Comienza a declarar el segundo grado
de oración, que es ya dar el Señor al alma a sentir
1. Pues ya queda dicho con el trabajo que se riega
(1) este vergel y cuán a fuerza de brazos sacando el agua del pozo, digamos
ahora el segundo modo de sacar el agua que el Señor del huerto ordenó para que
con artificio de con un torno y arcaduces sacase el hortelano más agua y a
menos trabajo, y pudiese descansar sin estar continuo trabajando.
Pues este modo, aplicado a la oración que llaman de
quietud (2), es lo que yo ahora quiero tratar.
2. Aquí se comienza a recoger el alma, toca ya aquí
cosa sobrenatural (3), porque en ninguna manera ella puede ganar aquello por
diligencias que haga. Verdad es que parece que algún tiempo se ha cansado en
andar el torno y trabajar con el entendimiento y henchídose los arcaduces; mas
aquí está el agua más alto (4) y así se trabaja muy menos que en sacarlo del
pozo. Digo que está más cerca el agua, porque la gracia dase más claramente a
conocer al alma.
Esto es un recogerse las potencias dentro de sí para
gozar de aquel contento con más gusto; mas no se pierden ni se duermen; (5) sola
la voluntad se ocupa de manera que, sin saber cómo, se cautiva; sólo da
consentimiento para que la encarcele Dios, como quien bien sabe ser cautivo de
quien ama (6). ¡Oh Jesús y Señor mío! ¡qué nos vale aquí vuestro amor!, porque
éste tiene al nuestro tan atado que no deja libertad para amar en aquel punto a
otra cosa sino a Vos.
3. Las otras dos potencias ayudan a la voluntad para
que vaya haciéndose hábil para gozar de tanto bien, puesto que (7) algunas
veces, aun estando unida la voluntad, acaece desayudar harto; mas entonces no
haga caso de ellas, sino estése en su gozo y quietud; porque, si las quiere
recoger, ella y ellas perderán, que son entonces como unas palomas que no se
contentan con el cebo que les da el dueño del palomar sin trabajarlo ellas, y
van a buscar de comer por otras partes, y hallan tan mal que se tornan; y así
van y vienen a ver si les da la voluntad de lo que goza. Si el Señor quiere
echarles cebo, detiénense, y si no, tornan a buscar; y deben pensar que hacen a
la voluntad provecho, y a las veces en querer la memoria o imaginación
representarla lo que goza, la dañará. Pues tenga aviso de haberse con ellas
como diré (8).
4. Pues todo esto que pasa aquí es con grandísimo
consuelo y con tan poco trabajo, que no cansa la oración, aunque dure mucho
rato; porque el entendimiento obra aquí muy paso a paso y saca muy mucha más
agua que no sacaba del pozo (9). Las lágrimas que Dios aquí da, ya van con
gozo; aunque se sienten, no se procuran.
5. Este agua de grandes bienes y mercedes que el
Señor da aquí, hacen crecer las virtudes muy más sin comparación que en la
oración pasada, porque se va ya esta alma subiendo de su miseria y dásele ya un
poco de noticia de los gustos de la gloria. Esto creo las hace más crecer y
también llegar más cerca de la verdadera virtud, de donde todas las virtudes
vienen, que es Dios; porque comienza Su Majestad a comunicarse a esta alma y
quiere que sienta ella cómo se le comunica.
Comiénzase luego, en llegando aquí, a perder la
codicia de lo de acá, ¡y pocas gracias! (10) Porque ve claro que un momento de
aquel gusto no se puede haber acá, ni hay riquezas ni señoríos ni honras ni
deleites que basten a dar un cierra ojo y abre (11) de este contentamiento,
porque es verdadero y contento que se ve que nos contenta. Porque los de acá,
por maravilla me parece entendemos adónde está este contento, porque nunca
falta un "síno" (12). Aquí todo es "sí" en aquel tiempo; el
"no" viene después, por ver que se acabó y que no lo puede tornar a
cobrar ni sabe cómo; porque si se hace pedazos a penitencias y oración y todas
las demás cosas, si el Señor no le quiere dar, aprovecha poco. Quiere Dios por
su grandeza que entienda esta alma que está Su Majestad tan cerca de ella que
ya no ha menester enviarle mensajeros, sino hablar ella misma con El, y no a
voces, porque está ya tan cerca que en meneando los labios la entiende.
6. Parece impertinente decir esto, pues sabemos que
siempre nos entiende Dios y está con nosotros. En esto no hay que dudar que es
así, mas quiere este Emperador y Señor nuestro que entendamos aquí que nos
entiende, y lo que hace su presencia, y que quiere particularmente comenzar a
obrar en el alma, en la gran satisfacción interior y exterior que la da, y en
la diferencia que, como he dicho, hay de este deleite y contento a los de acá,
que parece hinche el vacío que por nuestros pecados teníamos hecho en el alma.
Es en lo muy íntimo de ella esta satisfacción, y no sabe por dónde ni cómo le
vino, ni muchas veces sabe qué hacer ni qué querer ni qué pedir. Todo parece lo
halla junto y no sabe lo que ha hallado, ni aun yo sé cómo darlo a entender,
porque para hartas cosas eran menester letras. Porque aquí viniera bien dar
aquí a entender qué es auxilio general o particular (13) que hay muchos que lo
ignoran, y cómo este particular quiere el Señor aquí que casi le vea el alma
por vista de ojos (14), como dicen, y también para muchas cosas que irán
erradas. Mas, como lo han de ver personas que entiendan si hay yerro, voy descuidada;
porque así de letras como de espíritu sé que lo puedo estar, yendo a poder de
quien va, que entenderán y quitarán lo que fuere mal (15).
7. Pues querría dar a entender esto, porque son
principios, y cuando el Señor comienza a hacer estas mercedes, la misma alma no
las entiende ni sabe qué hacer de sí. Porque, si la lleva Dios por camino de
temor, como hizo a mí, es gran trabajo, si no hay quien la entienda; y esle
gran gusto verse pintada (16), y entonces ve claro va por allí. Y es gran bien
saber lo que ha de hacer, para ir aprovechando en cualquier estado de estos.
Porque he yo pasado mucho y perdido harto tiempo por no saber qué hacer y he
gran lástima a almas que se ven solas cuando llegan aquí; (17) porque aunque he
leído muchos libros espirituales, aunque tocan en lo que hace al caso,
decláranse muy poco, y si no es alma muy ejercitada, aun declarándose mucho,
tendrá harto que hacer en entenderse.
8. Querría mucho el Señor me favoreciese (18) para
poner los efectos que obran en el alma estas cosas, que ya comienzan a ser
sobrenaturales, para que se entienda por los efectos cuándo es espíritu de
Dios. Digo "se entienda", conforme a lo que acá se puede entender,
aunque siempre es bien andemos con temor y recato; que, aunque sea de Dios,
alguna vez podrá transfigurarse el demonio en ángel de luz (19), y si no es
alma muy ejercitada, no lo entenderá: y tan ejercitada, que para entender esto
es menester llegar muy en la cumbre de la oración.
Ayúdame poco el poco tiempo que tengo, y así ha
menester Su Majestad hacerlo; porque he de andar con la comunidad y con otras
hartas ocupaciones (como estoy en casa que ahora se comienza (20), como después
se verá), y así es muy sin tener asiento lo que escribo, sino a pocos a pocos,
y esto quisiérale (21), porque cuando el Señor da espíritu, pónese con
facilidad y mejor: parece como quien tiene un dechado delante, que está sacando
aquella labor; (22) mas si el espíritu falta, no hay más concertar este
lenguaje que si fuese algarabía (23), a manera de decir, aunque hayan muchos
años pasado en oración. Y así me parece es grandísima ventaja, cuando lo
escribo estar en ello; (24) porque veo claro no soy yo quien lo dice, que ni lo
ordeno con el entendimiento ni sé después cómo lo acerté a decir. Esto me
acaece muchas veces.
9. Ahora tornemos a nuestra huerta o vergel, y veamos
cómo comienzan estos árboles a empreñarse para florecer y dar después fruto, y
las flores y claveles lo mismo para dar olor. Regálame esta comparación, porque
muchas veces en mis principios (y plega al Señor haya yo ahora comenzado a
servir a Su Majestad; digo "principio" de lo que diré de aquí
adelante de mi vida) me era gran deleite considerar ser mi alma un huerto y al
Señor que se paseaba en él. Suplicábale aumentase el olor de las florecitas de
virtudes que comenzaban, a lo que parecía, a querer salir y que fuese para su
gloria y las sustentase, pues yo no quería nada para mí, y cortase las que
quisiese, que ya sabía habían de salir mejores. Digo "cortar", porque
vienen tiempos en el alma que no hay memoria de este huerto: todo parece está
seco y que no ha de haber agua para sustentarle, ni parece hubo jamás en el
alma cosa de virtud. Pásase mucho trabajo, porque quiere el Señor que le
parezca al pobre hortelano que todo el que ha tenido en sustentarle y regarle
va perdido. Entonces es el verdadero escardar y quitar de raíz las hierbecillas
aunque sean pequeñas que han quedado malas. Con conocer no hay diligencia que
baste si el agua de la gracia nos quita Dios, y tener en poco nuestra nada, y
aun menos que nada, gánase aquí mucha humildad; tornan de nuevo a crecer las
flores.
10. ¡Oh Señor mío y bien mío! ¡Que no puedo decir
esto sin lágrimas y gran regalo de mi alma! ¡Que queráis Vos, Señor, estar así
con nosotros, y estáis en el Sacramento (25) (que con toda verdad se puede
creer, pues lo es, y con gran verdad podemos hacer esta comparación), y si no
es por nuestra culpa nos podemos gozar con Vos, y que Vos os holgáis con
nosotros, pues decís ser vuestro deleite estar con los hijos de los hombres!
(26) ¡Oh Señor mío! ¿Qué es esto? Siempre que oigo esta palabra me es gran
consuelo, aun cuando era muy perdida. ¿Es posible, Señor, que haya alma que
llegue a que Vos la hagáis mercedes semejantes y regalos, y a entender que Vos
os holgáis con ella, que os torne a ofender después de tantos favores y tan
grandes muestras del amor que la tenéis, que no se puede dudar, pues se ve
clara la obra?
Sí hay, por cierto, y no una vez sino muchas, que soy
yo. Y plega a vuestra bondad, Señor, que sea yo sola la ingrata y la que haya
hecho tan gran maldad y tenido tan excesiva ingratitud: porque aun ya de ella
algún bien ha sacado vuestra infinita bondad; y mientras mayor mal, más
resplandece el gran bien de vuestras misericordias. ¡Y con cuánta razón las puedo
yo para siempre cantar! (27).
11. Suplícoos yo, Dios mío, sea así y las cante yo
sin fin, ya que habéis tenido por bien de hacerlas tan grandísimas conmigo, que
espantan los que las ven (28) y a mí me saca de mí (29) muchas veces, para
poderos mejor alabar a Vos. Que estando en mí, sin Vos, no podría, Señor mío,
nada, sino tornar a ser cortadas estas flores de este huerto, de suerte que
esta miserable tierra tornase a servir de muladar como antes. No lo permitáis,
Señor, ni queráis se pierda alma que con tantos trabajos comprasteis y tantas
veces de nuevo la habéis tornado a rescatar y quitar de los dientes del
espantoso dragón.
12. Vuestra merced (30) me perdone, que salgo de
propósito; y como hablo a mi propósito, no se espante, que es como toma el alma
lo que se escribe, que a las veces hace harto de dejar de ir adelante en
alabanzas de Dios, como se le representa, escribiendo, lo mucho que le debe. Y
creo no le hará a vuestra merced mal gusto, porque entrambos, me parece,
podemos cantar una cosa (31), aunque en diferente manera; porque es mucho más
lo que yo debo a Dios, porque me ha perdonado más (32), como vuestra merced
sabe.
NOTAS CAPÍTULO 14
1 En buen orden: "ya queda
dicho el trabajo con que...".
2 Oración que llaman de quietud:
"que llaman" remite a la nomenclatura en uso en los libros
espirituales leídos por ella, que comparte esa nomenclatura, sin inventarla. Y
sin la intención críptica que se ha atribuído al texto. En el lugar paralelo de
las Moradas, escribe: "los que yo llamo gustos..., que en otra parte (= en
Vida y en Camino 31) lo he nombrado oración de quietud..." (M 4, 2, 2).
3 Sobrenatural: en la acepción ya
indicada (c. 12 nota 11). Aquí, la autora misma da su definición a renglón
seguido.
4 Está el agua más alto: (más alta
en el pozo). "El agua" en masculino: "sacarlo" (= el agua).
Y en el n. 5: "este agua".
5 Las potencias... no se pierden ni
se duermen: paso de la metáfora al sentido místico: "perderse"
equivale a "suspenderse". Las potencias" se pierden" en el
cuarto grado de oración, por ejemplo en el éxtasis. "Dormirse" las
potencias es quedar absortas o adormecidas; así, en el tercer grado de oración,
que "es sueño de las potencias, que ni del todo se pierden ni entienden
cómo obran" (16, 1). - En cambio aquí, en la oración "de
quietud" (2º grado "no se pierden ni se duermen", es decir, ni
se suspenden (como en el éxtasis), ni se adormecen; quedan en un cierto sosiego
pasivo (15, nn. 1.6.9): preludio de la pasividad mística.
6 Consentimiento para dejarse
encarcelar cautivo del amor: eco de la poesía amatoria, o quizá de la
"Cárcel de amor", de Diego de San Pedro.
7 Pues que: aunque.
8 Diré: en el n. 7 y en el c. 15
passim.
9 Ese "no" hoy nos resulta
redundante: más agua que (la que) sacaba del pozo, en el primer grado de oración.
10 Pocas gracias: expresión popular,
documentada por Covarrubias, p. 653. El Diccionario de autoridades la explica
así: "frase con que se explica lo que no es digno de agradecimiento, lo
que se hace por obligación". - En el texto teresiano equivale a: "no
es de extrañar que así ocurra". - Aparte el uso popular, la Santa pudo
leer esa expresión en San Juan de Avila. - Otros editores creen que se trata de
un zeugma sintáctico, poco usual en la Santa: "... perder la codicia de lo
de acá y (perder) pocas gracias (de lo de allá").
11 Un cierra-ojo-abre: en un
cierraojos. Momento breve. La Santa usa también: "No dura más que abrir y
cerrar los ojos" (22, 15).
12 Nunca falta un sí-no: similar a
nuestra expresión "nunca falta un pero".
13 Auxilio (aujillo, escribe ella)
general o particular: clara alusión a las dos especies de gracias, discutidas
por los teólogos de su tiempo (Báñez/Molina). Auxilio equivale a gracia.
También en otros pasajes (cf. Moradas 5, 2, 3 y 3, 1, 2 nota marginal de ella
misma). - La frase siguiente: Y también serían menester letras para muchas
cosas..." - Todo el pasaje testifica la alta estima que la Santa profesa a
letras y letrados.
14 Por vista de ojos: a las claras.
Pero aquí (como en Moradas 7, 1, 6) implica un conocer por experiencia.
15 Nueva alusión a los dos o tres
destinatarios de la obra, que desempeñarán la función de lectores y censores.
16 Verse pintada: verse descrita al
vivo.
17 Nueva alusión a la necesidad de
maestro, y a la insuficiencia de las lecturas.
18 querría mucho "que" el
Señor me favoreciese...
19 Alusión a 2 Cor. 11, 14, como en
M. 5, 1, 1; y M. 6, 3, 16.
20 El Carmelo de San José de Avila,
fundado el 24.8.1562.
21 Esto quisiérale: asiento, es
decir, calma y tiempo libre. - Poco antes: a pocos a pocos: poco a poco, en
ratos libres.
22 Aquellabor: escribió ella, por
lapsus de pluma, saltando la duplicación de "la". Fray Luis
"sacando de aquel la labor (p. 165). ("Labor" es siempre
femenino en sus páginas. De ahí nuestra lectura: "aquella labor").
23 Algarabía: en la acepción popular
de entonces: lengua árabe hablada por los moriscos e ininteligible a las gentes
de Castilla. - O bien: barullo y confusión. - El sentido es: "si falta el
espíritu (la gracia), es tan difícil hablar este lenguaje (cf. c. 11, nota 13)
como hablar algarabía".
24 Cuando lo escribo, estar en ello:
estar bajo el efecto de una gracia mística en el momento de tratar de ella.
Dato importante, como fuente de inspiración de la escritora. Cf. casos
concretos: 16, 4.6; 38, 22...
25 Sacramento: eucaristía.
26 Alusión bíblica a Prov. 8, 31.
Texto bíblico importante, que alegará al comenzar su Castillo Interior: 1, 1, 1.
27 Nueva alusión bíblica al salmo
88, 2: "cantaré para siempre las misericordias del Señor", lema que acompañará
y orlará los más antiguos retratos de la Santa por fray Juan de la Miseria.
28 Espantan a los que las ven.
30 Vuestra merced: el P. García de
Toledo.
31 Entrambos podemos cantar una
(misma) cosa: los dos, ella y García de Toledo, pueden cantar el mismo salmo de
las misericordias: se sobreentiende, por las gracias recibidas de Dios.
32 Alusión al episodio evangélico de
María la pecadora: Lc. 7, 47.
Prosigue en la misma materia y da
algunos avisos de cómo se han de haber en esta oración
1. Ahora tornemos al propósito (1). Esta quietud y
recogimiento (2) del alma es cosa que se siente mucho en la satisfacción y paz
que en ella se pone, con grandísimo contento y sosiego de las potencias y muy
suave deleite. Parécele como no ha llegado a más que no le queda qué desear y
que de buena gana diría con San Pedro que fuese allí su morada (3). No osa
bullirse ni menearse, que de entre las manos le parece se le ha de ir aquel bien;
ni resolgar algunas veces no querría (4). No entiende la pobrecita que, pues
ella por sí no pudo nada para traer a sí aquel bien, que menos podrá detenerle
más de lo que el Señor quisiere.
Ya he dicho que en este primer recogimiento y quietud
no faltan las potencias del alma (5), mas está tan satisfecha con Dios que
mientras aquello dura, aunque las dos potencias se desbaraten (6), como la
voluntad está unida con Dios, no se pierde la quietud y el sosiego, antes ella
poco a poco torna a recoger el entendimiento y memoria. Porque, aunque ella aún
no está de todo punto engolfada, está tan bien ocupada sin saber cómo, que por
mucha diligencia que ellas pongan, no la pueden quitar su contento y gozo,
antes muy sin trabajo se va ayudando para que esta centellica de amor de Dios
no se apague (7).
2. Plega a Su Majestad me dé gracia para que yo dé
esto a entender bien, porque hay muchas, muchas almas (8) que llegan a este
estado y pocas las que pasan adelante, y no sé quién tiene la culpa. A buen
seguro que no falta Dios, que ya que Su Majestad hace merced que llegue a este
punto, no creo cesará de hacer muchas más, si no fuese por nuestra culpa. Y va
mucho en que el alma que llega aquí conozca la dignidad grande en que está y la
gran merced que le ha hecho el Señor y cómo de buena razón no había de ser de
la tierra, porque ya parece la hace su bondad vecina del cielo, si no queda por
su culpa; y desventurada será si torna atrás. Yo pienso será para ir hacia
abajo, como yo iba, si la misericordia del Señor no me tornara. Porque, por la
mayor parte, será por graves culpas, a mi parecer, ni es posible dejar tan gran
bien sin gran ceguedad de mucho mal.
3. Y así ruego yo, por amor del Señor, a las almas a
quien Su Majestad ha hecho tan gran merced de que lleguen a este estado, que se
conozcan y tengan en mucho, con una humilde y santa presunción para no tornar a
las ollas de Egipto (9) Y si por su flaqueza y maldad y ruin y miserable
natural cayeren, como yo hice, siempre tengan delante el bien que perdieron, y
tengan sospecha y anden con temor (que tienen razón de tenerle) que, si no
tornan a la oración, han de ir de mal en peor. Que ésta llamo yo verdadera
caída, la que aborrece el camino por donde ganó tanto bien, y con estas almas
hablo; que no digo que no han de ofender a Dios y caer en pecados, aunque sería
razón se guardase mucho de ellos quien ha comenzado a recibir estas mercedes,
mas somos miserables. Lo que aviso mucho es que no deje la oración, que allí
entenderá lo que hace y ganará arrepentimiento del Señor y fortaleza para
levantarse; y crea que, si de ésta se aparta, que lleva, a mi parecer, peligro.
No sé si entiendo lo que digo, porque como he dicho (10) juzgo por mí...
4. Es, pues, esta oración una centellica que comienza
el Señor a encender en el alma del verdadero amor suyo, y quiere que el alma
vaya entendiendo qué cosa es este amor con regalo, esta quietud y recogimiento
y centellica, si es espíritu de Dios y no gusto dado del demonio o procurado
por nosotros. Aunque a quien tiene experiencia es imposible no entender luego
que no es cosa que se puede adquirir, sino que este natural nuestro es tan
ganoso (11) de cosas sabrosas que todo lo prueba. Mas quédase muy en frío bien
en breve, porque, por mucho que quiera comenzar a hacer arder el fuego para
alcanzar este gusto, no parece sino que le echa agua para matarle (12). Pues
esta centellica puesta por Dios, por pequeñita que es, hace mucho ruido, y si
no la mata por su culpa, ésta es la que comienza a encender el gran fuego que
echa llamas de sí, como diré en su lugar (13), del grandísimo amor de Dios que
hace Su Majestad tengan las almas perfectas.
5. Es esta centella una señal o prenda que da Dios a
esta alma de que la escoge ya para grandes cosas, si ella se apareja para
recibirlas. Es gran don, mucho más de lo que yo podré decir.
Esme gran lástima, porque como digo (14) conozco
muchas almas que llegan aquí, y que pasen de aquí como han de pasar, son tan
pocas, que se me hace vergüenza decirlo (15). No digo yo que hay pocas, que
muchas debe haber, que por algo nos sustenta Dios. Digo lo que he visto.
Querríalas mucho avisar que miren no escondan el talento, pues que parece las
quiere Dios escoger para provecho de otras muchas, en especial en estos tiempos
que son menester amigos fuertes de Dios para sustentar los flacos. Y los que
esta merced conocieren en sí, ténganse por tales (16), si saben responder con
las leyes que aun la buena amistad del mundo pide; y si no como he dicho (17),
teman y hayan miedo no se hagan a sí mal y ¡plega a Dios sea a sí solos!
6. Lo que ha de hacer el alma en los tiempos de esta
quietud, no es más de con suavidad y sin ruido. Llamo "ruido" andar
con el entendimiento buscando muchas palabras y consideraciones para dar
gracias de este beneficio y amontonar pecados suyos y faltas para ver que no lo
merece. Todo esto se mueve aquí, y representa el entendimiento, y bulle la
memoria, que cierto estas potencias a mí me cansan a ratos, que con tener poca
memoria no la puedo sojuzgar. La voluntad, con sosiego y cordura, entienda que
no se negocia bien con Dios a fuerza de brazos, y que éstos (18) son unos leños
grandes puestos sin discreción para ahogar esta centella, y conózcalo y con
humildad diga: "Señor, ¿qué puedo yo aquí? ¿Qué tiene que ver la sierva
con el Señor, y la tierra con el cielo?", o palabras que se ofrecen aquí
de amor, fundada mucho en conocer que es verdad lo que dice, y no haga caso del
entendimiento, que es un moledor (19). Y si ella le quiere dar parte de lo que
goza, o trabaja por recogerle, que muchas veces se verá en esta unión de la
voluntad y sosiego, y el entendimiento muy desbaratado (20), y vale más que le
deje que no que vaya ella tras él, digo la voluntad, sino estése ella gozando
de aquella merced y recogida como sabia abeja; porque si ninguna entrase en la
colmena, sino que por traerse unas a otras se fuesen todas, mal se podría
labrar la miel (21).
7. Así que perderá mucho el alma si no tiene aviso en
esto; en especial si es el entendimiento agudo, que cuando comienza a ordenar
pláticas y buscar razones, en tantito (22), si son bien dichas, pensará hace
algo. La razón que aquí ha de haber es entender claro que no hay ninguna para
que Dios nos haga tan gran merced, sino sola su bondad, y ver que estamos tan
cerca, y pedir a Su Majestad mercedes y rogarle por la Iglesia y por los que se
nos han encomendado y por las ánimas de purgatorio, no con ruido de palabras,
sino con sentimiento de desear que nos oiga. Es oración que comprende mucho y
se alcanza más que por mucho relatar el entendimiento. Despierte en sí la
voluntad algunas razones que de la misma razón se representarán de verse tan
mejorada, para avivar este amor, y haga algunos actos amorosos de qué hará por
quien tanto debe, sin como he dicho (23) admitir ruido del entendimiento a que
busque grandes cosas. Más hacen aquí al caso unas pajitas puestas con humildad
(y menos serán que pajas, si las ponemos nosotros) y más le ayudan a encender,
que no (24) mucha leña junta de razones muy doctas, a nuestro parecer, que en
un credo (25) la ahogarán.
Esto es bueno para los letrados que me lo mandan
escribir; porque, por la bondad de Dios, todos llegan aquí, y podrá ser se les
vaya el tiempo en aplicar Escrituras. Y aunque no les dejarán de aprovechar
mucho las letras antes y después, aquí en estos ratos de oración poca necesidad
hay de ellas, a mi parecer, si no es para entibiar la voluntad; porque el
entendimiento está entonces, de verse cerca de la luz, con grandísima claridad,
que aun yo, con ser la que soy, parezco otra.
8. Y es así que me ha acaecido estando en esta
quietud, con no entender casi cosa que rece en latín, en especial del Salterio,
no sólo entender el verso en romance, sino pasar adelante en regalarme de ver
lo que el romance quiere decir (26).
Dejemos si hubiesen de predicar o enseñar, que
entonces bien es ayudarse de aquel bien para ayudar a los pobres de poco saber,
como yo, que es gran cosa la caridad y este aprovechar almas siempre, yendo
desnudamente por Dios.
Así que en estos tiempos de quietud, dejar (27)
descansar el alma con su descanso. Quédense las letras a un cabo. Tiempo vendrá
que aprovechen al Señor y las tengan en tanto, que por ningún tesoro quisieran
haberlas dejado de saber, sólo para servir a Su Majestad, porque ayudan mucho.
Mas delante de la Sabiduría infinita, créanme que vale más un poco de estudio
de humildad y un acto de ella, que toda la ciencia del mundo. Aquí no hay que
argüir (28), sino que conocer lo que somos con llaneza, y con simpleza
representarnos delante de Dios, que quiere se haga el alma boba, como a la
verdad lo es delante de su presencia, pues Su Majestad se humilla (29) tanto
que la sufre cabe sí siendo nosotros lo que somos.
9. También se mueve el entendimiento a dar gracias
muy compuestas; mas la voluntad, con sosiego, con un no osar alzar los ojos con
el publicano (30), hace más hacimiento de gracias que cuanto el entendimiento,
con trastornar la retórica, por ventura puede hacer. En fin, aquí no se ha de
dejar del todo la oración mental (31) ni algunas palabras aun vocales, si
quisieren alguna vez o pudieren; porque, si la quietud es grande, puédese mal
hablar, si no es con mucha pena.
Siéntese, a mi parecer, cuándo es espíritu de Dios, o
procurado de nosotros con comienzo de devoción que da Dios y queremos como he
dicho (32) pasar nosotros a esta quietud de la voluntad: no hace efecto
ninguno, acábase presto, deja sequedad.
10. Si es del demonio, alma ejercitada paréceme lo
entenderá; porque deja inquietud y poca humildad y poco aparejo para los
efectos que hace el de Dios. No deja luz en el entendimiento ni firmeza en la
verdad. Puede (33) hacer aquí poco daño o ninguno, si el alma endereza su
deleite y suavidad, que allí siente, a Dios, y poner en El sus pensamientos y
deseos, como queda avisado; no puede ganar nada el demonio, antes permitirá
Dios que con el mismo deleite que causa en el alma pierda mucho; porque éste
ayudará a que el alma, como piense que es Dios, venga muchas veces a la oración
con codicia de El; y si es alma humilde y no curiosa ni interesal de deleites,
aunque sean espirituales, sino amiga de cruz, hará poco caso del gusto que da
el demonio; lo que no podrá así hacer si es espíritu de Dios, sino tenerlo en
muy mucho. Mas cosa que pone el demonio, como él es todo mentira (34), con ver
que el alma con el gusto y deleite se humilla (que en esto ha de tener mucho:
en todas las cosas de oración y gustos procurar salir humilde), no tornará
muchas veces el demonio, viendo su pérdida.
11. Por esto y por otras muchas cosas, avisé yo en el
primer modo de oración, en la primera agua (35), que es gran negoción comenzar
las almas oración comenzándose a desasir de todo género de contentos, y entrar
determinadas a sólo ayudar a llevar la cruz a Cristo, como buenos caballeros
que sin sueldo quieren servir a su rey, pues le tienen bien seguro. Los ojos en
el verdadero y perpetuo reino que pretendemos ganar. Es muy gran cosa traer
esto siempre delante, en especial en los principios; que después tanto se ve
claro (36), que antes es menester olvidarlo para vivir, que procurarlo: traer a
la memoria lo poco que dura todo y cómo no es todo nada y en lo nonada que se
ha de estimar el descanso.
12. Parece que esto es cosa muy baja, y así es
verdad, que los que están adelante en más perfección tendrían por afrenta y
entre sí se correrían (37) si pensasen que porque se han de acabar los bienes
de este mundo los dejan, sino que, aunque durasen para siempre, se alegran de
dejarlos por Dios. Y mientras más perfectos fueren, más; y mientras más
duraren, más. Aquí en estos está ya crecido el amor, y él es el que obra. Mas a
los que comienzan esles cosa importantísima, y no lo tengan por bajo, que es
gran bien el que se gana, y por eso lo aviso tanto; que les será menester, aun
a los muy encumbrados en oración, algunos tiempos que los quiere Dios probar, y
parece que Su Majestad los deja. Que, como ya he dicho (38) y no querría esto
se olvidase, en esta vida que vivimos no crece el alma como el cuerpo, aunque
decimos que sí, y de verdad crece. Mas un niño, después que crece y echa gran
cuerpo y ya le tiene de hombre, no torna a descrecer y a tener pequeño cuerpo;
acá quiere el Señor que sí, a lo que yo he visto por mí, que no lo sé por más
(39). Debe ser por humillarnos para nuestro gran bien y para que no nos descuidemos
mientras estuviéremos en este destierro, pues el que más alto estuviere, más se
ha de temer y fiar menos de sí. Vienen veces que es menester, para librarse de
ofender a Dios estos que ya están tan puesta su voluntad en la suya, que por no
hacer una imperfección se dejarían atormentar y pasarían mil muertes, que para
no hacer pecados según se ven combatidos de tentaciones y persecuciones sea
menester aprovecharse de las primeras armas de la oración y tornen a pensar que
todo se acaba y que hay cielo e infierno y otras cosas de esta suerte.
13. Pues tornando a lo que decía (40), gran
fundamento es, para librarse de los ardides y gustos que da el demonio, el
comenzar con determinación de llevar camino de cruz desde el principio y no los
desear, pues el mismo Señor mostró ese camino de perfección diciendo: Toma tu
cruz y sígueme (41). El es nuestro dechado; no hay que temer quien por sólo
contentarle siguiere sus consejos.
14. En el aprovechamiento que vieren en sí entenderán
que no es demonio; que, aunque tornen a caer, queda una señal de que estuvo
allí el Señor, que es levantarse presto, y éstas que ahora diré: cuando es
espíritu de Dios, no es menester andar rastreando cosas para sacar humildad y
confusión, porque el mismo Señor la da de manera bien diferente de la que
nosotros podemos ganar con nuestras consideracioncillas, que no son nada en
comparación de una verdadera humildad con luz que enseña aquí el Señor, que
hace una confusión que hace deshacer (42). Esto es cosa muy conocida, el
conocimiento que da Dios para que conozcamos que ningún bien tenemos de
nosotros, y mientras mayores mercedes, más.
Pone un gran deseo de ir adelante en la oración y no
la dejar por ninguna cosa de trabajo que le pudiese suceder.
A todo se ofrece.
Una seguridad, con humildad y temor, de que ha de
salvarse.
Echa luego el temor servil del alma y pónele el fiel
temor muy más crecido.
Ve que se le comienza un amor con Dios muy sin
interés suyo.
Desea ratos de soledad para gozar más de aquel bien.
15. En fin, por no me cansar, es un principio de
todos los bienes, un estar ya las flores en término que no les falta casi nada
para brotar. Y esto verá muy claro el alma, y en ninguna manera por entonces se
podrá determinar a que no estuvo Dios con ella, hasta que se torna a ver con
quiebras e imperfecciones, que entonces todo lo teme. Y es bien que tema.
Aunque almas hay que les aprovecha más creer cierto que es Dios, que todos los
temores que la puedan poner; porque, si de suyo es amorosa y agradecida, más la
hace tornar a Dios la memoria de la merced que la hizo, que todos los castigos
del infierno que la representen. Al menos la mía, aunque tan ruin, esto me
acaecía.
16. Porque las señales del buen espíritu se irán
diciendo, mas como a quien le cuestan muchos trabajos sacarlas en limpio, no
las digo ahora aquí. Creo, con el favor de Dios, en esto atinaré algo; porque,
dejado la experiencia en que he mucho entendido, sélo de algunos letrados muy
letrados y personas muy santas, a quien es razón se dé crédito, y no anden las almas
tan fatigadas, cuando llegaren aquí por la bondad del Señor, como yo he andado.
NOTAS CAPÍTULO 15
1 Cf. 14, 12, en que reconoce haber
"salido de propósito", introduciendo lo "autobiográfico" en
la exposición doctrinal: ahora reanuda el tema del 2º grado de oración.
2 Quietud y recogimiento: en este
mismo número escribirá "este primer recogimiento y quietud". Ambos
términos designan el 2º grado de oración (= ingreso en la oración mística). En
el Castillo Interior distinguirá el "recogimiento" místico (M. 4, c.
3), de la quietud mística (M. 4, c. 1). En cambio, en Camino hablará de
"recogimiento/recogerse" en acepción no-mística: C. 28. Evidentes
oscilaciones del léxico teresiano.
3 Alusión al episodio evangélico de
Mt. 17, 4.
4 Resolgar: resollar, respirar.
Sigue una doble negación, que refuerza la negativa.
5 No faltan las potencias, es decir,
"ni se pierden ni se duermen, como ha dicho en el c. 14, n. 2: cf. nota 5.
6 Disbaraten, escribe la Santa (=
disparaten): se desordenen, salgan de razón (cf. 4, 9; 18, 3).
7 Centellica de amor: imagen
frecuente en la mística occidental ("scintilla animae"), también
frecuente en la Santa (29, 11; 39, 23; Moradas 6, 1, 11; 6, 2, 4; 6, 3, 8; 6,
4, 3; 6, 7, 11; y en C. 28, 8). A veces, "saeta de fuego": V. 39, 10;
M. 6, 11, 2; R. 5, 17).
8 Muchas muchas almas: repetición
intensiva. Su afirmación de las muchas que llegan y las pocas personas que
pasan adelante, se reitera en el lugar paralelo de Moradas 5, 1, 1-2.
9 Alusión bíblica: Ex. 16, 3.
10 Lo ha dicho en los nn. 2-3. Su
"aviso" reiterado de no abandonar la oración: 8, 5. - Los suspensivos
son de la autora.
11 Este natural nuestro tan ganoso:
nuestra índole o naturaleza, tan deseosa de... (cf. 3, 3: "ganoso el
Señor").
12 De nuevo los suspensivos son de la
autora, que deja pendiente el sentido, para reanudar el tema de la centellica.
Fray Luis (p. 172) introdujo un largo paréntesis, desde "aunque a
quien", hasta "matarle".
13 Lo dirá en el c. 18, 2; 29, 10;
32, 2-3.
14 Alude a lo dicho en el n. 2.
15 Cf. M. 5, 1, 2.
16 Ténganse por tales, es decir, por
"amigos fuertes de Dios". - Poco antes: "no escondan el
talento", alusión a la parábola evangélica de los talentos (Mt. 25, 25...).
17 Lo ha dicho en el n. 3.
18 Estos: los brazos, es decir, el
bracear de nuestros razonamientos, identificados aquí con "leños
grandes" que ahogan el fuego de la "centellica", es decir, el
amor infuso de la voluntad. Imagen ampliada en el n. 7.
19 El entendimiento... es un
moledor: "moledor se llama al necio que cansa o fatiga a otro con
pesadez" (Dicc. de Autoridades). "Tarabilla de molino", llamará
al pensamiento en M. 6, 1, 13.
20 Disbaratado, escribe la Santa (=
disparatado): cf. nota 6.
21 La imagen de la abeja y la miel
aparece en Camino, 28, 7 y Moradas, 1, 2, 8.
22 En tantito: muy en breve, o en
muy poca cosa (como en 35, 14: "tantico").
23 En el n. 6.
24 No: redundante.
25 En un credo la ahogarán: en breve
tiempo, apagarán "la centellica" de amor.
26 Santa Teresa no sabía latín, si
bien a veces comprendía el significado del Salterio que ella rezaba diariamente
en latín. - Entender versos en romance: entender el significado castellano de
los versículos (latinos) de los salmos.
27 Dejar descansar: deje
(imperativo) descansar.
28 Argüir: razonar. El término
contiene una alusión al modo de razonar típico de aquellos letrados.
"Argüir" se decía técnicamente de la parte de la "disputa
pública" en que el objetante oponía dificultades a la tesis del ponente,
incluso "aplicando Escrituras" (n. 7).
29 Se humilla: Báñez (?) tachó
"humilla" y escribió "humana". Fray Luis (p. 177)
trascribió "humilla". Es bíblico ese concepto: San Pablo escribe que
Jesus "se humilló..." (Fil. 2, 8).
30 Alusión a Lc 18, 13.
31 Oración mental discursiva; es
decir, la del primer grado (c. 11...).
32 O sea: cuándo es espíritu de
Dios, y cuándo es cosa procurada por nosotros. - Como he dicho: en el n. 4.
33 Puede el demonio.
34 El es todo mentira: eco de la
palabra de Jesús en Jn 8, 44.
35 Cf. c. 11, nn. 12-16 y c. 12, n.
3.
36 Tan claro se ve. - A
continuación: cómo no es todo nada: doble negación. Equivale a "la verdad
de cuando niña, de que no era todo nada" (3, 5), - Nonada: "cosa de
poco momento" (Cobarruvias).
37 Se correrían: se avergonzarían.
38 En el c. 13, n. 15.
39 Por más: por otros, o por ninguno
más.
40 Lo que decía: en el n. 11. - A
continuación, no los desear: no desear "gustos".
41 Mt. 16, 24.
42 Hace deshacer: induce a confusión
hasta el anonadamiento. - La Santa usa frecuentemente el verbo
"deshacer" en el sentido de anhelar intensamente, morirse de ganas
por una cosa: "toda me deshago" (38, 16); "ímpetu grande de
deshacerme por Dios" (33, 15), "¿qué hace quien no se deshace toda
por Vos?" (39, 6).
Trata tercer grado de oración, y va
declarando cosas muy subidas, y lo que puede el alma
1. Vengamos ahora a hablar de la tercera agua con que
se riega esta huerta, que es agua corriente de río o de fuente, que se riega
muy a menos trabajo, aunque alguno da el encaminar el agua. Quiere el Señor
aquí ayudar al hortelano de manera que casi El es el hortelano y el que lo hace
todo.
Es un sueño de las potencias, que ni del todo se
pierden ni entienden cómo obran (1). El gusto y suavidad y deleite es más sin
comparación que lo pasado; es que da el agua a la garganta, a esta alma, de la
gracia (2), que no puede ya ir adelante, ni sabe cómo, ni tornar atrás. Querría
gozar de grandísima gloria. Es como uno que está, la candela en la mano (3),
que le falta poco para morir muerte que la desea; está gozando en aquella
agonía con el mayor deleite que se puede decir. No me parece que es otra cosa
sino un morir casi del todo a todas las cosas del mundo y estar gozando de Dios
(4).
Yo no sé otros términos cómo lo decir ni cómo lo
declarar, ni entonces sabe el alma qué hacer; porque ni sabe si hable ni si
calle, ni si ría (5), ni si llore. Es un glorioso desatino, una celestial
locura, adonde se deprende la verdadera sabiduría, y es deleitosísima manera de
gozar el alma.
2. Y es así que ha que me dio el Señor en abundancia
esta oración creo cinco y aun seis años (6), muchas veces, y que ni yo la
entendía ni la supiera decir; y así tenía por mí, llegada aquí, decir muy poco
o nonada. Bien entendía que no era del todo unión de todas las potencias y que
era más que la pasada, muy claro; mas yo confieso que no podía determinar ni
entender cómo era esta diferencia.
Creo por la humildad que vuestra merced (7) ha tenido
en quererse ayudar de una simpleza tan grande como la mía, me dio el Señor hoy,
acabando de comulgar, esta oración, sin poder ir adelante, y me puso estas
comparaciones y enseñó la manera de decirlo y lo que ha de hacer aquí el alma;
que, cierto, yo me espanté y entendí en un punto.
Muchas veces estaba así como desatinada y embriagada
en este amor (8), y jamás había podido entender cómo era. Bien entendía que era
Dios, mas no podía entender cómo obraba aquí; porque en hecho de verdad están
casi del todo unidas las potencias (9), mas no tan engolfadas que no obren.
Gustado he en extremo de haberlo ahora entendido. ¡Bendito sea el Señor, que
así me ha regalado!
3. Sólo tienen habilidad las potencias para ocuparse
todas en Dios. No parece se osa bullir ninguna ni la podemos hacer menear, si
con mucho estudio (10) no quisiéramos divertirnos, y aun no me parece que del
todo se podría entonces hacer. Háblanse aquí muchas palabras en alabanzas de
Dios sin concierto, si el mismo Señor no las concierta. Al menos el
entendimiento no vale aquí nada. Querría dar voces en alabanzas el alma, y está
que no cabe en sí; un desasosiego sabroso. Ya ya se abren las flores, ya
comienzan a dar olor. Aquí querría el alma que todos la viesen y entendiesen su
gloria para alabanzas de Dios, y que la ayudasen a ella, y darles parte de su
gozo, porque no puede tanto gozar. Paréceme que es como la que dice el
Evangelio que quería llamar o llamaba a sus vecinas (11). Esto me parece debía
sentir el admirable espíritu del real profeta David, cuando tañía y cantaba con
el arpa en alabanzas de Dios (12). De este glorioso Rey soy yo muy devota y
querría todos lo fuesen, en especial los que somos pecadores.
4. ¡Oh, válgame Dios! ¡Cuál está un alma cuando está
así! Toda ella querría fuese lenguas para alabar al Señor. Dice mil desatinos
santos, atinando siempre a contentar a quien la tiene así. Yo sé persona (13)
que, con no ser poeta, que le acaecía hacer de presto coplas muy sentidas
declarando su pena bien, no hechas de su entendimiento, sino que, para más
gozar la gloria que tan sabrosa pena le daba, se quejaba de ella a su Dios.
Todo su cuerpo y alma querría se despedazase para mostrar el gozo que con esta
pena siente. ¿Qué se le pondrá entonces delante de tormentos, que no le fuese
sabroso pasarlos por su Señor? Ve claro que no hacían nada (14) los mártires de
su parte en pasar tormentos, porque conoce bien el alma viene de otra parte la
fortaleza. Mas ¿qué sentirá de tornar a tener seso para vivir en el mundo, y de
haber de tornar a los cuidados y cumplimientos de él?
Pues no me parece he encarecido cosa que no quede
baja en este modo de gozo que el Señor quiere en este destierro que goce un
alma. ¡Bendito seáis por siempre, Señor! ¡Alaben os todas las cosas por
siempre! ¡Quered ahora, Rey mío, suplícooslo yo, que, pues cuando esto escribo
(15), no estoy fuera de esta santa locura celestial por vuestra bondad y
misericordia que tan sin méritos míos me hacéis esta merced, que o estén todos
los que yo tratare locos de vuestro amor, o permitáis que no trate yo con
nadie, u ordenad, Señor, cómo no tenga ya cuenta en cosa del mundo o me sacad
de él! ¡No puede ya, Dios mío, esta vuestra sierva sufrir tantos trabajos como de
verse sin Vos le vienen, que si ha de vivir, no quiere descanso en esta vida,
ni se le deis Vos! Querría ya esta alma verse libre: el comer la mata; el
dormir la congoja; ve que se le pasa el tiempo de la vida pasar en regalos, y
que nada ya la puede regalar fuera de Vos; (16) que parece vive contra natura,
pues ya no querría vivir en sí sino en Vos (17).
5. ¡Oh verdadero Señor y gloria mía! ¡Qué delgada y
pesadísima cruz tenéis aparejada a los que llegan a este estado! Delgada,
porque es suave; pesada, porque vienen veces que no hay sufrimiento que la
sufra, y no se querría jamás ver libre de ella, si no fuese para verse ya con
Vos. Cuando se acuerda que no os ha servido en nada, y que viviendo (18) os
puede servir, querría cargarse muy más pesada y nunca hasta el fin del mundo
morirse. No tiene en nada su descanso, a trueco de haceros un pequeño servicio.
No sabe qué desee, mas bien entiende que no desea otra cosa sino a Vos.
6. ¡Oh hijo mío! (19) (que es tan humilde, que así se
quiere nombrar a quien va esto dirigido y me lo mandó escribir), sea sólo para
vos algunas cosas de las que viere vuestra merced salgo de términos; (20)
porque no hay razón que baste a no me sacar de ella, cuando me saca el Señor de
mí, ni creo soy yo la que hablo desde esta mañana que comulgué. Parece que
sueño lo que veo (21) y no querría ver sino enfermos de este mal que estoy yo
ahora. Suplico a vuestra merced seamos todos locos por amor de quien por
nosotros se lo llamaron. Pues dice vuestra merced que me quiere, en disponerse
para que Dios le haga esta merced quiero que me lo muestre, porque veo muy
pocos que no los vea con seso demasiado para lo que les cumple. Ya puede ser
que tenga yo más que todos. No me lo consienta vuestra merced, Padre mío, pues
también lo es como hijo (22), pues es mi confesor y a quien he fiado mi alma.
Desengáñeme con verdad, que se usan muy poco estas verdades.
7. Este concierto querría hiciésemos los cinco (23)
que al presente nos amamos en Cristo, que como otros en estos tiempos se
juntaban en secreto para contra Su Majestad (24) y ordenar maldades y herejías,
procurásemos juntarnos alguna vez para desengañar unos a otros, y decir en lo
que podríamos enmendarnos y contentar más a Dios; que no hay quien tan bien se
conozca a sí como conocen los que nos miran, si es con amor y cuidado de
aprovecharnos.
Digo "en secreto" (25), porque no se usa ya
este lenguaje. Hasta los predicadores van ordenando sus sermones para no
descontentar (26). Buena intención tendrán y la obra lo será; mas ¡así se enmiendan
pocos! Mas ¿cómo no son muchos los que por los sermones dejan los vicios
públicos? ¿Sabe qué me parece? Porque tienen mucho seso los que los predican.
No están sin él, con el gran fuego de amor de Dios, como lo estaban los
Apóstoles, y así calienta poco esta llama. No digo yo sea tanta como ellos
tenían, mas querría que fuese más de lo que veo. ¿Sabe vuestra merced en qué
debe ir mucho? En tener ya aborrecida la vida y en poca estima la honra; que no
se les daba más a trueco de decir una verdad y sustentarla para gloria de Dios
perderlo todo, que ganarlo todo; que a quien de veras lo tiene todo arriscado
(27) por Dios, igualmente lleva lo uno que lo otro. No digo yo que soy ésta,
mas querríalo ser.
8. ¡Oh gran libertad, tener por cautiverio haber de
vivir (28) y tratar conforme a las leyes del mundo!, que como ésta se alcance
del Señor, no hay esclavo que no lo arrisque todo por rescatarse y tornar a su
tierra. Y pues éste es el verdadero camino, no hay que parar en él, que nunca
acabaremos de ganar tan gran tesoro, hasta que se nos acabe la vida. El Señor
nos dé para esto su favor.
Rompa vuestra merced esto que he dicho, si le
pareciere, y tómelo por carta para sí, y perdóneme, que he estado muy atrevida
(29).
NOTAS CAPÍTULO 16
A este tercer grado de oración le
dedica los cc. 16-17.
-Volverá a tratarlo muy de pasada en
el lugar paralelo de Moradas 4, 3, 11; Rel 5, 5; Conc. 4, 4; Fund. 6, 1.
1 Términos técnicos: "sueño de
las potencias", para designar un grado de oración
"pre-extática", en el que las potencias "no se pierden del
todo" (como en el éxtasis). - "Cómo obran": cf. c. 10, 1.
2 En orden: "da el agua de la
gracia a la garganta de esta alma".
3 "Con" la candela,
corrigió uno de los censores. Fray Luis admitió la corrección (p. 184). La Santa
alude al uso de su tiempo en el modo de administrar la Unción de los enfermos.
4 Un morir... y estar gozando:
recurso a la paradoja para expresar la experiencia mística. Aquí mismo:
"gozar aquella agonía". - Recurso expresivo que abunda en todo el capítulo:
"desasosiego sabroso" (3), "dice mil desatinos... atinando"
(4), "tan sabrosa pena" (4), "tormentos... sabrosos" (4),
"santa locura celestial" (4), "delgada y pesadísima cruz"
(5) ...
5 Se ría, escribió la Santa por
lapsus de pluma. Leemos como fray Luis (p. 184).
6 Serían sus experiencias de oración
en los años 1559/1560.
7 Sigue aludiendo al P. García de
Toledo. Como en el n. 6 y al final del capítulo. Aquí aparece no tanto como
mandante censor, sino como discípulo necesitado de ayuda.
8 Como desatinada y embriagada en
amor: tres imágenes de origen psicológico utilizadas en el capítulo, son: el
sueño, la embriaguez, la locura de amor. Dentro de esta última, el
"desatino". En los Conceptos (4, 3-4) dirá: "borrachez
divina", "sueño y embriaguez celestial (en que) queda como cosa
espantada y embobada y con un santo desatino". - En ambos pasajes (de Vida
y de Conc.) el "como" ("como desatinada", "como cosa
espantada") no tiene función críptica, sino comparativa o aproximativa.
9 Unidas las potencias:
"unidas" en su acepción técnica: en unión mística con Dios o con el
objeto amado o contemplado.
10 Con mucho estudio: esfuerzo,
trabajo.
11 Alude a la parábola de la moneda
perdida: Lc. 15, 9.
12 Libro 2 de los Reyes 6, 14. - En
el calendario litúrgico de los Carmelitas, aprobado por el capítulo general de
1564, la festividad del Rey David figura el 29 de diciembre. - En la lista de
Santos preferidos "que ella traía escrita", figura "el Rey
David" (Ribera, p. 425). - En su breviario, la fiesta de San David, rey y
profeta, figuraba el 30 de diciembre.
13 Yo sé persona (conozco una
persona): Ella misma. Expresión que utilizará numerosas veces en las Moradas
para mantener el anonimato (M. 1, 2, 2...). La frase parece un remedo de la
usada por San Pablo (2 Cor 12, 2) para contar su rapto "al tercer
cielo". - Para esas fechas (1565), ya la Santa había compuesto al menos el
poema "Oh hermosura que excedéis" (carta a Lorenzo de Cepeda, del
2.1.1577).
14 "Casi" nada: corrigió
Báñez en el autógrafo, por escrúpulo teológico. Fray Luis no lo siguió (p. 186).
15 Cuando esto escribo: escribe bajo
los efectos de la gracia mística recibida esa misma mañana (cf. n. 6). - Es su
mejor recurso literario ante lo inefable del tema místico. Recuérdese lo dicho
en el c. 14, n. 8, nota 24.
16 Fuera de: a excepción de.
17 Vive contra natura: expresión
escolástica equivalente a "contra la inclinación natural". - No vivir
en sí sino en Vos: reminiscencia del pasaje de San Pablo: "vivo yo, mas no
yo..." (Gal. 2, 20). Ya lo ha testificado de sí misma en el c. 6, 9. -
Tema místico que celebrará en su poema "Vivo sin vivir en mí" (1ª
estrofa).
18 Viendo, escribió la Santa. Parece
un claro lapsus (por haplografía). Así lo entendió fray Luis (p. 188). La
lectura "viendo" tiene difícil sentido. - Sigue: cargarse muy más
pesada cruz.
19 Oh hijo mío: se dirige al P.
García de Toledo. Esta frase fue retocada en el autógrafo, y casi toda la
siguiente borrada, de suerte que se leyese: "Oh Padre mío, a quien esto va
dirigido", omitiendo "que es tan humilde, que así se quiere nombrar
(hijo)". Autora de la enmienda parece ser la misma Santa, que borrará otra
expresión similar al fin de este n. 6. - Fray Luis prefirió en ambos casos el
texto primitivo) pp. 188-189).
20 Salgo de términos: como
"salir de propósito" (cf. 13, 22), pero implicando el "salir de
razón" de la frase siguiente: "cuando el Señor me saca de mí / y de
razón".
21 Sueño lo que veo": nótese la
relación con el tema del capítulo, "sueño de potencias". Volverá a
testificar esa su situación psicológica y espiritual en el c. final: "hame
dado una manera de sueño en la vida, que casi siempre me parece estoy soñando
lo que veo" (40, 22; y c. 38, 7).
22 También lo es como hijo: tachadas
por la mima Santa. Cf. nota 19.
23 Los cinco que al presente nos
amamos en Cristo: es el grupo de íntimos de esas fechas: 1562-1565. Lo forman:
García de Toledo, F. de Salcedo, D. Báñez... y quizás P. Ibáñez (aún en vida),
el maestro Daza y Doña Guiomar de Ulloa.
24 En estos tiempos se juntaban en secreto
contra S.M: probable alusión a Agustín Cazalla y sus adeptos, sospechosos de
herejía, condenados en el auto de fe del 24.5.1559. (Cf. el testimonio de Ana
de Jesús en los procesos de la Santa: BMC, t. 18, p. 471-472).
25 Digo "en secreto":
pequeña confusión de la Santa. "En secreto", ha dicho que se reunían
otros "para maldades". No "los cinco".
26 Al margen apostilló Báñez con
cierta ironía: "legant praedicatores".
27 Arriscado: arriesgado. Lo usará
de nuevo en el n. siguiente.
28 Cautiverio... vivir: la
"vida-cárcel", es tema que reaparecerá en el poema "Vivo sin
vivir en mí". Cf. Vida, 20, 25; 21, 6: "el cautiverio que traemos en
los cuerpos"; y Exc. 17, 3.
29 Esa breve conclusión del capítulo
subraya el carácter de ciertos pasajes del libro, escritos a modo de carta
reservada para el principal destinatario, P. García de Toledo: cf. 10,
Prosigue en la misma materia de
declarar este tercer grado de oración. Acaba de declarar
1. Razonablemente está dicho de este modo de oración
y lo que ha de hacer el alma o, por mejor decir, hace Dios en ella, que es el
que toma ya el oficio de hortelano y quiere que ella huelgue. Sólo consiente la
voluntad en aquellas mercedes que goza. Y se ha de ofrecer a todo lo que en
ella quisiere hacer la verdadera sabiduría, porque es menester ánimo, cierto.
Porque es tanto el gozo, que parece algunas veces no queda un punto para acabar
el ánima de salir de este cuerpo. ¡Y qué venturosa muerte sería!
2. Aquí me parece viene bien, como a vuestra merced
se dijo (2), dejarse del todo en los brazos de Dios. Si quiere llevarla al
cielo, vaya; si al infierno, no tiene pena, como vaya con su Bien; si acabar
del todo la vida, eso quiere; si que viva mil años, también. Haga Su Majestad
como de cosa propia; ya no es suya el alma de sí misma; dada está del todo al
Señor; descuídese del todo.
Digo que en tan alta oración como ésta, que cuando la
da Dios al alma puede hacer todo esto. Y mucho más que éstos son sus efectos. Y
entiende que lo hace sin ningún cansancio del entendimiento. Sólo me parece está
como espantada (3) de ver cómo el Señor hace tan buen hortelano y no quiere que
tome él trabajo ninguno, sino que se deleite en comenzar a oler las flores; que
en una llegada de éstas, por poco que dure, como es tal el hortelano, en fin
criador del agua, dala sin medida, y lo que la pobre del alma con trabajo por
ventura (4) de veinte años de cansar el entendimiento no ha podido acaudalar,
hácelo este hortelano celestial en un punto (5), y crece la fruta y madúrala de
manera que se puede sustentar de su huerto, queriéndolo el Señor. Mas no le da
licencia que reparta la fruta, hasta que él esté tan fuerte con lo que ha
comido de ella, que no se le vaya en gustaduras (6) y no dándole nada de
provecho ni pagándosela a quien la diere (7), sino que los mantenga y dé de
comer a su costa, y quedarse ha él por ventura muerto de hambre.
Esto bien entendido va para tales entendimientos (8),
y sabránlo aplicar mejor que yo lo sabré decir, y cánsome.
3. En fin, es que las virtudes quedan ahora más
fuertes que en la oración de quietud pasada, que el alma no las puede ignorar
(9), porque se ve otra y no sabe cómo. Comienza a obrar grandes cosas con el
olor que dan de sí las flores, que quiere el Señor se abran para que ella vea
(10) que tiene virtudes, aunque ve muy bien que no las podía ella ni ha podido
ganar en muchos años, y que en aquello poquito el celestial hortelano se las
dio. Aquí es muy mayor la humildad y más profunda que al alma queda, que en lo
pasado; porque ve más claro que poco ni mucho hizo, sino consentir que la
hiciese el Señor mercedes y abrazarlas la voluntad.
Paréceme este modo de oración unión muy conocida de
toda el alma con Dios, sino que parece quiere Su Majestad dar licencia a las potencias
para que entiendan y gocen de lo mucho que obra allí (11).
4. Acaece algunas y muy muchas veces, estando unida
la voluntad (para que vea vuestra merced puede ser esto, y lo entienda cuando
lo tuviere; al menos a mí trájome tonta, y por eso lo digo aquí), vese claro
(12) y entiéndese que está la voluntad atada y gozando; digo que "se ve
claro", y en mucha quietud está sola la voluntad, y está por otra parte el
entendimiento y memoria (13) tan libres, que pueden tratar en negocios y entender
en obras de caridad.
Esto, aunque parece todo uno, es diferente de la
oración de quietud que dije (14), en parte, porque allí está el alma que no se
querría bullir ni menear, gozando en aquel ocio santo de María; en esta oración
puede también ser Marta (15). Así que está casi obrando juntamente en vida
activa y contemplativa, y entender en obras de caridad y negocios que convengan
a su estado, y leer, aunque no del todo están señores de sí, y entienden bien
que está la mejor parte del alma en otro cabo. Es como si estuviésemos hablando
con uno y por otra parte nos hablase otra persona, que ni bien estaremos en lo
uno ni bien en lo otro.
Es cosa que se siente muy claro y da mucha
satisfacción y contento cuando se tiene, y es muy gran aparejo para que, en
teniendo tiempo de soledad o desocupación de negocios, venga el alma a muy
sosegada quietud. Es un andar como una persona que está en sí satisfecha, que
no tiene necesidad de comer, sino que siente el estómago contento, de manera
que no a todo manjar arrostraría; mas no tan harta que, si los ve buenos, deje
de comer de buena gana. Así, no le satisface ni querría entonces contento del
mundo, porque en sí tiene el que le satisface más: mayores contentos de Dios,
deseos de satisfacer su deseo, de gozar más, de estar con El. Esto es lo que
quiere.
5. Hay otra manera de unión, que aún no es entera
unión, mas es más que la que acabo de decir, y no tanto como la que se ha dicho
de esta tercera agua (16).
Gustará vuestra merced mucho, de que el Señor se las
dé todas si no las tiene ya, de hallarlo escrito y entender lo que es. Porque
una merced es dar el Señor la merced, y otra es entender qué merced es y qué
gracia, otra es saber decirla y dar a entender cómo es (17). Y aunque no parece
es menester más de la primera, para no andar el alma confusa y medrosa e ir con
más ánimo por el camino del Señor llevando debajo de los pies todas las cosas
del mundo, es gran provecho entenderlo y merced; que por cada una es razón
alabe mucho al Señor quien la tiene, y quien no, porque la dio Su Majestad a
alguno de los que viven, para que nos aprovechase a nosotros.
Ahora pues, acaece muchas veces esta manera de unión
que quiero decir (en especial a mí, que me hace Dios esta merced de esta suerte
muy muchas), que coge Dios la voluntad y aun el entendimiento, a mi parecer,
porque no discurre, sino está ocupado gozando de Dios, como quien está mirando
y ve tanto que no sabe hacia dónde mirar; uno por otro se le pierde de vista,
que no dará señas de cosa. La memoria queda libre, y junto con la imaginación
(18) debe ser; y ella, como se ve sola, es para alabar a Dios la guerra que da
y cómo procura desasosegarlo todo. A mí cansada me tiene y aborrecida la tengo,
y muchas veces suplico al Señor, si tanto me ha de estorbar, me la quite en
estos tiempos. Alguna veces le digo: "¿Cuándo, mi Dios, ha de estar ya
toda junta mi alma en vuestra alabanza y no hecha pedazos, sin poder valerse a
sí?". Aquí veo el mal que nos causa el pecado, pues así nos sujetó a no
hacer lo que queremos de estar siempre ocupados en Dios.
6. Digo que me acaece a veces (19) y hoy ha sido la
una, y así lo tengo bien en la memoria que veo deshacerse mi alma, por verse
junta donde está la mayor parte (20), y ser imposible, sino que le da tal
guerra la memoria e imaginación que no la dejan valer; y como faltan las otras
potencias, no valen, aun para hacer mal, nada. Harto hacen en desasosegar. Digo
"para hacer mal", porque no tienen fuerza ni paran en un ser (21).
Como el entendimiento no la ayuda poco ni mucho a lo que le representa, no para
en nada, sino de uno en otro, que no parece sino de estas maripositas de las
noches, importunas y desasosegadas: así anda de un cabo a otro. En extremo me
parece le viene al propio esta comparación, porque aunque no tiene fuerza para
hacer ningún mal, importuna a los que la ven.
Para esto no sé qué remedio haya, que hasta ahora no
me le ha dado Dios a entender; que de buena gana le tomaría para mí, que me
atormenta, como digo (22), muchas veces. Represéntase aquí nuestra miseria, y
muy claro el gran poder de Dios; pues ésta, que queda suelta, tanto nos daña y
nos cansa, y las otras que están con Su Majestad, el descanso que nos dan.
7. El postrer remedio que he hallado, a cabo de
haberme fatigado hartos años, es lo que dije en la oración de quietud: (23) que
no se haga caso de ella más que de un loco, sino dejarla con su tema, que sólo
Dios se la puede quitar; y, en fin, aquí por esclava queda. Hémoslo de sufrir
con paciencia, como hizo Jacob a Lía, porque harta merced nos hace el Señor que
gocemos de Raquel (24). Digo que "queda esclava", porque, en fin, no
puede por mucho que haga traer a sí las otras potencias; antes ellas, sin
ningún trabajo, la hacen venir muchas veces a sí. Algunas, es Dios servido de
haber lástima de verla tan perdida y desasosegada, con deseo de estar con las
otras, y consiéntela Su Majestad se queme en el fuego de aquella vela divina,
donde las otras están ya hechas polvo, perdido su ser natural, casi estando
sobrenatural (25), gozando tan grandes bienes.
8. En todas estas maneras que de esta postrera agua
de fuente he dicho (26), es tan grande la gloria y descanso del alma, que muy
conocidamente aquel gozo y deleite participa de él el cuerpo, y esto muy
conocidamente, y quedan tan crecidas las virtudes como he dicho (27).
Parece ha querido el Señor declarar estos estados en
que se ve el alma, a mi parecer, lo más que (28) acá se puede dar a entender.
Trátelo vuestra merced (29) con persona espiritual que haya llegado aquí y
tenga letras. Si le dijere que está bien, crea que se lo ha dicho Dios y
téngalo en mucho a Su Majestad; porque, como he dicho (30), andando el tiempo
se holgará mucho de entender lo que es, mientras no le diere la gracia (aunque
se la dé de gozarlo) para entenderlo. Como le haya dado Su Majestad la primera
(31), con su entendimiento y letras lo entenderá por aquí.
Sea alabado por todos los siglos de los siglos por
todo, amén.
NOTAS CAPÍTULO 17
1 En el autógrafo otra mano tachó
daño, y escribió impredimento. - Fray Luis trascribió daño (p. 190).
2 Sigue dirigiéndose a García de
Toledo. Nuevas alusiones a los nn. 2 (al final), 4 y 8. - Como a v.m. se dijo:
probable alusión a pláticas espirituales tenidas con él.
3 Está como espantada el alma. -
Refiriéndose a la misma alma, escribirá a continuación varias veces él por
ella.
4 Con trabajo por ventura: quizás
con trabajo de... (de nuevo al final del párrafo). - Los veinte años de cansar
el entendimiento en la oración: alude nuevamente al caso personal de la Santa
(cf. 4, 3; 4, 7; 4, 9, etc...).
5 En un punto: en un momento.
6 Gustaduras: gastar en catar, o en
dar a probar.
7 Ni pagándosela (a ella, aquel) a
quien se la diere... Sigue desarrollando la imagen-refrán de las
"gustaduras".
8 Bien entendido, es decir, bien
explicado o dado a entender (cf. 19, 13). - Por tales entendimientos: bondadosa
alusión a los "inteligentes letrados" con quienes viene dialogando
(cf. 15, 16: "letrados muy letrados").
9 Que el alma no las puede ignorar:
palabras tachadas en el autógrafo por Báñez (?), quien redondeó así la frase:
"porque se ve otra (el alma)". Fray Luis descifró las palabras
tachadas y las mantuvo en su texto (p. 192). La corrección de Báñez está
motivada por un escrúpulo teológico: era arriesgado afirmar que el alma posee
la certeza de sus propias virtudes sobrenaturales. Idéntico purismo teológico
motivó las tres correcciones que siguen en este n. y en el siguiente.
10 Para que ella vea: Báñez (?)
enmendó el "vea" en "crea". - Fray Luis adoptó la enmienda
de Báñez (p. 192). Se trata de tener certeza y evidencia, o no tenerlas. - La
Santa es constante en afirmar que "ve muy bien", "ve más
claro" (en este mismo n.), o "se ve claro" (en el n. 4).
11 Quiere decir: esta oración es
unión de toda el alma, pero las potencias de ella, aunque unidas, no se
suspenden, sino que "entienden y gozan" de lo que Dios
"obra" en ellas.
12 Vese claro: Báñez (?) intentó un
arreglo de estas palabras, y luego las borró. Fray Luis optó por trascribir:
"conócese" (p. 193). - Idéntica situación en la línea siguiente: la
Santa reafirma que "se ve claro"; Báñez lo tacha; fray Luis trascribe
"digo que se conoce" (ib.). - Sigue de por medio el escrúpulo
teológico de la certeza de lo sobrenatural debatida en el Concilio de Trento.
13 Entendimiento y memoria: o bien
"imaginación y memoria", como anticipó en el título del capítulo, y
de nuevo en los nn. 5 y 6. En Moradas 5, 3, 10 confesará que no sabe
"entender las diferencias de potencias e imaginación".
14 Lo dijo en c. 14, n. 2.
15 El sentido es: allí (en la
oración de quietud: c. 14, 2) está... en ocio... de María: en cambio, en esta
oración (del c. 17) es también Marta, juntando vida activa y contemplativa. -
Alusión al pasaje evangélico de Lc. 10, 38-42. - María y Marta simbolizan
tradicionalmente "contemplación y acción".
16 Distingue, por tanto, tres
maneras de unión: la que acaba de decir (grado ínfimo: n. 4), otra superior,
pero que aún no es "entera unión" (n. 5), y la unión plena
("entera unión") de que habló en el c. 16 (= 3ª agua). Gustará v.m.:
alude a García de Toledo.
17 Interesante gradación de
"tres gracias" o triple dotación, desde la experiencia mística hasta
la expresión literaria: experimentar, entender, expresar. En la moderna
psicología corresponden a los tres momentos: sentir, entender, comunicar. Parcial
coincidencia con un texto de Osuna en el "Tercer Abecedario", tr. 3,
c. 2. Cf. c. 12, nota 24.
18 Memoria... imaginación: cf.
supra, nota 13. - Ella... se ve sola: alusión a la imaginación.
19 Lo venía diciendo en el n. 5. -
Hoy ha sido una de esas veces.
20 Es decir: desea vivamente que
toda su alma se halle unida (o reunida) allí donde está la mayor parte del alma
misma. En el n. 4 había asegurado "entender bien que está la mejor parte
del alma en otro cabo..."
21 Ni paran en un ser: carecen de estabilidad
(cf. c. 5, nota 16). - A continuación: no para en nada, aludiendo a
"memoria e imaginación". (Cf. c. 14, n. 3: "memoria o
imaginación").
22 Como digo: en el n. 5.
23 Dije en la oración de quietud: c.
14, 3; c. 15, nn. 6.7 y 9, aunque allí parece referirse al entendimiento, pero
téngase en cuenta el oscilante léxico psicológico de la Santa (cf. Moradas, 4,
c. 1, título). - Dejarla con su tema, que sólo Dios se "la" puede
quitar: la tema (femenino).
24 Lía y Raquel: alusión a Génesis
29, 16 ss. Lía y Raquel, como Marta y María, simbolizan la vida activa y la
contemplativa.
25 Casi estando sobrenatural: uso
adverbial del adjetivo "sobrenatural", como hará en otros pasajes (c.
28, nn. 2 y 9; 29, 7; y Moradas 6, 4, 8). - El "casi" lo añadió la
Santa en un segundo momento al margen del ms. (evidente eco de los escrúpulos
de sus teólogos asesores). Fray Luis trascribió: "casi perdido su ser
natural estando sobrenaturalmente" (p. 197). - En la serie de imágenes:
"se queme en el fuego de aquella vela divina", "están hechas
polvo", "perdido su ser natural"... se intenta describir un
estado místico a base de la comparación con la mariposa importuna de las
noches, apenas desarrollada en el n. anterior, y que luego utilizará en el c.
18, n. 14, y más ampliamente en las Moradas quintas y sextas.
26 En el n. 5. Ver nota 16.
27 En el c. 16, 3; y 17, 2-3.
28 Lo más que acá se puede dar a
entender: Báñez (?) tachó "lo más que" y escribió en el autógrafo:
"como acá se puede...". Fray Luis fue fiel al autógrafo (p. 198).
29 Vuestra merced: como al principio
del capítulo, alude a García de Toledo. Inicia así el epílogo del cap., como en
otros casos (cf. 16, 8).
30 En los nn. 4 y 5.
31 Como le haya dado S.M. la primera gracia: alude a las tres gracias mencionadas en el n. 5 (nota 17).