncio profético de Cristo? Pero de esta incredulidad participan todavía los apóstoles: “Entonces entró también el otro discípulo que vino primero al monumento, y vio y creyó; porque aún no se habían dado cuenta de la Escritura, según la cual era preciso que Él resucitase de entre los muertos. Los discípulos se fueron de nuevo a casa.” (Jn 20, 8-10)

La tradición del cuarto evangelio no recoge la aparición del ángel a las mujeres. Magdalena, al ver desde cierta distancia la piedra removida, se dio a correr para comunicar a los apóstoles. Pero las otras mujeres se acercaron. Mateo deja esta escena de una manera más imprecisa, pues quita matices. Pero Lucas y Marcos van a precisar este detalle. Las mujeres, en una primera fase, “entraron” (Lc-Mc). Y, al no hallar el cuerpo del Señor, “quedaron perplejas” (Lc). Y “estando ellas perplejas sobre esto, se presentaron dos hombres vestidos con vestiduras resplandecientes” (Lc). Si Lucas pone dos ángeles en lugar de uno, es que así está en la fuente de su tradición.

La más apasionada de todas es Magdalena, ella “Corrió y vino a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo: Han tomado al Señor del monumento y no sabemos dónde lo han puesto.” (Jn 2) Se entiende que el otro discípulo a quien Jesús amaba” es Juan, a quién Jesús le encargo a su Madre, la Virgen María; “Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” (Jn 20, 2), por eso pienso que Pedro y Juan debieron de salir enseguida de recibir esta noticia, pues ambos “corrían”

Como conclusión a este silencio de los Evangelios, sobre cómo se enteró la Virgen María de la Resurrección, creo que Juan pudo haber dado la noticia a la Madre de Cristo sobre la Resurrección de su hijo, después de todo, ella estaba a su cuidado en su casa por petición del mismo Cristo en la Cruz.

Pedro Donoso Brant

www.caminando-con-jesus.org

Fuentes: Textos Bíblicos de la Biblia Nácar-Colunga