EL MAESTRO JESUS Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Comentarios, Estudios y Reflexiones del Evangelio Contemplado |
Institución de 26 Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió
y, dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo. 27 Y
tomando un cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, 28
que esta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos
para remisión de los pecados. 29 Yo os digo que no beberé más de este fruto
de la vid hasta el día que lo beba con vosotros nuevo en el reino de mi
Padre. La narración de la institución eucarística aparece
relatada en los tres sinópticos reducida al mínimo, a lo esencial. La razón
es que no era, a la hora de la composición de los evangelios, necesario un
desarrollo amplio, ya que era por todos conocida y sabida, por vivírsela en
la “fractio panis.” No
fue sólo despojada de los elementos de En los relatos de la institución se notan dos grupos
afines, sustancialmente idénticos, pero con pequeñas variantes redaccionales:
Mateo-Marcos y Lucas-Pablo (1 Cor 11:17-34). El primer grupo posiblemente
represente la tradición de alguna iglesia palestina
de Jerusalén, mientras que el segundo refleja más bien la tradición de una
iglesia helenística, de Antioquía o
Corinto. Para la cena pascual estaban “reclinados” sobre lechos o
esteras y apoyados sobre el brazo izquierdo. Según La institución eucarística se hace “mientras comían”
(Mateo-Marcos). En cambio, Lucas dirá, al consagrar el cáliz, que lo hace de
igual manera, “después de haber comido.” Esta aparente divergencia está en
función del ritual rabínico. Según éste, la cena pascual propiamente dicha
consistía en comer el cordero pascual, y luego se bebía un tercer cáliz
ritual con vino. Mientras Mateo-Marcos dicen sólo, genéricamente, que la
consagración se realiza durante la cena pascual, Lucas precisa más el
momento: fue precisamente después de la cena estricta, después de comer el
cordero pascual. La realidad y el simbolismo se unían. La forma que se usa aquí por el “pan” es, que de suyo es
todo tipo de pan. Allí el pan era ácimo. Pero tanto la filología como la
práctica de Luego lo “bendijo” En la cena pascual, lo mismo que en los
usos judíos ordinarios, había abundantes bendiciones. Los rabinos exigían la
bendición — invocaciones — del pan y explicación de Pero en la redacción hay divergencia. Mateo-Marcos ponen
que lo bendijo, pero Lucas dice que “dio gracias”. Podría pensarse que Jesús
había hecho ambas cosas y que cada grupo de evangelistas recogió una u otra.
Pero en las dos multiplicaciones de los panes, Mateo-Marcos ponen, por la
misma acción de Jesús, que lo “bendijo”, y luego, en la segunda
multiplicación, para decir lo mismo, Mateo-Marcos ponen que “dio gracias”.
Esta permutación indistinta de términos hace ver que los autores las usan
como expresiones sinónimas. Según el rito del paterfamilias en la cena pascual, Jesús
“partió” el pan y lo distribuyó a los apóstoles. Es rito que vino a dar luego
nombre a la celebración eucarística: la “fractio panis.” Posiblemente fue debido a que en ello se vio como
un signo del cuerpo destrozado — inmolado — de Jesús en la pasión y en la
cruz. Mateo-Marcos recogen la orden dada por Jesús: “Tomad”
(Mateo-Marcos), “comed” (Mateo). La frase de Mateo probablemente es una
adición redaccional del Mateo griego, ya que es de suyo
innecesaria. Esta orden tenía una triple finalidad: captar la atención,
enseñarles lo que había que hacer con aquel rito nuevo, y con ello atreverse
a recibir el cuerpo sacramental del Señor. “Esto es mi cuerpo.” La forma “esto”, lo mismo puede
representar un valor neutro absoluto que estar en esta forma por la atracción
del sustantivo al que afecta. De ahí poder traducirse lo mismo por “esto es
mi cuerpo,” forma indeterminada de lo que se tiene en la mano, el pan; que
por “éste es mi cuerpo,” es decir, el que al término de la consagración está
en el pan. Pues en las cosas que tienen su
pronombre, en el uso vulgar, expresa el resultado de la misma cosa. Los sinópticos ponen unánimes la palabra “cuerpo”. Juan,
al hablar de la promesa eucarística, usa “carne”. Así lo usan, a propósito de
Hecha la consagración del pan, Mateo trae la consagración
del vino. Jesús tomó un cáliz. El judaísmo no conoció el uso de una copa en
los banquetes religiosos hasta después del siglo IX d.C. En los banquetes
ordinarios admitían, a veces, beber de la misma copa, pero se ignora si a
título excepcional admitían esto en el banquete pascual. Al dar la orden de
que bebiesen todos de él, o se amoldó a un uso o instituyó uno nuevo.
Convenía que no hubiese confusiones con el contenido de otras copas. Conforme
al uso, el vino estaba mezclado con agua. “Y dando gracias,” con una fórmula de alabanza al Padre
por la consagración que iba a hacer de su sangre en el vino, se lo dio,
diciendo: “Esta es mi sangre.” Y se realizó la consagración. Pero esta sangre es la “de También se destaca que es “derramada” por “muchos.” La
primera expresión, “derramada,” está puesta en griego en participio de
presente. Parecía que se estaba derramando ya ahora, por lo que se probaría,
por ello, que El provecho de esta sangre es “por muchos”. Marcos y Lucas
usan la fórmula, en favor de. Mateo, en cambio, usa, aunque con este mismo
sentido según el uso helenístico. Los que van a recibir este provecho en Mateo-Marcos son
“muchos.” Pero esta expresión no es restrictiva a algunos, sino equivalente
en diversos pasajes bíblicos a la totalidad o universalidad (Mateo 20, 28,
par.). Así, en el poema del “Siervo de Yahvé,” de Isaías, que probablemente
influye en esta redacción, el Mesías sufriente obtiene el mérito para
“multitudes” (rabbím), que son toda la obra redentiva (Is 53:12). Y en el hebreo postbíblico, rabbím no significa muchos, sino la multitud en general,
el pueblo, es decir, todos los seres humanos sin distinción. El fruto definitivo por el que se derrama esta sangre es
“la remisión de los pecados” de todos los humanos. La valoración de todo este pasaje de presencia real
eucarística encuentra su mejor comentario en la de la primitiva Iglesia y en
las palabras de San Pablo, previas al relato de la institución, las cuales
usa para probar el valor sacrificial de Mateo termina el relato con un pasaje en el que Jesús dice
“Yo os digo que no beberé más de este fruto de la vid hasta el día que lo
beba con vosotros nuevo en el reino de mi Padre.” Lucas le da otra situación literaria antes de la
institución eucarística y con un sentido algún tanto distinto. Tampoco tiene
una conexión necesaria con la institución eucarística. Es por lo que se pensó
en que fuese algo independiente insertado aquí por la evocación del banquete
pascual. El reino de Dios es presentado frecuentemente por un
banquete; era metáfora normal judía para esto. Jesús anuncia su muerte y también su reunión con los
apóstoles en el reino de su Padre. Es la concepción “escatológica” del reino.
Esa bebida “nueva” no es más que parte de la metáfora del banquete, símbolo
del nuevo orden de cosas que regirá en aquel mundo escatológico (1 Cor
11:26). Los aditamentos unidos a las expresiones esenciales y paralelísticas de “Esto es mi cuerpo” y “Esto es mi
sangre,” ¿son originarios de Jesús? Se nota en ellas variación: de ser
originales, ¿no se hubiesen conservado íntegras? Estos aditamentos diversos ¿son explicitaciones de la
fórmula primitiva — ¿y escueta? — de Jesús? En el contexto histórico, en la haggadah (Este término se deriva del verbo hagad contar, anunciar) que Jesús hubo de tener en Pedro Sergio Antonio Donoso Brant Octubre de 2005 |