Título Santa Teresa de Jesús, Autor Anónimo (Copia de Ribera, José de) Siglo XVII, Técnica
Óleo Soporte Lienzo Dimensión Alto: 104 cm.;
Ancho: 83 cm. MUSEO DEL PRADO SANTA
TERESA DE JESUS, MUJER DE VIRTUD AGRADECIDA Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant “Te
doy gracias, Señor, de todo corazón, cantaré todas tus maravillas” (Salmos
9,2) 1. DEBEMOS
SER SIEMPRE AGRADECIDOS. La gratitud es, en pocas palabras,
aquella virtud que nos llama a reconocer y recompensar de algún modo a la
persona que con generosidad nos ha dado un beneficio, una noticia agradable,
un buen momento de nuestra vida. El amigo o cualquier persona que con
generosidad, al darnos gratuitamente alguna cosa, habiéndosela pedido o no, y
en algunos casos sin ningún derecho, se hace merecedor de nuestra gratitud. La
Santa Madre Teresa de Jesús, escribe: “Me parecía que era virtud ser
agradecida y dar amor a quien me quería” (Libro Vida 5, 4). El gesto de
agradecimiento, es algo que a mí modo de ver, nace en el corazón y naturalmente
es una necesidad de demostrar el reconocimiento. Quien no es agradecido, comete
el mayor de los pecados, y este es la ingratitud. “¡Oh, ingratitud de los
mortales! ¿Hasta cuándo ha de llegar?”(Libro Vida 27, 11). La gratitud, tiene su origen en el
beneficio recibido. En el aspecto humano, el beneficio muchas veces es por
algún servicio o ayuda de algo que necesitamos, en otras ocasiones puede ser
por un regalo que no esperábamos, pero así como a nosotros nos dan, nosotros debemos
ofrecer gratuitamente una muestra de reconocimiento por la generosidad que se
nos ha tenido, pero no solo con gestos, sino que además nuestra oración.
Teresa de Jesús les pide a sus hijas el regalo de la oración a sus benefactores:
“Tenéis mucha obligación de rogar continuamente por sus almas porque os dan
de comer; que también quiere el Señor que aunque es él quien os provee, lo
agradezcamos a las personas por cuyo medio nos lo da; y no os descuidéis en
esto” (Camino de Perfección 2, 10). En cualquier caso, dar las gracias
cuando corresponde, es un gesto de nobleza
y muy humano que habla bien de la persona que lo hace. Por tanto,
debemos ser siempre agradecidos. Teresa nos dice, que de uno u otro modo; “todo
es dado de Dios” (Libro Vida 10,2) y luego reflexionando sobre los regalos
que recibe de Dios añade; “Nos puede ayudar mucho reflexionar sobre nuestra
pobreza y la ingratitud que tenemos con Dios” (Libro Vida 10, 2). El mismo
Jesús, se extrañó cuando curó a 10 leprosos y solo uno regresó a darle las
gracias, entonces Jesús pregunto: "¿No quedaron limpios los diez? Los
otros nueve, ¿dónde están?” (Lc 17,17) En el fondo de todo, la gratitud se
funda en la virtud especial de reconocer que se nos ayuda, como en el caso
que recibimos algo de cierta persona que nada o poco tiene, ¿cómo no ser
agradecido?, por ejemplo la viuda que miraba Jesús: “Pues todos han echado de
los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo
cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir”. (Mc 12,42). 2.
UNA PEQUEÑA LIMOSNA, ES UN GRAN
REGALO PARA EL QUE LA RECIBE Y PARA EL QUE LA DA.
La Santa Madre Teresa de Jesús, siempre
tuvo en cuenta a mucha gente que le ayudó, en especial en la fundación de
muchos monasterios. Frente a estas ayudas, siempre hacia recuerdos y
reconocimientos llenos de gratitud. En San José en Medina del Campo recuerda;
“Otras personas nos daban harta limosna para comer; mas esta señora fue la
que más me socorrió” se refiere a doña Elena de Quiroga, gran sierva de Dios,
que la ayudó hacer una capilla, para donde estuviese el Santísimo Sacramento.
(Fundaciones 3,14) Del Convento de San José de Toledo, “Lo que me hizo
devoción, y por lo que lo pongo aquí, es que antes que hiciese profesión hizo
donación de todo lo que tenía, que era muy rica, y lo dió en limosna para la
casa.” (Fundaciones 16,2) Monasterio San José en Salamanca “nos prestaron
ropa para las compañeras que habían de venir y nos enviaron limosna.” (Fundaciones 19) Monasterio San José en Sevilla;
“su madre tomó el hábito en el mismo monasterio, y le dio todo lo que tenía
en limosna, y está con grandísimo contento madre e hija, y edificación de
todas las monjas, sirviendo a quien tan gran merced las hizo.” (Fundaciones
26,15) Le escribe Teresa de Jesús a María
de san José, priora de Sevilla (carta 250); “Porque no puedo sufrir que nos
mostremos desagradecidas con quien nos ha hecho bien. Porque me acuerdo que
cuando nos querían engañar con una casa que nos vendían, él nos desengañó y
nunca se me puede olvidar el bien que en esto nos hizo y el trabajo de que
nos libró; y siempre me pareció siervo de Dios y bien intencionado” Ciertamente, a lo mucho o poco que
nos den, está implícita una invitación a estar agradecido, tanto al
benefactor como a Dios por este hecho. La gratitud en los que recibimos, pasa
a ser la gracia del generoso que regala, por tanto, a mayor favor, se demanda
mayor gratitud y a mayor generosidad, se reconoce mayor amor a Dios. Una
pequeña limosna, es muchas veces un gran regalo para el que la recibe, pero
también para el que la da con un corazón compasivo y fraternal. 3.
QUE LA MAYOR RECOMPENSA ESTÁ EN
LA AMISTAD, Y QUE ESTA SEA DESINTERESADA
En el capítulo 5 del Libro de la
Vida, Santa Teresa escribe una experiencia dramática, ella descubre que su
confesor ha caído en falta y este le declara su perdición. Teresa, no le
abandona por esto, al contrario, ella se informa con personas de la casa de
este cura y concluye que este pobre no tenía tanta culpa y se hace el propósito
de salvar esta alma. Reconoce Teresa; “Me parecía que era virtud ser
agradecida y dar amor a quien me quería” (Libro Vida 5, 4). Ciertamente, la Santa
Madre está actuando a obediencia del Señor; “Si tu hermano llega a pecar, repréndele,
a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.” (Mt 18, 15) Toda
nuestra vida, como hijos de Dios, tenemos que hacerla de la mejor forma, con y por la caridad, en ella se expresa
fielmente el amor fraterno al prójimo y los que están más cerca. Me parece, que la mayor recompensa
está en la amistad, y que esta sea desinteresada, en especial, si somos
capaces de dar como de recibir sin un interés en particular de por medio,
como nos enseña el Señor; “haced el bien, y prestad sin esperar nada a
cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo” (Lc
6,35) Por tanto, la recompensa, debe compensar más por el afecto que se tiene
por el amigo que por el valor del beneficio que se recibe. Más amor tiene el efecto de dar, que lo que
se da, y son muy válidas las pequeñas cosas dadas con amor, que las grandes
cosas para quedar bien. Relata santa Teresa que en otra
ocasión, su confesor el Padre Cetina tuvo que regresar a Salamanca y le cambiaron
de confesor. Un buen confesor, es como un buen amigo que quiere nuestro bien;
Teresa recuerda que este padre comenzó a ponerla en más perfección. (Libro
Vida 24,5) También comenta Teresa que este confesor se lo recomendó una viuda
de mucha calidad y oración, por eso da una razón sobre la gratitud a las
amistades; “Aunque con las amistades que tenía no ofendía a Dios, me
entregaba demasiado y creía que era ingratitud dejarlas. Le decía yo: si no
ofendo a Dios ¿por qué he de ser desagradecida?” (Libro Vida 24, 5). Finalizando Teresa de Jesús su Libro
Vida, escribiendo sobre las grandes mercedes (regalos) que el Señor le ha
hecho, recuerda también los buenos momento de sus amistades; “Como gozo
cuando estoy con las personas con quienes comunico mi alma y con los que veo
que son muy siervos de Dios, con los cuales me consuelo y los amo mucho,
llegué a pensar si estaba asida a ellos. Me dijo que si un médico cura a un
enfermo en peligro de muerte, no es virtud no estarle agradecida y amarle; qué
hubiera hecho yo sin estas personas; que la conversación con los buenos no
daña, pero que mis palabras fueran siempre graves y santas, que no dejara de
hablar con ellos pues me causaban mucho provecho y no daño” (Libro Vida 40,
19). 4.
“DIOS LE PAGUE”, ¡OH, OH, QUE ES
MUY BUEN PAGADOR Y PAGA MUY SIN TASA!”
He oído muchas veces esta pregunta,
¿cuántas cartas escribió Santa Teresa?, y la respuesta deja asombrados e incrédulos
a los que la oyen por primera vez, porque algunos dicen que solo tenemos una
tercera parte que son 486 cartas, es decir habría escrito poco más de 1400.
Pero hay otros, como Efrén de la Madre de Dios y Otger Steggink, calculan
14.600. En todo caso el epistolario de Teresa de Jesús que se conserva es 486
cartas entre autógrafos, originales y copias certificadas. De las que he leído,
me he fijado en un detalle, en casi todas sus cartas, Teresa no se olvida de
escribir siempre; “Dios le pague”, y
lo hace desde la amistad con Dios y la oración, porque como ella dice sobre
Dios; “¡Oh, oh, que es muy buen pagador y paga muy sin tasa!” (Camino de Perfección
37,3) Los agradecimientos, en Santa Teresa
son naturales; “en mí ser agradecida; debe de ser natural, que con una
sardina que me den me sobornarán” (Cta 250). Y lo expresa en sus cartas de
diversos modos: Al Licenciado Peña, Capellán de la Capilla real de Toledo; “Que
hemos de ser agradecidas, y era ingratitud aun con el obispo” (Cta 61, 9). A
Doña Inés Nieto, de Madrid; “Mi condición de agradecida y su gran celo me
hace pasar por lo que está bien lejos de mi carácter” (Cta 76, 17). Desde
Toledo al Padre Gracian; “Aunque ahora, por no desagradecer a mi hermano lo
que ha hecho, quisiera estar allí hasta que solucionara algunas cosas, pues
me espera para esto” (Cta 116, 6). A su sobrino don Diego de Guzmán y Cepeda;
“Vuestra merced ya creo que sabe que no soy desagradecida” (Cta 130, 1). A su
sobrina María de Bautista, Priora de Valladolid; “Sino que se agradezca
siempre el bien que nos han hecho” (Cta 103). A la M. María de San José, en
Sevilla “No dejen de enviarle algunos recuerdos para que parezcan
agradecidas, aunque no haya de qué.” (Cta 148). La gratitud, trae consigo reconocer
lo que se ha recibido, por consiguiente dar las gracias, y luego recompensar
conforme a las posibilidades que se tengan y en el momento oportuno. “No sea
tu mano abierta para recibir, y cerrada para dar”. (Eclesiástico 4,31). Un
detalle que me he fijado o así lo he entendido, es que Santa Teresa se
preocupa hacerlo de modo de evitar causar en la persona bienhechora, que está
en mayor deuda con ella. Esto lo ve necesario, porque muchos dan, sin esperar
nada a cambio. Como dice el Señor: “haced el bien, y prestad sin esperar nada
a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo” (Lc 6,35) Y sobre la recompensa que habla
Jesús, teresa dice; “he visto claro que no deja Dios sin gran premio, aun en
esta vida; porque es así” (Libro Vida 11,11) 5.
“BUENO ES DAR GRACIAS AL SEÑOR,
Y CANTAR A TU NOMBRE, ALTÍSIMO”. (SALMOS 92,2)
“Gratis lo recibisteis; dadlo
gratis”, nos dice el Señor: (Mt 10, 8) Gracia es lo que se da o se recibe
gratuitamente, y esta puede ser mayor o por la cantidad del bien donado o
porque se ha recibido de Dios un regalo mayor. En ambos casos, estamos
obligados a mayor gratitud a Dios, porque nos ha dado un corazón abierto y
generoso que nos permite dar más y el caso de lo que recibimos de Dios, mayor
es nuestra gratitud, ya que conforme a sabernos indignos frente al Señor, él
nos da su misericordia y perdón. Santa Teresa de Jesús, comenta sobre el gran bien
que hace procurar desasirse (desprenderse) de todo interior y exteriormente porque abrazándonos con solo su
Majestad (El Señor) recibimos de esta manera las virtudes. Teresa sabe y
enseña que en Dios están todos los bienes, y dice; “como digo, y por eso
demos muchas gracias al Señor” (Camino de Perfección (E) 12,1) Y en todo lo
que enseña, está presente el ser agradecida con Dios, dice Teresa; “Así que,
hermanas, cuando en vosotras entendiereis este amor en alguna, alabad a Dios
por ella y dadle las gracias, (Camino
de Perfección (E) 70,2), “no me hartaba de dar gracias a nuestro Señor, con
un gozo interior grandísimo” (Fundaciones
14,11). “¡Oh Señor mío, qué bueno sois! ¡Bendito seáis para siempre! Alaben o,
Dios mío, todas las cosas” (Libro Vida
18,3) “No me hartaba de dar gracias a Dios y al glorioso padre mío san José” (Libro Vida 30,7). Teresa enseña con su propia experiencia
de vida; “Y así torno (vuelvo) a decir que fue una de las mayores mercedes
que el Señor me ha hecho, porque me ha aprovechado muy mucho, así para perder
el miedo a las tribulaciones y contradicciones de esta vida, como para
esforzarme a padecerlas y dar gracias al Señor que me libró, a lo que ahora
me parece, de males tan perpetuos y terribles” (Libro Vida 32,5) Teresa invita a además de agradecer,
hacer cosas extraordinarias; “Den muchas gracias a Dios por tanta merced que
nos ha hecho Su Majestad de quedar tan en gracia del General. Hagan alguna
procesión y digan algo al Señor en acción de gracias, que ya no nos falta
nada sino ser muy santas y servir a Dios con estas mercedes” (Cta 394 a la
madre Tomasina Bautista, priora de Burgos). 6.
“¿CÓMO AL SEÑOR PODRÉ PAGAR TODO EL BIEN QUE ME HA HECHO?”
Me
parece que Santa Teresa, de Jesús, se inspira en los salmos para escribir su
agradecimiento a Dios, por todo lo que ha recibido, de Él y de sus buenos
amigos; “¡Dad gracias al Señor, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos
sus hazañas! Cantadle, salmodiad para él, sus maravillas todas recitad”; (Salmos 105, 1-2) “¿Cómo al Señor podré pagar todo el bien que me ha hecho?” (Salmos 116,12) Leer
a Santa Teresa, nos entusiasma por ser agradecidos con Dios, de quien nos
vienen todos los bienes y favores. “La intención esté firme, que no es nada
delicado mi Dios: no mira en menudencias (detalles pequeños) así los tendrá
que agradecer; y darles algo.” (Cfr. Camino
de Perfección 23,3) También nos entusiasma santa Teresa de Jesús a
agradecerle a ella por ayudarnos a darnos cuenta de esta realidad. Seamos
agradecidos con Dios, que tan generoso es con nosotros, y mostrémosle siempre
nuestro agradecimiento, con nuestra las obras y amándole mucho, como lo amo santa Teresa. Las
buenas acciones serán los más pequeños favores que el Señor agradecido nos
concederá. Dice Teresa; “Agradecer al Señor que nos deja andar deseosos de
contentarle, aunque sean flacas (frágiles) las obras. (Libro Vida 12,3) Exclama Teresa; ¡Oh, Señor mío! ¡Qué delicada y fina y
sabrosamente sabes tratar a quienes te aman! ¡Quién nunca se hubiera
entregado a amar a nadie sino a Tí! Parece, Señor, que pruebas con rigor a quien te
ama, para que en la mayor intensidad del sufrimiento se manifieste la mayor
intensidad de Tu amor (Vida 25, 17). Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Diciembre
de 2015 Publicado en mi web www.caminando-con-jesus.org
sección teresa de jesus Fuentes Bibliográficas y de
referencias Obras Completas, Editorial
Monte Carmelo Mi libro, Teresa de Jesús nos habla
de Dios, Editorial Monte Carmelo Textos Bíblicos, Biblia de
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