EL MAESTRO JESUS Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Comentarios, Estudios y Reflexiones del Evangelio Contemplado |
Deja ya de retenerme, Jn 20:11-18 16
Díjole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: ¡Rabboní!, que quiere decir Maestro. 17 Jesús le dijo:
Deja ya de retenerme, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis
hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro
Dios. 18María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: “He visto al Señor,”
y las cosas que le había dicho. COMENTARIO “¡Poli me
tanguee!,” Magdalena se
postró, se abalanzó a tierra y abrazó los pies de Cristo. Pero es cuando El
le dijo la célebre frase “¡Poli me tanguee!,” que dio lugar a tan diversas
interpretaciones, porque se traduce No me retengas más, y la causa que da
para esto es porque aún no he subido al Padre. ¿Qué relación hay entre este
no Retener a Cristo, de María abrazada y acaso besando sus pies, y el no
haber subido aún al Padre? Esta subida de Cristo es ciertamente la ascensión.
Pero, evidentemente, la ascensión de Cristo no va a ser el motivo para que no
se le pueda retener. La frase es demasiado densa y apretada. Porque aún no ha
subido Cristo oficialmente al Padre; pero, teniendo ya una vida gloriosa y
nueva, es por lo que ya no se pueden tener con El las relaciones del mismo
modo que antes; la vida humana no puede tener con el cuerpo y vida gloriosa
de Cristo un trato, aunque espiritual, igual al que anteriormente tenía (1
Cor 15:50ss). Magdalena no debe
retener a Cristo así, porque ha de llevar un mensaje a los apóstoles. Por eso
la estructura de este pasaje parece que debería ser el motivo inmediato de
abandonar Magdalena los pies de Cristo es el tener que llevar un mensaje a
los apóstoles inmediatamente. Y esto no consiste sólo en anunciarles la
resurrección de Cristo, sino también en anunciarle su próxima subida al
Padre. Con ello alentaba a los apóstoles, al hacerles ver que, aunque iba a
dejar pronto la tierra, aún no los había dejado. Era el anuncio implícito de
los cuarenta días en que se les manifestaría antes de la ascensión. Pero su
subida oficial, definitiva, iba a ser pronto, como les dijo en el Sermón de Luego Jesús dice
Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes, pareciendo
señalar yo soy su hijo verdadero, y ustedes sus hijos adoptivos pero también
son sus hijos y hacerles saber que uno mismo es el Dios y Padre de El y de
ellos. A esto mismo parece llevar la fórmula en la que Cristo da el encargo a
Magdalena: Ve a decir a mis hermanos. María Magdalena fue
a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho
esas palabras. Este mensaje es
completamente diferente del que aparece en los sinópticos. En éstos, es el
aviso para su ida a Galilea. En el triunfo de su resurrección, san Juan pone
en boca de Cristo la rúbrica igualmente triunfal del tema de su evangelio:
¡era lo que anunció el Hijo de Dios! Por eso sube triunfalmente a Dios, su
Padre, por cuya revelación murió. Los sinópticos
recogen una parte que san Juan omite: los apóstoles no creyeron este mensaje
que Magdalena y otras mujeres les transmitían, de haber visto al Señor
resucitado, y la comunicación que para ellos tenían. Esta aparición de Cristo a Magdalena, ¿es la misma que cuenta san Mateo (28:9.10) y san Marcos (16:9-11)? Se admite, generalmente, que es la misma: en san Juan esta descrita con amplitud y en san Mateo presentada desdibujada y en una categoría de mujeres, conforme al procedimiento usual de san Mateo, pero aunque la escena está desdibujada, de la aparición de Cristo sólo a María Magdalena y a la otra María, son los mismos — el saludo de Cristo, el acercarse-postrarse de ellas, el retener sus pies, el mensaje de Cristo a sus hermanos — , se deduce, con toda probabilidad, que Cristo no se apareció resucitado a las mujeres en el camino: sólo se apareció junto al sepulcro a Magdalena. Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant Octubre de 2005 |